jueves, 20 de febrero de 2014

¡Soy un hombre!

Una se hallaba ajena a los efectos del pasado recopilando papelejos desde el año 2009 cuando encontró esta preciosa mañana de Febrero un sobre sobre el felpudo de la entrada que le daría un vuelco a su vida: mi partida de nacimiento.

¿Por qué recopilo papelotes desde 2009? no es por capricho ni por un nuevo hobbie ni una manía de coleccionista recién encontrada o un ataque de Síndrome de Diógenes. 

Es que a esta que aquí calza le ha llegado la hora, de una vez por todas de decir basta y sacarse la ciudadanía Irlandesa. Para ello tengo que demostrar que he vivido en el país al menos los últimos cinco años y remitir tres pruebas de cada año en forma de extracto bancario, facturas de la electricidad, gas, papeles de Hacienda, etc. Que una, para más inri, hizo acopio de papelitos y papelones hasta Enero del año pasado, guardando recibos y demás desde el 2007 por lo menos. Pruebas que acabaron en una bolsa de reciclables durante la mudanza, sin pensar yo que me pedirían tanta cosita.

Y ahora ha llegado el momento de demostrarlo todo y voy encontrando cosillas aquí y allá... ¿Y por qué ahora? ¿Por qué no antes? Bueno, comencé los procedimientos dos veces con anterioridad, en la primera ocasión no envié unos papeles a tiempo porque los perdí y se me pasó el plazo. La segunda vez comencé el papeleo poco antes de la mudanza y detuve todo el proceso hasta estar asentada y tener una dirección en Cork y un contrato vigente de piso para demostrar mi residencia. En enero de ese mismo año cambiaron todas las normativas y formularios y el año pasado, como bien sabéis, prácticamente dejé aparcada mi vida.
Ahora que recupero la normalidad, me dedico de nuevo a ello y para finales de Marzo espero enviar todo (tardan casi un año en procesarlo). Repito mi cuestión anterior... ¿Por qué ahora?

Porque visto que Suecia ha parado los pies a la libre circulación (en su derecho, si tenemos en cuenta que no es miembro de pleno de la UE), y que Bélgica expulsa a los extranjeros que no trabajen durante tres meses y UK tiene intenciones también de parar la inmigración, una prefiere cubrirse las espaldas. Que el día menos pensado nos cierran fronteras y los que estemos dentro nos quedamos en un limbo y temblando, sin importar que ya lleves aquí casi la mitad de tu vida. O peor aún, que a pesar de haber cotizado aquí 17 años, hagan recortes y digan que el paro es solo para los nacionales... y a mí estas cosas me dan la risita floja cuando una ya tiene el pasaporte irlandés en la mano para darle a alguien un zas en toda la boca.

Y hoy, casi me pienso que además de los chorropocientos mil papeles que tengo que presentar, tendré que pasar un exámen médico porque cuando me ha llegado el certificado de nacimiento en la casilla de sexo he visto un "hombre" como la copa de un pino. Y miren, yo aún hago pis sentada...

   

Luego me he dado cuenta, también, de que el Certificado me viene así en castellano. cuando yo lo había pedido plurilingüe. Algún funcionario que dijo "bah, si es ejjjpañola pa qué lo quiere en inglé, home ya, tanto trabajo, tanto trabajo..." 
Así que llamé a mamá. Que además de hacerme regalos cuasi-inútiles me va a tener que ir a pedir un certificado en condiciones porque si vuelvo a pedir otro hoy lo más seguro es que me lo vuelvan a enviar en español o, como le ha pasado a una compañera de "cambio de nacionalidad", en francés. Debe ser que no saben dónde está Irlanda o no se enteran de que el idioma oficial no es ni el castellano ni el francés.
También he aprovechado para preguntarle a mi madre si "su princesita" fue antes príncipe y la sometieron a una operación ultrasecreta poco antes de nacer, aunque yo juro por las fotos en pelotas de mi más tierna infancia que nací con rajita, esa que les muestro sin ningún pudor para que sirva de prueba (o me operaron recién nacida, vaya usted a saber).


Dice mi madre que pone Hembra, que era aquello que se estilaba en los registros en los albores de 1970, cuando esta asexada vino al mundo. Y que a los nenes los inscribían como "machos". Macho y hembra, hembra y macho. Miren que bonito. 
Yo no estoy muy convencida...

Tengo otro certificado de nacimiento expedido en 2001 para otra transacción rara que hice por aquel año y aseguro que ahí en sexo pone: Mujer. Vamos mejorando. No soy una planta. 

Espero poder tener el certificado (en inglés, con el sexo que sea) antes del 20 de Marzo, día que me he cogido libre para poder tramitar todo: llevar todas mis pruebas a una oficina de soporte del inmigrante para ver si me falta algo (porque para que te empiecen a mover todo, hay que enviar una orden postal de 175 euros que no te devuelven si te falta algo y no lo produces), y he de llevar certificado y pasaporte a sellar por un notario (20 euros, esto no es mucho). Y si el certificado no se lo dan a mi progenitora en perfecto inglés, tendré que pagar por una traducción jurada (entre 40-50 euros). Y, cuando tenga todo todo aprobado y haya de ir a jurar mi nueva nacionalidad para que me den un papelito que diga que soy Irish y tengo los mismos derechos que el guiri y pueda -por fin- votar al político que más rabia me dé para que me robe los dineros con mi consentimiento, entonces tendré que soltar otros 950 lereles más 75 cuando me saque el pasaporte irlandés (y dejo fuera el coste de las fotos y de la noche de hotel más comidas y transporte el día que tenga que ir a jurar a Dublín). ¡Ay, que voy a jurar bandera, como un soldadito! 

Soy el novio de la muerteeeeeeee

¿Será verdad que soy hombre y no hembra?

jueves, 13 de febrero de 2014

Las aventuras sin fin de un gato ciego y compañía

Creo que me estoy convirtiendo en la Señora de los Gatos. Yo antes vivía entretenida con lo que pasaba en mi calle de Limerick, como Vieja del Visillo, con los accidentes en la intersección y los bomberos cada dos por tres en la calle vecina. Pero claro, me he mudado a un barrio que en sí es como un pueblo, donde casi nunca pasa nada... Bueno sí, hace unas semanas, a eso de las 11 de la noche vinieron los bomberos porque les habían llamado que salía humo de dos casas más abajo pero parece ser que fue una llamada malintencionada porque ni humo ni fuego, ni nada (afortunadamente).

Igual acabo como Eleanor Abernathy, la señora loca que arroja gatos en Los Simpson. Porque ganas no me falta de arrojar lejos a más de uno... ¡esto es una invasión!

Empeamos siendo adoptados por una gata blanca a la que yo sigo llamando Pirracas y el guiri ha rebautizado como "Miau-Miau" porque ella pide por esa boquita. Conmigo se llevaba de fábula pero ahroa definitivamente se ha encoñado con el guiri y a mí solamente me deja acariciarla cuando quiere comida.

Miau-Miau se sabe mis horarios y me espera cuando bajo a desayunar, cuando bajo a comer y en mi segundo break, y luego cuando llega el guiri sobre las cuatro ya no se mueve de casa. Primero se encariñó con la silla de la cocina...


Ahí se echaba siestas napoleónicas, y a menudo teníamos que azuzarla para que cogiera las de villadiego y se fuera a dormir con la familia que la estaría echando de menos. Pero estos días, con la tormenta y el frío descomunal que ha hecho, nos ha dado pena y la hemos dejado dentro hasta que el guiri se ha ido a la cama, a eso de la 1.30-2 de la madrugada, pero tenemos miedo de que si la dejamos dentro toda la noche,  empiece a maullar a las cuatro de la mañana y se arme la de San Quintín. Eso sí, ella lo intenta, acoplándose en el sillón a sus anchas...


Y luego está el gato ciego, Blindy (antiguamente conocido como Pascualín). Llegó casi a la vez que Pirracas-Miaumiau, y le eché la bronca al guiri por darle de comer, porque era un gato feo y tuerto que me daba repelús y a quien le faltaba un diente y no paraba de llorar como un cretino. ¡Y qué es esto de que venga uno y se traiga al amigo a comer también! Pero al final comprendimos de que este pobre minino es el más castigado de la gatería, que está compuesta por 5 gatos en total. Creemos que Miau-Miau y Blindy son hermanos, y desde luego Miau-Miau le cuida y le da cariñitos.



Con Blindy nos empezamos a encariñar (sobre todo yo) cuando el guiri se atrevió a acariciarlo un día y no solo le dejó sino que pidió más, y a veces viene ya no buscando comida sino arrumacos. Mientras que Miau-Miau no nos dejó tocarla hasta pasadas unas buenas semanas de alimentarla a diario 3 veces, Blindy se deja tocar sin tapujos y te pide más. Incluso la semana pasada me dejó cogerlo y tenerlo todo a lo largo, con su cabecita en mi hombro. Es un amor de gato, y el pobrecito, tuerto de un ojo y ciego del otro, me da mucha penita. La idea es cogerlo un día y con la ayuda de una amiga voluntaria en una asociación de animales llevarlo a un veterinario a desparasitarlo y a ser posible acostumbrarlo poco a poco a la casa y adoptarlo a tiempo completo. Porque lo que tenemos claro es que si nosotros no lo hubiéramos alimentado, se habría muerto hace ya tiempo. 




Si Blindy y Miau-Miau son hermanos, la diferencia de tamaño es considerable y hasta hace poco ha estado muy desnutrido (ahora le doy ración doble de comida y treats). Y estamos convencidos de que son hermanos porque ambos comparten colores y porque los "padres" están también tomando el solete sobre el techo de mi cuarto de baño y utility room cuando pueden (o espiando en las sombras a ver si pueden robar comida). 


Del gato negro hablaremos luego. Ahroa me concentraré en el del medio, que es grisáceo y en el de color rojizo que creemos son los padres de Blindy y Miau-Miau porque esos son los colores que ambos tienen. El pelaje de Blindy es gris estriado con las patitas blancas y mechas rojizas en la cabeza y Miau-Miau es banca con gris sobre la cabeza, la cola y manchas aquí y allí y unas mechitas rojas mezcladas con el gris de la cabeza y un parche rojizo tras una pierna. Al gato gris se le ve poco, de hecho ya hace un par de semanas al menos que no le veo. La roja es preciosa y super tranquila. Ni se acerca demasiado, ni pide, ni maúlla, ni da por saco.


El gato negro es otro cantar. Es un completo psicópata, un gato-vampiro que tiene los colmillos demasiado alargados y finos y cuando cierra la boca le sobresalen sobre los labios. Y es feo de narices. Y malvado. Con esa maldad psicopática que no necesita un motivo. Suele colocarse en el tejado y mirarte desde arriba, maullando para pedirte comida. Y cuando lo ignoras, te bufa. Y no solo te bufa sino que ataca a los otros gatos, sin otra razón que los celos. 


La semana pasada durante mi media hora de comida, como me tocó el lunch temprano y no tenía mucha hambre, estuve jugueteando con Blindy. De hecho fue el día que lo cogí en mis brazos. Le dí más de media lata de comida y me quedé allí con él hasta que terminó porque el otro esperaba arriba de las escaleras del jardín contiguo, por donde tiene que regresar luego Blindy a donde sea que pase el resto del día. Así que cuando acabó mi media hora de almuerzo subí a mi estudio/odicina, cuya ventana da a mi patio y Blindy estuvo un buen rato llorándole al negro cabrón para que le dejara pasar. Este lo intimidaba acercándose cada vez más hasta que se enzarzó con él con garras y dientes rodando por la hierba. Ni mis gritos por la ventana (que pa qué le grito yo a un gato que no me entiende) ni loi primero que encontré a mano que le tiré y no hizo diana (estaban demasiado lejos, pero digo igual con el ruido lo deja en paz) lograron nada. Tiré mis auriculares sobre la mesa y a pesar de arriesgarme a que me entrara una llamada y no estuviera en mi puesto, bajé pero ya se habían ido.
Y todo, ¿por qué? porque el Gato Negro es el candidato ideal para un casting de película de terror y porque es el rey del mambo, el bully de la manada.




Es sucio y feo, feo de cojones. Y no me cabe la menor duda de que la ceguera de Blindy está causada por este... este... belcebú felino.

Y claro, como me paso ocho horas sentada frente al ordenador y una ventana de cara al patio/traseras de las casas, me observo su vida en la distancia, molestando al perro de los polacos, tomando el sol en el tejado de mi baño o en la ventana que da sobre mi escalera, peleándose por los matorrales o simplemente... gatuneando.

Y a mí no me gustaban los gatos... 


lunes, 3 de febrero de 2014

Soy nena de Franco

(...que no franquista).

Explico: a mí los regalos de Reyes me llegan ya cuando nadie se acuerda de que la Navidad quedó atrás hace solo unas semanas (sí, siempre me llegan sobre Febrero, y los de mi cumpleaños en Marzo casi un mes más tarde. Yo para chinchar hago lo mismo y mando los regalos cuando me sale del chirri. He dicho).

Y si hace poco más de una semana me llegaban los de mis padres con unos cuantos regalos para la caja de los regalos inútiles (sí, lo sé, tengo que hacer post al respecto), los de mi hermana han sido simplemente maravillosos (excepto por mandarme el Cd del petardo de Alborán, que no me gusta nada de nada, ni es mi estilo, ni soy tan moñas).

Y entre los regalos había un libro que no conocía y que se suma a la larga lista de libros que mastican la nostalgia y nos hacen regresar a tiempos pasados. Solo que con mucha calidad, ni medias tintas ni por entregas. Se trata del libro de Xavier Gassió (Planeta), Los niños de Franco. Libro que viene acompañado de un dvd del NODO).


Además de la seguridad de que el libro está escrito por un profesional y viene acompañado de imágenes de calidad, no es un simple recorrido por la tele, los programas o no sé... cuatro cosillas grises. No se centra en unos años específicos, y hay una mezcla de todas las décadas durante las cuales Franco gobernó y los niños eran niños. Y de este modo, me encuentro con cosas totalmente desconocidas para mí por no haber ni siquiera "pensado" en nacer y otras que recuerdo de oídas de boca de mis padres, abuelos o mi tío. De hecho, hay muchas cosas que conservo, como libros de mi madre del colegio (la famosa Enciclopedia Alvarez, la original no el facsímil), fotos de eventos, cómics (por supuesto), álbumes de cromos y postales de famosos, entre otros.

Y es que no deja tema sin tocar: medicinas y sus anuncios, bebidas, jueguetes, tebeos de niños y de adultos, el cine, los programas de la tele, la sexualidad vista en aquellos años, la visión de la religión (o su interpretación), los libros, la música, la radio, las costrumbres domingueras y dominguiles, las vacaciones, las festividades varias a lo largo del año y esas costumbres arcaicas, algunas de las cuales ahora huelen a alcanfor, la moneda, lo tickets de bus, lotería y el aguinaldo...

Todo contado de manera factual pero totalmente amena y sin caer en la facilidad de la crítica política. 

Después de todo, la mente de un niño se llena de juegos, de olores, de melodías y de borrosas imágenes que a veces no estamos seguros de que existieran. Y lo hicieron. Porque en la mente de un niño, Franco era ese señor que aparecía en la tele, en los sellos y en las monedas y así es como debe ser. Y lo que nos queda, como niños, es un recuerdo indeleble y nostalgico. No de que tiempos pasados fueron mejores. Solo inocentes.