miércoles, 8 de abril de 2009

LA YAYA

La había imaginado dulce y conservadora. Vestida en uno de aquellos trajecitos floreados que tanto favorecían las mujeres de su edad. Porque su voz sonaba melosa, con un deje inglés y fino. Casi aristocrático. Incluso me imaginé sus cabellos, en cortas ondas teñidas de dorado alrededor de la cabeza, a lo Thatcher. O quizás con un moñito de pelo blanco. A lo abuelita inglesa con su andar cansado y su cesta con la calceta.
Había sonado el teléfono de casa, algo extraño, porque casi nadie conoce mi número. Sólo se lo di a los más allegados. Si han de contactarme, que lo hagan al móvil, es lo que siempre digo. Titubeante, descolgué el auricular.
-¿Margaret? -la voz casi estridente espetó desde el otro lado. Parecía la voz de Matt Lucas en el sketch de Little Britain llamando a la Margaret de trastienda.
-No, lo siento. Tiene el número equivocado.
-Ay, vaya por dios -suspiró con calma-, muchas gracias, lo siento.
-Nada. No hay de qué.
No acababa de volverme hacia la cocina cuando el aparato volvió a sonar.
-¿Sí?
-¿Margaret?
-Humm... No, ha llamado de nuevo al mismo número.
-Oh, querida, lo siento muchísimo...
-No tiene importancia.
Al día siguiente, sobre la misma hora, volvió a llamar.
-¿Margaret?
-No, no. Ha llamado usted al mismo teléfono de ayer.
-Oh. Querida. Vaya. Por Dios. ¿Es ése el 444...?
-No, es 414...
-Oh. Siento importunarla, querida.
Cinco minutos y el teléfono vuelve a sonar.
-¿Margaret?
-Amps... nop.
-Oh. Oh. No sé qué estoy haciendo mal. Vaya por Dios. A estas alturas ya casi siento que te conozco.
-No se preocupe.
Pasaron unos días y no volvió a llamar. La curiosidad me corroía. Me preguntaba si había contactado al fin con la mencionada Margaret, y las imaginaba quedando en un tea-room con un jardincito soleado, comiendo pastitas y sorbiendo té. Una semana después, su dulce voz me llenó el oído de nuevo.
-¿Margaret?
-Er... Sí -dije por ver si me enteraba de algo.
-¡Que te den por culo, hija de la gran puta! ¡Como coja a tu perro le retuerzo el jodido pescuezo, que llevo un mes sin dormir con sus ladridos! ¿Me oyes, hija de perra?
Colgué y desconecté el teléfono. Jamás lo he vuelto a conectar. Vivan las abuelitas indefensas...

15 comentarios:

  1. jajaja creo que mi siniestra risa se ha oido en todas las paredes del castillo, muy bueno el post!:D

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  2. Pos es real como la vida misma...

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  3. Jajajajajaja, es que me lo imagino, ya desde que has puesto la comparación de Matt Lucas en Little Britain llamando a la siempre invisible Margaret de la trastienda, tan suavecito, inclinándose ligeramente hacia atrás... Pero vestida con moño, toquillita y taca-taca... Jajajajaja. Lo que yo digo, la realidad supera la ficción...

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  4. JAJAJ me ha recordado al famoso ´´encarnaaa...que tengo una empanailla haciendo la mili en mostoles...´´jajajaj de los queridos josema y millan jajaja mu bueno´´ margaret´´ jajaja

    siempre me haces reir
    gracias
    conchi

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  5. Me ha hecho mucha gracia el final inesperado de la narración. Gracias y un cordial saludo, Candela

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  6. Ja, ja, ja. Qué buena la abuela. Menudo carácter. Un relato muy bueno.
    Saludos desde La ventana de los sueños, blog literario.

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  7. vaya con la abuelita! parecía tan educadita, y vaya lengua que tenía! :D muy divertido el relato, ruth.

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  8. Dios mio... que mala pecora...
    Fiate tú de las abuelitas desvalidas, jajaja
    Esta seguro que es familia de la dueña de mi bazar, jajaja
    Besinos guapa.

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  9. Jajajajaja, genial Candela jajajaja

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  10. Muy bueno.... y tu imaginandotela desvalida y achacosa,buscando desesperadamente a "margaret"....
    vamos que si me pasa a mi me cambio de numero de telefono,de casa y hasta de ciudad y no te digo mas....

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  11. Claro, M. Jose, por eso me cambie de piso y he cancelado la linea, jajajajaja

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  12. Vaya relato, parece sacado de una novela de misterio, hasta el final pensaba, pobre mujer, que no encuentra a la tal Margaret, pero el final a sido, inesperado, que lengua tiene la abuelita, jaja.

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  13. Jajajjaja, caray con la "abuelita indefensa". Parecía que buscaba desesperadamente a una amistad y lo que buscaba era VENGANZA, jajajjaja

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  14. JAJAJAJAJJAJAJAJA eso la pasa ala otra por cotilla jajajajaja que bueno¡¡¡.

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  15. XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

    Casi me muero de la risa, simplemente ¡genial!

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¡A ver qué me dices!