lunes, 29 de junio de 2009

MI COULROFOBIA

Nunca lo he hablado abiertamente, quizá porque no hay mucho de lo que hablar. Hay personas que tienen miedos, temores, complejos. Y personas que sufren fobias. Yo tengo dos fobias y muchas manías. Con mis manías estoy feliz: sé que a estas alturas de la vida no voy a cambiarlas. De las fobias, una la tengo controlada. La otra la puedo evitar.
Yo nunca padecí de claustrofobia. De pequeña podía pasarme horas encerrada en el armario jugando con mi hermana, o intentando descrubrir las archisecretas Cuevas de Mariamoco. Vivíamos en un décimo piso y los ascensores nunca me han dado miedo ni me he sentido "oprimida".
Sin embargo, algo en 1995 me empujó al lado más oscuro de mi mente. Un traumático divorcio me llevó a sufrir ataques de pánico que derivaron en un irracional miedo a los espacios cerrados. Terapeuticamente hay muchas ayudas disponibles y, simpre en secreto, porque ir a ver a un "loquero" está mal visto (aquí), tengo esta fobia más o menos bajo control. Pero no es fácil.
Los ascensores siguen sin darme miedo. Nunca lo hicieron ni en el peor momento de mi fobia, tal vez porque estoy tan acostumbrada a ellos. Pero en otros lugares, tengo que estar perfectamente alerta de dónde están las puertas de entrada y/o salida y ubicar las ventanas, de haberlas. Hace años íbamos a una discoteca/bar al final de la noche que estaba en el primer piso de un viejo edificio (había varios niveles de acuerdo a la música). En el primer piso la música era estridente, heavy metal, goth, trash, death metal... El techo (bastante bajo) y las paredes estaban pintadas de negro, las ventanas tapiadas con tablones de madera. Me sentía totalmente atrapada, sin aire... No me gustaba el sitio y a veces les hice abrir al menos una ventana. Siempre dependía de quién estuviera tras la barra esa noche para ver mis fantasmas regresar a su rincón o no. El guiri ni quería oír hablar de ello, pensaba que el lugar no me gustaba por su música y que si no quería ir, me fuera a casa solita. Sus amigos siempre pensaron que era una niña posh y malcriada.
He recorrido viejas catacumbas en París y en Roma. A velocidades de huracán. En la de París, el recorrido indicaba que se tardaba una hora y media en pasearse por los estrechos túneles. Nosotros lo hicimos en 30 minutos. En Roma, a pesar de la humedad del subsuelo, acabé empapada en sudor, mordiéndome la lengua y sin perder de vista las flechitas que indicaban la salida. Allí si me faltaba el aire. Me suele pasar tambien en los parkings de centros comerciales o en cualquier tipo de parking cerrado.
Entre mis manías, que son muchas, estan la de, en la medida de lo posible, nunca sentarme con la espalda hacia la puerta en locales públicos. Me muerdo las uñas. No me gustan los gatos. Odio a la gente que usa chandalito blanco y camisetas sin manga (no de tirantes, ya me entendéis, a lo maki total). Odio a las chonis. Nunca me compraría una sudadera con capucha. No me agrada llevar vaqueros, me incomodan. Me gusta dormir en total oscuridad y siempre con una botella de Diet Coke junto a la cama. Si es desnuda, mejor. Sí, uso Chanel. Me gusta el desorden ordenado. Odio el coleslaw. Me gusta chupar ajos cuando estoy enfadada y acto seguido comer chocolate (así me acuerdo de lo estúpido que es mi enfado y se me pasa). No me gustan las sabrinas ni los zapatos bajos. No soporto la música de pum-pun-chunga-chunga.
Pero la más extraña de mis fobias y motivo de este post es explicar mi coulrofobia. ¿La razón? Anabel y yo participamos en un certamen semanal de microrelatos llamado Extravaganzia. Su historia de esta semana es de una payasa, aunque cuando he visto la foto, no es de las que causa miedo porque es actoral, de pantomima (seguro que esta palabra no está usada correctamente). Y Anabel me dijo que sentía mucho que una mala experiencia con algún mal payaso me hubiera producido este temor descontrolado.
Pero es que jamás tuve una mala experiencia. O no lo recuerdo y permanece oculta en mi subconsciente más profundo. Eso sí, sólo estuve en el circo una vez de pequeña y fue en el circo de los Payasos de la Tele que hizo escala en Cádiz. Estos nunca me dieron miedo. Me encantaban Gabi, Fofo, Miliki, Fofito, Rudi, Milikito... Sin embargo Charlie Rivel siempre me pareció patético. Ese patetismo que me provoca un sudor frío.
Según la definición del Wikipedia, Coulrofobia es:
"la fobia o miedo irracional a los payasos . En discusiones sobre las causas de la coulrofobia, los pacientes coinciden en que lo que más les aterroriza de los payasos es el maquillaje excesivo, a menudo acompañado de la nariz roja y del color extraño del cabello, que ocultan su verdadera identidad.
Los afectados a menudo adquieren este miedo después de haber tenido alguna mala experiencia con alguno de ellos, o de haber visto un retrato siniestro en medios audiovisuales.
No todos los que sufren esta fobia experimentan el mismo grado de miedo.

Un estudio experimental que se llevó a cabo en la Universidad de Sheffield descubrió que los niños llegan a espantarse incluso si la decoración de los hospitales tiene imágenes de payasos. También puede presentarse coulrofobia ante el rostro pintado de una persona (ante la idea de esconder los rasgos bajo una capa de pintura facial)."

No soporto a estos payasos. Una vez mi hermana, conocedora de mis miedos (que nadie en casa se ha molestado jamás en tomar en serio), me regaló por mi cumpleaños una figura de un payaso de tez blanca con la cabeza, manos y pies de cerámica y el cuerpo de trapo. Nunca ha volado un payaso más rapido en caída libre desde la ventana de un décimo piso. No soporto los cuadros o postales de payasitos, por muy tiernos que sean. Me incomodarían tanto como tener una svástica en casa, que, por otro lado, no me daría tanto miedo como un payaso en total gear. Otro ejemplo fue cuando en el bloque donde vivíamos, tendría yo siete u ocho años, se celebraba el cumpleaños de una vecinita del noveno. Sus padres le habían montado una fiesta con payaso incluído. Yo llegaba de la calle con mi madre y allí estaba el susodicho, vestido, maquillado, con unos globos en la mano. Me negué a subir en el ascensor.
No tengo un motivo exacto para explicar cómo empezó o qué lo provocó. Sólo sé que no es un simple "no me gustan los payasos". Y ver imágenes como las de Polstergeit o IT, tampoco ayuda.
Pero puedo vivir con ello, porque ni me encuentro payasos en la calle a diario, ni tengo nada parecido en casa, ni voy al circo (que no me gusta), ni nada por el estilo.
Podría ser peor. Podría tenerle fobia al queso, o a las pipas. ¡Y eso sí que noooo!

15 comentarios:

  1. Me encanta el queso, en todas sus formas y variedades, excepto los de camenbert y brie, que saben a pies. En Asturias el tema queso abunda y bastente, y estan todos, sin excepción de muerte.
    Pero el tema de la coulrofobia nunca en mi vida lo había oido. Espero que poco a poco lo vayas llevando, tanto esa fobia como la de los espacios cerrados, aunque ya se que as pasado pagina hay cosas que parece no se quieren ir nunca. Entiendo tu mania de nunca estar de espaldas a una puerta, y la comparto, ja ja ja. Me pasa igual.
    Aunque me encantan las sudaderas con capucha, tengo unas cuantas, ja ja ja, pero no camisetas de maxitunning sin mangas ...
    En fin, cada no somos un mundo.
    Te podría contar yo ...
    Saludos.

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  2. Jod... no sabía que mi pánico a los payasos tenía nombre... Y me pasa como a tí, no son ni los payasos de la tele, ni los que vienen a actuar para los niños al cole o al centro cultural, como es el caso de Anabel, sino esos con peluca, nariz y a los que con tanto maquillaje no se les vé la cara, con esa sonrisa pintada que esconde Dios sabe qué... Mira, lo pienso y me estremezco... Tampoco conozco la razón. Yo lo que no aguanto es tener a alguien andando por la calle cerca de mi espalda que no conozco, o estar sentada y alguien detrás viendo lo que hago o escribo, me quedo completamente en blanco... En los exámenes eso me pasaba siempre, si se me acercaba un profesor a ver lo que estaba escribiendo, de inmediato me quedaba a cero... Y cuando voy por la calle y me pasa lo que cuento más arriba, siempre me aparto, me paro y espero a que quien sea pase, para continuar yo detrás... Creo que todos tenemos nuestro punto flaco... Pero me resulta curioso que no sea la única que no los soporta. Por cierto, XX tampoco. Fuimos las únicas dos madres que no acudimos con los niños al circo cuando llegó al pueblo, tuvieron que ir nuestros maridos con ellos, de modo que imagina...

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  3. Las fobias tienen algo de simpático en la rutina diaria, quizá por eso en casa no te lo toman tan en serio, Candela. Me alegra que mi amiga Anabel Botella esté ahí tranquilita entre tus seguidores y no la hayas echado, a pesar de hacer papel de payasa en el teatro.

    Besos!

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  4. A mi tampoco me gustan los payasos, ni siquiera los de la tele. El miedo a ellos ha sido explotado en muchisimas pelis de terror. No hay nada mas espantoso que Ronald Mc Donals

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  5. Por eso nunca como en McDonalds, jajjaja

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  6. Creo que ya te lo había comentado, pero comparto tu fobia, desde luego no sabía ni que tenía nombre, gracias por la información. Me aterran los payasos, tampoco recuerdo haber tenido ninguna mala experiencia pero no puedo verlos, ni en anuncios, películas, carteles, postales, me dan pánico, menos los payasos Miliki, fofito, etc. como a tí. También a los sitios cerrados, tanto que cuando estaba soltera, y mi cama estaba pegada a la pared, me despertaba sonánbula y tocaba la pared y me ponía histérica, me creía encerrada y tenía que venir mi familia a despertarme porque mis gritos se oían en toda la casa. Me alegra saber que no estoy sola con mis manías, jeje.
    PD: Tampoco soportos los jerseys con capucha.

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  7. Ya sabes que compartimos la mayoría de las manías, jajaja, Blas se une al club de las que mandaron a los niños al circo, en mi caso con una amiga y ya más mayores solos, que pa eso están en frente de casa, jeje
    Bssssssssssss
    Cloti

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  8. A mí no me dan miedo, pero reconozco que tampoco me gustan. Y tienes razón, Charlie Rivel tenía algo especial que a mí me producía rechazo. Lo mismo me pasa con los mimos. No me gustan nada.

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  9. me has hecho recordar a mi hermana, que tiene lo mismo que tú, miedo a los payasos

    cuando era pequeña lloraba mucho cuando veia a charlie rivel y de mayor tampoco los soporta

    asi que seguro ella te entiende bien

    un beso y no te preocupes, fobias hay miles, tantas que ni te imaginas

    yo tengo fobia a los perros, a los grupos de adolescentes juntos, a que me vea un familiar, a mis superiores...en fin a tantas cosas...

    ah, y también me muerdo las uñas...soy una nerviosa empedernida xdd

    saludos ;)

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  10. Oye, pues yo tengo fobia a las salas de cine, y eso no sé como se llama. Lo que pasa es que una vez comienza la peli, pues casi me olvido.
    Por eso voy al cine poquísimo, una lástima, pues tengo que ver las películas por otros medios.

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  11. conozco a más de una persona con fobia a los payasos. no es mi caso, aunque tampoco me agradan mucho. gaby, miliki y fofito eran originales en ese sentido, porque no iban maquillados.
    cuando era pequeño, una vez monté en el tren de la bruja, y la "bruja" en cuestión era un payaso, de los que van maquillados, y pegaba unos escobazos tremendos, y además con una cara de mala uva que espantaba. qué miedo pasé.

    en cuanto a las manías, todos tenemos las nuestras. yo detesto las camisas de manga corta, y jamás me verá nadie con una. si voy de manga corta, como es lógico en verano, voy con niqui o camiseta, pero nunca con camisa de manga corta.

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  12. Pues en eso de las camisas no eres raro, Chema. A mi no me gustan las camisas de manga cortaen hombres, las veo tan ridiculas como los Y-fronts. que horror!

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  13. No hay cosa más horrorosa que un hombre quitándose la chaqueta y descubriendo los codos al aire, aggggggggggggggggg
    Las camisas de manga corta deberían estar prohibidas, y los calcetines blancos también. ¡Incluso en Wimbledon!
    Bssssssssssss
    Cloti

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  14. Todos tenemos miedo a algo, yo tengo miedo a muchas cosas, tantas que no habria sitio para ponerlas todas, pero hay que vivir con esos miedos y si se puedes superarlos o camuflarlos o evitarlos?

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  15. A mi tampoco me gustan nada, naa los payasos, con la excepción de los payasos de la tele, esos si me gustaban, en cuanto a las camisas de manga corta en hombres yo tb. las odio...

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¡A ver qué me dices!