miércoles, 27 de enero de 2010

SINERGIA


Han pasado quince años, pero aún sufre pesadillas, aunque no siempre. Sólo cuando algo de gran sonoridad mediática tiene lugar. Ahora es la tragedia de Haití, antes pudo ser una bomba en un tren en Madrid o Londres, o un Tsunami en islas lejanas. Tampoco sabe qué provoca con exactitud que aquellos recuerdos suprimidos y congelados en lo más profundo de su retina salgan a la luz de su inconsciente mientras duerme.
No lo quiere reconocer, jamás se lo contará a nadie ni admitirá que le pasa a ella, porque sabe que su imagen se descompondría como un muñeco de nieve bajo el sol. Prefiere permanecer fría, pétrea, impertérrita. Ha trabajado a conciencia en ello. Sólo así es feliz.
Ahora sabe que lo que hizo años atrás fue de una estupidez suprema, pero en aquel momento nada le importaba, la vida había dejado de tener sentido, o eso pensaba, y por ello se lanzó de cabeza sin sopesar otro tipo de consecuencias. Atravesar media Europa rodeada de hombres en camiones color caqui no es algo que le llame la atención particularmente en la actualidad. No lo haría. Y no por el peligro asociado a dormir en medio de la nada con una docena de hombres. Eso nunca fue un problema, eran otros tiempos y confiaba en el ser humano. Hoy ya no lo hace. Pero en aquel entonces se embarcó a la aventura y a pesar de la incomodidad, de los caminos polvorientos, de las tediosas carreteras y el paisaje que casi no disfrutó, tuvo tiempo de pensar. Y sólo fue cuando tuvo el cañón -que no era en absoluto frío como describen en las noveluchas baratas- de un AK-47 contra la piel sudorosa, que supo que no deseaba morir. No de esa manera. Era demasiado curiosa y necesitaba saber qué le depararía el futuro.

De aquella salió fácilmente, con esqueletos en el armario, pero entera, y todo quedó en una anécdota que contar -y que nunca ha contado- y algunas pesadillas que olvida a las pocas horas... hasta que sufre una nueva.
Ha recorrido un largo camino y no se arrepiente de nada. No tiene miedo a ciertos estereotipos, pero tiene miedo a ver sangre. Porque una vez que hueles sangre fresca y caliente, su hedor ya no te abandona.
Y eso es todo lo que está dispuesta a reconocer.

19 comentarios:

  1. MAdre mía niña, menudo relato... Ya con la ilustración con que lo has acompañado me has dejado en el sitio!

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  2. Muy bien contado.
    Estupendo.
    Tiene la fuerza de lo contado, no de lo inventado.

    Un beso, escritora.

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  3. Excelenteeeeeeee!!!!!

    Candela, me agarraste de la nariz y no me soltaste hasta el punto final!

    Bravo guapa, bravo por tus letras!

    Un Enorme Besazo!

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  4. es un relato muy emotivo. una perfecta continuación de aquel que escribiste para albanta. me ha encantado.
    besos

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  5. He pensado que era tu historia y la guerra de los Balcanes ¿acerté?
    Bsss
    Cloti

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  6. Blas, la ilustracion la encontre de casualidad y me parecio muy adecuada para lo que es.

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  7. Gracias Alter Ego. Por un momento me he pensado que me echaba flores a mio misma, jajaja, no termino de acostumbrarme!!

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  8. Gracias, Susana, que tal el veranito Argentino? Que envidia!

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  9. Chema, gracias. Si, es un poco una especie de segunda parte. Está relacionado exactamente con lo mismo, lo has pillado del todo.

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  10. Duro y penetrante, la verdad es que estoy sorprendido.Gracias!!

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  11. clotiiiiii... no me tires de la lenguaaa...

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  12. ¡Plás plás plás!. Hacía tiempo que no leía algo tan cortito, tan intenso que me llegara tanto. Sigue dejando perlas como esta de vez en cuando, que nos vienen muy bien a todos.

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  13. No creo que nadie pueda leer tu relato y quedarse indiferente. A mi me ha erizado la piel y encogido el corazón.

    Besinos.

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  14. Una mujer atormentada... pero fuerte... transmite mucho el relato, qué voy a decir que ya no hayan dicho... bufff qué sensación de angustia, no me gustaria estar en el pellejo de tu prota.

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  15. Muy fuerte, niña y, como siempre, muy bien contado

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  16. Muy bueno, Cadela, me ha gustado un montón, aunque también me ha dado un poco de angustia.

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¡A ver qué me dices!