sábado, 17 de octubre de 2015

Amsterdam (III) RIJKSMUSEUM

Ha estado cerrado, creo recordar, durante algún tiempo, pero vuelve a estar operativo. El Rijksmuseum es toda una joya, un tesoro, y no solo por las obras maestras que contiene. Arquitecturalmente hablando es una maravilla.


El museo es amplio, tranquilo y poco bullioso. A diferencia del Museo de van Gogh o de la casa de Anne Frank, no es necesario coger tickets online a no ser que se vaya a visitar Amsterdam en las épocas más fuertes de Julio y Agosto. Yo llegué sobre las 10am y no había cola alguna para adquirir la entrada, y tampoco demasiada gente en el museo. De hecho en la planta baja, donde comencé mi recorrido, apenas me crucé con unas cinco personas. La planta baja comprende arte desde el año 1100 al 1600 y hay un pabellón dedicado a arte asiático. 
La primera planta abarca desde 1700 a 1900, dividido en las dos alas del museo, en una de 1700 a 1800, mostrando bastantes obras holandesas de su mejor periodo y en la otra de 1800 a 1900, incluyendo tres cuadros de van Gogh, que a diferencia del museo que lleva su nombre, aquí sí se permiten fotografías (mientras sean sin uso de flash), y sin las aglomeraciones del otro edificio.



en esta primera planta también, se encuentra el único cuadro de Goya de la colección del Rijksmuseum. 



Pero donde se encontraba la marabunta era en la segunda planta. Parece ser que la mayoría de visitantes se concentra en esta parte dedicada al arte de autores más multitudinarios como Rembrandt (del que hay varias obras), Vermeer, de Hooch, Steen o Hools. Esta planta también alberga una bellísima colección de porcelana de Delft y casas de muñecas.

La pieza central de las obras de Rembrandt es Night Watch (Nachtwacht), en la sala que incluso es conocida por el nombre de la pintura. Es realmente impresionante y yo no sé a vosotros, pero yo cuando me encuentro ante una obra de arte de estas envergadura, me veo atacada por las lágrimas. Por la emoción. Me sucedió en el van Gogh, donde no podía creer que estaba delante de originales de maestría. Me sucedió en la Capilla Sixtina... En el museo del Vaticano no me emocioné tanto, pero sí luego en Florencia viendo al David.
En el Louvre no me había pasado ni con la Monna Lisa, pero creo que en el Louvre, es tal el bombardeo visual, tal la recopilación de esculturas, objetos y piezas de arte que llevaba décadas y lustros enteros viendo en los libros de arte e historia en los años de mi educación, que apenas podía creerlo. El amor al arte es algo que se cultiva, se acaricia y se sustenta y en algunos momentos llega a abrumar. 

Oh. Aquí también aprendí un poco más sobre el síndrome de Stendhal. Aunque no lo he padecido.



Autoretrato de Rembrandt caracterizado como el apóstol Paul

La Lechera, de Vermeer


Para quien desee ver más obras de arte del Rijksmuseum, realicé todo un reportaje de fotos que se encuentran en mi Facebook. Y como no, me traje mi guía del museo para nunca olvidarme de esas imágines, aunque muy pronto pienso volver a Amsterdam. Hay cosas que hay que visitar de nuevo, en compañía esta vez.

domingo, 11 de octubre de 2015

Amsterdam (I) - Las casas de Anne Frank

Amsterdam me ha sorprendido gratamente. Es una ciudad relajada, fácil de recorrer, con menos bicicletas de lo que esperaba (después de estar en Copenague, donde hay 2 bicis por cada habitante, creo que nada puede superarlo!).
Arquitectónicamente es preciosa. Museísticamente es una delicia. En el Museo de Van Gogh -donde no está permitido hacer fotos- casi lloré de la emoción de ver obras como Los Girasoles o Starry Night, entre otras. También coincidió con una exhibición de pinturas de Munch y otras de Van Gogh que no están habitualmente en este museo. 
En el Rijksmuseum, donde sí está permitido fotografiar lo que desees, pasé las cuatro horas más amenas de mi vida. Iba con miedo a perderme grandes obras, porque había leído en alguna parte que la colección es tan extensa que era imposible verla en un solo día. Nada más lejos de la realidad. A no ser que te detengas dos horas en cada cuadro, es posible ver todo. Yo lo hice en unas 4 horas porque me salté algunas salas que no eran de mi interés (de hecho no iba a subir a la tercera planta porque era todo arte moderno y solo un par de salas, pero me "engañó" que el nombre de una de las salas anunciaba a Yves St. Laurent... solo para encontrar un único vestido expuesto.

De todos modos, he de volver a Amsterdam, porque esta vez he viajado sola y el guiri quiere conocer la ciudad también, sobre todo después de que le pusiera los dientes largos con mi aluvión de fotos diarias en FB.

De todos modos, uno de los principales motivos por los que no podía postergar más mi viaje a Amsterdam era la visita a La Casa de Atrás, al anexo donde Anne vivió desde el 6 de Julio de 1942 hasta el arresto y encierro en el campo de transición de Westerbork el 4 de Agosto de 1944. Dos años encerrada junto a su familia, los van Peel y Pfeffer el dentista en unas habitaciones que producen claustrofobia ya sin muebles, no quiero pensar con camas, mesas y otros artilugios.


No está permitido hacer fotos dentro. No quería ser irrespetuosa. Solo hice la foto superior, las desgastadas escalaeras tras la estantería... Anne significó, significa, mucho para mí como los lectores habituales de este blog sabéis y que ya manifesté aquí.  Mi colección de libros sobre Anne ha crecido también. A los de ese post he de añadir alguno más y ahora, la propia guía o catálogo del Museo (en la foto junto a los catálogos de las colecciones que visité en el Van Gogh y Rijksmuseums), además de la propia guía de la casa y un librito que compré por solo 50 céntimos sobre la persecución y resistencia en Amsterdam durante la Segunda Guerra Mundial :


Cualquiera que haya estado en esa casa en Prinsengracht 263 puede comprender la falta de palabras para describir lo que se siente. Tan poco espacio para tanta gente... tanta oscuridad (las ventanas debían estar cubiertas de negro para evitar ser visto o que la luz trasparasa en la tarde/noche y alguien pudiera darse cuenta de que había gente viviendo en el anexo secreto. 

La casa se convirtió en museo en 1960. Y calle abajo, justo al doblar la esquina de Westerkerk, se encuentra una escultura de Anne.




sin embargo, en un apacible barrio vecinal, alejado del bullicio del centro de Amsterdam, alejado de la zona de Jordaan donde se encuentra Prinsegracht straat, se encuentra el hogar donde Anne vivió hasta que tuvieron que ocultarse tras las oficinas de Opekta. En Merwedeplein se encuentra aún el edificio de pisos que aparece, incidentalmente, en el único video que existe en el que aparece Anne. Y hasta allí me dirigí una nubosa mañana, gastando suela, alejándome de los turistas que no se aventuran más allá de las zonas marcadas en las guías.



Frente al edificio hay un parque diminuto y silencioso que homenajea a su más famosa vecina con una escultura mucho más bonita que aquella junto al Westerkerk.


El 3 de Septiembre de 1944, los 8 antiguos habitantes del anexo secreto son deortados des el Campo de Tránsito de Westerbork al campo de la muerte, Auschwitz-Birkenau. Del grupo de ocho, solo Orro Frank sobrevivió a la guerra.