miércoles, 27 de febrero de 2008

SOBREVIVIR


Y van 14. O 17, porque tres asesinatos de mujeres aún están por investigar. No hemos acabado Febrero y ya llevamos 14 asesinatos en lo que se denomina "violencia de género". Odio ese nuevo eufemismo, que parece querer "dulcificar" el asunto. Maltrato, simple y llanamente. Violencia doméstica. Abuso. Palizas, miedo, humillación, sangre y dolor mezclados en un hogar tras las puertas de tu propia vergüenza.

Lo he visto muchas veces, lo he vivido en mis propias carnes aunque tampoco puedo quejarme demasiado. Fui una de las pocas personas que se enfrentó a sus propios miedos y dejó un futuro de miseria en el pasado. En mi caso el abuso fue más psicológico que físico, sólo me puso la mano encima tres veces, como una melodía, en tono ascendente. La primera vez una bofetada, un empujón. La segunda un par de ostias más contundentes que dejan marcas de ese color entre azul y morado que tan poco favorece. La tercera... la tercera quizá mejor no recordarla. No es fácil sentir el frío y a la vez el calor que desprende una pistola en la cabeza. Pero sabía que no tenía cojones suficientes para apretar el gatillo. "Antes te mato que tener que pagarte pensión".

Puto dinero.

¿Duro? No. en absoluto. Gratificante. Lo mejor que me pudo pasar en la vida, a mí y a muchas otras. Se pasa mal al principio, cuando las puertas de los que creiste tus amigos se cierran en tus narices, cuando ni tu propia familia lo comprende y te conviertes en una apestada por el mero hecho de no haberte querido convertir en una estadística o una crónica irreparable en un periodico. Y te tragas las lágrimas y el orgullo y agachas la cabeza como si tú hubieras sido la que hizo algo malo. Como si tú te hubieras merecido cada marca de tu cuerpo. La vergüenza te sigue a donde quiera que vayas, te duchas y te restriegas y sigue ahí como tinta indeleble. Te han mermado tanto tus facultades mentales, haciéndote creer que no eres nada, que no vales nada, que nunca llegarás a nada.

Catorce mujeres asesinadas por las personas a las que un día confiaron su amor. Las personas que una vez lo significaron todo en su vida y todo en su muerte. Catorce. Mañana serán quince, pasado 18. Y a finales de año...¿cuántas?

Hay luz al final del túnel, yo la vi. Y la seguí. Es un camino difícil, angosto, que lleva tiempo, y miserias, y miedos... miedos peores de los que crees, pero es mejor que vivir con el temor interior de no saber qué sucederá mañana, si se levantará de buen humor, o sobrio, o sin cualquiera que sea su problema.

Despierta, mujer, y corre. Es el mejor deporte que te depara la vida.

martes, 26 de febrero de 2008

HISTORIA DE UNA SUEGRA

Desconozco si Carmen vive o si está criando malvas en algún cementerio, o incluso si ha sido incinerada. Sólo le pido al cielo que de ser así, sus cenizas no fuesen esparcidas al viento ni sobre el Cantábrico, pues podría bien, con su mala leche, llegar a la orilla convertida en chapapote.

Han pasado muchos años desde la última vez que tuve el "placer" de verla, pero hoy, en conversación con una amiga, me ha hecho recordar lo zorra y sibilina que una suegra puede ser. Afortunadamente, el día que cerré la puerta a mis espaldas, dejando atrás a su precioso hijo, todo quedó en mera anécdota. Pero hay cosas que no se perdonan.

A Carmen no le gusté desde el principio, y ya de entrada se negó a conocerme mientras visitaba a su hijo en Cádiz. Los comienzos de un noviazgo no son fáciles, y menos si ya de primeras vas a conocer a su madre que ha llegado de vacaciones. Carmen era viúda, había teniado a su "tesoro" a los 42 años y ya contaba unos añitos. Cabezona como ella sola, y acostumbrada a hacer todo a su modo, se negó a conocerme porque mi estatura era mucho inferior a la de su hijito, de casi dos metros. No importaba si yo era una guarra, una yonki o una zarrapastrosa. Era bajita y eso me convertía en una paria en su vida.

Pocos meses después, me negó la entrada en su casa porque había decidido irme a vivir con su hijo en lugar de firmar los "sagrados" papeles del matrimonio. Hube de pasar la noche en una pensión, sola y nerviosa, mientras su hijo trataba de hacerla entrar en razón. Lo que en principio iba a ser una semana en su ciudad natal se convirtió en unas horas, a la mañana siguiente partimos para casa, la nuestra. Mucho después decidimos casarnos civilmente para tratar de solucionar las cosas con su madre. Se negó a asistir o aceptar un matrimonio que ante sus ojos "no era válido ante Dios". Tres largos años más tarde al fin la conocí, me permitió entrar en "su santuario", un pisito que aún conservaba el mobiliario original del día de su boda. Una cocina antigua, en la que hacía su vida, con un pequeño televisor con su antenita, en blanco y negro, y una estufa de hornillo que cualquier día le incendiaría la bata negra si se descuidaba, era todo lo que utilizaba de un piso con dos dormitorios.
Pero además, Carmen tenía su agenda oculta. A mí no me hablaba. Preguntaba a mi costillo como si yo no estuviera allí, cosas como "¿A esa le gustan las patatas?" o "¿Se va a comer un flan?".
Por supuesto, no se me permitía abandonar la cocina si no era para ir al baño, porque no iba a "vagar" por su casa como si fuera la mía. Y pobre de mí si se me ocurría tomarme un yogur una hora después de comer! Le estaba ensuciando una cuchara! Y por supuesto, a fregar con agua fría aunque afuera hiciese una temperatura cercana a los 0ºC, porque no le íbamos a hacer subir la factura del gas "a una pobre viúda".
Lo mismo sucedía a la hora de ducharme, que me explicó con claras instrucciones como si fuera una niña de cinco años: la ventana del baño (que caía justo en medio de la bañera), tenía que permanecer abierta, o de lo contrario el vaho podría estropearle el espejo sobre el lavabo. Naturalmente, la puerta del baño abierta, de modo que "corriera el aire" y no se concentrara la humedad. Y debía abrir la ducha, mojarme, cerrarla, enjabonarme, abrirla para enjuagarme el jabón, mojarme el pelo, cerrar el grifo, lavarme con champú, abrir el grifo para enjuagarme. Salir del baño. Todo ello en 10-15 minutos, para que a final de mes la factura no se notase. Cómo no pillé una pulmonía en pleno mes de Octubre con ventanas y puertas abiertas y en pelota picada, y cubierta de agua templada, es algo que nunca podré explicarme. Tal vez me salvó mi juventud y el miedo a quejarme, porque después de todo, estaba en casa ajena, donde no se me quería, y ella era una señora mayor que supuestamente merecía mi respeto.
Por supuesto, cuando se va de vacaciones uno no se preocupa de lavar ropa (al menos yo), y como por lo general pasábamos quince dias allí y luego otros quince en casa de mis padres, cuando llegábamos a Cádiz, mi madre se encartgaba de poner una lavadora con la tonelada de calcetines y ropa interior. ¿Por qué no la lavábamos en casa de mi suegra? Porque la señora tenía una lavadora que le compró su marido para "hacerle la vida facil", lavadora que ocupaba su sitio en la mínima cocina sin haber sido jamás usada, porque ella "para lavarme un par de bragas a la semana y cuatro cosillas, ya lo hago en el lavabo y se tarda menos". Y naturalmente, el consumo "era excesivo para su pobre pension de viuda".
Y entonces sucedió: todas las visitas de ser tratada como un trapo y callar por respeto, llegaron a un alto una noche de madrugada. Habíamos salido a cenar y al volver sobre las 4-5 de la madrugada, entré en el lavabo para encontrar toda nuestra ropa interior, camisetas y calcetines secándose en cordeles sobre el baño. La muy zorra había abierto nuestras maletas, donde íbamos echando en una bolsa de plástico nuestra ropa sucia. Lo había lavado todo a mano y tendido allí. Tuve que tragarme la furia hasta la mañana siguiente. Estoy segura de que nuestros gritos se oyeron por todo Gijón. Yo era una mala esposa y una guarra, que no era ni para lavar la ropa interior y que ella había tenido que restregar con sus propias manos, porque le avergonzaba mi comportamiento. Le eché en cara el no usar la lavadora, el tener que esperar a ir a casa de mi madre. Por Dios, que estábamos en el siglo veinte, y si yo no lavaba a mano en mi casa, desde luego no iba a hacerlo estando de vacaciones, que ya era bastante barrerle la casa dos veces al día, y como todo el suelo era de sintasol, me hacía limpiarlo de rodillas y con un trapo húmedo, una vez por la mañana, y tras el almuerzo, porque ella "no creia en fregonas". La pelea terminó conmigo dando un portazo y prometiendo cogerme el primer tren fuera de allí. Nunca me pidió perdón y tuve que quedarme hasta el término de las vacaciones debido a una huelga de Renfe.
Cuando volvimos al año siguente, su "tesoro" la había convencido de dejarnos usar la lavadora, pero como la cocina no tenía conexión de fontanería para ella, la susodicha funcionaba conectándola al grifo del fregadero, que a la vez ejercía de desagüe. Antes de introducir la ropa, Carmen me hizo sacudir cada prenda "para que la pelusa no le estropeara la maquina", y a mitad de ciclo la paró y una vez más tuve que sacudir todo antes de ponerlo a tender, a medio lavado "pues con eso es suficiente".
Mi venganza vino unas Navidades, creo que además, fue la última vez que la vi, o al menos la penúltima. La cena de Nochebuena la haríamos en casa de unos amigos de la familia que me querían mucho. Carmen, que ya me dirigía la palabra al menos para preguntarme cosas, había estado hablando conmigo sobre lo que cocinaríamos Julita y yo para la cena. Le dije que a mí me daba igual, porque yo, excepto conejo, comía de todo, y sabía que Julita no comía cualquier cosa que tuviera pluma, así que habíamos estado pensando en un rollo de carne rellena, cordero, un cochinillo o algo similar. Julita aseguraba que le daba igual si queríamos pollo o pavo, que ella se haría algo para sí misma, pero ante las claras opciones de cualquier otra cosa, su sacrificio no era necesario.
La mañana antes de Navidad Julita y yo fuimos a hacer la compra, comentando aún las posibilidades. "¿Qué te parece conejo?", me preguntó. "No", le dije, "Precisamente ayer lo hablé con Carmen y le dije que a mí me daba igual todo excepto el conejo, que me da mucho asco".
Julita soltó una carcajada. "No te lo vas a creer", me dijo entre risa y risa, "anoche Carmen me llamó y me dijo que le apetecía muchísimo comer conejo, que hacía siglos que no lo probaba y yo le dije que de acuerdo entonces. Pero no te preocupes. Compraremos conejo para ella y cordero para los demás."
Y así lo hicimos. Mientras ella aderezaba el cordero y preparábamos todo en su moderna cocina, yo le hacía un conejo al ajillo que cocinaba bastante bien, ya lo había hecho para su hijo, con una salsa de chuparse los dedos. La noche de la cena, Julita le dijo: "Como eras la única que quería conejo, lo hemos comprado sólo para tí, y si quieres luego cordero, pues también. Además, lo ha cocinado tu nuera." Cómo no se atragantó será siempre un misterio sin resolver.

Esa vez, al menos, el tiro le salió por la culata.

Muchos recuerdos amargos me traen estas historias pero al menos, hoy por hoy, me puedo reir de ellas. Ella siguió con su amargura y su "amargor", y yo quedé libre de sus garras tan afiladas como su lengua viperina. Esta es la mujer que le hablaba a mi ex de las hijas de sus amigas en edad casadera y sus logros, delante mía. La mujer que le pidió al párroco del barrio que no me dejara entrar en su iglesia porque era "una perdida" que le había robado la razón a su hijo. Y ante la negativa del párroco, que la amonestó por su actitud poco cristiana, se cambió de parroquia. La misma que nunca permitió que conociese al resto de la familia. La que nunca me regaló nada. La mujer que cuando su marido murió, envió a su único hijo a un colegio interno a 300 kms de distancia porque "no podía permitirse mantenerlo", y "nunca había trabajado en su vida y no iba a hacerlo ahora". Por un hijo y su bienestar, se pone una a limpiar fondos de váteres con las manos desnudas si es preciso. No se le envía a Salamanca con ropa de segunda mano para verlo sólo dos veces al año.
Hay mujeres que nunca deberían ser madres. Y se convierten, luego, en peores suegras.

Hoy me siento asi...

Simplemente he tenido un mal día en la oficina. Decido tomarme el día de ayer libre, para poder disfrutar sin cargo de conciencia ni cansancio la noche de los Oscars de la velada anterior, y cuando llego hoy me encuentro un montón de trabajo atrasado (lo peorcito de lo peorcito), y mi "supervisora" diciéndome que cometí un error el viernes pasado (como si me imortase), al parecer. Error que no fue tal, había un problema en el sistema (como de costumbre) y no podía cerrar unos asuntos, que le comuniqué en su momento y que depués de trastear por el ordenador durante rato, cerró ella misma. Luego, como cada jornada, siguió su conversación insaciable con Ursula, en polaco. (Evidentemente son de Polonia)
Los cánones de la nuevas maneras en esta Europa remanida y superpoblada.



Lo cual me recuerda a mis años mozos. Esta imagen de Alaska con coleta alta y lápiz de labios negro fue una que intenté copiar allá por 1984, cunado tenia unos 14 añitos. La coleta en alto si la llegué a usar, agradezco a mi madre que me prohibiera terminantemente raparme ambos lados de la cabeza, de haberlo hacho, no se lo habría perdonado jamás. Copié las ropas de Alaska, aún tengo unos pendientes costumizados similares pero en dorado, asi como el collar, y ni que decir tiene que el perfilador de labios negro con el que hacerme el pico pronunciado era imprescindible en mi bolso.
Gracias a Dios por los años de sabiduría! Ahora mismo no desearía para nada parecerme a Olvido Gara.

ECHALE GUINDITA AL PAVO, PAVO...


Me crié en los tiempos en que Eurovisión significaba el reconocimiento a una buena canción, a la representación de una televisión y un país, en los gloriosos y poco glamurosos años setenta. Avidamente escuchábamos el tema que nos representaría, y nos sentábamos durante un par de horas con gusto. Poco a poco el festival se fue deteriorando, y ahora sólo se ha convertido en una farsa de lo que fue.



¿Cuándo se produjo este cambio? No lo sé. En algún momento entre esos años en que tampoco me importó demasiado y el tiempo actual en el que me indigno. El festival de la Oti, punto de encuentro iberoamericano murió hace ya tiempo, y quizá a Eurovisión le queden dos telediarios o deba mejor llamarse "Europa del Este Festival", porque lo cierto es que ahora pertenece a un cierto grupo de países que parecen votarse "en comandita", como dicen por mi tierra, y que cuando no se dedican a masacrarse los unos a los otros, se alían en pactos poco musicales. Los últimos años hemos visto pasar esperpento tras esperpento de cualquier lugar, ganando puntos sin control que no merecían. Sólo hay que remitirse a los Freaks que quedaron en segundo lugar el año pasado.




Y este año, no sólo España se llevará la palma si al final envían como representante a ese impresentable del "Chiki-chiki", si no que otros países con solera en el concurso y con varios premios a sus espaldas, como es el caso de Irlanda, ha decidido enviar a un "pavo". Sí, una marioneta en forma de Pavo que comenzó su andadura televisiva a mediados de los noventa, llamado Dustin. Dustin pasó de ser un popular personaje de un programa infantil a tener sus propios shows y atreverse a hablar y criticar de politica y sociedad. Hoy en día tiene un programa matinal los sábados en una emisora nacional.

¿Cantar? Como los pavos. Glugalugalúúúú. El año pasado Irlanda quedó, si no recuerdo mal, en último o penúltimo puesto con una banda archiconocida mundialmente, un sonido celta bello y dulce, que no se apreció. En su lugar se votó a un ser de apariencia andrógina y casi rozando el primer puesto otro acto deplorable.
Pues nada, tendremos que ir cantando eso de "Echale guindita al pavo, pavo... échale guindita al pavo, que yo le echaré a la pava..."


Descanse en paz Eurovisión. Fui tu fanática seguidora, me has convertido en tu detractora.


Ajo y agua.

viernes, 22 de febrero de 2008

EL EXODO (45º ALBANTA)


Su destierro comenzó al caer el sol. Yo nada supe hasta casi dos horas después. Siguieron a su líder, paso a paso, hasta la codiciada tierra prometida, aquella de las provisiones sin fin, maná buscado durante días por los valientes exploradores enviados semanas antes.

Había sido un duro y frío invierno, pero la llegada de la primavera no prometía buenas nuevas. Era evidente que, con la industrialización del suelo vírgen que les rodeaba, no alimento les llegaría en mucho, mucho tiempo.

Caminaron en fila durante lo que les pareció kilómetros y kilómetros de duro asfalto. Sortearon las aceras aún en construcción y escalaron altos muros, uno tras otro, sin perder de vista a la figura encorvada que les precedía. Al fin encontraron el resquicio que les conduciría, de una vez por todas, al interior del paraíso escondido.

-o-

El ligero movimiento llamó mi atención y volví la cabeza para ver la hilera de hormigas entrando subrepticiamente en la pequeña habitación que habíamos convertido en despensa. Eran cientos, miles de hormigas caseras! Nunca, jamás en mi vida había tenido una sola campando en mi piso, y no pude por menos, que seguir la línea recta y perfecta hasta su lugar de origen. Bajaban desde el techo, alineadas con sincronía junto al marco de la puerta, cruzando la pared por encima de mi cama y procedían desvergonzadamente de un agujero casi invisible entre el marco de aluminio de la ventana y la pared de ladrillo. Corrí a la cocina.

Mierda! Se acabó el insecticida y las tiendas, a esas horas, ya estaban cerradas. Y no iba a permitir que un hormiguero completo se instalara a sus anchas en el hipotecado y diminuto piso. Además, sufro una fobia incontenible ante estos aparetemente inofensivos insectos. En el baño encontré laca. Jugué con la idea de acercar una cerilla al aerosol, pero temía acabar con todo el edificio. Soy de naturaleza patosa, por lo que vacié el contenido sin que ello las afectase en lo más mínimo. Tras un momento de pánico y sorpresa, proseguían su camino, impasibles. El tarro de Nenuco sólo incrementó la sensación de haber pasado por un salón de belleza.

Finalmente recordé el pequeño bote acaricida para el canario. Era sólo de 100 ml pero quizá serviría. Siguiendo la estela de diminutas lineas en movimiento desde la entrada bajo la ventana hasta la despensa, rocié y rocié hasta acabar el contenido del spray.

Al fin murieron, repeinadas, olorosas y agonizantes. Su éxodo maldito acabé en el fondo polvoriento del estémago insensible de una aspiradora en una cálida noche de primavera. Un par de ellas, todavía asoman sus microscópicas patitas por la rendija sellada de loctite que las inmortalizó para la eternidad.

sábado, 16 de febrero de 2008

LAS NUEVAS AVENTURAS DE ESTHER VOL. 2

Todas las esperas son largas. Pero algunas merecen la pena. Ha sido el caso del segundo volumen de las Nuevas Aventuras de Esther y su Mundo, que con un retraso anunciado de casi dos meses, ha sabido llenar con creces las expectativas de sus impacientes y escrupulosas fans.
Lo digo con conocimiento de causa. Soy devota y declarada confesa -freaky de vocación, Estheriana de corazón. Crecí con las aventuras de esta pecosa, la conocí cuando ella tenía trece años y yo no era más que un retaco. Conservo todos los volúmenes de mi infancia, revistas Lilys, Esthers, Pecosas, y algunas originales de las que se publicaron primeramente en Inglaterra: Princess Tina, Girl, Mates, Pink. Si se publicó, yo lo tengo. Vaya que sí.
El caso es que esta nueva saga, que nos presenta a una Esther treintañera con una hija de 13 y un tipazo de envidia, está causando estragos en las mentes de sus fans, expertas a estas alturas, en toda clase de teorías de conspiración. Para aquellos de vosotros que tengáis la desgracia de no conocer al personaje en cuestión, deciros que Esther era una chica con dos coletas que revolucionó el cómic femenino en la década de los setenta en España. Con un guionista inglés (Phillip Douglas) y una dibujante española (Pura Campos), y una protagonista geográficamente situada en Newhampton en Inglaterra, Esther (Patty originalmente), nos mostraba un modo de vida adolescente bastante sofisticada para lo que conocíamos en nuestra infancia. Esther tiene una mejor amiga (Rita), una archienemiga (Doreen), y un amor imposible (Juanito). También tiene una familia unida y hasta cierto punto peculiar. Su padrastro, Ted, es un "bobby" imponente por el que su madre no pudo resistirse, era una viuda jóven aún y de buen ver. De esta nueva unión nace Laurita, una entrañable rubita de lengua de trapo. La hermana mayor, Carol, cabeza loca de la familia, acaba casándose con Kerry, un atractivo doctor recién licenciado.

Ahora demos un salto "taitantos" años más tarde. Pura vuelve a retomar la vida de Esther, esta vez con un nuevo guionista, Carlos Portela, que ha sabido recoger el testigo del desaparecido Douglas dejando el pabellón bien alto. Esther esta divorciada (puede) de David (?), tiene una hija de 13 años (Patty), no se habla con Rita (¿Por qué?), es muy amiga de Doreen (Noooo!!) y se reencuentra con su adorado Juanito que ahora es entrenador del Chelsea. Agítese con cuidado y tras una primera parte que nos dejó con la miel en los labios y muchas incógnitas (de ahí las teorias de conspiración subsecuentes), y nos hallamos de nuevo con más preguntas y enigmas en esta segunda parte. La cuestión principal, pregunta de boca en boca entre todas las Estherianas del planeta es "¿Quién es el padre de Patty?". Si esperábamos hallar la respuesta en este volúmen, estábamos bien equivocadas. Nos tocará esperar quizá otro año más para conocer tan ansiada respuesta. Otras ya han quedado resueltas. La mujer de Juanito hace su espectacular entrada en escena como no podía ser de otro modo: llamando la atención. También vemos a una Esther en flashback en sus años universitarios, cuando conoció al que posteriormente sería su marido, David. En una página plagada de imágenes que hablan por sí mismas, una hilera de viñetas nos conducen, poco a poco, hasta el dormitorio, pero... ¿estamos seguros de lo que vemos? ¿Es ésta la prmera vez de Esther? ¿Con su futuro marido? Yo digo no. Su actitud dice lo contrario. Come on! todos hemos vivido nuestra primera vez (por más que Carlos asegure que de todo hay en la Viña del Señor), y decepcionante o tremendamente hermosa (la experiencia, digo), nadie reacciona así a la mañana siguiente. Adelante, chic@s, una nueva puerta a la conspiración se abre... ¿Ha sido ésta su primera vez o no?
Para marear aún más la perdiz, al final de este tercer volumen aparece una viñeta que, desgraciadamente, debido a un error de imprenta, no está completa. Le falta un importante bocadillo que lo dice todo. O tal vez no dice nada. Esta imagen pertenece a un flashback del volumen 3. Juanito sostiene a una Esther de expresión muy feliz, preguntándole "¿Por qué no te quedas esta noche?". El bocadillo se perdió.



Si el volúmen 1 nos deleitó con una nueva imágen de Esther tras todos estos años, una mujer moderna que viste bien, que tiene una figura imponente y un trabajo en el que es muy buena (es enfermera), un nuevo colorido y unos personajes y una trama impactante y que engancha, este segundo tomo, demuestra, sin duda alguna, que segundas partes pueden, y son, mejores.
El color es extremadamente cuidado y el trazo ha mejorado con una calidad incuestionable. Pura se ha superado a sí misma una vez más, sorprendiéndonos con pequeños detalles como las rutas de los autobuses londinenses, la marca del té, o la del perfume en una esquina del lavabo. Son pequeños detalles como estos los que traen una frescura palpable a la historia, que por otra parte, nos ha traído a una Esther más de carne y hueso (y Dios, carne hay en esta segunda entrega), mas humana y cercana a los sentimientos, a las vivencias de las mujeres de su edad.


He devorado el libro, y luego, insatisfecha de mi propia gula, me he servido un segundo plato que me he permitido degustar pausadamente. Si te emocionaste con la Esther de tu adolescencia, esta Esther te hará llorar...
A la venta está, también el libro tercero de la reedición de las historias clásicas. Nos vemos en el foro estheriano, donde, sin duda, estaremos maquinando supuestas tramas:
www.gabitogrupos.com/estherysumundo

ACTUALIZACION: Volumen 3 de Las Nuevas Aventuras de Esther a la venta a final de año (2009)

Si te interesó este post, lee otros sobre Esther y Purita Campos. Puedes hallarlos en la columna de la derecha. Gracias.

martes, 12 de febrero de 2008

EL LIMERICK DE LAS CENIZAS DE ANGELA

Mucho ha llovido -literalmente- desde los tiempos descritos por Frank McCourt en su Pulitzer "Las Cenizas de Angela", y mucho ha cambiado la ciudad con el paso de los años. Calles que ya no existen, edificios largamente olvidados, nuevas carreteras, nuevos bloques de apartamentos, modernidad y comfort. Sin embargo otros sitios, ajenos al cambio de siglo, permanecen tal cual estaban a principios del siglo XX, como si una burbuja los hubiera envuelto y congelado en el tiempo.
Esta es la historia de una ciudad cambiante, y de una ciudad que no cambia. La historia de una sociedad en continuo avance, de una ciudad dominada por el Shannon y dividida por la arteria principal, O'Connell Street, cuyo aspecto sigue siendo aquel de los años veinte, conservando incluso, alguno de los negocios originales, como las librerias Easons y O'Mahonny, y hasta hace un año, los grandes almacenes Roches Store, donde la tia de Frank le comprara un traje nuevo para su entrevista en la oficina de correos, y que ahora alberga otra cadena de grandes almacenes, Debenhams.
La principal industria en Limerick solia ser el cemento y un molino de harina. Ahora lo son la industria electronica e informatica y el aluminio, junto con un comercio y un turismo en crecimiento. En los ultimos años, Limerick ha visto ampliada su oferta hotelera con la construccion de varios hoteles de renombre internacional.
Justo fuera del centro, no lejos de O'Connell, en los Callejones de chabolas y en las veredas del rio, se hacinaban en condicines infrahumanas los desempleados y los mal pagados, pero aun en estos lugares habia rentas que pagar y bocas que alimentar. Los callejones, autenticos laberintos, no eran mas que un tugurio y un enjambre de pobreza, donde el olor a humedad, orina y suciedad eran constantes. Cada una de las casas de los callejones se componia de una pequeña entrada, un dormitorio y una sala con concina y en ellas podian vivir has te doce personas de una misma familia.



Habia muchisimo niños en la mayoria de las familias, porque se alentaba a las mujeres a tener hijos, sin considerar la falta de medios para proveer por ellos. En lo distritos mas pobre las familias se apiñaban en cabinas con suelo de tierra y habia gran miseria, suciedad, concentracion de enfermedades y una elevada tasa de muerte infantil.Sin embargo, no fue hasta1942 cuando la Corporacion de Limerick decidio demoler una larga seccion de estos enjambres. Realizando un estudio casa por casa, descubrieron que la mayoria estaban en tan mal estado que seria imposible reparar los desperfectos y los graves daños estructurales. En muchos habitaculos, el suelo se encontraba a un nivel inferior al de la calle, dejandolos susceptibles a la humedad y las inundaciones por lluvia.
Para tener mejor idea de como vivian las familias pobres, basta tomar un ejemplo del censo de 1911. Por ejemplo, los Harrigans del Callejon Barrack eran una tipica familia catolica y de clase obrera del area, que vivia al filo de la pobreza en incomodas y hacinadas condiciones. En el tiempo en que se hizo el censo, Stephen y Elizabeth Harrigan vivia en una casita de dos habitaciones con sus ocho hijos. Elizabeth se habia casado con 16 años y habia tenido doce hijos sin contar los abortos involuntarios. Cuatro de los hijos habian muerto en la infancia. Patrick, el mayor, tenia 19 años y trabajaba en los muelles con su padre. Angelica, la menos, solo tenia 3 años. Mary Harrigan, de 17, trabajaba como costurera, probablemente en una de las fabricas textiles de Limerick, mientras los otros hijos aun estaban en edad escolar.
En el formulario, Elizabeth declara que su lugar de nacimiento era Canada, lo cual da a pensar que sus padres podrian haber sido emigrantes retornados o que su padre fuese un soldado de los vecinos cuarteles militares. Tambien declara que sabe escribir y leer, al contrario que su esposo.

Los pobres de la epoca no contaban con servicios sociales y ayudas como hoy en dia, solo una pequeña asignacion semanal o subsidio para los desempleados y aquello que pudieran conseguir de la asociacion de San vicente de Paul o del Dispensario, donde se distribuia algun dinero a los pobres pero de una manera bastante roñosa. La oficina del dispensario en Limerick estaba en manos de Tom Keane, que vivia en la pedania de Parteen, no lejos de Limerick. Aunque Tom era un gigante amable y de buen corazon, se veia obligado a actuar como un ogro para mantener a distancia a las masas de desesperados pedigueños. Su potente voz era su arma mas eficaz en la pequeña calle de edificios Dickensianos mientras la muchedumbre hacia cola para suplicar por unas monedas. La gente en extrama pobreza acudia a keane como ultimo recurso. Muchos de los que tenian que soportar la humillacion de ir al dispensario no tenian buenas palabras para describir a Tom Keane, considerandole nada mas que un tirano sin modales ni respeto por los necesitados, pero lo que la mayoria no sabia era que Tom solo tenia un presupuesto muy escaso para administrar entre todos y que en más de una ocasion dio dinero de su propio bolsillo cuando ya no quedaba nada.



Y sin embargo soportaba estoicamente los insultos semanales de los pobres que pensaban que se quedaba con el dinero que les correspondia. El presupuesto era tan infimo que la suma media a pagar era mas o menos de ½ corona (unos 20 centimos) por familia, y era por su compasion y ambilidad que a vces añadia un par de chelines de su propio bolsillo cuando el presupuesto se habia acabado.
Otro recurso con el que contaban los mas necesitados era la Asociacion de San vicente de Paul, que ayudaba a los pobres a traves de actividades caritativas. El trabajo en Limerick y en irlanda en general era escaso. Muchos ya comenzaban a emigrar a Inglaterra, Francia y posteriormente a Estados Unidos, pero incluso aquellos que tenian la suerte de trabajar recibian un salario pauperrimo que raras veces llegaba a final de mes. De cualquier modo, la actitud de la Sociedad con las familias pobres dejaba bastante que desear, puesto que se preocupaban mas por la salud del espiritu que por la del cuerpo. Asi, es curioso leer en el Manual de San Vicente de 1942:"Las siguientes sugerencias pueden ser de ayuda para los trabajadores solciales de visita en casas donde haya algun caso de enfermedad.
1-Animar con cuidado a mantrener la limpieza y el aire fresco en la habitacion. Comprobar que se tiene la ayuda de las representaciones sagradas, un crucifijo, imagenes de Nuestra Señora y de los Santos.
2- Recordar a amigos y familiares que han de asistir al enfermo si fuera necesario de los Actos de Fe, Esperanza y Caridad, de resignacion a la Voluntad de Dios y los Actos de contriccion y afliccion por sus pecados. Pero no debe fatigarse con largas oraciones, si no cortas y fervientes, y ofrecer su dolor y fatiga sera lo mas convenient
Era en este edificio que los McCourt y otras familias en sus mismas circunstancias debian esperar pacientemente para conseguir ropa, calzado y alimentos basicos, enfrentandose al temido Sr. Quinlivan. una vez pasada su particular inquisicion, recibian cupones para te, mantequilla, azucar, harina y carbon en los muelles.



Arriba, la foto muestra el edificio de San Vicente de Paul hoy en dia. No ha cambiado desde los tiempos del relato de Frank McCourt. Este edificio se halla junto al Colegio Leamy, donde estudio Frank de niño, y del cual hablaremos mas tarde.
Pero incluso los pobres necesitan un momento de solaz y este venia cada jueves o viernes con el cobro del tan esperado beneficio de desempleo o de asistencia. Los pubs se llenaban de clientes sedientos e historias que contar durante horas degustando una buena pinta de porter, larguer o whiskey.

Cuenta Malachy McCourt en su libro "Through Irish Eyes", que es bien sabido que en el pais habia (y hay) un gran consumo de whyskey y de Porter (cerveza negra como Guinness) entre la clase trabajadora, en muchos casos gastando una gran proporcion del sueldo o del beneficio en bebida, con la conseuente deprivacion de cosas mas necesarias para el hogar como alimentos o facturas. Se culpaba al hombre de acudir a los bares, pero muchos lo hacian por no poseer una casa comoda y calida, mientras en los pubs, no solo encontraban el calor de la chimenea sino el calor humano, el brillo de la luz electrica y la alegria que proporciona unas cuantas cervezas. Interir del Pub South, bar habitual del padre de Frank
South Pub hace unas decadas, practicamente igual que en los tiempos de la niñez de Frank.En este Pub Frank degusto su primera pinta de Guinnes a cargo de su tio Pa Keating. Y la segunda, tambien.








Arriba, South Pub como era antes y hoy en dia.
Por otro lado, no puede negarse que habia un gran exceso en la bebida entre la clase trabajadora y que en aquellos tiempos era extremadamente raro ver a una mujer ebria, al contrario que ahora. Incluso los dueños de aquellos bares no sentian simpatia por el borracho, si no por el que gastaba su dinero con moderacion y sabia beber sin perder la compostura ni armar ruido.
Pero la bebida no era el unico mal de los pobres. Aparte de las enfermedades propias de vivir en condiciones infrahumanas en medio de suciedad y heces, habia una enfermedad mayor: la Tisis.
Una publicacion en el "Women's National Halth Association of Ireland" cita las siguientes reglas para pacientes con tuberculosis:

"La tuberculosis es una enfermedad contagiosa. Pude transmitirse de persona a persona.
La principal causa de infeccion se encuentr en la flema del tuberculoso. El mayor peligro reside en la tos seca con espeto y la propagacion en el aire.
La propgacion de la tuberculosis se puede prevenir facilmente.
En el hogar, el paciente deberia ecupir en una jarra o taza que contenga algun liquido. Estre deberia cambiarse cada dos horas o con mas frecuencia. Debera limpiarse llenandose de agua hirviendo. La mezcla del contenido debe tirarse por el W.C. y el recipiente debe lavarse entonces con agua hirviendo.
Cuando el paciente este fuera de casa, deberia llevar consigo una petaca que debe usarse como la jarra o taza. El paciente no debe escupir en la calle o en el suelo.
La flema no debe, bajo ninguna circunstancias, tragarse.
La madres con tuberculosis no deben dar de mamar.
Los pacientes con la enfermedad avanzada deberian tener utensilios de mesa separados, de ser posible.
Las habitaciones que han sido coupadas por pacientes con tuberculosis deberian ser cuidadosamente desinfectadas antes de que alguien mas las ocupe, como en cualquier otra enfermedad infecciosa.
EL AIRE FRESCO es el alimento de los pulmones. Por lo tanto, asegurarse de que los pulmones no estan hambrientos.
A- Durante el dia:-El paciente tiene que ocupar una haitacion tan bien aireada como sea posible. La ventana deberia permanecer abierta. Cuando sea posible el paciente deberia salir durante el dia. Debe evitar esforzarse demasiado y tener frio.
B- Durante la noche:-Deberia dormir solo. El dormitorio debe ser grande y con aire fresco. La ventana ha de mantenerse abierta en toda clase de tiempo."



Ejem... Sin palabras.
La riqueza, o la falta de ella, mejor dicho, era lo que acercaba a lagente a su propa ciudad. Los mejor situados economicamente disfrutaban de las grandes tiendas, los hoteles, las casas bonitas.
Los pobres encontraban entretenimiento en las amenidades de caracter gratuito: iglesias, hospitales, bibliotecas, parques. La mayoria de edificios eran de apariencia sobria y seria para recordar a sus visitantes que aquel que no fuese considerado digno de entrar seria rechazado. Era lo que daba a un lugar un "cierto grado de autoridad" por llamarlo de alguna manera, y son precisamente iglesias, parques, bibliotecas, lo que hoy en dia tomamos por supuesto, sin apreciarlo debidamente.




En la foto de arriba, una monja reparte pan entre los niños mas pobres.
Y asi ahora os llevare, a modo de tour, a varios de los lugares mencionados en el libro, algunos de los cuales aparecen tambien en la pelicula "Las Cenizas de Angela".



El People's Park, cerca de la estacion, no ha cambiado mucho desde los tiempos de la familia McCourt. Aqui vemos la entrada al parque y junto a ella, la biblioteca Carnegie, hoy en dia es la Civic Art Gallery.



Frank solia llevarse libros a casa para leer de esta biblioteca en sus itempos escolares.Y como se puede apreciar en esta foto, no ha cambiado nada.
Frente a la galeria se encuentran casas Georgianas de amplias puertas, concebidas para permitir que las grandes señoras del S. XVIII pudiesen entrar en sus hogares llevadas en sillas para evitar pisar el humedo asfalto de la calle. En una calle vecina fue donde Frank robo una cesta dejada en una puerta con leche, pan, queso, tomates y mermelada.








Al fondo de la calle se encuentra la Iglesia de San Miguel (St. Michael's Church).
Es en esta iglesia que Frank y su amigo Billy Campbell venian a ver a los chicos protestantes jugar al croquet los sabados despues de misa. De prominente estilo Victoriano, se encuentra, sin embargo, en el corazon del Limerick Georgiano.
Esta zona junto con las dos calles adyacentes, Barrington St. y Hartstongue St son la calles donde Frank se crio. La Asociacion de Vicente de Paul, la escuela Leamy y una de las primeras casas donde su familia vivio se encuentran aqui, aunque no se sabe con certeza que casa fue la que la familia ocupo durante un tiempo.


La Escuela Leamy, junto a San Vicente, de impresivo aspecto con su ladrillo rojo, acogia siete amplias clases y siete maestros que no dudaban en utilizar sus cinturones de cuero y sus bastones en los alumnos. La calle donde se encuentra el colegio esta compuesta principlamente por edificios georgianos de cuatro plantas, en una zona que en en el siglo XIX, cuando fueron construidos, se consideraba "acomodada". Cien años mas tarde, habian sido transformados en apartamentos de una sola habitacion para alquilar a los menos pudientes. Y en la actualidad, dando una vuelta completa, acogen costosas oficinas. Fue en una de estas casas, aunque nadie recuerda con exactitud en cual, que el mas pequeño de los hermanos de Frank murio. Desde aqui corrio calle abajo en busca de su padre hasta el pub South, atravesando O'Connell Street bajo la lluvia.

El monumento en la isleta oval del centro es en conmemoracion a Daniel O'Connell, parlamentario de principios del S. XIX que promovio la abolicion de las Leyes Penales, que prohibian los derechos civiles de los ciudadanos Catolicos.Por cierto, destacar que la iglesia Jesuita , en ambos casos en el centro de la fotografia arriba, cerro hace casi un año debido a la falta de feligreses y aun no se le ha dado un nuevo uso.
Tambien en esta calle se halla el Instituto Mechanico, donde la tia de Frank y su esposo Pa Keatng solian acudir a menudo a jugar a las cartas. Hoy este local se destina a impartir cursos de danza, tai-chi, drama o gimnasia, entre otras actividades.

Como se aprecia en la fotografia, entre el Instituto Mecanico y el edifico de San Vicente, hay una calle que lleva a la parte trasera de los edificios de Harstonge St. Originlmente estas traseras se utilizaban para acceder a las casas y aparcar el carruaje en la correspondiente cochera. Algunas poseian alojamiento para el cochero o el servicio, pero en los años 30', convertidas estas residencias en apartamentos, las cocheras se dejaron para alojar a la gente mas pobre de la ciudad. No lejos de aqui se encuentra Roden Lane, uno de los callejones donde la familia vivio durante una temporada.
Bajando de ese callejon se desembca de nuevo en O'Connell, y paralela a esta calle, pasando por una calle de casas Eduardianas, se llega a la Iglesia Redentorista, Mount. St. Alphonsus, donde Frank, Malachy y su padre acudian a la misa de Navidad para regresar a una casa fria sin un fuego en la chimenea ni comida adecuada en la mesa. Aqui, tambien, es donde Frank vio a los mas pobres y miserables de la ciudad rogando por las sobras de la comida del sacerdote, entre ellos, su madre. Esto, en Limerick, estaba considerado peor que tener que acogerse al beneficio de desempleo, San Vicente de Paul o el Dispensario. Era lo peor, lo mas bajo y vergonzoso que alguien podia hacer, pelear con otros por las sobras de la cena de alguien.


La Iglesia Redentorista es una de las mas hermosas en su interior de todas las que tiene Limerick (21 en la actualidad).
Porque si hay algo que no falta en toda Irlanda son Iglesias.
Volviendo a la arteria principal, tenemos otra iglesia importante en la vida de Frank, St. Joseph's, donde hizo su Primera Comunion y su primera confesion sobre Emer de la Gran Vejiga y como gano a Cuchullain, haciendo sonreir al pobre hombre, que le aseguro que no era el peor de los chicos.
Su padre le trajo a St. Joseph's como monaguillo, pero para su desilusion, se les dijo que no habia sitio para el, especialmente cuando el pobre chico habia estado aprendiendo Latin para las misas.Hay muchos lugares en Limerick y muy poco tiempo y espacio para explicarlo todo aqui, por eso he escogido algunas zonas de especial interes por lo mucho del cambio actual. Por ejemplo, a lo largo del rio Shannon bajando hacia el Norte de la ciudad.


Estos eran los alojamientos mas abandonados y en semiruina de Limerick. Se dice que nunca los derribaron: cayeron ellos mismos. La fotografia en b/n data de los años 20' y ya se puede apreciar el estado en que se encontraban. Veinte años despues, cuando Frank iba a visitar a su amigo Paddy Clohessey era aun mucho peor, hasta el punto que su madre no queria que fuera por aquellos barrios, donde vivia gente ruin y peligrosa ademas de los mas pobre. y el lugar en si, estructuralmente, era un desastre esperando a pasar, con escaleras a la que le faltaban eescalones, heces en los pasillos (solo habia un retrete para todos en el patio trasero), y ratas campando a su aire.
Hoy en dia esta parte de la ciudad posee un centro comercial y un parque (el de la foto), asi como la oficina de Turismo.

Arriba, en B/N, La Molinera Russell donde se procesaba grano para exportar. Este granero y molino fueron derruidos y en los años 60' se construyo un bloque de oficinas que fue derribado hace dos años para hacer lugar a Riverview, en la foto sobre estas líneas.
Y para terminar, os dejo unas fotos del set utilizado en la pelicula de Alan Parker y que dono al Ayuntamiento de la ciudad, reproduciendo fidelmente la casa en que Frank vivia con sus padres, aquella en la que tiraron un tabique para conseguir leña.
Espero que os haya gustado.


Fotos: Archivo personal, Malachy McCourt (Through Irish Eyes) y Web.

JUGUETES

Hace un par de meses dediqué un post a la caja registradora de Eureka y es por ello que mi buena amiga Susana, con la que hablo casi a diario y a quien, paradojicamente no conozco personalmente, tuvo a bien regalarme estos dos juguetes que una vez fueron importantes para mí en la infancia. La caja registradora que tuve fue la de Eureka pero ésta de Moltó no tiene nada que envidiarle, y además viene con sus billetes "de quinién" y de mil, con las efigies de Rosalía de Castro y Benito Pérez Galdós (si no me equivoco).

El pesito lo tuve exactamente igual, sólo que mis pesos no eran de color naranja, eran grises, y creo que en algún momento mi padre me proveyó con unos de plomo fabricados por él mismo. Mi padre siempre fue un manitas que nos construía casitas de muñecas, muebles e inventos varios.
En este peso habré pasado dulces horas jugando con garbanzos, lentejas y arroz, que guardaba como preciado tesoro en unos potecitos pintados a mano (cómo no) por mi padre, con tapas recubiertas en tela de cuadritos hechas por mi madre.

Ni qué decir tiene que me he visto transportada a mi infancia de nuevo, máxime cuando vivo en un apartamento que ya comienza a parecer, e incluso a oler como una juguetería. Soy muñecoadicta, coleccionista de muuuchas cosas como habréis apreciado los que asiduamente leéis este blog. Tengo unas cuantas Nancys y si me pongo a contar todas las muñecas que tengo desperdigadas de un modo u otro por mi pisito de 1 dormitorio (en el salón no veréis ni una, pero mi dormitorio es un conglomerado plástico), hallaréis más de ciento cincuenta. Y aún me queda por traer de casa de mis padres en el próximo viaje, si Dios quiere, el resto de mis tesoros, muchos de los cuales necesitan un poco de restauración: Nenucos, Dormilonas, Mocosetes...



Y otro juguetito, aunque éste francamente nunca lo consideré un juguete si no una versión infantil de una tricotosa, es el Tricotram, que hallé a precio razonable en ebay de pura casualidad, no lo estaba buscando y no lo eché de menos hasta que lo vi, pero una vez que le eché el ojo, TUVE QUE COMPRARLO. Cuando lo tuve hace ya siglos, no hice más que una bufanda a cuadros y poco más. Estaba en esa edad tonta entre la niñez y la adolescencia y ni quería dejar mis muñecas ni dedicarme a coser para la calle, de modo que aunque al principio tejí retales como una demente, después los dejé abandonados sin acabar ninguna proyecto.

Tal vez esta vez ni lo utilice. Sólo quiero tenerlo y, en cuanto tenga mi casa, la MIA y no un apartamento frío y pequeño de alquiler, entonces, tal vez, me deje llevar por mis instintos pueriles y me decida a sacar mi pequeña pero preciada colección y jugar sólo un poquito.

Un ratito más, mamá.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Premio desafio

Gracias decorazon, Cloti, por haberme nominado para el mismo, aunque sea un premio del todo honorifico y no conyeve ninguna banner, el que venga de ti, ya es todo un lujo de premio. Y ahora paso a responder esas cuestiones cuyas respuestas son de obligado cumplimiento:

Lo que te choca: La cantidad de chorizos que hay en Limerick.
Lo que te eriza: No haberme sacado aun el permiso de armas.
Lo que te excita: Un uniforme de bombero o un bombero en uniforme.
Lo que te suelta: ...Las comidas de mi suegra...? Van genial para el estomago!!
Lo que te hace reír: Father Ted
Lo que te hace llorar: La faja sobaquera.
Lo que te da nauseas: los calzoncillos blancos. O un tio en ellos. Puajjj....
Lo que te hace falta para ser feliz: Una casa sin hipoteca.
Lo que te causa infelicidad: No poder comer todo lo que me de la gana.
Lo que pides: un monedero magico.
Lo que temes: A ti.
Lo que no quieres perder: El sueño.
Lo que quieres alcanzar: La estanteria de arriba, que no llego.
La fecha que odias: Cualquiera que tenga que ir a trabajar.
La festividad que adoras: Carnaval (solo en Cadiz)
Una nostalgia: mis juguetes de la infancia.

He de nominar a 5 personas pero ahora mismo no encuentro las direcciones de sus blogs, por lo que las añadire mas tarde. Gracias, Cloti. Muacs.