domingo, 29 de abril de 2012

El Chico del Cine


Corría 1997 y aún vivía en Cádiz. Creo que era septiembre, porque más o menos por esas fechas tenía lugar el Festival de Cine Alcances, y me hallaba cubriendo el evento para un semanario y yendo a cuantas películas podía.
Esa noche se trataba de The Pillow Book. Había leido maravillas sobre su argumento y el hecho de que un jovencísimo y todavía casi desconocido Ewan McGregor fuese el protagonista, la hacía más atractiva. La película, finalmente, me pareció un truño y no llegué a terminar de verla.

Al entrar en la sala decidí sentarme en una de las últimas filas, donde solo había tres o cuatro asientos juntos. Por aquel entonces, recién separada, de lágrima fácil, con todos mis amigos en pareja y sintiéndome más débil que nunca, se puede decir que era romántica desesperada. O mejor dejémoslo en desesperada a secas.

El caso es que sentada en mi asiento junto al pasillo, mientras comenzaba la película fantaseé con esa idea de que entrase un chico guapo, guapísimo y se sentase a mi lado. Y si me daba algo de palique, mejor que mejor. 
Las luces se apagaron y el soniquete de los jingles de siempre comenzaron a borrar ese sueño inverosímil de mi cerebro. De pronto sentí un movimiento a mi derecha y alguien se sentó en el asiento contiguo. De reojo ví que era un chico. Espectacular. De esos que una solo imagina en anuncios de televisión o de los que solo existen en la imaginación de una romántica desesperada. Perdón, de una desesperada.

-Uff, casi no llego. Menos mal que aún no ha empezado -me dijo. ¡Me estaba dando palique!

Sonreí desde mi nube y dejé esa permasonrisa allí mientras fijaba los ojos en la pantalla e intentaba dejar de temblar. Porque estas cosas, de verdad, solo suceden en las películas. 

El argumento, a pesar de ser de lo más interesante a primera vista, se reflejaba bastante mal en pantalla. La película era lenta, monótona, gris. El desconocido a mi derecha se movía inquieto en el asiento. Yo ya estaba considerando abandonar la sala. A media proyección, la pantalla quedó en negro, de pronto, como si la cinta se hubiera roto. Un minuto después se encendió la luz y por megafonía nos anunciaron que debido a una avería, el visionado se reanudaría en unos diez minutos.
Salí al foyer. Necesitaba mover las piernas. El chico también lo hizo y me preguntó qué me estaba pareciendo la película. Al decirle que me esperaba otra cosa, asintió y me dijo que él sentía lo mismo y que no sabía si quedarse o no.
Cuando nos conminaron a volver a la sala, regresamos a nuestros asientos. Ni media hora después, volvió a suceder lo mismo y esta vez sí, cortesmente, después de un cigarrito en la puerta, le comenté que ya había perdido cualquier interés por la situación de los protagonistas y que me iba.

-Yo también -me sonrió-, o vamos a estar aquí toda la noche si esto vuelve a suceder. ¡Y mira que es larga la película! ¡Y sosa!

¡Ahora!, pensé. Ahora es cuando me invita a acompañarle para tomar una cerveza. Lo sé, lo presiento. Porque eso es lo que suele suceder cuando las situaciones que soñamos comienzan a tornarse realidad...

Pero no fue así. Me dijo adións y tomó la de villadiego y yo me quedé en medio del foyer pensando si esa noche lo único que tenía por hacer era lamentarme y terminar de ver aquel rollazo de película o marcharme a casa.
Me ganó el ser tan vaga. Volví a casa. Sola. Dejando el romance para los sue­ños. Y todavía desesperada.

jueves, 19 de abril de 2012

LAS AMISTADES TÓXICAS



Hace años me apunté al WW (Weight Watchers) para perder unos kilos que me sobraban. Lo conseguí sin mucho esfuerzo, y cada miércoles acudia a pesarme y a la pequeña reunión y charlita que había durante una media hora. Aunque me sentía muy bien acudiendo a esos encuentros, no podía tampoco dejar de compararlos con una reunión de Alcohólicos Anónimos. Cada vez que llegaba una nueva persona, se presentaba ante los demás casi de la misma manera: "Hola, me llamo X, tengo 35 años y me sobran 20 kgs". 

Después, alcanzado mi peso ideal, dejé de acudir a WW y -eventualmente- de hacer la dieta. Decidí coger un atajo y pasar por el quirófano, hecho del que no me arrepiento. Mi principal problema era un estómago orondo muy similar al de las embarazadas, que ni aún estando delgada podía disimular. Desde mi paso por las manos de mi cirujano, no he recuperado la barriga. Aunque naturalmente cuando uno se deja el pelo suelto y vuelve a las andadas, recupera peso. Pero no grasa localizada.

Dicho esto, hablemos de las amistades tóxicas. En este caso, hablemos de C.

C. es un conocido. Ni es de mi círculo de amigos, era -lo sigue siendo- amigo del guiri, pero nunca nos hemso llevado bien. C. sabe que no me cae bien. Y él a mí tampoco me traga porque le he dejado muy claros mis sentimientos. Yo comprendo que no es mala persona, pero sí un gran maleducado. La enemistad comenzó porque acudíamos al mismo pub los fines de semana, y a través de terceros amigos "se nos pegó como una lapa". Esto no sería un gran problema si la situación fuese la de salir con un grupo de amigos, pero no era el caso. El guiri y yo podíamos estar perfectamente acodados en un rincón conspicuo de la barra y él llegaba, cogía un taburete y se sentaba en el medio, dándome la espalda y acaparando la atención del guiri con sus conversaciones sobre Iron Maiden o cualquier otro grupo de música del que ambos fuesen fans. Y yo, finalmente, me llevaba un libro para leer, porque cuatro, cinco o seis horas abandonada (no importaba que el guiri se cambiase de taburete, C movía pieza), y como no quería quedar mal con su amigo, acababa siendo objeto de mi ira pública y privadamente.
C. tenía novia, una novia a la que jamás vimos porque no salían juntos a tomar copas, ella salía con sus amigas y él se nos acoplaba, porque "a ella no le gustaban los bares a los que iba él". Eso no evitaba que S. prácticamente fuese una compañía invisible y que C. no parase de hablar de lo delgada que era, lo rubia, lo guapa, lo... 
C. se compró una casa con S. con mucho esfuerzo y pagando más dinero de lo que ahora vale el inmueble. A los dos meses S. se quedó embarazada, abandonó su trabajo y pasó a vivir del cuento y de la cartera de C., que tiene un buen trabajo. Tras el parto, me los encontré en el supermercado una tarde. Y S. no era ni tan delgada, ni tan rubia (tenía unas raíces que a mí me avergonzaría llevar), ni desde luego tan guapa como gritaba a los cuatro vientos. Claro que el amor hace la visión muy subjetiva y la belleza está dentro y bla, bla, bla.
No "suelo" juzgar a la gente por su aspecto físico a no ser que sea totalmente desastroso y abandonado, lo cual dice mucho de la persona en otros aspectos de su vida. Y recalco el "suelo" entre comillas porque como mujer, llevo el "bitching" tatuado en el ser y no será la primera vez ni la última que critique a esta o a aquella persona. Todos lo hemos hecho, con distintos niveles de maldad. Pero al contrario que el Rey, yo no voy a pedir perdón, porque lo que se dice, la mayoría de las veces, es lo que se piensa.
De C. he tenido que aguantar todo tipo de comentario acerca de mi peso -pero él no es ni ha sido nunca una sílfide-. Y estas cosas duelen, por eso yo intento no hacer comentarios sobre el peso de los demás, a no ser un "fulanita ha engordado" o "qué gorda se ha puesto fulanita". Estos comentarios no incluyen a cantantes, actrices o similares, que se regodean de sus cuerpazos cuando estén como un queso y se merecen toda nuestra chincha cuando no lo están, hale!

En mi opinion, el haber estado gorda con anterioridad (yo no lo fui ni de pequeña ni de adolescente, fue posteriormente cuando empezó mi carrera contra la báscula), me hace sentir, precisamente como una exalcohólica: también puede una recaer y volver a engordar; "Hola, me llamo Candela y soy exgorda. Llevo 7 meses manteniendo mi peso y estoy muy feliz"

La relación de C. y S, no funcionó, principalmente debido a la actitud de ella de no querer volver a trabajar para cuidar de su hijo, que ha nacido con un cierto grado de autismo. Y como aquí hay "enfermedades" que parecen un problema mayor de lo que es debido al poco apoyo médico o escolar, la relación se resintió y acabaron cada uno por su sitio. De ella no sé absolutamente nada, porque como digo, nunca la conocimos personalmente. Pero a él, además, lo tengo en Facebook, y hace ya unos meses que anunció que tenía "nueva chica". Pero hasta hace unos días no puso fotos de su nueva novia.

Y he aquí mi sorpresa: a chica no es delgada; no es rellenita, ni gordita, ni le sobran unos kilos. ¡La chica bordea la obesidad! Siendo una zorra, diría que es lo más parecido a un paquidermo, porque yo jamás he pesado tanto en la vida. Pero como está tan mal visto hablar de elefantes y he dicho que no me gusta criticar a la gente por su peso, me callo cual presidente venezolano.

C.... ¡no se puede decir de este agua no beberé! Esperemos que ese agua no sea tan tóxica como tu lengua cuando te conviene, pisha.

martes, 17 de abril de 2012

CAIDA REAL

Estaba empezando a estar cansada de elefantes, de casa real, de accidentes, de escopetas y de la prensa española (porque aquí, en la prensa británica y en la irlandesa, no se ha oido un pip ni de Urdangarines, Froilanes o elefantitis. Un animal que, por cierto, no me produce simpatía alguna: tienen muy mala leche y apestan a leguas. Lo cual no quiere decir que apruebe su caza.

Pero hace un momento Edmond, el dibujante de Jan Europa (entre muchos títulos), me ha enviado un email con su cómica versión del tema. Y me ha hecho reir.





viernes, 13 de abril de 2012

Puente Carranza


Esta foto la hizo mi madre el día que abrieron oficialmente el Puente Carranza sobre la Bahía de Cádiz. Corría el año 1969, y la jornada del 28 de Octubre, los gaditanos fueron invitados a recorrer a pie, si así lo deseaban, la nueva vía de comunicación entre la capital y Puerto Real. 
El puente no entraría en servicio para el tráfico hasta varios días después, el 4 de Noviembre.

Pero me encanta encontrar en el álbum familiar, momentos históricos como éste. Que quizá no tengan nada del otro mundo, pero he crecido viende ese puente desde mi ventana, he sido testigo de sus numerosos cortes por huelgas en Astilleros, entre otras empresas. He pescado desde su borde, he admirado la profundidad del mar desde la altura privilegiada de su superficie.

He visto alzarse sus hojas para dejar pasar al Elcano. Lo he visto bajo fuegos artificiales, bajo tormentas eléctricas, bajo un sol implacable de verano y bajo la luna más llena...


lunes, 9 de abril de 2012

Una funda para mi tablet

Llevaba tiempo considerando la idea de comprarme una tablet para cuando viajo, que este año puede ser bastante movidito y ya llevo tres viajecillos como quien no quiere la cosa. La primera vez que te compras un portátil, piensas que es una maravilla poder llevarlo a todas partes, pero cuando viajas, su peso o su transporte se puede convertir en una carga. Y yo evito viajar con Ryanair.
Tenemos un notebook tambien, que le regalé al guiri por su cumpleaños el pasado septiembre para que dejara en paz mi portátil, ya que cada vez que lo usaba me desconfiguraba programas o simplemente me desaparecían iconos del desktop. Misterios de la ciencia, porque según él, no tocaba nada...
Y aunque el notebook es ligerito y se lleva en el bolso como si nada, yo quería algo enteramente mío, que no tenga que pedirle o "cambiarle" por mi portátil cuando viajo y él queda atrás, por lo que la mejor opción, considerando que solo lo voy a usar para chequear mi email y poco más, era una tablet sencillita y sin muchas complicaciones. 
En la tienda donde la compré trabaja un chico español amigo mío por lo que la elección fue fácil: seguí sus consejos, y como no va a comisión, me vendió lo que me convenía y no lo que la tienda te quiere vender. Además, le compré un seguro por dos años, el máximo que hacen, por si resultara dañado en el aeropuerto o diso sabe cómo. 
A la hora de elegir una funda, ninguna me convencía, principlamente por el precio: entre cuarenta y sesenta euros... y en ese momento, después de dejarme la mitad del saldo de mi banco en el capricho, simplemente me parecía un abuso. Porque mas que nada... es que solo había dos modelos de estuche. Así que como el 3 de Mayo llego a Barcelona, se impone visita a la Fnac y allí, si es necesario, me gasto los 40 euros, pero espero tener más oferta que los dos paupérrimos modelos encontrados aquí. Que he mirado en otras tiendas y no hay nada... Tampoco por Internet he hallado nada al gusto, principalmente porque prefiero verlos en mano y que no me vendan conejo por camello.


Con las cosas así, me decidí a fabricarme una. Por fuera es de charol rojo. Por dentro he usado tela de Esther y su Mundo y un simple plástico transparente para la parte donde va metida la tablet, pegada con pegamento para manualidades. Lleva espuma de relleno en su interior (no se cómo se llama en español) y un cartoncillo en la parte de cubierta para hacerlo más duro. El plástico es uno de esos que se utilizan para cubrir los Curriculums cuando lo llevas en folders. Para aliviar la sosura de la cubierta, le he cosido mi inicial a punto de cruz. Ya me diréis qué os parece el resultado. 




A mí, que no me gustan los videojuegos, el hecho de que traiga mas de mil y pico de aplicaciones solo para juegos, casi me la trae al pairo. Me he enganchado a los Angry Birds, vaya por dios, y estoy segura de que me servirá para aliviar mis esperas en el aeropuerto. Pero el guiri ya se ha hecho dueño del cacharrito por las noches y no hay quien se lo quite de las manos!!

jueves, 5 de abril de 2012

Libretitas de Fieltro

En mi último cumpleaños, entre los numerosos regalos que recibí de mi familia, mi hermana incluyó una original "libretita" de fieltro que contenía unas horquillas y un par de pendientes:





La idea me pareció bastante original, y así se ha quedado, no lo he tocado porque me da pena que se me estropee, y como no soy de usar pendientes pequeños, más que nada porque tengo el pelo largo y lo suelo llevar suelto, y al ser tan pequeños, no se ven. Pero suelo aprovecharlos como cierres si tengo unos pendientes bonitos pero el arito o broche se ha estropeado o puesto negro: si tienen arancelilla lo meto por el pinganillo y arreglado!
En fin, que la idea me pareció muy original y lo mismo que horquillas, se puede utilizar (para las costureras) para llevar alfileres, agujas o similares en el bolso. Y con ello me puse a la idea y de momento ya tengo tres que me van a venir requetebién para regalar a mis amigas del foro de Esther en nuestra próxima cita en Barcelona del 3 al 7 de Mayo para el Salón del Cómic:


Son muy fáciles de hacer y ya tengo preparados más en diversos colores...


Y para aprovechar el post, os enseño un original costurerito que me envió mi madre las pasadas navidades:


En el interior venían hilos, alfileres, agujas, tijera, dedal, cierres y botoncitos varios... el acerico me lo regaló mi amiga Kyra (Mari Jose) hace unos años y he aprovechado para guardarlo ahí:


Y mi hermana, conocedora de mi gusto por lo vintage, me envió este pasado cumple este bonito baulito que ya he llenado de cosillas:


Y este bonito álbum de fotos, que tiene la particular de que además de sus páginas en sepia para colocar una foto en cada una (utilizando la otra mitad de la página para descripción o historia de la foto), tiene un fondo hueco bajo el total de páginas donde se pueden guardar fotos, negativos, o lo que se precise...


Además, de la manera que está hecho, creo se podrían realizar también para futuros regalos manuales...

domingo, 1 de abril de 2012

De Tesoros Escondidos...

Hay tesoros que no se componen de monedas, perlas o piedras preciosas. Hay tesoros escondidos, dentro de las urbes que nos rodean y en los que no nos hemos fijados.
Otros, como la Bella Escondida o la Casa del Pirata, en Cádiz, se ocultan a la vista o guardan aún mayores secretos en su interior: los de la belleza.

La Bella Escondida es una torre mirador como otras tantas que salpican el perfil de Cádiz. ¿Como otras tantas? ¡Ni por asomo! Su nombre se debe, precisamente, a lo bello de su estructura. Eso sí, estuvo desatendida y a punto de marchitarse durante años, hasta que ha sido devuelta a su antiguo esplendor.

(c) foto del Diario de Cádiz
                                        
En realidad se la ha denominado "la Bella Escondida" porque debido a su ubicación queda oculta a los ojos del paseante, pero su estructura es casi única, de forma octogonal con fachada de azulejos y pintura esgradiada. A diferencia de las otras torres vigías, destinadas a otear el mar para esperar la llegada de los barcos mercantes, la Bella no está vinculada al mar, sino que fue fue una especie de regalo para una mujer. O para ser observada, admirada y amada por una mujer, para ser más exactos: la hija del propietario del palacete sobre el que se encuentra, que la construyó para ella en el primer tercio del siglo XVIII. Y es que la muchacha había ingresado en un cercano convento y desde el patio del mismo podía verla a la perfección, para que recordase a la familia y -quizá- en los momentos de flaqueza le diera ánimos para hacer frente a sus votos.

(c) foto del Diario de Cádiz
(c) foto del Diario de Cádiz


El actual propietario del inmueble puede desde su atalaya singular ver el patio del convento y sus ventanas. Es el nuevo dueño el que se ha encargado de remodelar y devolver su esplendor a la casa, construida en 1730 y reformada en 1860 para transformarla a un estilo isabelino.

El suelo del patio es de mármol y una Cruz de Calatrava custodia el umbral. La escalera -también de mármol, está amparada por tres arcos y un techo de caoba labrada idéntico al de las puertas de las plantas principales. Además el actual dueño se ha encargado de dar a todo un toque isabelino casi original, con adornos de alfombras, tapices, cuadros y esculturas que embellecen el interior del palacete.
A la azotea se llega por una escalera de caracol en el interior del mirador barroco. A pesar de los desconchones, de los azulejos resquebrajados y descoloridos, la que tuvo retuvo, y no serán las grietas o el óxido el que impida decir aquello de que "quien tuvo, retuvo". Pero el propietario, en este sentido, tiene las manos atadas de momento: es una estructura protegida y un particular no puede tocarla, solo esperar a que las administraciones pertinentes se comprometan a su rehabilitación, esperando no ser olvidada bajo el imperturbable paso del tiempo...

Otro tesoro casi oculto también, se encuentra apenas a un par de calles de distancia: se trata de la Casa del Pirata, aquella que dice la leyenda fue comprada por un pirata cuyo barco naufragó cargado de tesoros. Siendo el único superviviente, y tras pasar años en una isla desierta con el monto de su riqueza, fue rescatado por un barco que pasaba y, tras ocultar el botín, regresó a su Cádiz y a los brazos de su esposa, que había tenido a bien esperarlo, convencida como estaba de que no había muerto. Una vez restablecido, el pirata decidió embarcar en el que dijo sería su última travesía, para recuperar ese tesoro con el que cubriría a su amada en riquezas. El pirata regresó y la cubrió en joyas y oro hasta cuando su esposa murió, enterrándola -se dice- en un cofre de oro.
La casa pasa desapercibida al ojo cuando se pasea por la calle. Su exterior no tiene nada del otro mundo, pero su interior... ¡Ay su interior...!


(c) http://www.flickriver.com/photos/chocoplanet/popular-interesting/

(c) http://www.flickriver.com/photos/chocoplanet/popular-interesting/

(c) http://www.flickriver.com/photos/chocoplanet/popular-interesting/

(c) http://www.flickriver.com/photos/chocoplanet/popular-interesting/





Que no os quepa duda de que cuando regrese a mi Cádiz visitaré estos y otros inmuebles de mi lista para hacer mis propias fotos, mis propias preguntas, obtener mi propia impresión.

Y luego está el tema de la niña momia encontrada oculta en una rendija de la cúpula de la Iglesia de San Lorenzo... pero esa es una historia mejor contada por otros...