domingo, 30 de octubre de 2011

Lady Almina, Quinta Condesa de Carnarvon


Si el castillo de la foto superior te es muy familiar, o si lo has reconocido al instante, es porque eres fan de Downton Abbey, aunque no es de esta serie, de la que soy fan incondicional de la que voy a hablaros, ni de la historia del edificio, cuyos datos podéis hallar en Internet con solo un click.

A mí me interesa más una de sus habitantes, a quien he conocido, en parte, gracias a una de sus descendientes, la actual Condesa de Carnarvon, Fiona, dueña junto a su marido de Downt... de Highclere Castle, situado en Hampshire. Lady Carnarvon ha escrito un libro sobre la quinta Duquesa, Almina Victoria María Alexandra Wombwell, que se casara con el Conde de Carnarvon George Herbert, quinto Conde por nacimiento. Y es que la actual Lady Carnarvon ha escrito un interesantísimo libro sobre su antepasada, llamado Lady almina y la verdadera Downton Abbey, El Legado Perdido de Highclere Castle. No es el primer libro que escribe sobre su familia, ya que con anterioridad puso sobre el papel Carnarvon and Carter, y es que el abuelo del actual Conde fue responsable de la mayor parte de la financiación y participó en el descubrimiento de la tumba de Tutankhamun. Y mientras él pasará a los anales de la historia para siemrpe ligado a ese descubrimiento, Lady Almina ha permanecido en las sombras a pesar de su apasionante vida.

Lady Almina nació en 1876. Su madre, Marie Wombwell, estaba casada con el Capitan Frerick Charles, aunque su verdadero padre fue no otro que Alfred de Rothschild, un prominente bankero de tradición familiar, que soltero y sin descendencia, la convirtió en su heredera. En 1895 contrae nupcias con George Edward Stanhope Molyneux Herbert, el 5º Conde de Carnarvon, con quien tendría dos hijos, Henry George Herbert (6º conde) y Lady Evelyn Leonora Almina Herbert.
El Conde tenía un interés fascinante en Egiptología y así fue como llegó a financuar la búsqueda de la tumba de Tutankhamun en el Valle de los Reyes, asistido de la riqueza de la propia Almina. En Noviembre de 1922, George y su hija Evelyn estaban presentes con el arqueólogo Howard Carter cuando abrieron la tumba. 
Pero antes de que todo esto sucediera, conviene decir que el Conde, a pesar de sus títulos y sobre todo, de sus posesiones, no andaba muy bien de pecunio y que fue su matrimonio con Almina el que evitó que Highclere Castle se convirtiera en una pila de ruinas. Almina pagó todas sus deudas y además empleó bastante dinero de su fortuna particular en reparar el castillo, además de colaborar casi más que su marido en la empresa de Howard Carter. 
En Marzo de 1923, la Condesa en persona viajó hasta Egipto para estar con su marido, que había enfermado tras picarle un mosquito. el Conde moriría en Abril y Almina regresó con el cuerpo a casa.

Ese mismo año, la Almina volvió a casarse, con el Teniente Coronel Ian Onslow Dennistoun mientras seguía financiando el trabajo de Carter en Egipto. 

Un par de años después de la boda, la Condesa se vio envuelta en un juicio bastante sensacionalista, conocido como "Bachelor's Case", o también el más peyorativo "Dustbin's Case" (El caso del Cubo de Basura) entre su marido el Teniente coronel y su exmujer, ya que al parecer cuando ambos se divorciaron, Ian Dennistoun no podía pagarle manutención o ayuda alguna, pero prometió que proveería para ella en el futuro cuando tuviera dinero. Al bien-casarse con Lady Almina y llegar ésto a oidos de la ex Sra. Dennistoun, demandó la pensión alimenticia que le había sido prometida. el juicio le costó una considerable cantidad de dinero a la duquesa a pesar de que el juez sentenció a su favor.
Almina se tomó todo el tema como una suerte de chantaje y persuadió a su marido de que llevara a su ex a juicio. al parecer el mismo fue bastante viperino y revuelto y causó gran conmoción entre la sociedad de la época. 
Sin embargo no fue una mujer frívola, aunque tuvo muchos problemas con el playboy de su hijo y el uso de su vasta fortuna. Pero al llegar la I Guerra Mundial, no tuvo reparos a pesar de su rango aristocrático de remangarse sus caros vestidos y abandonar el confort de su salita para tratar a Oficiales heridos, pagando todos los gastos de su bolsillo y convirtiendo el castillo en un hospital, justo como los Grantham hacen en Downton Abbey. Más tarde fundaría una serie de Casas de Enfermeras para los ricos, famosos y privilegiados que le concederían gran fama.
De jóven se la conocía como La Venus de Bolsillo, por su belleza y por su tamaño petit, y dicen que sabía controlar a los hombres como si fueran marionetas. Vaya, si parece ser que a propio hijo le estafó una gran cantidad de dinero.
A pesar de toda su fortuna, equivalente al rescate de un Rey, lo perdió todo, quedando en la ruina y murió en un horrible accidente mientras vivía en un pisito más que modesto en Bristol en 1969, a la edad de 93 años.
El libro promete contar secretos de su vida privada, de sus amantes, de las relaciones con sus hijos y su relación con su primer marido,  que a pesar de toda la Egiptología del mundo, era un ser aburrido y poco cariñoso y diez años mayor que ella.
Tras la muerte de su segundo marido, compartió vida y amores con otro hombre durante unos 20 años, casi sin saberlo la familia. Pero a pesar de los escándalos y secretos que rodean su excepcional vida, hay algo que no se puede negar, y es que Almina fue una pionera en cuanto a las casas de reposo o convalescencia, incluso antes de que existiera el Servicio Nacional de Salud.

Sin embargo, sí es cierto que este libro, a pesar de profundizar bastante en su vida, pasa muy de puntillas sobre los últimos años de su vida, y en las partes más oscuras de su pasado, como sí lo hace otro libro de reciente publicación escrito por William Cross: Vida y Secretos de Almina Carnarvon. Así que tras terminar de leer éste, iré a la caza y captura de la "chicha" del libro de Cross.


jueves, 27 de octubre de 2011

BABY (testimonios del Asilo de las Magdalenas) III

La entrada original al convento, hoy. (Foto: Ruth Bernárdez)

Paul sabe mucho del edificio. Me enseña rincones, me cuenta historias. El ha conocido la estructura original, cuando en 1994 pasó a manos del Technical College. Ha sido uno de los porteros allí desde entonces, y me decribe los cambios sufridos en lo que hoy son aulas, los traslados de escaleras de caoba impecables de un extremo al otro del edificio, el estado del ático, la situación de los antiguos comedores, las celdas de las monjas, la infame lavandería... Donde hoy hay una biblioteca, antes estaba el comedor, aquel donde monjas y "encarceladas" habrían de comer en absoluto silencio so pena de graves castigos, a veces corporales (para las chicas, esto es). Donde hoy hay un pasillo de un aula de exhibición, cuajado de ventanales, ayer eran celdas individuales, una por cada ventana, con el único mobiliario de una cama, una mesilla, una cruz.
Patios y jardines interiores permanecen casi sin notar el paso del tiempo, a no ser por la falta de las estatuas que antes decoraban los verdes céspedes. Antes de abandonar el convento, que se estaba cayendo a pedazos por falta de reparaciones, sin dinero, las monjas vendieron todo lo que pudieron: todas las estatuas que salpicaban el jardín fueron vendidas a diversas instituciones. Si miráis con atención la fachada  del edificio, notaréis las hornacinas huérfanas de esculturas. En el vasto muro de piedra, que antes rodeaba por completo la propiedad y que ahora está interrumpido por dos amplias entradas, quedan aún restos de los descuidados anaqueles que alojaban estatuas religiosas...

El muro que rodea el edificio, hoy en día. (Foto: Ruth Bernárdez)


Antiguas hornacinas abandonadas en el jardín. (Foto: Ruth Bernárdez)

Son los mudos testiigos de múltiples lágrimas sin fin. A la derecha del edificio, junto a la antigua iglesia que es hoy sala de exposiciones, dos cuidados parterres de verded césped se utilizan para jugar al fútbol. Hasta no hace demasiado, tan solo a principios del milenio, bajo su suelo descansaban los restos de las monjas que morían aquí.
Los cuerpos de las internas eran arrojados a una fosa común, sin marcar, en el cementerio local.

Le pido a Paul que me enseñe dónde estaban los túneles. Los desaparecidos pasadizos comunicaban el vecino orfanato de St. Georges con la capilla. Los huérfanos, la mayoría hijos de internas, llegaban a través de los oscuros corredores para la misa, y del mismo modo regresaban a su cárcel particular.
El lugar hoy ocupado por césped y aparcamiento, era el antiguo cementerio de las monjas. 
Al fondo, el orfanato. O lo que queda de él. (Foto: R. Bernárdez)
Los túneles hoy ya no existen. Mientras Paul me indica desde dónde a dónde iban y me lleva a través de la todavía existente puerta a la derecha de lo que fue el altar, me cuenta una historia sucedida mientras renovaban el edificio. A través de las cámaras de seguridad, vieron un coche entrar en los terrenos, dar un par de vueltas, detenerse, marcharse, volver a los pocos segundos. Paul salió a ofrecer su ayuda, en caso de necesitarla, y un hombre de acento británico salió del vehículo. Le contó que su mujer y su hija estaban en el interior del coche, y que simplemente querían ver el edificio porque su mujer, en su juventud, había sido una de las internas. Paul se ofreció a enseñarles el interior -o lo que quedaba de él-, pero la mujer estaba tan alterada y el llanto le provocaba tales espasmos, contagiando a su hija de terror, que no quisieron entrar. Solo querían ver el edificio que durante tantos años fue su única "casa".

Quien está llena de historias que contar sobre el lugar y sus habitantes es Anne Culhane, bibliotecaria del LSAD (Escuela de Arte y Diseño de Limerick). Antes de trabajar aquí en la Biblioteca, fue enfermera en el hospital del vecino pueblo de Croom y allí conoció a Baby, una mujer que vivió desde su nacimiento hasta prácticamente su muerte, bajo los auspicios de la lavandería del Buen Pastor.

Baby no tenía nombre. Nadie se molestó siquiera en bautizarla. Anne solía trabajar en el hospital de Croom y allí la conoció, cuando llegó como paciente. Nunca nadie la visitó durante su estancia hospitalaria. No tenía apellido, tampoco. Se hallaba más cercana a ser octogenaria que septuagenaria, y cuando comenzó a restablecerse de su enfermedad, la monjas no la quisieron tomar de vuelta. La enviaron a St. Camillus, que, a falta de un nombre mejor, es un hogar para gente mayor. 
Baby había trabajado en la lavandería toda su vida. Había nacido allí y allí vivió siempre. A la mayoría de niños nacidos en la institución se los daba en adopción y la mayoría, en cuanto tenían la edad adecuada, empezaban "a servir". Baby pasó su infancia en el orfanato y de ahí pasó a trabajar en las duras condiciones de la lavandería, hasta el día que tuvo que ser hospitalizada en Croom. 
Baby nunca había salido del viejo edificio de piedra gris en su vida. No hasta que fue al hospital. Anne la conoció allí porque le dio pena y la visitaba porque nadie iba a verla. Baby solo tenía un camisón. Esa era su única posesión en este mundo. Y era una persona encantadora y dulce a la que Anne comenzó a llevar cosas. Corría el año 1978.

Anne empezó a interesarse en la historia del edificio y la lavandería cuando comenzó a trabajar en la biblioteca y simplemnte piensa que hay un monton de historia en el mismo y que si no se guarda de un modo apropiado, se perderá. Opina que la renovación ha sido absolutamente brillante, pero al mismo tiempo se han realizado tantos cambios que hacen que la historia oculta tras sus paredes se pierda a no ser que alquien la recoja a tiempo. "Mi punto de vista es -dice- que tienen my mala reputación la mayoría, la mayoría de estas lavanderías y orfelinatos, y estas casas para madres solteras, y algunos se la merecen pero también pienso que hay mucho que contar. Algunos de los orígenes de los que vienen esas gentes, madres y niños... venir de esos orígnes a ésto era en realidad mudarse a una vida mejor. Aquí eran alimentados, tenían ropa, un lugar caliente, y muchos de ellos nunca tuvieron eso antes. Quiero decri que todo lo que uno ha de hacer es leer Las Cenizas de Angela y ver las penurias y la pobreza por la que pasaron. Así que, para muchos de ellos, venir aquí era un paso adelante. Es demasiado fácil ser negaticos y críticos sobre las monjas y sí, hicieron muchas cosas que no estaban bien o no eran buenas, pero han de ser tomadas dentro del contexto de la época en la que estaban. También hicieron mucho bien, entrenando a todas las chicas que se iban, que tendrían entre quince y dieciséis años, a ser lavanderas o costureras. Salían al mundo con una habilidad que de otro modo no habrían adquirido. Aquí se les daba la educación mínima, cuadno se marchaban sabían leer y escribir. ¿Habrían muchas de ellas conseguido ser educadas fuera, sobrevivir en el mundo ahí fuera? No lo sé. Solo sé que trabajando aquí, siento el carácter del edificio. Solo me gustarí quye no olvidáramos a toda la gente que estuvo aquí."

"Lo mejor que podría haberle pasado a este edificio es la Escuela de Arte. Hubo muchas privaciones en este lugar. Mucha tristeza, mucha soledad. Mucha trgedia así que lo mejor que podía suceder es que llegaran los estudiantes con su naturaleza jóven y creativa, positiva. El antídoto perfecto: una fuerza de energía.

Otras de las historias que cuenta Anne, es sobre el orígen de una frase (left holding the baby), que literalmente podría traducirse como "quedarse con el niño en brazos", frase que se utiliza cuando hay que hacer frente a alguna responsabilidad porque otra persona ha decidido no hacerse caso. Lo que en en mundo hispanoparlante podría traducirse como "dejarte más tirao que una colilla". En el caso que nos aplica, el uso de la frase era tan literal como su significado en inglés. 
Los visitantes que acudían a la institución para visitar a las internas habían de pedir permiso previamente para venir. Primero tenían que dirigirse a la Madre Superiora. Ésta habría entonces de solicitar permiso al Obispo. Sin embargo, la cosa no era tan grande como suena, porque la parroquia dentro de la cual se encuentra el Convento, era la parroquia del Obispo y así, tenía habitaciones en el edificio, de modo que todo era una mera formalidad.
Pero cuando llegaba un visitante, había de ser entre las tres y las cinco de la tarde del Domingo. La interna que esperaba visita, estaría lista y preparada para recibir a su visita. Y a las madres solteras las harían permanecer de pie en el balcón sosteniendo a sus bebés para que el visitante pudiera ver su vergüenza, su pecado, la personificación física de su pecado. Y de ahí vino la expresión, porque ellas eras las que no recibían visitas, las repudiadas, las que se quedaron con el bebé en los brazos.

También estaban las conocidas como penitentes, chicas jóvenes, y sus crímenes habrían sido muy simples, como robar pan o cualquier otra cosilla para comer. Pero éstas estaban encarceladas en la parte de detrás del orfanato. Para llegar a la iglesia, utilizaban el túnel, para que el público no las viera. Tampoco las podían ver desde la carretera.

(continuará...)

miércoles, 26 de octubre de 2011

Rompiendo las Reglas del Silencio: Testimonios (II)

Hoy he visitado de nuevo el que fuera Convento de las Hnas del Buen Pastor, hoy reconvertido en la Escuela de Arte y Diseño. Agradecer a Paul, uno de los porteros de la Escuela, el magnífico tour personalizado que me ha hecho por el edificio, enseñándme partes a las que por lo general el público no puede acceder y explicándome muchas historias del lugar, algunas de primera mano. Todas ellas me han de servir en un futuro muy cercano para realizar algún otro artículo sobre los Asilos de las Magdalenas, pero hoy, con el beneplácito que me ha concedido Evelyn, traduzco una de las muchas historias que ella misma se ha ocupado de recopilar a través de entrevistas.

La de hoy tiene nombre y apellidos, no es una historia genérica ni recabada por la voz popular. Catriona Hayes fue recluida en la Lavanderia de las Magdalenas del Buen Pastor a finales de los años cincuenta, con tan solo 11 años de edad. Allí permaneció hasta 1964, trabajando en la sala de empaquetado. Y esta es su historia:

La razón por la que entré en el Buen Pastor fue porque mi abuela y el cura de la parroquia pensaron que podría quedar embarazada, y esa fue la única razón por la que me llevaron allí. Nunca hice nada malo a nadie. Solo era una niña. No podía comprender por qué tenía que dejar mi casa a tan corta edad pero ya he superado esa parte. Sin embargo todavía pienso en ello bastante. Es terrible hablar de ello ahora mismo... Mis abuelos fueron muy crueles. Me llevaron al convento y todo lo que recuerdo es subir por aquellos grandes escalones y la enorme puerta color ocre que aún está allí...


Me llevaron al dormitorio. Mi cama estaba en el centro... No obtuve ninguna educación. Debería haber ido a la escuela por derecho. Todo lo que siempre quise ser fue enfermera.

De allí no podías irte por decisión propia. Y no teníamos nuestros propios nombres. Nunca tuvimos nuestros nombres, nos los cambiaban al llegar. Y luego, tenías que manosear toda esa colada sucia que venía de las casas, la colada de la gente, de los carniceros, de los hospitales. La ropa de la Abadía de Glenstal solía entrarnos. Y la de Lord Harrington desde Patrick's Well.
La Sala de Empaquetado significaba que recibías la ropa sucia y tenías que organizarla. Habías de poner cada artículo junto: toda la ropa interior, bragas y sujetadores, camisas, jerseys, especialmente toallas. Había sábanas también. No nos importaban las sábanas, porque estaban limpias pero había ropas muy sucias. No te dejaban lavarte las manos. No te permitían lavarte las manos... Y teníamos que trabajar medio día los Sábados y entonces podías subir a tu habitación, al dormitorio, para hacer tus cosas, lo que fuera... hacer la cama, ordenar. Basicamente era eso. Había que pulir los asientos en la iglesia. Había cosas diferentes que debías hacer: cocinar, o aprender a cocinar en la cocina, por ejemplo.
Hubo una monja en particular que me tomó bajo su ala y si no fuera por ella, no estaría aquí hoy en día. Era muy amable conmigo. Decía que debería estar yendo al colegio. Y entonces murió y otra monja tomó su lugar y fue como una madre. No me gustaría volver a pasar por ello. Hacía frío allí. Mucho frío. Te daban el desayuno, la comida y la cena, pero eso era todo.
En el comedor había que estar muy calladas, No se permitía hablar. Y si hacías algo mal, eras castigada... Recuerdo una vez, ahora me hace gracia, pero entonces yo no sabía nada... el caso es que yo quería un sujetador y llegó uno a la lavandería y por supuesto, lo cogí. La Reverenda Madre vino y preguntó quién lo había cogido. Dije que había sido yo. Así que me puso de rodillas durante dos horas. Pero fue más la vergüenza que cualquier otra cosa, porque todo el mundo tenía sujetadores menos yo. No sé, yo solo quería uno.

Me violaron tres o cuatro veces cuando era joven y nadie sabe lo que es, lo que se siente... hasta que le sucede. Me llevaron al convento por si me quedaba embarazada. Mi madre me tuvo con diecisiete años. Nunca me quiso. Es duro decir que tu propia madre nunca te quiso... pero no hay motivo para decir que nos quiso porque no es así. Todo el mundo cree que eres feliz cuando sonrías pero no lo eres. Por dentro, duele. Eso es lo peor.
Hay veces en las que me deprimo y digo que para qué, porque ya terminó y lo pasado, pasado está. el futuro es lo que hay que mirar. Pero yo no tengo futuro. Si me hubieran educado, no me importaría. Podría salir y hacer algo.
Nunca te decían nada. Nunca tuve compresas o nada. Trapos, trozos de trapos, bolsas de flores y cosas así, todo el tiempo. Y podías doblarte de dolor y no te daban ni una aspirina... Tuve un problema con mi ojo cuando era jóven. Nací con ello. No tengo visión en ese ojo, solo veo con uno. No querían llevarme a operarme. Se suponía que tenía que ir a Dublín a que me lo rectificaran.


Entré cuando tenía once años, me llevaron. No recuerdo estar sentada en el coche. Todo lo que recuerdo son los escalones. Hay tantos escalones hasta esa puerta principal en el Buen Pastor, esa gran puerta ocre. Aún está allí.

Algunas de las mujeres eran muy ricas. Venían de familias ricas. No conocías sus historias, nunca hablaban de ello porque no les estaba permitido. Ahora ya han muerto. conocí a algunas de llas. Mary F. Era muy agradable. Primero estuvo en la parte de St. Joseph (el reformatorio) pero luego vino a la parte de St. Mary cuando aquello cerró. St. joseph... había más gente allí, pero si tenían niños o qué, no lo sé. Es que no nos contaban nada.

Los túneles que solían llevar a la Iglesia


Recuerdo el tunel... Estaba en esta parte, a la derecha de la escuela. St. Georges (el orfanato) estaba allí. Los que residían en el orfanato solían ser niños, hijos nacidos de las chicas que etaban internas en la lavandería. Y una vez se los quitaban y los enviaban allí, ya no podían volver a verlos. Venían a misa desde el edificio de St, George, a través de los túneles, pero no se les permitía hablar o mantener contacto durante la misa o fuera de ella. Al acabar el servicio, volvían al orfanato a través de los túneles...

jueves, 20 de octubre de 2011

Rompiendo las Reglas del Silencio en un Asilo de las Magdalenas (I)

20 Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)

El edificio pintado de blanco con terminaciones en gris parece ahora inocente e incluso agradable. Sin embargo, sus paredes esconden historias veladas por gritos sordos que ya no pueden oirse. O tal vez sí.

El edificio original era de piedra gris, y así lo conocí en 1998 en mi primer año como Au Pair. Frente al mismo hay un parque -por entonces el único con columpios-, y al llegar la primavera, me llevaron allí a a jugar con los niños que cuidaba. La sola imagen del edificio me produjo escalofríos. Pero entonces yo no conocía su historia. 

1900-1910
Hoy aloja a la Escuela de Arte y Diseño y sus pasillos se llenan de la alegría y las risas de los jovenes estudiantes y del colorido de sus proyectos y la ilusión en un futuro prometedor. 

20. Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)
Tan prometedor como el uso que su original propietario quiso darle. Joseph Lancaster fundó en estos terrenos la Lancaster School para la educación de niños pobres a principios del S. XIX. Lancastar era un cuáquero nacido en Londres en 1788 que dedicó su vida a enseñar a los más desprotegidos. Con su método, se enseñaba a leer y a escribir  tableros en las paredes, desestimando así el gasto en innecesarios libros y otros materiales escolares, y para escribir se utilizaban pizarras. Su primera escuela se fundó en su ciudad natal en 1801 y la de Limerick alrededor de 1806.
Sin embargo la caída en número de alumnos provocó que el edificio poco a poco se dejara deteriorar y en Novielbre de 1821 la congregación de los Hermanos Cristianos compró la escuela por 200 Libras. En 1858 dejaron parte de su jardín a Madame de Beligond, Superiora del convento del Buen Pastor con un alquiler mensual de 10 Libras. En 1888 los Hnos. Cristianos dejan el edificio, tras vendérselo por la misma cantidad que lo compraron a las monjas, que lo convirtieron en lo que hoy se conoce como Lavandería de las Magdalenas o Asilo de las Magdalenas. En 1994 el edificio fue vendido al Regional Technical College, que comenzó trabajos de remodelación tanto en el edificio principal (primera foto) como en lo que fue la capilla (en la segunda foto, con la moderna entrada a la Escuela, y en las fotos de abajo).

20. Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)

20. Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)

Foto original de la Iglesia en 1941

20. Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)

20. Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)
Esta capilla está hoy secularizada y se utiliza, de hecho, como Galería de Arte para exponer el trabajo de los estudiantes, exposiciones itinerantes o puntuales o cualquier otra exhibición cultural de interés. Y es en esta capilla donde tiene lugar la exposición "Rompiendo las Reglas del Silencio", un montaje de imágenes y sonidos de la artista Evelyn Glynn. Se trata de una selección de dibujos, sonidos y vídeos, fotografías y trabajo documental que comprimen los tres años de investigación e historias orales que nos ayudan a saber más sobre los Asilos y las vidas de ls mujeres encarcaladas allí, pero no solo eso. También hay testimonios y experiencias de antiguos trabajadores, familiares de las reclusas y clientes de la lavandería y de personas que tuvieron la oportunidad de visitar la institución.
Y aunque la exhibición estaba abierta desde hoy 20 de Octubre hasta el día 28, y se inauguraba a las 7 de la tarde, yo me he pasado a eso de las dos de la tarde y tenían muy poco montado. Solo un par de fotografías de unas palomas sobre los ventanucos redondos de la cúpula de la capilla, y algunas diapositivas de distintos puntos del edificio que he preferido fotografiar yo misma. Como sonido de fondo, el zureo de las palomas.

20. Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)
20. Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)
Volveré en los próximos días porque me dijeron que aunque la inauguración estaba prevista para hoy, llevaban cierto retraso y es posible que aún pasen el fin de semana montándola, por lo que regresaré cuando esté segura de que todo está listo. Y además amenazo con contarlo.

20. Oct. 2011 ( ©Ruth Bernárdez)
En calle desde donde hice esta última foto, en Pennywell Road con Old Clare Street, hay una placa en la pared que dice "Farrancroghy: El lugar de las ejecuciones públicas de los siglos XVI y XVII". Se refiere al terreno sobre el que se construyó el edificio, que está en la periferia de Limerick. Sin embargo,  lo que hoy es la Escuela de Arte y Diseño no tiene ningún indicador oificial que indique que sirvió como un Asilo de las Magdalenas durante más de siglo y medio, desde su apretura en 1848 hasta 1990, que no es un año que nos queda tan lejos. (Las siguientes fotos no son mías, pertenecen a archivo/la autora).

La escalera de espiral lleva al ático

El complejo consistía de una lavandería comercial, una escuela industrial y un colegio reformatorio para chicas, un orfanato, el convento y la iglesia. Se presupone que unas mil mujeres y niños han estado en este edificio durante ese tiempo.

La autora de la exposición, antigua estudiante de la Escuela de Arte, acudía a clases mientras se llevaban a cabo las renovaciones pertinentes para adecuar el inmueble a las necesidades de la Institución que ahora hospedaba. Con cada cambio estructural, se daba cuenta de que parecía que la historia del lugar como un Asilo de las Magdalenas se alejaba por momentos. A nivel naciona, el asunto también estaba rodeado de silencio y Evelyn se mostraba preocupada de que la generación de testigos se extinguiera, y con ellos, sus historias.




La puerta a la derecha del altar, conducía a los túneles (foto de archivo)





"La respuesta ordinaria a las atrocidades es hacerlas desaparecer de la conciencia. Ciertas violaciones de el acuerdo social son demasiado terribles para pronunciarlas en alto; este es el significado de la palabra inefable. Atrocidades, de cualquier modo, que se niegan a ser enterradas. De igual modo tan poderoso es el deseo de negar las atrocidades como lo es la convicción de que negarlo no funciona... Los supervivientes nos desafían a reconectar fragmentos, a reconstruir la historia, a buscar el significado de sus síntomas en la luz de sucesos pasados" (Judith Herman, Trauma and Recovery).

miércoles, 19 de octubre de 2011

ODA A UNA COSA FEA

Conozco a una mala persona
que no tiene nada de mona,
y cuando en las fotos posa
sale siempre... horrorosa.
Tan fea es la pobrecita
que me recuerda a una barriguitas...


Dedicada a Blas y a Marcelo. Marcelo, que te lo explique Blas, que yo no puedo... me da la risa... Y Blas... que sepas que tuve pesadillas con la foto de marras!!

domingo, 16 de octubre de 2011

PENANDO POR ANTÓN (Relato)



Dicen que su alma recorre la plaza cada madrugada, al sonar las tres de la mañana, la misma hora en la que Antón fue ajusticiado sobre esas mismas piedras, hoy grises, entonces rojas de sangre caliente.
Pasea tranquilamente, como si el tiempo no acuciara, observando, sin mirar, siempre al frente. Murmura oraciones de palabras imperceptibles, a veces solloza y a veces entona una melodía que nadie conoce, como nadie conoce su nombre o su relación con Antón. Su identidad es un mayor misterio que la muerte de Antón, y todos los lugareños le tienen el mismo respeto a su alma en pena que la que le tienen al alcalde o a la ley.
Antón fue acribillado mucho antes de que llegara el alba. Unos decían que por rojo. Otros, que por saber demasiado. Nadie sabe, eso sí, quién apretó el gatillo, y ls acusaciones contra él nunca se hicieron de manera oficial. Simplemente apareció muerto en medio de la plaza, poco después del amanecer de una mañana de Octubre, mientras caían las primeras nieves. Los blancos copos iban cercando su cuerpo, disimulando el enorme charco de sangre por el que se le escapó la vida. Y el fantasma comenzó a aparecer esa misma noche, deteniéndose en el punto exacto en el que quedó marcado el cadáver.

La plaza ha cambiado desde entonces. Nuevo empedrado, nuevos edificios, un nuevo monumento alzado hace apenas una década, y aún así, 70 años después, sigue recorriendo la senda marcada por sus invisibles pasos, llorando, gimiendo, cantando... y solo el Abuelo Ginés, que entonces no era más que un crío, conoce su nombre...

martes, 11 de octubre de 2011

Las Cenizas de Frank y Luaithreach Angela


Poca gente sabe que parte de las cenizas del ganador en 1997 del Pulitzer, Franck McCourt, descansan en una de las paredes del museo dedicado a su memoria y a su trabajo, en la que fuera su escuela, Leamy School. De hecho yo no lo supe hasta mi penúltima visita, cuando visité el museo de nuevo, acompa­ñando a un amigo que visitaba Limerick por primera vez. La simpática chica que se ocupa de la recepción, vio a bien informarnos y aseguró que al comenzar a trabajar allí le daba un poco de miedo (supercherías!).
Desde su posición privilegiada al fondo de la clase, justo en el centro de la pared, sobre los ventanales, Frank tiene una magnífica vista de la fiel reproducción de la que fuera su aula, y es, además, testigo en la sombra de los eventos que poco a poco, junto con la Asociación de Escritores de Limerick, situada a pocos metros, viene realizando.
Ayer, precisamente, tuvo lugar uno de ellos: la presentación de Luaithreach Angela, o lo que es lo mismo, la traducción al irlandés de Las Cenizas de Angela. Las copias que tenían allí, con portadas de la artista locay dueña del museo, Una Heaton, se vendían como rosquillas...



Aunque las Cenizas de Angela se ha traducido a más de 20 idiomas, no lo estaba a la lengua madre de la Isla Esmeralda, el irlandés, y la Asociación de Escritores de Limerick encargó tan titánico cometido al traductor Padraic Breathnach, que explicó las dificultades que presenta el libro para traducir fielmente el lingo local utilizado por Frank. Aseguró, también, que cree haber respetado fielmente el tono y el ritmo de la narración y no haber embellecido o agregado nada de cosecha propia más allá de un prólogo (en gaélico también).


Arriba, el traductor habla sobre el libro (la mayor parte de su discurso se realizó en un correcto irlandés, con partes muy divertidas, al parecer, porque todo el mundo reía. Yo, como solo hablo las malas palabras y no escuché ninguna, decidí vestirme con una sonrisa circunstancial y cara de poker... en la foto de abajo, la encargada (y dueña) del muso, Una Heaton, junto a Pat Carroll (no, yo tampoco sé quien es, y s1=, también dio un discursito).






En las fotos de arriba, Una observa al ministro de las Arts, Heritage and Gaeltacht  (Artes, Patrimonio y Gaeltacht) mientras también realiza su discurso (esta vez casi todo en inglés), dando un aure ceremonioso y oficial a la presentación, donde se procedió también a una lectura de un frangemento y la interpretación de un diálogo por dos estudiantes de unos 15-16 años. 
Tras ellos, yo era la persona más joven del auditorio y también la única que no tocó el vino... Y por cierto, me llamó poderosamente la atención el hecho de que el traductor, Padraic, se puso a firmar copias del libro... el señor puede ser todo lo conocido que quiera... pero firmar el libro escrito por otro, por mucha dificultad que tenga la adaptación a un lenguaje tan arcaico, me parece ostentoso y pretencioso.


sábado, 8 de octubre de 2011

LOS ÍBEROS TOMAN CÁDIZ

Aunque no estoy allí, a veces me siento como en casa cuando amigos me envían fotos de exposiciones a las que no puedo acudir, evidentemente, por la barrera de la distancia. Si me cogiera un vuelo cada vez que hay algo de interés en mi ciudad natal, viviría más allí que aquí.

La cultura Íbera siempre me ha fascinado. Vininendo como vengo de una ciudad que presume de ser trimilenaria y en donde realizar una obra supone -con toda probabilidad- realizar un descubrimiento arqueológico fenicio o romano cuanto menos, es natural que me interesen tanto la arqueología como la historia.

El caso es que hasta el 18 de Octubre, en la Plaza de San Antonio en Cádiz se ha erigido una carpa que alberga la exposición Íberos, Nuestra Civilización antes de Roma, gracias a la Fundación de la Obra Social "La Caixa".




Dos enormes torres guardan la entrada, simulando el acceso a un antiguo asentamiento ibérico, y es justo al inicio de la exposición que se encuentra una reproducción a tamaño real de la Gran Dama Oferente del Cerro de los Santos (Albacete), que fue descubierta junto a la Dama de Elche en 1897, despertando en toda Europa el interés por la cultura ibérica.






A finales del siglo VI a.C. aparece una aristocracia de príncipes guerreros que construyó urbes y santuarios, impulsando el comercio, el arte de la escritura y generando formas artísticas propias. Esa cultura desaparecería en el siglo I a.C. tras ser absorbida por el poder cultural y político de Roma. 




La carpa está dividida en varias estancias que simulan un antiguo poblado preromano. Hay reproducciones científicas de obras de arte, maquetas, audiovisuales, grabados y fotografías que dan a conocer la vida cotidiana de un pueblo Ibérico, así como sus relaciones con fenicios y griegos, la importancia que la agricultura y el comiercio tenía en su día a día y los misterios que rodean la desaparición de la lengua Ibérica.
Pero no os cuento más y os dejo un par de fotos, cortesía de Eduardo.