domingo, 16 de octubre de 2011

PENANDO POR ANTÓN (Relato)



Dicen que su alma recorre la plaza cada madrugada, al sonar las tres de la mañana, la misma hora en la que Antón fue ajusticiado sobre esas mismas piedras, hoy grises, entonces rojas de sangre caliente.
Pasea tranquilamente, como si el tiempo no acuciara, observando, sin mirar, siempre al frente. Murmura oraciones de palabras imperceptibles, a veces solloza y a veces entona una melodía que nadie conoce, como nadie conoce su nombre o su relación con Antón. Su identidad es un mayor misterio que la muerte de Antón, y todos los lugareños le tienen el mismo respeto a su alma en pena que la que le tienen al alcalde o a la ley.
Antón fue acribillado mucho antes de que llegara el alba. Unos decían que por rojo. Otros, que por saber demasiado. Nadie sabe, eso sí, quién apretó el gatillo, y ls acusaciones contra él nunca se hicieron de manera oficial. Simplemente apareció muerto en medio de la plaza, poco después del amanecer de una mañana de Octubre, mientras caían las primeras nieves. Los blancos copos iban cercando su cuerpo, disimulando el enorme charco de sangre por el que se le escapó la vida. Y el fantasma comenzó a aparecer esa misma noche, deteniéndose en el punto exacto en el que quedó marcado el cadáver.

La plaza ha cambiado desde entonces. Nuevo empedrado, nuevos edificios, un nuevo monumento alzado hace apenas una década, y aún así, 70 años después, sigue recorriendo la senda marcada por sus invisibles pasos, llorando, gimiendo, cantando... y solo el Abuelo Ginés, que entonces no era más que un crío, conoce su nombre...

10 comentarios:

BLAS dijo...

Cuando te pones gótica no te supera nadie.
Perfecto, Candela... Me atrapó del tirón.

chema dijo...

quien ha presenciado crímenes de guerra, no los olvidará aunque limpien y reconstruyan las calles donde se han cometido...
gran rekato, ruth.

Marcelo dijo...

Hay amores que ni la muerte derrota, aunque la victoria como en este caso es pírrica, gótica y equizofrénica

Candela. dijo...

Lo de la esquizofrenia no lo pillo, Marcelo. No se si el cuento es esquizofrenico, si lo es el fantasma, Anton, el abuelo Gines o yo misma... (nunca he sido diagnosticada y mi comportamiento suele ser bastante normal... pero nunca se sabe). Ya lo dijo mi profesora de Literatura: que todos los escritores son unos neuroticos.

Julieta dijo...

Hola querida Candela,
Un excelente relato gótico... me vuelvo a leerlo tomando un café caliente y viendo llover, como es costumbre en el otoño holandés y a imaginar esa alma en pena...
Besitos desde por acá.

BLAS dijo...

Si yo fuera por la calle de mi pueblo gimiendo, cantando y llorando, ya me habrían diagnosticado de esquizofrénica como poco. Y los fantasmas (se supone), son almas en pena de personas que no olvidan algún hecho terrible que les ha marcado y por cuya culpa no pueden descansar, así que imagino también pueden padecer esos males psicológicos. El problema es que ya no pueden ser diagnosticados y medicados.

Otra vez lo vuelvo a leer y me atrapa aun más, Candela.
Lo tuyo es lo gótico. Qué bien se te da, niña.

Candela. dijo...

Menos peloteo, aun asi no te voy a regalar "Los Secretos de Esther", XDDDDD

BLAS dijo...

Ese es el título?
Ayyyyyyyyy....

No me pongas la miel en los labios, joíaaaaaa!!!!! xDDDDDDDDD

Candela. dijo...

Working title, que se suele decir... ya veremos si lo cambiamos o no...

Geno dijo...

Genial, como siempre