jueves, 27 de diciembre de 2007

HISTORIA DE UNA FOTO


A veces las fotos encierran historias por sí mismas, algunas no necesitan palabras, otras son más personales y podrían parecer, a simple vista, una foto común de cualquier álbum.

La foto de arriba se corresponde a una Navidad cualquiera de mi infancia. Recién levantadas el 25 de Diciembre, mi hermana y yo, a juzgar por nuestras caras de cansancio. La noche anterior, sin duda, habíamos estado de parranda del modo que solíamos hacerlo en casa: con las vecinas de la planta, Angelita, Charo y Margari, bebiendo y comiendo turrones variados, alfajores, fruta escarchada y mazapanes. A mí los polvorones nunca me han gustado. Excepto el de chocolate, ése me ha gustado un poco, pero tampoco para morirse.

Supongo que Magdalena llegaría a media mañana y nos harían levantar para recibirla, aún a pocas horas de habernos acostado. Magdalena es la señora que se oculta bajo el disfraz de Santa Claus. O Papá Noel. Durante años llevó este traje en Navidad, y en la capilla a la que todavía íbamos los Domingos, repartía regalos y dulces entre todos los niños, que aunque sabíamos que era ella y no ningún recién llegado del Polo, disfrutábamos más, si cabe, de su figura regordeta y sus risotadas gazmoñas.

La madre de Magdalena había sido mi madrina en el bautizo, por lo que siempre hubo una amistad especial entre nuestras familias. Magdalena nos visitaba cada 25 de Diciembre para dejar caer sus regalitos llegados desde Laponia. A veces, incluso se montaba su propio show. Se ocultaba tras las puertas de madera de la terraza, y cuando al fin mi hermana y yo aparecíamos, sin saber que estaba allí, hacía su entrada espectacular y posaba para las fotos que, año tras año, atesoró mi padre.


Un día crecimos y Magdalena ya no volvió más.

1 comentario:

María José dijo...

Fíjate, mi madre hace eso todos los años con sus nietos, se viste de papa noel. mis hijos son ya mayores, pero tengo tres sobrinos que aún se lo creen y disfrutamos todos como locos!!!! que ilusión