miércoles, 30 de enero de 2008

EL DISFRAZ (43º ALBANTA)


Cada mañana se levantaba, desde el día en que nació, y se colocaba con cuidado el premeditado disfraz. Aprendió a ponérselo hacía ya mucho tiempo, para ocultar las verdaderas emociones que le encumbraban. Mostrarse tal como era en realidad sigue siendo un sinvivir, le torturaban las acepciones de ser tomada por lo que no era.

La culpa la tenían sus padres, es cierto. En casa no estaba permitido llorar y ver ciertas cosas en televisión, o en la vida, la obligaban a colocarse una máscara de lectura imperturbable que otra persona habría tomado por dureza emocional. Le enseñaron que llorar era símbolo de debilidad y hacerlo por algo que sucede al otro lado del cristal oblongo de una pantalla era llorar por nada.

Eres una llorona.

Quiso llorar cuando vió las calles de un Beirut descolorido sembrado de cuerpos inertes, devorados por moscas carnívoras e insaciables, de expresiones vacuas que nunca abandonaran el fondo gris de su supuestamente fría y calculadora mente.
Quiso llorar con la desolación del terreoto en Mexico a mediados de los ochenta que se tragó pueblos, casas, y gente, y una vez más abandonó la habitación hacia la cobertura útil del lavabo donde enjugaba sus muestras de pesar.

El disfraz más dificil de vestir fue el que evitó que derramara lágrimas por Omayra Sánchez, ojos negros que se ahogaron en un barrizal tan sucio como su conciencia de niña reprimida. Jamás se lo perdonó. Hubo de morderse los labios y aguantar la respiración hasta volverse azul. Pero no llorar.

Eres una llorona.

Y fue fácil disfrazarse de vil hielo y no mostrar sentimientos nunca. La vida se sucedía encadenada ante su mirada impasible, con la desazón en el alma de ser descubierta dando un paso en falso, observando las estaciones descorrerse como cortinas sin fundamento.

Y una mañana de otoño encontró las libertad. Me miró a los ojos y el velo cayó.

"¿Y tú, de quién te disfrazas?", preguntó impasible.

"De nada. De todo", contesté. "Me disfrazo de mí misma".

Eres una llorona, me dijo. Y lloró.

1 comentario:

ventanavioleta.com dijo...

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