sábado, 26 de abril de 2008

Colaboración de Lombard: Su Idolo Caído

Saludos a todo el mundo.

Tras leer el relato de Candela de su entrevista con Anthony Quinn y lo desagradable que resultó en persona tan excelso actor me volvió a la mente una poco grata experiencia experimentada por mí al encontrarme cara a cara con un antiguo ídolo de mi infancia. Me ha sugerido Candela que la cuente, ofreciéndome amablemente su página para ello. No estoy seguro de que realmente pueda interesarle a alguien, pero, por si acaso, allá va.

Si en mi vida he tenido un ídolo ese fue el Doctor Félix Rodríguez de la
Fuente, o el Amigo Félix. De niño tuve una pasión por los animales salvajes que me hacía devorar cualquier documental o libro a mi alcance sobre es tema. Y, naturalmente, ver El Hombre y la Tierra era un ritual sagrado, aún recuerdo un viaje a Barcelona con mis padres en que no paré hasta que cenamos en un restaurante con televisor para poder ver la segunda parte de El Cervatillo. Mi primer sueño de infancia fue conocer al Amigo Félix personalmente, cosa que se truncó para siempre antes de cumplir yo los cinco años. Aún me estoy viendo delante de una papelería de mi barrio leyendo en un periódico la noticia de su mortal accidente. Con cuatro años, de la mano de mi abuelo (q.e.p.d.) y acompañado por mi hermana.

El caso es que siempre he idolatrado a esa generación de naturalistas como Félix, Cousteau, Durrell, Fosey o Adamson, que tanto animaron mi infancia.
Y entre ellos figuraba, como no, el que pasaba por ser el sucesor de Félix en España, mi exidolatrado Joaquín Araujo.

Si alguien no tiene claro quien es, diré que es un naturalista, hoy menos de actualidad que hace unos años. Premio Global de la ONU, dirigió varias series y documentales de animales, caso de El Arca de Noé, autor de diferentes libros y se le ha visto dando soporte al Proyecto Gran Simio. Vamos, que no es un cualquiera.Bueno, pues yo, que jamás he ignorado lo anterior, siempre le he recordado por uno de esos momentos mágicos que se instalan en la mente gracias a la inocencia de la infancia y que nunca se olvidan. En el episodio El cormorán, de El Hombre y la Tierra aparece la siguiente escena (ignoro si fue algo preparado o espontáneo y no me importa en absoluto):

Vemos al equipo en una motora, dirigiéndose a Cabrera. Divisan un polluelo de cormorán moñudo nadando a la deriva (se caería del nido o lo que fuera). En un momento determinado vemos a Áraujo lanzarse al agua para salvarlo, le cuesta alcanzarlo, se lo pasa a Félix y más tarde le ponen de nombre Rafael y lo incorporan a los animales del equipo. Recuerdo, años después, a Araujo rememorándolo en una entrevista.

Bueno pues es de esas imágenes que se quedan en el subconsciente. Cómo admiré a Araujo por ello. No sólo se la jugaba, además necesitaba gafas como servidor. En fin, uno era un niño y veía con ojos de tal las cosas.
Cosa de 15 años después, estando ya en la Facultad y habiendo perdido el interés por la fauna, me entero un día de que Joaquín Araujo vendría a mi ciudad (Alicante) a dar una conferencia. Maldita sea, la inocencia de la infancia me volvió de golpe. El que salvaba al cormorán, el director del episodio de la cueva de los guácharos, podría estar ante mí. Era lo más parecido a hacer realidad mi sueño de infancia. Se me agolparon las preguntas para hacerle, la primera qué le sucedió al ave.

Así que despreciando que al día siguiente tenía un examen decisivo (me salió fatal) allá que me voy. El acto consistía en proyectar una película (Rapa Nuy) y luego organizar un debate. Llego con la película ya empezada y de puro nervioso no me puedo sentar. Salgo y veo a un grupo de personas hablando y diviso a un señor con barba, gafas y más bajo que yo. Efectivamente tenía delante a Joaquín Araujo, el sucesor de Félix Rodríguez de la Fuente (o de eso se jactaba él).
No suelo interrumpir conversaciones ajenas, pero es que era mi ídolo. Hablándole de usted y pidiendo excusas le pregunté si era quien era. Conciso sí de respuesta. Emoción indescriptible por mi parte. Como veía que me atendía (acostumbro no ser impertinente) lancé la pregunta mágica "¿Que fue del cormorán?" tras decirme que murió formulé la siguiente (había leído en Natura que parte de las aves del equipo de El Hombre y la Tierra habían sido devueltas a la libertad y quería verificarlo). Y aquí empieza el motivo de este artículo.

Vale, de acuerdo, él estaba en otra cosa y yo aparecí de repente. Pero sigo creyendo que había otros modos de actuar que darme la espalda sin responder y comentar en voz bien alta algo así como:"Que yo haya hecho 10 series, 30 documentales y 70 libros y sólo me hablan de una vez que me tiré al agua".

En lugar de eso podría haberme dicho "Ahora estoy ocupado", "Luego le respondo" o qué se yo. Soy de la firme convicción de que en una conferencia y mientras se esté en el local el conferenciante se debe a su público. Pero aquello fue machacarle los recuerdos a una persona, especialmente la inocencia de la infancia que, creo, es un patrimonio que no debe perderse. Tras unos minutos de quedarme con la boca abierta opté por largarme (juraría haberle oído, a mi espalda, preguntar si ya había acabado el rollo de la película para poder empezar).

Luego le escucharía en otras tres ocasiones (era un ciclo completo) hablé con él con mejor resultado (no me recordaba o no se dio por aludido), hasta le pedí un autógrafo por mera inercia, pero para mí ya no era el que fue. De hecho el último día al responderme mal, y de no muy buenos modos, a una pregunta (confundió al fallecido Teodora Roa con el centro de recuperación de fauna de Alicante, ya desaparecido, que lleva su nombre) no pude contenerme y me di el gustazo de decirle delante de todo el mundo que un veterano como él no debía cometer tales errores. Las miradas de odio fueron recíprocas y allí acaba mi historia con este individuo.
He procurado informarme y gente que le ha tratado cuenta historias similares. Y el antiguo colaborador de El Hombre y la Tierra Fernando Rodríguez le cita en su libro (sin identificarlo) no muy bien. Vamos que no hubo nada personal, es su carácter.

El caso es que allí en el aula de cultura de la CAM de Alicante, se cargó parte de los recuerdos de infancia de una persona que sólo trataba de agradecerle su trabajo. Confío que éste continúe y sea fecundo. Pero allí perdió a un admirador sincero absolutamente para nada.

Temo que no se trata de algo cargado de glamour pero es completamente verídico.

6 comentarios:

Elphaba dijo...

Bueno, de todo esto saco una conclusión: que trabajaba con animales porque era incapaz de relacionarse con humanos.

Muy buen relato ;-)

Inma dijo...

Me has dejado triste y nostálgica.No debias creer lo q te estaba pasando.
Has citado a una de las personas q mas me ha hecho reir, Gerald Durrell. Ya he perdido la cuenta de las veces q he releido sus libros, sobre todo la famosa trilogía.Era especial.

Anónimo dijo...

Saludos a todos.
Tal vez peque de prepotente escribiendo aquí pero quiero dar las gracias a Candela por publicarlo. Es curioso, tras la experiencia tuve unos días de profundo malestar, tristeza y subirme por las paredes. Todos mis allegados escucharon la historia. Luego lo olvidé todo. Pero al leer tu entrevista frustrada me vino íntegro y nítido a la mente.

Y naturalmente a los autores de los comentarios.

A Elphaba, me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por tu opinión. La verdad es que una persona que es capaz de llevar a una ministra a dar una charla (Isabel Tocino) y luego te menosprecia de esa manera, hace pensar que ha perdido el contacto con las bases. Y un naturalista debe convencer y conectar con la gente.

A Inma, lo mismo, muchas gracias por el comentario. Efectivamente, mi cabeza se nubló unos instantes, no me creía estar viviendo aquello. Seguro que ni le pasó por la suya que pudiera molestar a alguien su actitud. Por lo demás yo también me he emocionado con Durrell, ya se que no tiene gracia en realidad, pero tal y como cuenta en "El cumpleaños del Arca" lo que le ocurrió con la civeta Poltsie que le masticó un brazo, la pitón que enrrolló a él y a su ayudante juntos o su socio que se cortó con un anillo "en un lugar donde no se podía aplicar un torniquete sin que se le pusiera voz de soprano". (Cito de memoria).
Un abrazo.

Elphaba dijo...

¿Os referís a Durrell el de "Mi familia y otros animales"? Tengo aquí el libro en inglés desde hace mucho pero aun no me he parado a leerlo.

Inma dijo...

Elphaba!!!! Eso es pecado...las carcajadas q he soltado con esa trilogía!!! No te arrepentirás. Lo releo por lo menos una vez al año y siempre me sorprendo al oirme las risas.

Anónimo dijo...

Saludos Elphaba.
Nos referimos, en efecto, al autor de ese y muchos otros libros.
Y ante todo al naturalista que empeñó su vida en proteger animales amenazados (arriesgando dinero propio), al creador del zoo en el que se consiguió reproducir en cautividad varias especies en peligro de extinción (caso de la paloma de Mauricio) y que dirigió la regeneración de la isla Redonda.
Un abrazo.