Para aquellos que no sepan mucho de esta magnífica autora, decir que Beryl nunca fue educada en el arte de pintar, y que solo empezó a hacerlo cuando le regaló a su hijo una caja de acuarelas y quiso enseñarle a usarlas.
En 1995 la Reina de Inglaterra le concedio un OBE (Order of the British Empire [Orden del Imperio Britanico]) por sus servicios al arte, y sus personajes, en su mayoría sobraditos de lorzas y muy, muy british, han sido utilizados en los sellos reales junto a Renoir y Rodin, pero la galería Tate, por ejemplo, nunca ha tenido uno de sus cuadros. Sin embargo algunas de sus pinturas pueden verse en el Museo de Arte Moderno de Glasgow, y no me cabe duda de que ahora con su muerte se disputarán sus obras, como suele ocurrir, por descgracia, con muchos artistas.
En su vida privada ha sido discreta y un tanto tímida, y aseguraba encontrar el material para su inspiración en sus numerosos viajes y estar influenciada por Stanley Spencer y Edward Burra. Este último pintaba principalmente escenas de cafés de dudosa reputación, prostitutas, marineros, bares gay, etc, pero Beryl por el contrario retrataba escenas alegres y elegantes, un reflejo de la alta sociedad con un tono de insolencia a veces y un mucho de sarcasmo.
Este artículo aparecido en The Telegraph es una perfecta visión de una mujer tan única como su obra.
Descanse en paz, Beryl Cook, 10/09/26 - 28/05/08.
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