Solíamos is al cine cada Domingo, la cartelera no ocultaba misterio alguno para nosotros, cinéfilos empedernidos. A veces, incluso, hacíamos sesión doble, como cuando fuimos a ver Down with Love y cuando acabamos descubrimos que estaba a punto de comenzar Finding Nemo. Salimos, compramos la entrada, y volvimos a entrar.
Sin embargo, nuestras visitas semanales se vieron interrumpidas abruptamente debido a la clausura del único multicines del centro. Nuestra alternativa era ir hasta Dooradoyle (30-40 minutos andando, autobuses cada 20 minutos o media hora cuando deciden aparecer), al Omniplex. La desventaja de este cine es que, al encontrarse en un centro comercial, atraía principalmente a la clase de chusma que no querrías ver tampoco cerca de tu casa. Más de una vez hemos salido malhumorados por el comportamiento de "críos" que, en muchos casos, no tenían ni la edad adecuada para el film que se estaba mostrando, claro que este cine parecía no tener mucha vigilancia al respecto. Acudir a ver una película se convirtió en una lotería en la que nunca sabías si podrías escuchar algo o te tocaría un gilipollas al lado (es que debemos ser imanes para gentuza).
Si hay algo que odio es la gente que va al cine y no para de hablar durante toda la película. O aquel que, o se cree que su novia/amiga es completamente idiota y ha de contarle lo que está sucediendo según sucede. O las señoras que en medio de una escena parecen recordar un suceso muy importante, tanto, que no pueden dejar de contárselo a sus acompañantes.
Y el sonido enervante de los paquetes de patatas o similares. ¿Pero quién tuvo la felíz idea de permitirlos en la sala? Deberían de ser prohibidos del mismo modo que el fumar. Además, naturalmente, los consumidores del tipo de producto envasado en dichas bolsitas, esperan a que esté empezando la película para empezar a lidiar con el envoltorio. Creo que los niños de cinco años se comportan con mayor decoro.
Anoche fuimos al cine, a ver Iron Man. Hemos desistido ya de ir al Omniplex, las palomitas allí hasta saben rancias y como digo, está frecuentado por cierta gente a la que sólo me apetece escupir, por lo que fuimos a Storm, un multicines que abrió hace menos de dos años y cuyos asientos, distribución de sonido y crujientes palomitas, eran lo mejor de lo mejor. Un poco más caro que el Omniplex al principio, pero el otro, en lugar de mantener un precio competitivo, lo subió también, sin mejorar sus servicios.
Pero ayer me desilusionó bastante. La última vez que fui a Storm fue hace ya meses. Casi hemos dejado de ir al cine por pereza, porque Storm está más lejos que el Omniplex y la velada de cine se nos monta en casi 40 euros entre los dos. La entrada es 9.50, las palomitas 7.80 y tenemos que coger un taxi para ir y venir ya que no se puede confiar en el horario de los autobuses a esa zona. Sin embargo, ayer comprobé que las palomitas han subido de precio y bajado de calidad (tenían demasiada sal y estaban un tanto duras), y los lavabos, antes impolutos, estaban completamente abandonados. De los diez cubículos, 4 tenían las cerraduras rotas, y el toilet está demasiado alejado de la puerta como para estar haciendo posturitas tratando de mantenerla cerrada con un brazo extendido. La mayoría tampoco tenía papel higienico o no lo tenían en sus contenedores para tal uso, sino que había rollos de papel sueltos por el suelo.
Y yo me pregunto, ¿Qué clase de guarra usa el papel higiénico y luego deposita el rollo en el suelo, cuando se dejó originalmente o sobre la cisterna o sobre el contenedor de papel? ¿No se dan cuenta de los gérmenes que se acumulan en el suelo de un lavabo?
Tema aparte, habrá que hacer post sobre el estado de algunos servicios públicos.
Volviendo a la película. A punto de empezar, entran un grupo de 5-6 chavales jóvenes, bien vestidos, buff, no es chusma. El cine medio vacío (apenas una docena de personas) y se tienen que sentar detrás nuestra. Para colmo, eran de esos de piernas largas (en este cine hay muchíííísimo espacio entre asiento y asiento), pero más que largas, es que son de la clase de individuos que quieren sentarse como se sientan en el sofá de su casa: totalmente apoltronados en la silla, por lo que nos sometieron a un masaje inesperado en la espalda, y también debían ser de culos inquietos, a juzgar por lo que se movían. Sin contar un par de flatulencias seguidas de risas.
Gracias a Dios la película estaba bien y los mantuvo enganchados, como me mantuvo a mí, que no quise volverme y decirles nada por no perder ni un fotograma. Me encantan los cómics de Marvel y por regla general sus adaptaciones en la gran pantalla me han gustado bastante (excepto esa horrible y aburrida cinta con Nicholas Cage, Ghost Rider). Eso, y no perderme la aparición estelar de Stan Lee, como siempre.
Y por supuesto, al finalizar el film, todo el mundo abandonó la sala (los pocos que estaban en ella en un Miércoles), y sólo nos quedamos nosotros y alguien más en otra fila. Tras los casi 10 minutos de créditos, y como es norma habitual en el cine de Marvel... un poquito más de película... Casi adelanto de un follow up.
Queremos volver en un par de semanas para ver Indi, claro. Esperaremos de nuevo a que pase el revuelo de la premiere y nos acercaremos un día entre semana. Creo que pasaré de las palomitas y en todo caso, llevaré mi propio papel higiénico.
Nada es lo que solía ser.
5 comentarios:
Yo hay sesiones y asientos que tengo totalmente vetados. Ya me conozco la fauna y, no solo soy capaz de evitarla de esa forma, sino que con solo entrar y echar una ojeada soy capaz de adivinar quién me puede dar la tabarra de una u otra forma.
Yo casi nunca como en el cine. Hay quien se queja de lo caro que le sale ir a ver una peli pero no pestañea en gastarse un dineral en porquerías varias. De hecho, cuando en ocasiones voy a Madrid, trato de ir a un determinado grupo de salas para cinéfilos, no soy en cuanto al tipo de cine, sino a que ni venden comida o bebida ni la admiten (te puedes llevar la típica botellita de agua o una latita, claro, pero nada de mega vasos maxi tal y cual con cañita). Y oye, un gustazo.
No se puede escribir después de currar. Qué de palabros he metido.
Tengo la inmensa suerte de poder ir al cine por la mañana. Eso significa q estoy sola en la sala y q puedo ir sola sin ofender a la familia.Al principio era raro pero cuando te acostumbras, lo raro es ir acompañada.
Cuando acompaño a mi hijo pequeño alucino con el follón q hay en la sala pero claro son peliculas q no requieren concentración.
Me conozco todas las sesiones matinales y las recomiendo al q pueda ir por la mañana.
Ante la advertencia, dudo más cuándo conoceré el cine en Limerick.
Hombre, Pucca, yo seguire yendo al Storm que me parece mejor. si ese es casi nuevo y ya esta en mal estado, imaginate como estara el otro! Prefiero el Storm, ademas los asinetos, al estar unos por encima de otro, nunca te tocara un cabezon que te impida ver delante. Y la calidad de sonido es incuestionable. El Omniplex, sencillamente, no me gusta.
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