Oí hablar de Child 44 casi de casualidad, ni siquiera recuerdo dónde, pero como a veces me dejo llevar por la intuición y las recomendaciones mediáticas, me gustó el título y decidí comprármelo. Era un viernes por la tarde y el comienzo de una rocambolesca historia que aún no tiene fin.
En Limerick hay dos grandes librerías: Easons y O'Mahoneys. Luego hay un par de librerías de segunda mano que tampoco tienen mucho, y lo que tienen, está desparramado en cajas, estanterías o en el suelo, sin orden lógico. Aunque O'Mahoneys es más grande que Easons, casi siempre compro mi lectura en esta última tienda, porque para empezar, cierran más tarde los viernes y es la única que está abierta cuando acabo de trabajar.
Tras recorrer pasillos, desde ficción a bestsellers, pasando por novedades y lecturas recomendadas, me dirigí al mostrador de atención al cliente, donde tras repetir tres veces el título y su autor, se me informó de que no lo tenían en existencias y si deseaba mandarlo pedir. Decliné la oferta, porque siendo un bestseller como es, pensé que en O'Mahoneys quizá lo tendrían.
Allí me dirigí el sábado por la mañana, y de nuevo tras escudriñar lomos de libros con la cabeza en incámodo ángulo y recorrer las alfabeticamente ordenadas hileras de volumenes, decidí preguntar. La chica, cómo no, no había oido hablar del libro o de su autor.
-¿Cómo dices que se llama el libro? -me pregunta.
-Child 44. -contesto.
-¿Cómo se llama el autor, de nuevo? -se lo digo-. A-ha. Pues... no lo encuentro -sumergiendo más la nariz en la pantalla del ordenador.
-Vaya, siendo un autor Inglés, del otro lado del charco, pensé que sus libros llegarían aquí antes que al resto de Europa y mucho más, antes que a América... no sé, digo yo... Es un bestseller, vamos.
-Ya. Pues no lo tenemos. Vaya, aquí me dice que no hay fecha de lanzamiento todavía. Pues va a ser que no está aún en la calle.
-¿Cómo que no? Si algunos de mis amigos en España ya lo ha leido...
-¿Dónde me has dicho que es un bestseller? -con acento chulito, ya.
-Pues en todo el mundo. Vamos, ahora mismo Ridley Scott esté rodando una película, así que...
-Ah -me mira como si hablara chino-Pues no. Ah, ya lo encontré. Me dice que lo tuvimos. Vaya, debería quedar una copia, pero en tapa dura. En tapa blanda aún no ha salido.
-No, si a mí no me importa...
-Ya. Pues es que no sé si quedará alguno arriba. ¿Quieres que te lo mande pedir?
-De acuerdo -sin comprender por qué no puede ir arriba o llamar a alguien que vaya a mirarlo.
Me arroja sin demasiada parsimonia un trozo de papel y un bolígrafo y me dice que apunte mi nombre y número de teléfono. Me dice que ya me llamarán.
Una semana después, en una librería de segunda mano que hay cerca del super, vi en el escaparate el libro. Nuevecito. O sea, que no lo conocen en las dos grandes librerías y lo tienen aquí. Que es como decir que no lo tienen porque esta librería desde que "supuestamente abrió", nunca ha estado abierta más que un par de horas a la semana. Como suena. siempre he sospechado que el tal P. Deneen, que es el nombre sobre la puerta y el gran ventanal, no es más que la tapadera de algo mas lúgubre. Creo que me sobran dedos para contar las veces que la he visto abierta desde que se inauguró hace unos cinco o seis años. Muy extraño.
Me fui de vacaciones a Cádiz otra semana más tarde y no me habían llamado respecto al libro. Lo que sí tenía claro es que no lo quería en español, dominando los dos idiomas al mismo nivel casi, prefiero leerlo en el lenguaje en que fue escrito. En el aeropuerto londinense de Stanstead tenían las librerías prácticamente empapeladas con la portada rojiblanca, pero habiendo comprado ya otro libro en Shannon, no quería irme cargada como una bibliotecaria en el avión. Porque luego de casa me traigo más libros, entre otras cosas.
El viernes pasado, sin haber recibido respuesta aún de O'Mahoneys, lo intenté de nuevo en Easons. Esta vez el dependiente sabía de qué le estaba hablando, me dijo que lo tenian y me conminó a que le siguiera. Oh. Ah. Albricias! Al fin!
No. No estaba donde debía estar. Tras remover libros, mirar tras unos, rebuscar entre otros, consultó con el ordenador que le aseguraba que había seis copias, seis, en la tienda. Llamó a otras dos compañeras y juntos reanudaron una busqueda totalmente infructuosa. El libro se resistía, así que me volví a casa sin él.
Esa semana había trabajado temporalmente con nosotras en la oficina una chica cuya hermana trabaja en O'Mahoneys y a la que había descrito mi odisea. El lunes me encontre un post-it en mi mesa diciéndome que su hermana me había guardado una copia de Child 44 a mi nombre. Albricias!!
Esta mañana he mandado al guiri a recogerlo. Me ha telefoneado más tarde para decirme que no había nada allí a mi nombre, ni tenían ninguno en stock. No me lo podía creer. Me rendí. No está en las estrellas, ni en eso que llaman destino, ni en nada de nada, el que tenga ese libro. Tal vez es una señal de que es malo-malísimo. No lo sé.
Hace un par de horas me han llamado de O'Mahoneys. El libro ha aparecido. Estaba debajo del mostrador -donde guardan, curiosamente, los libros que se apartan, ¿cómo no se les ocurrió mirar ahí...?-. Les dije que el sábado me pasaría a recogerlo.
¿Hacen apuestas, señores, de que el libro no estará allí... ?
4 comentarios:
Yo creo que no lo deberías leer. Seguro que estás infringiendo alguna regla del destino o algo así xDDD.
Pues las reglas estan para romperlas...
Yo, si fuera tú, saldría corriendo en dirección contraria solo al ver la portada en una librería. Mal fario me daaaa!!!!
Ha sido gracioso leer esta historia en el blog. Parece que te estoy viendo en el bar donde me contaste esto mismo.
Creo que el libro no estará allí, al final.
;)
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