Así mismito estoy yo. Verde, tan verde como las praderas Irlandesas, verdes como el trébol, verde como los sombreros de los leprechaunes. Verdeeeeee....
Cada verano me ocurre lo mismo. El significado de verano ya no lo asocio con el calor, ni con el sol, o la playa o las vacaciones. Lo asocio con ese malestar interno que me reconcome al abrir la versión digital del Diario de Cadiz y encontrarme con que hay este u otro concierto gratis en la playa, o en el Centro Bahía de San Fernando. O que hay una exposición de fotografías de temas marítimos, que llega de vuelta por enésima vez el Juan Sebastián Elcano o que pronto comienza el Festival de Alcance. También en mi lista se ha de añadir el Festival Iberoamericano de Teatro (FIT), o los cines gratuitos, de nuevo en la playa Victoria. O las noches del Baluarte de la Candelaria. O del Pay-Pay. O no sé qué cosa de tapeo. O los fuegos artificiales porque sí. O el Trofeo Carranza y su consecuente multitudinaria barbacoa (aunque no iría así me pagasen). O un nuevo carrusel de coros carnavalescos.
Es simplemente el ambiente y la oferta cultural, que se supera día a día y que no existe por aquí. ¿Conciertos gratuitos? Si hasta para ir a romperte los oidos con cualquier petardo desconocido en el Dolans ya te roban 25 euros! Si el concierto más cercano es en Dublin...
Ok, vale que de haber pasado todo el verano en Cádiz no me habría acercado ni muerta a ver a ninguno de los triunfitos, porque ni los conozco ni me gustan. Pero tal vez me habría acercado a alguna terracita cercana a ver a la gente y escuchar a Amaral esta noche. El verano pasado casi lloré al leer la crónica de la actuación de Ana Torroja, sí, ella mismita, cantando gratuitamente en un escenario en medio de la playa. Banda sonora de mi adolescencia temprana.
Vale que tampoco me habría desplazado hasta la cercana San Fernando para ver a Julito Jr. Ni al mismo Baute, que dicho sea de paso, la última vez que estuve en Cádiz, o quizá el mes anterior a ese, le soplaron a mi hermana de cierto pub donde Baute iba a conceder un concierto "intimista". a tal hora en la puerta "x", sólo unos cuantos agraciados. Y le dije a mi hermana que ni loca me dejaba ver yo allí. ¿Dónde ¿Cómo? ¿Rodeada de niñatas histéricas? Ni aún con veinte años menos llegué a tales bajezas (porque siempre disfruté los conciertos en primera fila, o en bambalinas y con pase de prensa).
Y gracias a Charo Barrios, que aparte de hacerme la boca agua con las deliciosas recetas de su blog, me está poniendo cada vez de un color más Hulk, también estoy al tanto de esas cosillas que suceden mientras aquí llueve a diario. Y me hace sentir más cerca de casa, con estas fotos que es como si hubiera estado allá. Total, Youtube y Google no son más que una ventana al infinito...
Cómo nos gusta criticar lo que tenemos hasta que lo echamos en falta. Que en Cai nunca pasa ná...
1 comentario:
Muchas gracias por tu dedicatoria. Es cierto que en general, y aunque más en verano, tenemos mucho donde elegir.
Y yo te envío estas dos fotos porque con ambas disfruté mucho aunque poco tiempo. El Coro cantó su presentación, que nos puso los vellos de punta. Y el sol en Santa Catalina se puso lentamente para nosotros, al son de la música chill-out. Fueron dos momentos muy felices.
Seguiremos informando....
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