jueves, 18 de diciembre de 2008

¿ESTAMOS LOCOS O QUE?


En estas fechas ya inminentes, no es raro ver a gente con prisas, cargados de bolsas, malhumoradas, incluso. Debería, sin embargo, ser tiempo de alegría, de saludos de Merry Christmas y sonrisas y buenos deseos. Pero no lo es. Y estos días, frecuentando centros comerciales y tiendas atestadas de gente con prisa y sin ella, con buen humor y mal humor, me he sentido confusa, como si abriera los ojos por primera vez y contemplara un mundo nuevo ante mí.
Pero hay cosas que se suceden durante toda la jornada y que nada tienen que ver con lo que sucede en esta festividad, y es de eso en lo que he estado pensando en la última semana. Por ejemplo, cosas que pasan en mi calle, que por lo general es una calle más, tranquila. En la esquina hay un pub (The Bank), una guardería pequeña, una tintorería, una iglesia metodista, la tienda de objetos de broma y magia -una favorita en Halloween-, y una pensión. Al otro lado, la clínica de planificación familiar, un café, una tienda de productos de manualidades (principalmente cartulinas y pinturas), y un zapatero. Solía haber una diminuta tienda de antigüedades que acaba de cerrar. Hay varios despachos y oficinas de una clase u otra. Una calle. Con demasido tráfico a veces, eso sí.
Y locos. Más de los que me gusta ver en mi vida cotidiana. Anteanoche, a punto ya de irme a la cama oí unos gritos espeluznantes que provenían del exterior. Cuando llevas aquí un tiempo, aprendes a diferenciar entre el grito de una persona normal y aquellos de los makis (scumbags) que sólo pretenden hacer ruido. Pero éste, por su ferocidad, me llamó la atención lo suficiente como para ir a mirar por la ventana, apagando las luces y oculta tras el visillo. ¿Y qué vi? Un hombre de unos treinta y tantos, alto y delgado, con pantalón y chaqueta vaquera y un gorro de lana, gritando, en medio de la carretera, en el cruce justo (uno de los puntos donde he visto más accidentes de coche desde que estoy aquí que en toda mi vida junta). Simplemente estaba allí de pie, con los brazos abiertos, gritando en medio de la noche a cada coche que pasaba, que en muchos casos tuvieron que esquivarle y bajar la velocidad. Estuvo así unos diez minutos y luego continuó calle arriba hasta que le perdí de vista, siempre caminando por el medio del asfalto.
Ayer tras salir del trabajo fui a hacer algunas compras a mi supermercado habitual, Dunnes Stores. Y caminando por el pasillo de las sopas me pasó una señora que venía con la escopeta bien cargada, gritando improperios dirigidos a nadie y a todos los extranjeros en particular. Dos chicas desaparecieron de las cajas a las que se acercó a pagar la caja de chocolates que llevaba en la mano, todo esto sin cerrar la boca un momento, despotricando sobre Dios sabe qué y provocando las risitas solapadas de los adolescentes más desvergonzados. Todo lo que pude entender de la retahíla de despropósitos era que a su hija "se la habían llevado a España y ni siquiera había podido verla antes de partir, los extranjeros vienen y se adueñan de todo.". La mujer era enjuta, con un gorro de lana azul marino sobre el cabello (no sé si corto o largo) blanco, y un abrigo del mismo color. Se posicionó en una de las cajas y la chica "voló" tras atender a la clienta que le precedía, por lo que después del maremágnum, cogió la caja de bombones y se fue sin pagarlos. Yo estaba en otra cola, dos cajas lejos, y delante mía, tres chicos indios o paquistanies. No sé qué provocó su diatriba, su xenofobia o su locura, pero no fue agradable.
Llegadas estas fechas la ciudad se llena de scumbags en su estado más primitivo, ataviados con su chandalito blanco o azul marino o cualquiera de estas combinaciones junto con el negro, a veces con su gorrita chav o con su capucha, la generacion del hoodie, les llaman, insultando a diestro y siniestro a cualqueira que se cruce en su camino, recorriendo las calles en coches con las ventanillas bajadas y la música bum-chumps-bump-bumop a todo volumen, los reyes de Limerick sin corona. Pululan por los centros comerciales robando tonterías por el simple hecho de sentirse machitos ante sus compañeros, pero si los pillas a solas se mean en el pijama cual etarra detenido. Algunos no verán las próximas Navidades, otros las verán entre rejas, si no este año, las siguientes...
Dulce Navidad... ¿Tiempo de Paz...?

16 comentarios:

Barbarita dijo...

Cande, lo que cuentas no es bonito, al contrario, siento que es un mundo deshumanizado. Hay mucha gente que se siente mal en general, y las navidades hacen que se sientan peor. Yo de jovencilla creía que eso era un tópico, y desde luego que lo es, pero además es la pura verdad. Los que están chiflados todo el año, lo están más en navidad. Los que están deprimidos, idem. Es decir, que el dolor de cada uno se magnifica con las fiestas. Quizá porque lo queramos o no, son fechas que nos remiten a un mundo que ya se nos ha escapado por completo, que ya no podemos recuperar: el de la inocencia, el de la confianza plena.

En fin. No es bonito lo que cuentas, pero a mí me ha encantado leerlo porque lo has explicado muy bien y además me gusta saber qué cosas pasan en otras partes del mundo (debe ser porque salgo poco) :)

Candela dijo...

Es que para esto, no hace falta salir. Ir a comprar comida y que te insulte una señora mas cercana a los setenta que a los cincuenta... un loco gritando frente a tu ventana...
el sabado pasado en medio de un muy concurrido centro comercial, al ladito justo de donde estaban los bomberos subiendo y bajando la escalerita, le metieron una puñalada a un niñoi de 16 años. Vale que el niño es de "esos" que van con el chandalito y la gorrita y que me importa una mierda, pero eran las 4.30 de la tarde y yo habia estado por la zona apenas una hora antes. Y que en vez de ser "uno de ellos" (peleas entre bandas), podria haber sido cualqueir persona inocente.

Candela dijo...

Vamos, que lo que queria decir es que para esto, es mejor no salir.

Anónimo dijo...

SOLO decirte una cosa con mayusculas
QUE RAZON TIENES, el mundo solo es para quien es.
Un beso
Juan.

BLAS dijo...

Barbarita me ha quitado todas las palabras de la boca. Estas fiestas, pasadas una edad, es decir, cuando ya hemos pasado la niñez y hemos dejado la inocencia atrás, traen recuerdos muy dolorosos para mucha gente, parejos a sentimientos de soledad y pérdida (hijos que se han ido, familiares que ya no están, amigos que ya no lo son...). Cosas que pueden olvidarse en el día a día de todo el año, pero que el contexto navideño hace salir a la superficie. Así estas personas hacen lo que sea para hacer caer en el olvido esos recuerdos y ese dolor, y el efecto de ello son las manifestaciones de locura con las que nosotros nos encontramos. Ya lo dije en mi blog: Las Navidades son para los niños, si no tienes niños cerca para verlos disfrutar, ¡huye!

Shirat dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Blas. Yo odio la navidad. Este año iré a casa de mi madre, pero no porque me apetezca, sino porque no me parece bien que ella cene sola en su casa y yo sola en la mía, así que iré para hacerle compañía. Si por mí fuera, cenaría cualquier cosa y me metería en la cama, pero me da no sé qué dejarla sola.

Realmente, las navidades son para los niños. Si no hay niños, no merecen la pena. Para mí perdieron interés cuando murieron mis abuelos, porque ellos las disfrutaban de verdad.

Candela dijo...

Yo hace siglos que no celebro la navidad con mi familia. Del 90 al 95 vivia en Cataluña.. y creo que fueron dos naviadades las que bajamos, por navidad o por nochevieja, mi ex y yo.
Desde que estoy aqui, no he ido ninguna navidad. Para que? Cuando mi abuelo vivia era un caos y peleas continuas. Ahora que ya no esta, es recordar y llorar. Para eso me quedo aqui, lloro igual pero con menos testigos...

Inma dijo...

Y son una obligación. Yo TENGO que comprar, regalar, cocinar, llamar por teléfono y no sé hasta donde me apetece y cuando empieza a ser una carga.

Candela dijo...

A mi no me llama nadie en Navidad... y eso es lo que peor llevo. Mis amigas españolas de aqui todas se van a casa... y mi propia familia no me llama, lo hacen unos dias antes, eso si. O los llamo yo. Pero el dia de Navidad con la familia de Jay, sus tfnos no dejan de sonar, y el mio sigue en mi bolso intacto.

Candela dijo...

Es lo que tiene vivir a donde Cristo se le congeló la chancla, claro.

Karmeta dijo...

Sin duda la navidad es para disfrutar compartiendo las ilusines y menerigillas con los pequeñajos.. pasada esa divina inocencia.. sacabóoooooo todo consumismo malhumor bla , bla y bla.. -toy cansá- pero lo que más me ha gustado es lo del orín de los etarras detenidos jejeje..la valentía de las hienas en manada y cobardía de la soledad ante el peligro

chema dijo...

ruth, si las personas de las hablas se ponen así en navidad, el resto del año no creo que estén muy bien de la olla tampoco... esa mujer soltaba una diatriba moralizante sobre no se sabe qué, pero al parecer, robar en un supermercado no le parecía que estuviera mal.

Unknown dijo...

madre mia...me ha dejado loca lo de la señora con la escopeta. Ruth no se como puedes estar tan pichi....

Candela dijo...

Nenaaaa, que lo de la "escopeta" es figurado... Era la boca lo que llevaba cargada...

Geno dijo...

Que sí, que sí, que hay gente mu mal del tarro ultimamente....

Valentín VN dijo...

¡Fíu, que cosas más terribles nos cuentas!
¡Ten cuidado por esas calles tan alocadas!
Me sumo a Barbarita en lo de que está muy bien contado. Ya sabes que soy fan de tu prosa y creo que es cierto que tienes un don para contar las cosas.