jueves, 11 de diciembre de 2008

NOCHE DE REYES


Llegó la noche de Reyes. Por fin. El momento más ansiado de estos últimos meses, desde que los mayores con resignación suspiraban frente al televisor y decían "Ya llegó la Navidad, ya están aquí los anuncios de juguetes". Lolo, mi hermano, también está nervioso. Cómo no estarlo si acabamos de ver pasar por nuestra calle a todo el cortejo Real, con sus pajes, sus caballos (los camellos están descansando para esta noche, porque los Reyes van en camello, ¿eh?), con sus ayudantes y muchos, muchos caramelos. Hemos llevado bolsas y hemos cogido... ¡no sé! toneladas de caramelos. ¡Montañas!. ¡Millones! Y en cuanto cenemos algo, a la cama directos, porque esta noche Melchor, Gaspar y Baltasar nos visitarán, como cada año, aunque no recuerdo mucho del año pasado. Claro que entonces tenía 7 años y ahora soy mayor. Lolo sólo tiene 5 y no se entera de ná.
Hemos dejado una bandejita cerca del árbol, con 3 vasitos de moscatel para los Reyes y unos polvorones, por si tienen gusa. Y para los camellos un cubo de agua fresca. Yo le he dicho a mamá que quite la alfombra, porque si a nosotros nos regaña cuando llegamos con las botas embarradas, no quiero ni imaginarme del humor que se pondrá si las pezuñas de los camellos la manchan. Pero dice mamá que no es necesario, que a los camellos de Sus Majestades se les perdona todo.

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Uy, qué pereza me ha dado levantarme... qué silencioso está todo... Por la rendija de las cortinas de la ventana puedo ver una tenue luz... ¡Ya es de día! Lolo duerme en la cama contigua, pero yo no puedo más... Tengo que ir al salón a ver mis regalos, tengo que aprovechar este corto día -el más corto del año, ¡qué rápido se pasa!- para jugar con todo, todo, todo. Así que me levanto, voy con los ojos medio cerrados al baño. Estoy impaciente, sí, pero tengo que hacer un pis, eso es inevitable. Y levanto la tapa y luego la vuelvo a bajar, que no me grite mamá como le grita a papá. Que es día de Reyes y no quiero que me regañen.
Ahora sí. Ahora corro pasillo abajo, con los pies descalzos. El suelo está frío pero no me importa. Abro la puerta del salón, me ha parecido oir un ruido. ¿Habré pillado a los Reyes en plena faena? ¿Se enfadarán? No, no creo. No diré nada...
Allí está el arbol, con las luces apagadas, porque sólo lo encendemos por la noche... Pero... Pero... ¡No hay nada!¡Nada! Los moscateles están sin tocar, no hay huellas de pezuñas en la alfombra... ¡El cubo sigue lleno! ¡Dios mío! ¡¡No han venido!! Pero si hemos sido buenos...

Se me llenan los ojos de lágrimas, no lo puedo evitar. Los Reyes se han olvidado de nosotros. Voy a ser el único, ¡el único! niño del colegio, del barrio, sin juguetes...

Corro al dormitorio de mamá. Aún duerme bajo las mantas, sola, porque papá trabaja de noche y aún no ha vuelto. Está profundamente dormida. Creo que anoche se tomó un moscatel a la salud de los Reyes, y el moscatel dice que le da sueño. Salto a la cama. No se mueve. ¡Qué guapa es mi mami! De día parece una princesa, con su pelo rubio y sus ojos claros... pero así dormida parece un hada. ¡Pero tengo que despertarla!¡Que se han olvidado de nosotros!
-¡Mamá!¡Mamá! ¡Despierta! ¡NO HAN VENIDO LOS REYES! ¡NO HAN VENIDO! ¡EL AÑO QUE VIENE PREFIERO A PAPA NOEL, QUE ADEMAS VIENE ANTES!

Mama se sienta de golpe en la cama. Me mira entre horrorizada y sorprendida y mira hacia el lado de la cama donde normalmente duerme papá.
-Errrr... Seguro que hay una buena razón... -mira el despertador. Suspira teatralmente-. Paco, hijo, aún pueden llegar. Es temprano.
-¡Pero no puede ser!¡No! Ya ha amanecido, deberían venir en medio de la noche, ¿no?
-Mira... espera un momento -alarga la mano y coge el móvil-. Voy a llamar a Melchor, ese siempre fue mi Rey favorito de la infancia y en cierta ocasión le conocí. Luego te enseño la foto que me hicieron de pequeña con él. Creo que aún tengo su teléfono por aquí... ¡ajá! Aquí está. Un momentito -se aclara la garganta y espera hasta que le contestan-. Hola. Soy Marina, ¿te acuerdas de mí, Melchor? Si, eso es. Pues que nos preguntábamos si es que ha sucedido algo... porque Paquito se ha levantado y no hay nada aún... y normalmente pues venís bastante temprano, y claro, estábamos preocupados... -silencio- Ah, ya veo. Sí, no hay prisa. Ya sabéis dónde vivimos -corta la conexión y me dedica una de esas sonrisas de madre. Qué tonta se pone a veces, de verdad-. No es nada grave. Uno de los camellos se ha dislocado una pata al salir de una ventana un poco estrecha y van un poco retrasados. Anda, vuelve a la cama y duerme otro rato. En cuanto llegue papá te despierto.
-¡Gracias, mamá! -le doy un abrazo fuerte, fuerte. Mi madre es mi heroína. Mejor que Batwoman. Ya lo decía yo, una princesa. ¡Y tiene el número del móvil de Melchor!


17 comentarios:

Anónimo dijo...

Simplemente genial!!!!!!

Ruth como puedo apuntarme como fiel seguidora de tu blog, es que soy un patazo....

Candela dijo...

dale a donde APuntate... sabes que quieres y sigue los pasos. Si no tienes cuenta es solo dos pasos crearte una que ponga Lar o si no la tienes, pues como anonima... ya ya se que eres tu, jajajaj.

Anónimo dijo...

Es que no me deja....

Candela dijo...

En teoria se deberia abrir una ventana que pone si quieres seguir el blog de manera publica o anonima. Y si no no pasa nada,si yo ya se que me lees... eso es una tonteria que se han inventadoy que a mi me salio ahi sola cuando alguien se apunto, peor yo no lo habia habilitado.

Anónimo dijo...

No sabía que Melchor tuviera móvil! como se nota que va con los tiempos. Muy bueno

Barbarita dijo...

¡Eso es una madre!

El cuento me ha recordado a la primera noche de reyes que no me dejaron los regalos en el cuarto (siempre me los habían dejado allí) y cuando me desperté y vi que no había nada junto al armario, me puse atacada de los nervios. Ese año me trajeron el muñeco Kiko y un capazo para ponerlo a dormir... y estaba todo en el comedor!!! Qué alegría y qué alivio cuando lo descubrí :)

Shirat dijo...

¡Qué bueno Candela! Me ha encantado, y eso que yo soy antinavideña total.

Bris dijo...

Oh Candela, qué relato tan bonito!!!!! yo tengo una hija de 6 años y un niño de 4, así que son de edades similares a los del relato (por un momento pensé que hablabas de tí). A mí siempre me han encantado las Navidades, y a mi madre le gustaba especialmente el día de Reyes, siempre lo hemos celebrado con muchísima ilusión, que yo intento transmitir a los niños.

gracias por hacernos pasar tan buenos ratos leyéndote!!!

Candela dijo...

Gracias a ti, guapa!! Puesea, se lo puedes leer a tus niños, despues de todo... solo la mama sabe quien es melchor, no?

Anónimo dijo...

Pues entonces seguiré leyendote como siempre... Besotes

anele dijo...

Me ha encantado tu relato... por un momento me he visto entrando como un rayo en el salón y una enorme sonrisa en la boca al descubrir todos los paquetes encima del sofá...

pepe guzman dijo...

Yo vivía en una planta baja y en mi dormitorio ponían mis tias una mesa con un tapete muy bonito y una maceta junto a la ventana, que se quedaba abierta toda la noche hiciese el frio que hiciese. Allí años tras año ponían los magos sus regalos. Un dia le comenté a mi tio Antonio, que vivía en la misma calle, que ya estaban poniendo mis tias la mesa para los regalos y al joio hombre no se le ocurrióotra cosa que preguntarme si la ventana se quedaba abierta o cerrada. Hombre tio, abierta, si no de que forma van a poner los juguetes? Ajajá, me respondió esta noche paso por tu casa y meto la mano por la ventana y me lo llevo tó. Un escalofrío recorrió mi espalda y me fuí coriendo a contarselo a mis tias, éstas me dijeron que no me preocupase que no iba a llegar con la mano, que sí, respondía yo que tiene el brazo muy laaaaarrrrgggooooo. El caso y la verdad es que estuve toda la noche en un duerme vela y no me entró el cuerpo en calor hasta la mañana siguiente cuando vi los regalos en la mesa.

Que tiempos aquellos,con que ilusión se vivian estas fiestas.

Un saludo muy cariñoso.

Bertha dijo...

Me a encantado tu relato, yo no ningun recuerdo de pequeña,solo recuerdo nuestro arbol enorme en la entrada, eso si, lleno de adornos y de una muñeca llorona, que mis hemanos cuando le sacaban el chupete, yo lloraba con ella.
En cambio con mi hijo hasta hace dos años las he vivido con mucha ilusion y cuando corria al arbol y estaba alli para ver su cara de ilusion y sorpresa, al ver que traihan cosas que no habia pedido en su carta, pero que a el, le encantaban.

Bertha dijo...

Y tanbien lo he visto con los sobrino, mi madre los hacia venir a casa para que habrieran los regalos aqui?

chema dijo...

es un relato muy bonito. la madre supo cómo salir del apuro! el mayor miedo que pueden tener los padres durante la noche de reyes es que los niños se levanten por la noche! ;)

Geno dijo...

¡Que bonito! Pobre, Paquito que disgusto y la madre, que espabilada estuvo pa salir del apuro, jejejejej

Unknown dijo...

niña eres la mejor,que decirte que no te hayan dicho ya, pero cuando leo cosas como estas....puff que recuerdos!! eso si,yo aun sigo saltando en la cama de mis papis el dia de reyes...