martes, 3 de marzo de 2009

EL AMIGO INVISIBLE (El Rincón de Lar)

Cuando yo nací, la cocina de casa aún estaba por reformar. Es decir, que tenía su forma habitual. Esto era, según entrabas por el portón, en casa había (y hay) un hall con dos puertas. Una a la derecha y otra enfrente. La de enfrente daba al salón, y la de la derecha a la cocina, con sus azulejos blancos cuadrados y sus muebles de cocina de cuyo color no puedo acordarme con certeza. Creo que eran blancos con bordes grises, porque de ese color era el zócalo de los azulejos y el motivo de los mismos. Años después se tapió la puerta lateral, porque a la cocina se entraba también desde el salón y se desperdiciaba espacio. El caso es que mis padres tenían en el hueco detrás de la puerta la nevera, colocada a modo de rinconera, por lo que quedaba un hueco en un lado.
Dice mi madre que cuando yo tenía dos o tres años, a cualquier hora del día y sin previo aviso, dejaba lo que estuviera haciendo y me iba a sentar frente a la nevera. Miraba el rincón y me partía de la risa. Y ahí podía estar durante media hora, una hora, tres cuartos. Luego me levantaba, como si el espectáculo hubiera terminadao, y proseguía con mis juegos en otra parte, esta vez con juguetes.
Al parecer mi madre me preguntaba que qué hacía delante de la nevera, y que por qué me reía, y yo le contestaba en mi lenguaje infantil que estaba con "mi amigo", y que me decía y hacía cositas divertidas. Mi madre, que por entonces apenas tendría veintiuno o veintidos años, se acojonaba cada vez que esto sucedía. Porque mi madre, aunque le costara admitirlo, creía en fantasmas y espíritus y se imaginaba que podía ser su abuelo, al que yo nunca llegué a conocer.
Lo habló con su tía, que era enfermera y en esos tiempos trabajaba en pediatría en el hospital, y esta le dijo que era normal que los niños pequeños "inventaran" amigos invisibles, que era un mucho de imaginación y un nada de daño, y que ya se me pasaría con la edad.
Meses después, mientras mi madre quitaba el polvo de la estantería, movió una biblia y una estampa cayó de su interior. Yo la vi en el suelo y la recogí. Con una gran sonrisa, le dije a mi madre que esa era la foto de mi amigo, el que me hacía reír en la cocina junto a la nevera. La estampa es ésta y aún la tengo:


Mi madre, naturalmente se acojonó más que si le hubiera dicho que era el de la foto de su abuelo, que me había enseñado insistentemente, por más que yo le decía que a ese señor no lo había visto en la vida. Literalmente se echó a temblar y me inundó a preguntas, pero yo sólo decía que sí, que estaba segura de que era él y que además llevaba la misma ropa.

Poco días después mi madre pidió a mi padre que enderezara la navera, porque se negaba a estar sola en la cocina, el hueco desapareció y con él las visitas de "mi amigo", al parecer.

El caso es que no había razón alguna para que yo hubiera reconocido o hecho en mi mente la imagen de la ilustración, o supiera como era un Cristo, porque al ser mis padres protestantes, las imágenes y las estampitas, o cualquier figura sacra, no están permitidas ni en el hogar ni en las capillas. Por esa época yo iba cada Domingo al servicio dominical con mis padres, pero todo lo que hacía de la pequeña estancia un lugar de culto, era la enorme cruz de madera lacada tras el altar (una mesita alargada con un mantel bordado blanco). En casa no había un solo cuadro de nadie con barba, ni tenemos familiares con cabello facial ni nada por el estilo.

La tarjeta en cuestión pertenecía a mi madre, y había caído de su propia biblia, de tapas carmesíes. Es costumbre a cierta edad en nuestra familia, recibir una biblia con tu nombre y sellada y firmada por el pastor cuando cumples cierta edad. La mía, de tapas de cuero negro con letras doradas y páginas de bordes dorados también, me fue dada en enero del 79, cuando aún tenía 8 años. Mi madre me dio la tarjeta, ya que por su historia, le había cogido cierto cariño. En su dorso viene un pasaje del Apocalipsis, el 3:20 (y el Apocalipsis siempre fue mi libro favorito de la Biblia): "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en él, y cenare con él, y él conmigo." Desconozco el origen de la misma y quién se la pasó a mi madre, pues como digo, en casa protestante se sigue el precepto de "no adorarás imagen".

Nunca he sido religiosa. Renegué del protestantismo hace más años de los que puedo acordarme. Me costó una infancia confusa y demoledora en el colegio, haciéndome sentir diferente, el bicho raro, la apestada de la clase. Curiosamente las que mejor se portaron conmigo fueron las religiosas del colegio en el que me crié, siempre dándome su apoyo incondicional y desinteresado.

Ahora, eso sí, protestona lo sigo siendo. Siempre. Y naturalmente, no recuerdo nada de lo que cuenta mi madre.

19 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

menos ´mal que viste la luz y no dejes nuca de protestar

besos

chema dijo...

qué historia tan misteriosa... quizá en algún momento viste esa estampa y sin darte cuenta se te quedó grabada esa imagen de cristo, y por eso tu amigo invisible adoptó esa imagen.

Anónimo dijo...

tengo el vello como escarpias.

Mi hermana la mediana tuvo, durante años, un amigo invisible. Pero era tan exagerada en las conversaciones con él que llegamos a pensar que nos tomaba el pelo.

Yo creo que ser protestón, el inconformismo, es indicio de inteligencia
Besos. Loli

BLAS dijo...

A mi me hace eso mi niño y me acojono igual que tu madre... Respecto al tema religioso, no sé ni lo que soy yo misma, de modo que no puedo opinar. Eso sí, los niños son crueles de narices y en cuanto ven una mínima diferencia en aquello que les rodea son como los halcones, a por ello, y más en la época en la que nosotros nos criamos, y encima en un colegio religioso...
Otra cosa, tienes un premio en mi blog, cuando quieras te pasas a recogerlo.

Inma dijo...

Mi hijo Javier tenía un amigo invisible que lo acompañaba mientras se bañaba.Yo nunca le decía nada hasta q un día en la calle, nos paramos en un semáforo y veo a mi hijo saludar efusivamente a un coche que pasaba.
-¿Quién era?
-Mi amigo Santi.
Ya entonces era mayorcito y me entró tal susto que le dije lo que no se debe decir, que estaba en su imaginación, que tenía amigos de verdad y que no le hacía falta Santi.
Y se acabo la historia de Santi....
Los amigos invisibles me dan mal rollo.

Anónimo dijo...

Si que es misteriosa la historia, si... pero como siempre genial...

R.M dijo...

Ufff mejor no callar ni bajo el agua, a pasarse la dia lamentandose de lo no dicho.

Mi hermana pequeña tambien tuvo un amigo invisible, jaja.

Besos

Fèrula dijo...

Muy bueno tu blog. Te invito a conocer el mìo.
Saludos :)

Geno dijo...

No me extraña que tu madre acojonara, jejejejje

Hope dijo...

Me ha gustado mucho tu historia. Mi pregunta es......¿Te inventaste lo de la estampa, es decir realmente era así tu amigo imaginario? Es que eso no me ha quedado muy claro, si cuando viste la imagen dijiste lo primero que se te ocurrió o realmente era con quien tu jugabas frente a la nevera.
Saludos.

Candela dijo...

No lo se, Hope, yo no recuerdo nada de esto, porque solo tenia 2-3 años. Mi madre no me dice que me inventara nada, a partir de ese dia cada vez que veia una imagen de Jesus, decia que ese era mi amigo, pero no lo decia cuando me señalaban a algun señor con barba o pelo largo.

wuapibego dijo...

Candela te he dejado otro premio en mi blog :) besosss

KIRA dijo...

Jopetas.... estoy con tu madre, si mis hijas me hacen eso, entra un cangeli que ni te cuento.
Es curioso que solo dijeras que es tu amigo el de la estampa, ningun otro personajes con barba... los niños desde luego tienen mas sensibilidad para lo paranormal, muy interesante, muy interesante...
y lo de protestona, ni se te ocurra perderlo... eso nunca.

lisebe dijo...

Me ha encantado!!!!!!!!!!!!!!

La historia si es la tuya, ciertamente, es del todo conmovedora, sabes la vida de los niños siempre hay aunque no se diga un amigo invisible.. llámale como quieras, el caso es que gracias a los amigos invisibles se descubren las cosas interiores que cuando ertes mayor te dá verguenza a veces decir.

Si te sirve de algo yo cuento con algunos años más que tú y tampoco soy católica y mis padres tampoco lo han sido.. así que del tema puedo saber y entenderte..

Besos cielo. Ahora me voy al otro blog que tienes que me tiene un tanto intrigada.

Pd. Nunca cambies siempre se ha de ser consecuente con una mismo.

marian dijo...

pues yo aquí lo que veo (jejeje) es una falta de planificación y negocio por parte de tus padres que me deja anonadada
yo acabo de ver la nevera (que seguro no era combi) con dos peazos de cirios uno a cada lado
algunas flores que eso alegra estupendamente
y la cocina de casa deja a la altura del betún las apariciones del escorial
juas juas juas
imaginate allí la peña rezando (previo pago de entrada)
y de repente HAGASE LA LUZ y flassss abres la nevera y ........efectivamente hay luz dentro
lo dicho que peazo negocio perdieron tus padres
un beso guapa

Bertha dijo...

La imagen esa yo la recuedo y no se porque, tal vez estaria por casa no se? mea gustado tu historia.

anele dijo...

Hija mía, siempre pensé que conocías a todo Dios... y veo que no me equivocaba, je, je.
Eres original hasta para tener amigo invisible. :)

Riesgho dijo...

Como todas las que tenemos hijos ahn dicho por aquí, si mis hijas hacen algo parecido me muero de miedo.
Por otro lado, agradece a tu madre el que moviese la nevera y tapase el sitio donde se te aparecia tu amigo, porque si no lo llega hacer, quizás hoy te tendriamos que llamar Sor Candela, jajaja

Besinos.

Candela dijo...

Jajajaja, pero Susana!! Yo habria sido la mas pendona del convento!!!!!