miércoles, 13 de mayo de 2009

TE QUERRE HASTA LA MUERTE...

Carl Tanzler era un hombre de muchos nombres que acabaría perdidamente enamorado de una jovencita Cubanoamericana.
Todo podría sonar muy normal, si no fuera porque su "romance" perduró aún tras la muerte de la muchacha.
¿El guión perfecto para una película? Puede ser. Lo que sí ha inspirado son bastantes temas musicales.
Carl Tanzer nació en 1877 en Dresden, Alemania, como Karl Tänzler o George K. Tänzler. En los años veinte contraería nupcias y tendría dos hijas. Una de ellas fallecería de difteria a los 10 años. La otra, nacida en 1922 viviría hasta 1998.
En 1926 emigró a EEUU, a casa de su hermana en Zephyrhills a donde le seguirían más tarde su esposa e hijas. Un año después cogería una posición como radiologista en el Hospital de la Marina de Key West en Florida, a pesar de no tener cualificaciones, dejando a su familia atrás, bajo el nombre de Carl von Cosen.
Durante su infancia en Alemania, y durante un breve viaje a Génova, aseguró haber tenido visiones de una antigua antepasada, la Condesa Anna Constantia von Cosel, que le revelaría en sueños el rostro del que sería su amor verdadero.
Un 22 de Abril de 1930 el rostro se materializó frente a Carl. María Elena Milagro "Helen" de Hoyos había sido llevada la hospital de Key West por su madre para un reconocimiento. Y Carl la reconoció como la belleza de piel morena y negros cabellos traída por su antepasada en forma de visiones. Se enamoró perdidamente de la joven de ascendencia cubana.

Elena era la hija de una pareja local, y tenía dos hermanas, una de las cuales murió de tuberculosis. Elena se había casado en 1926, pero su esposo la había abandonado después de que ella perdiera el bebé que esperaba.
A María Elena se le diagnosticó tuberculosis, una enfermedad mortal en la época. Tanzler intentó curarla con sus supuestos conocimientos médicos, administrándole medicinas y llevando a su casa equipo técnico y de Rayos-X. Carl cubrió a la muchacha con regalos, con ropa y joyas y le confesó su amor, pero no existe evidencia de que fuera correspondido, aunque todos los presentes fueron aceptados.



A pesar de todos sus esfuerzos, nada pudo evitar la muerte de la muchacha en 1931. Tras su funeral, que fue sufragado por Tanzler, y con el permiso de su familia, este comisionó la construcción de un mausoleo que visitaba casi cada noche.
En Abril de 1933 extrajo el cadáver del mausoleo, y lo llevó a su casa en una carretilla de juguete, donde unió los huesos del cuerpo con alambres y perchas, y le puso en el rostro dos ojos de cristal. Reemplazó la piel descompuesta por trozos de seda empapados en cera y yeso. Cuando el cabello comenzó a caerse del cráneo, le fabricó una peluca con cabello que le había sido dado por su madre poco después de su muerte en el 31. Llenó las cavidades abdominales y pectorales con trapos para mantener la forma original y la vistió con medias, joyas y guantes, manteniendo el cadáver en su cama. Obviamente utilizó gran cantidad de perfumes, desinfectantes y líquidos preservantes para enmascarar el hedor y tratar de detener la descomposición.

En Octubre de 1940 una de las hermanas de Elena oyó rumores del radiologista compartiendo cama con el cuerpo desenterrado de su hermana y se presentó en su casa, donde eventualmente se encontrarían los restos de María Elena. Tanzler fue arrestado y hallado mentalmente competente para ser juzgado, tras un minucioso exámen psiquiátrico. Fue acusado de destruir maliciosamente una tumba y remover un cuerpo sin autorización, pero después de una citacion preliminar, se retiró la acusación y se le soltó, al haber expirado el estatuto de limitaciones.
El cuerpo de Elena Hoyos, tras ser examinado por patólogos y doctores varios, fue expuesto públicamente en una funeraria donde unas 6800 personas acudieron a verlo, y luego fue enterrada en una tumba anónima en el cementerio de Key West para evitar cualquier intromisión futura.
El caso atrajo bastante interés de prensa y de público, que curiosamente simpatizaba con Tanzler, a quien se veía como un "excéntrico y romántico". Aunque en la época no se publicitó, investigaciones revelaron evidencia de necrofilia por parte de Carl. Dos de los médicos que atendieron la autopsia de Hoyos en 1940 aseguraron en 1972 que se había insertado un tubo de papel en la zona vaginal del cuerpo que permitiría relaciones sexuales. Pero como esta evidencia no fue presentada en las preliminares del caso y la asertación no fue hecha hasta treinta años más tarde, la acusación de necrofilia ha sido considerada cuestionable.
En cuanto a Carl Tanzler, en 1944 se mudó al Condado de Pasco, cerca del pueblo donde vivía su hermana, y allí escribió su autobiografía, publicada en 1947 en una revista. Parece ser que su casa estaba cerca de la de su esposa, que le ayudó económicamente en los últimos años de su vida. En 1950 recibió la ciudadanía estadounidense.
Su obsesión por la cubana le hizo usar una máscara mortuaria con el rostro de la muchacha para crear una efigie a tamaño real con la que convivió hasta su muerte en 1952. Su cuerpo se descubrió en el suelo de su casa tres semanas tras su fallecimiento. Dicen que le encontraron en los brazos de su efigie, y cuentan las malas lenguas que cambió los cuerpos -o que secretamente se le devolvió el de María Elena Hoyos- y que murió con ella. Sin embargo no hay evidencia de que la figura de tamaño natural de cera encontrada en su casa en el momento de su fallecimiento contuviera huesos humanos.

15 comentarios:

Shirat dijo...

Qué mal cuerpo se me ha puesto. Me imagino que en este tipo de historias se mezclan la verdad con los rumores y las leyendas y es muy difícil saber qué ocurrió realmente.

Susana Peiró dijo...

Vaya, Jajajajajá! Cuánto amor todo junto!

Sabía alguito de esta historia, pero leerte y sobre todo, imaginar los detalles, Ay Candela, qué fuerte!

Besitossssss

Candela dijo...

Shirat, a mi me parece facil imaginar lo qu paso... el hecho es que quiera imaginarlo. Pero de que paso, paso.

Susana, guapa, tengo pendiente comentarte en La Samurai, que vidas mas interesantes nos cuantas,corazon!

"KING" dijo...

Buena historia macabra, al final vas a conseguir que te contratemos para el Castillo.

Inma dijo...

Eso no es amor es un tío pirado. MUY pirado.
Y eso de que imaginar lo que pasó, yo lo veo clarito, clarito. Puaffff

Juan Duque Oliva dijo...

Que historia, me has tenido enganchaito.

El amor nos vuelve completamente salvajes

Besos

BLAS dijo...

Yo prefiero que no me quieran a que me quieran así... Y no quiero ni imaginarme el olooorrr, puuuuaaaaaggg!!
Para mí que este señor, más que enamorado, estaba como un cencerro... Pobre chica.

Unknown dijo...

Nunca había oido nada de esta historia. Pero vaya chungo y macabro el tio, vamos.
Un saludo.

Geno dijo...

Buffff, lo que empezaba siendo un argumento de peli casi romántica se ha convertido en una macabra, macabra ¡que locura de tiooooo!

Perín Meison dijo...

Como siempre,al detalle.La Fletcher a tu lao queda boba.

Por cierto,esti señor no se parez nada a Antonio Vega...(sé que pillas la ironía,jaja).

:-).

Dolors dijo...

que mal rollo por dios!!!
es peor que psicosis

lar dijo...

Que fuerte!!!! Desde luego estaba LOCO de amor.....jajajajaja.... y el plus pal salón....jajajaja

anele dijo...

Madre mía!!! Hay que estar muy desquiciado para hacer algo así.
De todas formas no entiendo por qué expusieron el cadáver en la funeraria antes de llevarlo definitivamente a Key West. Macabra exposición.

Chabel dijo...

Menuda historia!!... me he quedado muerrrta!! aunque es algo extraña tiene su puntito romántico ¿no? ese amor después de muerta.... que fuerte!

Un abrazo guapa

Oishi dijo...

Pero de donde sacaa estas historias??!!!
SON GENIALES!!!
Te admiro...tantos lectores, tanta diversidad en lo que escribes...
Te mando un saludo
y grax por las vueltas que te das a mi blog...
bye bye