El pasado fin de semana, aprovechando nuestra estancia en Dublín y dado que en Limerick era imposible conseguir entradas para cualquiera de los dos cines que proyectaban Avatar en 3D, decidimos probar suerte en la capital. Por logística, primero pensamos que los nuevos cines del Centro Parnell era una buena idea. Un multisalas nuevo, con asientos de anfiteatro, supermoderno, con un buen sonido. La suerte quiso que todas las localidades estuviesen vendidas y así acabamos paseando en dirección a O'Connell Street, donde desde 1929 se alza el Savoy, el cine en operación más antiguo de la isla. Es un cine añejo, con sus asientos tapizados de rojo, que ha sabido adaptarse a los tiempos y envejece con orgullo y dignidad. Y tenían entradas disponibles. Eso sí, en pocos minutos se llenó el aforo.
El cine fue construído en el antiguo solar del viejo Granville Hotel por la compañía Associated Cinemas Ltd. El lujoso auditorio tenía 2789 asientos, y la primera película proyectada en su sala fue On With The Show. En 1954 se alteró para dar cabida a la pantalla de CinemaScope y se mostraría la primera cinta en widescreen en Irlanda: The Robe.
Además de ser el cine más antiguo del país, es el más modificado de la historia de Dublín. En 1969 conseguiría su segunda sala y en 1975 el anexo Restaurante Savoy pasaría a ser la tercera pantalla, con 200 asientos. En 1979 llegan las subsecuentes divisiones, incorporando un total de cinco salas. en 1988 se le añade otra sala más, pero durante el proceso perdió un tercio de su capacidad.
No concluirían aquí las renovaciones, y en 2004 el Box Office se muda de las dos casetas situadas a ambos lados de la entrada al área donde se ubicaba hasta entonces una pequeña tienda.
Es en este cine donde tienen lugar las premières de un buen número de películas, la mayoría de las cuales tienen conexiones irlandesas. Por ejemplo, Once, Alexander o The Man in the Iron Mask celebraron su primer pase en el Savoy, y aquí se celebra el Jameson Dublin International Film Festival y el Surprise Film.
Quizás los asientos no sean los mejores, ni la decoración tan cool, ni tenga pantallas con trailers por todo su hall ni apeste a palomitas recién hechas (la tienda ni siquiera está a la vista), pero es un cine como los de antes, donde vas a experimentar el puro placer de ver cine. Uno de esos cines de los que por desgracia, quedan cada vez menos...
¿Si me gustó Avatar? Sí. Pero eso es lo de menos.
El cine fue construído en el antiguo solar del viejo Granville Hotel por la compañía Associated Cinemas Ltd. El lujoso auditorio tenía 2789 asientos, y la primera película proyectada en su sala fue On With The Show. En 1954 se alteró para dar cabida a la pantalla de CinemaScope y se mostraría la primera cinta en widescreen en Irlanda: The Robe.
Además de ser el cine más antiguo del país, es el más modificado de la historia de Dublín. En 1969 conseguiría su segunda sala y en 1975 el anexo Restaurante Savoy pasaría a ser la tercera pantalla, con 200 asientos. En 1979 llegan las subsecuentes divisiones, incorporando un total de cinco salas. en 1988 se le añade otra sala más, pero durante el proceso perdió un tercio de su capacidad.
No concluirían aquí las renovaciones, y en 2004 el Box Office se muda de las dos casetas situadas a ambos lados de la entrada al área donde se ubicaba hasta entonces una pequeña tienda.
Es en este cine donde tienen lugar las premières de un buen número de películas, la mayoría de las cuales tienen conexiones irlandesas. Por ejemplo, Once, Alexander o The Man in the Iron Mask celebraron su primer pase en el Savoy, y aquí se celebra el Jameson Dublin International Film Festival y el Surprise Film.
Quizás los asientos no sean los mejores, ni la decoración tan cool, ni tenga pantallas con trailers por todo su hall ni apeste a palomitas recién hechas (la tienda ni siquiera está a la vista), pero es un cine como los de antes, donde vas a experimentar el puro placer de ver cine. Uno de esos cines de los que por desgracia, quedan cada vez menos...
¿Si me gustó Avatar? Sí. Pero eso es lo de menos.
9 comentarios:
Te comprendo perfectamente. Ojalá pudiera volver a entrar en un cine de esos y respirarlo.
Ver películas en casa es comodísimo pero reconozco que no es comparable a una sala de cine. Me encantan también los cines antiguos, tienen algo especial.
Aquí ya no quedan apenas cines de esos con solera ¡me da un coraje pasar por donde estaba el Robledo y ver un MacDonald's! o todavía peor ¡el gran teatro Arango convertido en el centro de corporación dermoestética! Nos queda el teatro Jovellanos, bastante emblemático, pero creo que películas solo ponen para el Festival de Cine de Gijón, el resto del año se utiliza para teatro y conciertos
Si recuerdo cines antiguos, siempre me viene a la memoria el Imperial o el Avenida.
En mi ciudad había dos cines de los de antes, ahora son un bingo y zara,...sin comentarios.
En la mía son una sucursal bancaria, un bingo y un corporación dermoestética ¬¬
Y no hay un hotel donde estaba el imperial?
Ya he contado muchas veces que Sergio y yo nos criamos en un cine de esos. Mis padres nos mandaban todas las tardes en verano para dormir la siesta tranquilos jajaja, y porque el dueño era amigo y no nos cobraba la entrada.
Cada vez que paso por delante y veo el pequeño centro comercial me dan ganas de llorar.
Incluso iba con Sergio en brazos porque no andaba bien todavía...
¿De qué cine hablas, Inma?
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