lunes, 15 de febrero de 2010

MARY WARD, PRIMERA VICTIMA


Mary Ward fue una prominente científica irlandesa nacida a comienzos del siglo XIX. Sin embargo, ha tenido el dudoso privilegio de pasar a los anales de la historia no por sus labores investigativas, ni por los libros de astronomía, o por ser una de las únicas tres mujeres que estaban en la lista de correspondencia de la Real Sociedad Astronómica de Londres en un tiempo en el que a las mujeres no se les permitía el acceso a la Universidad. Las otras dos mujeres de esa lista eran la Reina Victoria y Mary Somerville, una escritora escocesa de ciencia, y polímata.
En el siglo XIX, mientras la mayoría de féminas recibían poca educación y mucho menos se las animaba a mostrar interés por la ciencia, Mary resultó ser una chica inusual. Había nacido en el pueblecito de Ballylin, en el Condado de Offaly en Abril de 1827 y como sus hermanas, recibió enseñanza básica en casa. Sin embargo su educación fue ligeramente diferente de lo que era habitual porque venía de una renombrada familia de científicos.
Ya desde pequeña mostró curiosidad por la naturaleza y a los tres años había comenzado a coleccionar insectos. Después centraría sus intereses en la astronomía, como su primo William Parsons, tercer Conde de Rosse, que estaba construyendo el Leviathan de Parsonstown, un telescopio reflector con un espejo de seis pies de altura que fue el telescopio más grande del mundo hasta 1917. A Mary le gustaba visitarle y hacer dibujos de cada fase del proceso de construcción, que junto con fotografías tomadas por la esposa de su primo, se usarían para la reciente renovación del mismo.
Mary también dibujaba insectos, y esto llamó la atención del astrónomo James South, que la observó mientras Mary utilizaba una lupa para ver los pequeños detalles. Quedó tan impresionado con su pericia que persuadió a su padre de que le comprara un microscopio, y para la muchacha, este sería el comienzo de su pasión. Empezó a leer todo lo que podía encontrar sobre microscopía y aprendió por sí misma hasta que supo más que los propios expertos, y el físico David Brewster utilizó muchos de sus dibujos para ilustrar sus libros y artículos.
Como en esa época ni las universidades ni las sociedades acaptaban mujeres, Mary se dedicó a conseguir información por su cuenta. Solía escribir a científicos, preguntándoles sobre artículos o documentos que hubieran publicado y en 1848 su primo Parsons fue nombrado Presidente de la Sociadad Real, de modo que cuando le visitaba en su casa de Londres, siempre se hallaba rodeada de científicos.
Escribió su primer libro "Sketches with the microscope" y pensó que nadie lo publicaría por ser mujer. Mandó hacer 250 copias de manera privada y su sorpresa fue grata cuando se vendió en semanas, lo cual fue suficiente para que un editor en Londres se interesara en su obra y la contratara. Se convirtió en un bestseller entre 1858 y 1880. Escribió otros dos libros, uno de los cuales era una guía de astronomía para principiantes, y algunos artículos y continuó ilustrando libros y trabajos de otros científicos.
Por desgracia, su muerte la hizo tan famosa como su trabajo en vida. Es la primera víctima de un accidente de tráfico. Los hijos de su primo, tan aficionados a la mecánica y la construcción como su padre, habían cosnstruido un automóvil propulsado al vapor. Se creía que el transporte de vapor sería el invento del siglo a mediados de los 1800s, pero aunque funcionó con los trenes, fue un completo fracaso con los coches. Era un modo poco fiable y hacían demasiado daño a las ya de por sí precarias carreteras. En 1865 se impuso un estricto límite de velocidad de cuatro millas por hora en el campo y de dos millas en la ciudad, y esto acabó definitivamente con el coche a vapor, aunque algunos entusiastas aún tenían uno, con frecuencia hecho a mano de modo casero, como el de los Parsons.
Mary y su marido, Henry Ward, el Quinto Visconde de Bangor, viajaban en él con los hijos de su primo y su tutor en 1869, cuando Mary cayó del coche en una curva de la carretera. Cayó bajo sus ruedas y murió casi instantáneamente: se había roto el cuello, no se pudo hacer nada por salvar su vida. Se convertiría, de este modo, en la primera víctima oficial de la carretera.
Feliz fin de semana y cuidadín al volante.

4 comentarios:

marian dijo...

Uy, estaba entusiasmada con la vida de Mary y mira la pobre como acaba.

chema dijo...

víctima de la carretera y mártir de la ciencia... lástima que ese vehículo no lo hubieran ensayado antes de montar en él por carretera...
lástima que perdiera la vida tan prematuramente, podría haber sido una gran científica. las mujeres pueden estar tan capacitadas para la ciencia como los hombres. ahí está el ejemplo de madame curie...

Boutiquedenancy dijo...

jo! me he quedado chafada! menuda manera idiota de morir (si es que existe alguna inteligente)...
un abrazo

anele dijo...

Lástima que los cinturones de seguridad no llegaran a tiempo.

Superinteresante la historia de esta mujer autodidacta.