Aunque no soy católica ni creo en muñequitos milagreros, no podía visitar la capital de Bohemia sin ver al famosísimo Niño Jesús de Praga, que uno esperaría hallar en una catedral enorme debido a su fama, pero no... se halla en una Iglesia pequeñita que incluso puede escapar a la vista, en una calle muy larga y tras subir unas escalinatas, apenas oculta tras unos frondosos árboles.
Es la Iglesia de Our Lady Victorious, de los Carmelitas Descalzos. Ni siquiera el interior es ostentoso. Muy luminoso, sí, y con un altar decente y dorado, como todo en Praga. El Niño jesús se encuentra en el pasillo de la derecha y no pasa desapercibido. Cuando fuimos, estaba rodeado de una horda de filipinos con los mocos colgando. ¡Cómo se puede llorar así!
Arriba puede visitarse un pequeño museo (donde no se pueden hacer fotos). Esta vez fui buena y solo hice una porque el lugar era ultra-oscuro y a pesar de que no había ninguna vigilancia, aún llevaba en la memoria la imagen de la viejita de La Semilla del Diablo gritándome ¡¡NO FOTOS!! El museo, en realidad, no tien nada que ver. Tres cálices, una cruz dorada con diamantitos de colores y una colección de los diversos "trajecitos" del niño Jesús que nada tienen que envidiar al armario de la Barbie (hay 80 en total expuestos, pero el afortunado muñecote tiene 380 diferentes en el ropero).
Otra joyita de los Carmelitas es esta Virgen Negra, con más corona que cabeza:
El Niño Jesús mide 48 cms. y fue un regalo de bodas de los Monjes Franciscanos de España a María Manríquez de Lara, que en 1555 viajó a Praga para casarse con Vratislav de Pernstein, un diplomático. En 1587 Maria se lo regaló a su hija Polyxena también por su boda. En 1624 Polyxena, viuda ya, regaló la estatua a los Carmelitas Descalzos, convirtiéndose en símbolo de protección para Praga y Bohemia. Cuando la regaló, se dice que la princesa pronunció unas palabras que resultaron ser proféticas: "Venerables Padres, os traigo mi posesión más querida. Honrad esta estatua y nunca os faltará de nada". Los novicios Carmelitas se convirtieron voluntariamente a la pobreza. Al oir de sus devociones y sus necesidades, el Emperador Ferdinand II de la Casa Habsburgoenvió 2000 florines y un estipendio mensual para su sustento.
Durante 400 años se ha reverenciado y orado a esta pequeña estatua de cera que, milagrosamente, sobrevivió un incendio sin derretirse, por lo que a partir de entonces las historias de curaciones y milagros corrió como la pólvora entre sus adoradores.
Durante la Guerra de los Treinta Años se acabó con las devociones especiales, y en Noviembre de 1631 el ejército del Rey Gustavus Adolphus de Suecia tomó posesión de las iglesias de la capital Bohemia. El Monasterio de los Carmelitas fue saqueado por los Luteranos y la imagen del Niño se tiró a una pila de basura tras el altar. Allí yació olvidado durante siete años, con las manos rotas hasta que fue encontrado en 1637 por el Padre Cirilo y colocado en el oratorio. Un día, mientras rezaba ante la estatua, el Padre Cirilo asegura haber oido una voz que le decía: "Ten piedad de mí, y yo tendré piedad de ti. Dame mis manos, y te daré la paz". Desde entonces, la estatua ha permanecido en Praga y atraído devotos de todo el mundo.
Aunque muchas Iglesias católicas tienen réplicas de esta escultura, existe una copia exacta en la Capilla de la Universidad de Nápoles.
La tradición de la procesión y la coronación aún se lleva a cabo, siendo la ceremonia que concluye el Festival Anual del Niño Jesus en Praga.
Curiosamente en el pasado en Irlanda, las novias colocaban un Niño Jesús fuera de sus casas la noche antes de la boda, para asegurarse de que haría buen tiempo el día de la ceremonia.
10 comentarios:
es una suerte que se recuperase y se restaurase, porque es una obra de arte, independientemente de que su estética pueda ser o no del gusto de cada uno. sus vestimentas le dan un halo de solemnidad. como tú dices, quizá le pegaría más estar en una catedral...
La verdad es que, dejando las creencias aparte, cuando algo se empeña en sobrevivir a través del tiempo, soportando todo tipo de fatalidades, como el incendio y cubo de basura en este caso... da que pensar...
Llegué a tu blog por misteriosos caminos, pero me ha encantado. Mi esposo y su familia son checos, de Praga, así que tus narraciones y tus fotos me hacen eco. ¡Saludos desde México!
¡¡Es espléndido!! Aunque yo tampoco soy creyente de muñequitos milagreros como tú dices, hay que reconocer que la estatua y sus trajecitos son una obra artesanal estupenda. Y su leyenda una pasada! Es curioso que nadie pensara en restaurar las manitas del niño Jesús de Praga hasta pasados siete años...
Un besote cielo!
Bienvenida, Ozer. Praga es simplemente preciosa!!
Yo tampoco es que crea mucho en figuritas y demás pero como obras de arte no se puede negar que exisiten maravillas y esto que nosmuestras es una de ellas
Hombre Geno, la obra de arte a mi me parece que es la orfebrería que lo rodea, ese intrincado de plateados y dorados y los bordados y pedrería del vestidito que lleva n esta ocasion, pero el muñeco en sí no me creo ni que sea el original, y si lo es, pues tampoco es ninguna maravilla, vamos, que los hay similares por todo el mundo...
A mi me hacía ilu que hubieras sacado los trajecitos del niño Jesús.
No solo es la corona lo que le queda grande a la Virgen, el manto también. Para mi, que la figura era más grande y ha ido menguando con el frio o la humedad, vete a saber...
Ayer le explicaba a mi hijo lo que significa el fetichismo, pero desde el punto de vista religioso. Se supone que los católicos no adoramos figuritas, ídolos ni totems..Y yo pìenso automáticamente en el Rocio.
Que cada uno adore lo que quiera ¡faltaría más!
Yo no creía. Y un día le reze y me cumplió, dp volví a rezarle y pedirle y me cumplió nuevamente.es muy muy milagroso. El niño!!
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