miércoles, 16 de enero de 2013

Libros que no lo son

A estas alturas del mes, me encuentro comprando regalos de Navidad para mi familia en España. Dado que ellos me envían todo tras los Reyes (y a veces mis Reyes han venido a patita parece ser [por el tiempo que se han tomado] y me han dejado el paquete en Febrero...) tiendo a hacer mis compras con calma tras la euforia consumista pre-navideña y así, también, me beneficio de las rebajas.
Pero, uno de mis mayores problemas, como ya he comentado en veces anteriores, es la falta de comercios y tiendas de regalo en el centro (paso de meterme en un centro comercial de las afueras plagiado de chonis). Así que aprovechando que el lunes tenía una nueva entrevista en Cork (ya os hablaré de esto en otro post porque estoy pendiente no solo de la respuesta, sino de eventos en mi actual trabajo), decidí hacer las compras allí.

Ni qué decir tiene que me gasté la mitad del dinero ... ejem, ejem... en mi persona. Sí, compré los regalos de mis padres y algunos para mi hermana, pero dos de los de mi hermana he decidido finalmente quedármelos para mí. ¿Por qué? Porque la decoración de la casa de mi sister no va con lo que le he comprado. Fue un pensamiento posterior, y conociéndola, sé que mis presentes comprados con esmero y cariño iban a acabar relagados al interior de un mueble o el fondo de un cajón o a la habitación de los trastos (el estudio en desuso desde la operación de epilepsia de mi cuñado y que ocupa sus ordenadores y algunas estanterías con cds y cachivaches varios).

Y es que lo que le compré tiene un aire muy vintage:


Y aunque a simple vista pueden parecer dos libritos de cuentos infantiles del año de la Tana, lo cierto es que son dos cajitas de madera muy cuquis que compré en un callejoncito qe va desde Patrick Street hasta el English Market y están hechos de manera totalmente artesanal por la chica de la tienda, así que voy tomando ideas para futuros regalos...



En un principio pensé en quedarme con una de ellas y enviarle la otra pero finalmente decidí no separar ambos artículos y hacerlos míos y, a cambio, le compré otra caja mayor también en forma de libro pero con portada de la Torre Eiffel.


Y en su interior, he guardado algunos de los otros regalos que le he comprado. Ahora a esperar a ver si le gusta...
  

7 comentarios:

chema dijo...

sí, es que las dos cajas azules con dibujos de niños parece como que están estrechamente unidas, da pena tener que elegir una y renunciar a la otra. la de la torre eiffel también es muy bonita en su estilo. buena idea darle sus regalos metidos en ella.

Bertha dijo...

Estoy contigo, yo habria echo igual, porque son una monada las cajitas, la otra tanbien, pero estas mucho mas.

COILET dijo...

Las cajas son muy originales, si no la gusta, peor para ella!!

Geno dijo...

Me parece buena decisión lo de las cajas, las primeras te pegan totalmente y, por lo que has contado de tu hermana, seguro que le gusta más la de París. Sean para quien sean, las cajitas son una monería

Lucía dijo...

!Vaya esto no lo había visto antes! Son muy bonitas todas.

Mercedes dijo...

Las cajas con una monada, ¡con lo que me gustan a mí las cajas! Las guardo todas, algunas están vacias porque no sé qué meter en ellas, pero siempre pienso que algún uso haré con ellas.

Shirat dijo...

Seguro que le gusta, Candela. ¿A qué mujer no le gusta una caja? Y más si dentro trae alguna sorpresilla más.

Las de tipo antiguo son muy bonitas, pero me gusta más la de la torre eiffel. No por la torre, sino porque me gusta que sea en blanco y negro.