domingo, 11 de mayo de 2008

Los Crímenes del Mes de Mayo (El rincón de Lar)


He puesto este título al post -Los Crímenes del mes de Mayo-, en honor a una Chirigota de hace ya bastantes años, que bajo este nombre intentaban criticar el sablazo virtual al que se somete a los padres con hijos en edades de Comunión en cuanto llega la "temida hora".

Escribir sobre las comuniones se lo debo a Urko y sus colaboradores (Wilma y Lola), que comenzaron el tema en su blog, y me hicieron rebuscar en mi caja de hojalata de Colacao para hallar aquellos nombres olvidados en esas tarjetillas de recuerdos de las Primeras Comuniones de algunas compañeras de clase y alguna primita.
Mías no tengo. No guardo fotos de traje de novia prepúbere, ni retículas, ni libros de tapas de nácar impoluto, ni guantes amarillentos por el paso del tiempo o velos con flores de raso.
Yo fui niña sin comunión ni vestido blanco, sin cruz de oro ni calcetines de puntillas ni rosario. La ostia siempre sería un misterio para mí
Mis padres eran protestantes y, aunque yo salí protestona, envidiaba con saña a todas mis amiogas que hacían una vida normal y vivían la llegada de "aquel momento" para mí incomprensible, con tanta ilusión. Yo me alejaba de los corrillos en los que mis compañeras hablaban de nácares, de perlas, de cruces, de biblias nuevas y guantes de blonda. Me sentía excluída de una sociedad "secreta" que nunca iba a conocer. Otro resentimiento más que almacenar contra mis progenitores. Nacer en familia protestante y crecer en colegio de monjas es un tanto confuso cuando eres una niña que quiere "integrarse" con el resto de las 41 niñas que comparten aula, y mis comienzos no fueron para nada fáciles.
En Primero de EGB, la monja que nos daba la asignatura de Religión me enviaba al pasillo durante la hora de dicha asignatura, ya que mis padres no querían que me dieran este tema. Tres días después regresé a casa frustrada y llorando, sin comprender por qué se me enviaba al frío corredor, donde debía sentarme en el sucio suelo de mármol durante una hora hasta finalizada la clase, para mofa y escarnio, no sólo de mis compañeras, que pensaban que se me habia castigado por algo "realmente malo", si no del resto de alumnado que pasaba ante mí, camino de los servicios.
Despaché mis cuitas a mi madre, que fue a hablar con la directora y convinieron que podría quedarme en el aula, exenta de los exámenes. Naturalmente hacía los examenes como el resto de la clase, para que tampoco se me considerase "una paria", pero no se me calificaría, la asignatura ya se me consideraba aprobada.
Tras la primera evaluación mi madre fue llamada al despacho de la directora de nuevo. Sin haber tenido que atender en clase, sin la obligación de completar el exámen, había sacado la nota máxima de la clase. Eso, supongo, era debido a la "escuela dominical" de la pequeña capilla a la que tenía que acudir con mis padres cada semana.
Ni qué decir tiene que la última vez que pisé aquel antro fue a los once años, cuando con una precoz independencia dejé bien claro a mis progenitores que no estaba por la labor de levantarme los domingos a las diez de la mañana para acudir a la llamada de una "fé" que no me interesaba. Asombrosamente, me dejaban en casa a mi libre albedrío.
Pero, como todos los que dicen predicar con el ejemplo, cuando a los 14 años les comuniqué mi decisión de "pasarme al bando contrario" (yo sólo quería ser normal) y hacer la confirmación (para mí sería, en realidad, la Primera Comunión), la reacción fue muy distinta y las amenazas cayeron a la misma velocidad que los "sopapos".
Así que, a día de hoy, el único recuerdo que guardo de la Comunión son las estampitas de los demás.

9 comentarios:

SONY dijo...

Pues yo tengo muy claro que a mis hijos (si los tengo algún día) no les bautizaré ni les haré partícipes de esa "parafernalia" consumista que se ha montado alrededor de los ritos de la iglesia. Como tampoco me he casado, pq ir a firmar al juzgado un papel lo puedo hacer cualquier día. Ellos decidirán, al ser mayores lo que quieren hacer. No creo que por echar agua en la cabeza o por ponerse un vestido de barbie-princesa vas a ser mejor persona, o vas a tener unos valores morales más justos y éticos.
Este fin de semana he visto muchas niñas vestidas con exagerados vestidos de can-can y realmente me ha parecido ridículo tanto "paripé". Pq al fin y al cabo se hace para aparentar... Ahora mismo tengo una boda de una prima que no me apetece nada ir, a ver por qué tengo yo que sufragar la boda de nadie... para mí es un compromiso y unos gastos que no deseo. En finsss.

Candela dijo...

Cuando eres una niña y tienes la opcion, puedes elegir. Mira Ilenka, ella ya lo tenia claro a esa edad y se lo dijo a su madre y no la hizo. Pero su hija queria hacerla y no se lo ha impedido. A mi me marco, porque en los 70 ver a todas las niñas de mi clase, vecinas, amigas, participando de algo que, el rito para una niña es lode menos, es la ilusion del dia, los regalos... Me quede sin Nancy comunion, joder!! Mira lo que he tardado, veintitantos años!! jajajaja. Yo solo vesti de blanco una vez, y fue ne mi bautizo. claro que mi madre tiene el traje guardado y esta tan amarillento por el paso del tiempo que no se si era blanco o crudo...

Inma dijo...

Lo bonito del tema es q cada uno haga lo q le dé la gana. Yo no soy creyente pero mi marido sí. Así q mis hijos han hecho la comunión porque ellos han decidido. Yo repeto a mi marido y él me respeta a mí.
Cuando me casé lo hice por la iglesia porque el quería pero me ofreció, si yo no estaba comoda, ir al juzgado.
Ahora mis hijos mayores ya no practican, el pequeño hace la comunión en mayo y hará lo q le apetezca cuando tenga ideas propias.
En casa cada uno piensa lo q quiere y atodos nos parece fenomenal.

Inma dijo...

Se me olvidaba decir q aunque mi hijo hace la Comunión en mayo. Lo q tengo claro es q nada de circos.
La hace en el cole con sus amigos y después comeremos en casita los de la familia q les ha apetecido venir. Nada de lios.Ni regalos caros, ni tartas ni nada de todo eso.Solo unos recordatorios porque tengo debilidad por ellos...pero de los baratitos, eh!!!

SONY dijo...

Esta claro, cada uno puede hacer lo que quiera, y esta claro que en esa época, Candela, cuando eres niña y sólo ves los regalos, la ilusión de ser el centro de atención... te fastidiria!!! Y eso de la nancy sobre todo!!!jajaja (aunque yo no recibí muñeca alguna, curioso...). Tengo unos primos que son profesores y muy liberales (los primeros que no bautizaron a sus hijos con el consiguiente escándalo en la familia) y este año su hija estaba en edad de hacer la comunión, le han explicado el significado del rito para que ella decida. Y ella misma ha decidido que no, con una seguridad y un aplomo que te asombra.
Inma, me parece muy bien, hay que respetarse, si tú hijo quiere hacerla y tu marido es creyente, es tá en su derecho.
Yo quería casarme por la Iglesia por mis padres, sé que les haría ilusión, pero siendo sincera conmigo misma, me doy cuenta de que realmente entonces lo hago por ellos, no por mí, y porque queda bonito en las fotos, etc, etc. Y creo que ese tipo de cosas, el que dirán, lo que piensen los demás no debería condicionarnos.

Urko dijo...

Tú no tuviste Nancy de comunión, Candela, pero es que yo, que sí que hice la comunión, no tuve madelman de comunión, y te juro que eso también me ha marcado.

Ya en serio, qué difícil es esto de la religión, con lo sencillo que debería ser, lo mismo que tendría que ser sencilla la libertad, y no lo es.

Elphaba dijo...

Yo si tuviera un hijo es posible que lo bautizara, de la misma forma que tendría que elegir una serie de opciones como el tipo de educación, su forma de vestir o su propio nombre, y luego cuando tuviera uso de razón que fuera escogiendo su camino, por supuesto. Pero desde luego no montaría los circos que se ven y que me dan vergüenza ajena, ni permitiría que se perdiese el norte. ¿A dónde vamos a parar?, que a mí me regalaban un relojito digital de goma y un par de libros de los Hollister y era la más feliz del mundo, y hoy te encuentras listas de comunión, banquetes de 200 personas y el viajito a Eurodisney de regalo.
Me parece que hay que separar el sacramento de lo que es la "fiesta", y no condenar el rito, que debe obedecer a unas creencias respetables, sino la forma en que muchos la llevan a cabo.

anele dijo...

Qué razón tienes, Ruth. Cómo te marcan esas cosas de pequeño... Los adultos insisten en hacerte ver que no tiene importancia, pero tú sólo quieres ser como los demás...
Luego, con los años, te das cuenta de que tenían razón... o no... quién sabe...porque al final se te quedan esas espinitas siempre clavadas. Por algo será...
En fin, al menos, entonces era más entrañable. Yo sí tuve comunión y quería vestido de princesa, pero mis "monjas" eran estrictas: o de "de hábito" o "de calle". Y claro, yo no quería ser distinta a las demás... tocó "de monjita", con mis calcetines de perlé y mis austeras sandalias blancas de novicia. Ahora, recordándolo, tiene su gracia. Y aquellos regalos: las cajitas de música, los libros, las muñecas... (nada que ver con las artificiales listas de comunión de hoy en día).
Yo por eso me aplico el cuento y... nada de bodorrio, prefiero seguir viviendo en pecado (y si un día toca, será por el juzgado y con 10 invitados, como la comunión del hijo de Inma).

Por cierto, Ruth, para terminar sólo quería comentarte algo que me ha hecho gracia... ojeando tu antiguo post de tus cámaras de foto aluciné al ver la 1ª foto de la Kodak "años 50"... tengo una igualita. También fue mi 1ª cámara, heredada de mi madre. La guardo como oro en paño...

Elphaba dijo...

Anele, con 10 invitados o menos si se puede, jejeje.