jueves, 17 de julio de 2008

OS VOY A ENSEÑAR LAS BRAGAS (LITERALMENTE)


Os las voy a enseñar, pero no seáis impacientes. Primero os voy a llevar a dar un paseíto productivo por las calles de New York que albergan lo más en tiendas. Aparte de traerme souvenires de todo tipo para familia y amigos, también me dediqué a hacer algunas comprillas totalmente innecesarias: calcetines en el Barrio Chino, un jersey de lana de Calvin Klein, un vestido de Carolina Herrera y un par de bolsos en Macy's. Y las bragas de Bloomingdale's. Of course.

Nueva York es el paraíso del comprador. Diferentes distritos alojan diversos tipos de tiendas con una oferta de precios variada. El Flatiron District, por ejemplo, antiguo centro neurálgico de los shoppers, a lo largo de la Quinta Avenida, era conocido antiguamente como The Ladies' Mile (La Milla de las señoras). De hecho, frente al Parque de Madison (Madison Square), se erige un reloj, delande del numero 200 de Fifth Avenue que marca el final de dicha milla de tiendas que una vez estuvieron de moda y se consideraban lo mejor de lo mejor de Manhattan.



Al final de la Quinta Avenida, cerca de la Cathedral de Saint Patrick y del Rockefeller Centre se encuentra una de las tiendas de más prestigio y más caras de la ciudad: Sack's Fifth Avenue, sinónimo de estilo y elegancia y considerada el gran almacén de mayor calidad. Ni qué decir tiene que sólo entré para mirar las ropas de diseño y complementos a precios abusivos. Salí apestando a tres marcas diferentes de perfume.


Bloomingdale's es caro, pero más asequible para el bolsillo caprichoso. Creo que aún tengo por ahí las bolsitas marrones típicas de la tienda. O mejor decir "la bolsita", porque de allí no podía irme sin comprar nada, de modo que subí al departamento de ropa interior y me compré tres tangas que nunca he usado. Me dan pena, son un recuerdo de un departamento en el que no pude permitirme comprarme nada más y donde tuve que ir esquivando los brazos salidos de la nada que pretendían rociarme de nuevo de alguna fragancia en promoción. Guardo mis braguitas en el fondo del cajón, en unas cajitas monísimas con jaboncitos dentro. Y os las enseño con gusto.


El guiri dice que son bragas de pilingui, y a mí también me lo parecieron y por eso las compré. Bragas neoyorquinas como las que sin duda usaría Julia Roberts en su papel de Pretty Woman (si es que llevaba). Y es que precisamente como Julia en esa película me sentí yo cuando fuí a otra tienda de postín, Tiffany's. Era el día de mi cumpleaños y había decidido darme un homenaje y comprarme algo relativamente caro, si sólo por tener la famosa bolsita turquesa, pero no iba a ser. Una vendedora de cabello cardado como sólo las mujeres americanas saben hacerlo, me ignoró completamente con su acento nasal mientras prácticamente me miraba de arriba a abajo, y me marché tan ofendida que olvidé lo que quería. Podría haber cambiado de mostrador, pero tras esperar media hora a que dejara de hablar con la anterior compradora y recibir la más despreciativas de las miradas, se me quitaron las ganas.

Debí haber supuesto que sería así cuando para subir a la segunda planta desde el lobby hay que tomar un ascensor con un ascensorista de guante blanco y uniforme impecable lleno de botoncitos dorados que va enumerando los productos de cada planta.



Pero natualmente "la tienda" por autonomasia es Macy's. Aquí se puede comprar absolutamente de todo, y la visité en varias ocasiones, siempre adquiriendo una cosa u otra. Los dependientes son amables y te proporcionan muestras en lugar de atacarte vílmente con un vaporizador. Es una tienda inmensa (ocupa toda una manzana) donde se respira historia. El fundador, Rowland Hussey Macy abrió una pequeña tienda en otra calle no muy lejana, en 1857. Y escogió como logo una estrella en honor a un tatuaje que llevaba desde sus tiempos de marinero. Cuando Macy murió en 1877, la tiendecita se había extendido al o largo de 11 edificios, y se expandió más cuando los dos hermanos que habían dirigido el departamento de cerámica y cristalería, Nathan e Isidor Straus, se hicieron cargo de los almacenes. En 1922 los 14 locales se habían quedado pequeños para el volumen de mercancía y se compró el lugar desde donde opera ahora, que además tiene su propia estación de metro en el subsótano. En el interior, algunas de las escaleras mecánicas aún son las originales, de madera. Y es muy divertido subir en ellas, os lo seguro. Es como flotar en el Arca de Noé!

La entrada de la calle 34 (sí, la del Milagro), todavía conserva sus cariátides originales y el reloj, las letras esculpidas y toda la ornamentación desde su apertura. En la entrada principal hay una placa también en conmemoración a Isidor y su esposa, que perecieron en el hundimiento del Titanic.





Y ya alejándome de estos centros comerciales en el corazón de Manhattan, no es de menos que mencionar dos barrios donde las tiendas se alinean una junto a las otras, en dos tipos de civilizaciones muy diferentes. Primero, Chinatown, donde se puede hallar absolutamente de todo a precios de calle. De aquí me vine cargada con bolsas de diez camisetas por $5, unas orejeras de piel que me vienen de maravilla las mañanas frías de invierno y calcetines con el I Love NY tatuado en el tobillo.


Chinatown (volveremos de visitaen otro post), donde nadie habla inglés, es como un mercadillo gigante, donde artistas callejeros, tiendas de a dólar y bisutería se mezclan con museos, restaurantes, y todo tipo de baratija.


Y dos calles más allá el paisaje cambia totalmente cuando entras en Little Italy y sus calles con mercados de fruta y verdura, el olor de las especias combinado con el del humo de los coches y la resonancia cadenciosa de los acentos mezclados.
Mientras, en el puerto bullicioso del Manhattan sur, un gran complejo comercial aloja tres pisos de tiendas, mercados de pescado y restaurantes junto al mar. El Pier 17 ha aparecido en algunas peliculas de Hollywood (como por ejemplo Working Girls) y merece la pena de visitar.


Para los amantes de la música y el cine, parada obligatoria es la enorme tienda de Virgin (creo que era una de las mayores de América), en la céntrica Union Square.

2 comentarios:

Elphaba dijo...

Me ha encantado lo de Macy's. Me encantan ese tipo de edificios y comercios con historia. Unos amigos míos que se casan van este verano. Ya les haré encarguitos algo mitómanos/cinéfilos.

Inma dijo...

Rachel,la de Friends trabajaba en Bloomingdale's.
Dicen q Nueva york es la ciudad q todos conocemos y a la q todos hemos viajado.O esa sensación se tiene cuando se llega por primera vez. Quiero ir.