Hace tiempo que tengo sueños recurrentes. No es deja vú o nada parecido. Sueño lo mismo, en diferentes o en similares situaciones. Uno de los sueños que se repiten más frecuentemente es uno en el que me encuentro en el edificio donde crecí, al pie de la Bahía de Cádiz. Mis padres aún viven allí, naturalmente. En un décimo piso con una terraza con vistas al mar, desde donde se ve San Fernando, Puerto Real y, en días muy claros, las montañas de Medina. La Torre de Sevillana Electrica en Puntales y la de Puerto Real son pósters en vivo de mi existencia. Sin ellas, no comprendería el paisaje de mi niñez.
Las ventanas del lado opuesto dan a una urbe plagada de pisos de diferentes alturas, pero antes de la llegada de los edificios de la Segunda Aguada, desde la ventana de la salita se podía avistar el viejo Hospital, aquel que desde allí mismo y con las persianas bajadas, vi derrumbarse controladamente para hacer lugar al nuevo (ya viejo). A veces, incluso se veía el mar del otro lado, el que baña nuestras playas.
Mi sueño recurrente consiste en estar en esta casa, siempre en la terraza, y notar que el suelo tiembla y el edificio comienza a mecerse de un lado al otro, al principio lentamente, quedando inclinado como la Torre de Pisa, para a continuación empezar a balancearse como un balandro, o como uno de aquellos muñecos "Tentempiés" que tuve de pequeña y que tanta rabia me daban. La sensación de angustia que me acomete en esos momentos no es mucha, porque al estar en la terraza, no veo el suelo acercarse a mí, sino el mar verde e invitador. No hay miedo en mí en estos sueños. Siempre tengo la certeza de que con tanto balanceo el edificio simplemente se posará en el suelo, o en el mar, y yo saldré vivita y coleando, quizás nadando como una sirena con patas.
En otras ocasiones estoy en la azotea, en un día sin nubes, más que calido, asfixiante. Y de pronto me giro y ahí está: el enorme tsunami que va a arrasar mi tierra de una vez por todas, como predicen los malos augurios del futuro. La ola gigante se eleva desde la Victoria, amenazante... o no. Porque, al igual que en el sueño anterior, yo conservo la calma. Un poquito de agua no puede hacerme daño. Claro que no. ¿Acaso no he estado nadando desde que tenía meses? Esther Williams a mi lado es una novata!
Mis únicas preocupaciones en esos momentos son si quedarme allí y esperar ese "repelús" que las olitas de la playa te producen cuando te asaltan al entrar en la mar, o si meterme dentro y esperar que el agua lo envuelva todo para luego salir nadando tranquilamente por la ventana. Pero nunca pienso en los demás, ni en la destrucción, ni en ahogarme, o morir aplastada por una mole de cemento o nada por el estilo.
Tal vez porque siempre he tenido forjada en mi memoria las palabras de los marineros gallegos. Mi padre lo fue, y su hermano, que murió en aguas de Terranova y cuyo cuerpo jamás fue hallado (probablemente porque se lo engullió una ballena). Su hija, mi prima, me lo dijo una vez cuando tenía 11 años y nunca lo he olvidado: "El mar no quiere lo que no le pertenece". Y nosotros, humanos, no pertenecemos a ese mar que nos escupe sin piedad en pocos días, como a un chicle sin sabor.
Dicen que morir ahogado es la peor y más larga de las muertes, pero a mí no me da miedo, porque ese mar, ese al que tanto quiero, no va a esperar a que se me acabe el sabor para escupirme. Lo hará como a la raspa de un pescado: antes de que se le clave en la lengua.
9 comentarios:
lo de los sueños es un misterio, a saber qué significado tendrán... éste en concreto parece que tiene mucho que ver con tu infancia. es curioso cómo a veces en los sueños visualizamos fotográficamente lugares en los que hemos estado hace mucho tiempo...
las sensaciones que el sueño te produce pueden dar una pista de su significado, y en el caso de éste, por lo que cuentas, no es tanto miedo o angustia, sino aceptación de la situación y búsqueda del lugar más seguro para ti...
a mí es que me encantan estos temas, jejeje. ;)
De cría yo apuntaba todo lo que soñaba (ya ves, tonterías de la edad) y tenía un libro con lo que significaba cada cosa ahora ya ni sé donde está, pero me gusta soñar, aunque sean sueños raros. Si una noche no sueño, o no recuerdo lo que he soñado parece que me falta algo.
No tengo sueños recurrentes, pero sueño muchísimo con una persona. No sé que podrá ser o significar.
Gracias por tus visitas, mi musaraña y yo nos sentimos menos solitas.
Besitos o mejor dicho besucos.
Yo también tengo sueños recurrentes, pero son muy diferentes de esos que has narrado. Casi siempre tienen que ver con la "repetición" del servicio militar, a modo de Sísifo.
Leyendo tu entrada de hoy he tenido también un repelús por dentro. Espero que nunca se cumpla una cosa así, no sólo en Cádiz, sino en otras partes del mundo.
Agua y fuego son las cosas que más temo.
Pues Fermin, precisamente de fuego tengo que escribir otra entrada, porque a mi me cogio el incendio en ese edificio, que se dio por llamar "El Coloso en Llamas", cuando vi la puerta de la entrada en llamas crei que me habian dado el pasaporte.
Pues yo también tengo sueños recurrentes y sí que se parecen algunos a los tuyos que nos cuentas aquí; mezclo Sevilla con Coruña (cómo se parece Coruña a Cádiz, en cierto modo, por extraño que parezca) y también con Tsunamis que arrasan la ciudad... No pienso entrar en detalles porque me parece algo tan íntimo, los sueños, que es como desnudarse sin saberlo, no sé, tengo mucho pudor a la hora de hablar de mis sueños.
Por otra parte, la época en la que más se recuerdan los sueños es en primavera, pero con esto del cambio climático y que hasta mi gato está ahora mudando el pelo en vez de en priimavera, lo mismo esto de los sueños y la sangre alterada es consecuencia de dicho cambio...
¡Quién sabe!
Bueno, antes de mandar miles de saludos y besos hago propaganda del juego de la búsqueda del autor perdido, que ahora está en mi casilla, en territorio salvaje:
http://fauvelapetitesauvage.blogspot.com/2008/07/en-busca-del-autor-perdido-en.html
¡Allí os espero!
Gracias, mon petite. Me temo que aqui la primavera y/o verano se notan mas por su ausencia. DE momento tenemos un otoño que terminara cuando comience el invierno... que puede ser cualquier dia.
Sigue lloviendo bajo el cielo perpetuamente gris de este Limerick sombrio...
Candela, aquí también es otoño o invierno, pero en teoría estamos en verano y los efectos secundarios son los de la primavera: un todo en uno que al que no está loco le vuelve.
Y siento si te defraudo, pero no soy mon sino ma... ;-)
(Que nada tiene que ver con ma-món, ojo)-----> Qué falta me está haciendo esa siesta... XDD
Jajaja, ni yo hablo frances, jejee, bastante tengo con el ingles y el italiano, asi ue no sabria la diferencia entre mon y ma... jajaja.
Mamones si conozco a unos cuantos, bufff..
Una vez más agradecerte tus historias y dos seguidas.... que guay!!!!
Besotes...
Lar
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