viernes, 15 de agosto de 2008

DIEZ AÑOS YA



Era mi primer verano en Irlanda, había llegado apenas diez meses antes como Au Pair y llegando Agosto la familia se iba de vacaciones a un pueblo de la costa llevándome con ellos, Ballyhaigue, insulso y escaso en todos los sentidos. Yo no quería ir. Con un grupo de amigas, aupaires todas, habíamos planeado ir, justo ese fin de semana, a uno de los muchos festivales que tienen lugar en el país en verano: a Omagh, en County Tyrone. Pero el destino quiso que justo ese sábado nos trasladábamos a la casita de la costa, e igualmente otra de las chicas francesas, por lo que las restantes decidieron cancelar el viaje.
Poco sabíamos entonces que acabábamos de dar esquinazo a la muerte, tras pasarnos una semana de morritos y maldiciendo las brillantes ideas de las familias que nos acogían y sus estúpidas vacaciones en medio de Agosto en aldeas perdidas.

Otros no tuvieron tanta suerte, entre ellos dos españoles, Fernando Blasco Baselga, de 12 años y Rocío Abad Ramos, de 23. Sus vacaciones, sus vidas, se vieron truncadas por el Real IRA cuatro meses después de que se firmara el tratado de paz de Good Friday, en el que ha sido llamado el atentado más sangriento de la historia del Norte, en la época conocida como The Troubles (Los Problemas), la que comprende desde finales de los sesenta hasta finales de los noventa y la lucha entre Católicos y Protestantes. 29 personas en total, incluyendo a una mujer embarazada con mellizos, perdieron la vida. Más de 300 personas resultaron heridas. 329 inocentes que habían acudido a un festival a pasar un buen rato y que quedaron esparcidos por medio pueblo. La futil investigación ha de producir aún culpables.




Los responsables de tan inmundo crimen avisaron de la colocación de la bomba. Oh, si. Dando la localización incorrecta, y la policía, en su afán de evacuar a los múltiples ciudadanos que pululaban por las calles del distrito comercial, cercano a la feria, los envió calle arriba, al epicentro de la bomba.

Omagh marca hoy su décimo aniversario de la tragedia, donde se inaugurará un Memorial en recuerdo de las victimas esta tarde, con un servicio que durará unos 45 minutos.



Al regresar de aquellas vacaciones, cuando no teníamos teléfonos celulares, ni modo alguno de contactar estando lejos, nos reunimos aquel grupo de Aupaires de distintas nacionalidades y nos dimos un gran abrazo entre lágrimas. Nos habíamos librado. No recuerdo a cuántos minutos de silencio, cuántas manifestaciones acudimos. No que sirvieran de mucho, diez años se conmemoran hoy y nadie ha sido culpado.


Mientras tanto, otro culpable, de 25 muertes este, se pasea impunemente por las calles de Dublín, probablemente estrechando manos con los mismos que cometieron la atrocidad de Omagh. Como no tenemos bastante con los scumbagas locales, nos han tenido que tirar más mierda en el asfalto. José Ignacio de Juana Chaos, hasta el nombre lo tienes feo, llamarte escoria es insultar a lo que nos sirve de abono. Eres la vergüenza del pueblo vasco, un insulto para tu propia madre, que de haber sabido en lo que te ibas a convertir, sin duda te habría asfixiado con el cordón umbilical. Eres un HIJOPUTA con mayúsculas, insultarte es como escupir al diccionario de la Real Academia Española, donde no existen palabras lo suficientemente fuertes como para describirte.

Qué pena que te pasearás por las mismas calles que yo voy a pisar la semana que viene. Qué pena que no irás por esas malas partes que toda ciudad tiene y donde con suerte a lo mejor te pegaban un navajazo o una bala perdida hacía lo que la justicia no tuvo huevos de hacer. Qué pena que esas numerosas huelgas de hambre que fingiste llevar a cabo no te produjeron una úlcera de estómago. Qué desperdicio de una buena celda.

Ahora ya no tendré que ir a Dublín mirando sobre mi hombro para evitar a los scumbags, o vigilando que nadie me robe el bolso. Ahora iré con el miedo de haberme sentado en la misma mesa que tú en algún restaurante, de utilizar los mismos cubiertos que te pusiste en tu asquerosa boca o de beber del mismo vaso que lo hiciste tú en algún bar.

A ver si te mueres pronto y nos das a todos una alegría, porque el que estes aquí, lejos de España, esa que no te gusta pronunciar, no es un consuelo para los que dejaste atrás sino una causa de diarrea para los que estamos aquí. Me pregunto qué cojones tramas, reuniéndote con los líderes de Sinn Fein, a lo mejor comprar armamento en nombre de ETA o hacerte la víctima, mientras te cachondeas de los fallecidos en Omagh.
Ten cuidado y no me encuentres proque te juro que te capo. Cabrón de mierda. He dicho.


8 comentarios:

Charlie dijo...

Sigo sin entender como pueden dejar libre a un desgraciado como ese. Se tendría que pudrir toda su vida. Si a uno que mata a 25 personas sólo le caen 21 años, es normal que haya más delincuencia, porque sabrán que haciendo menos que este, su pena será menor.

Saludos!!

Inma dijo...

Es un desgraciado hijo de p---.

En el colegio de mis hijos hay dos chicos q han quedado lisiados para toda la vida en Omagh.

Teresa Guzmán dijo...

q lástima q tengamos una justicia tan eficaz y unos jueces tan ineficaces... un beso fuerte Candela, q llegué hace unos horas.

Teresa Guzmán dijo...

q lástima q tengamos una justicia tan eficaz y unos jueces tan ineficaces... un beso fuerte Candela, q llegué hace unos horas.

Shirat dijo...

Diez años ya. Quienes lo vimos en los telediarios nos horrorizamos en el momento y luego continuamos con nuestras vidas. Pero quienes resultaron heridos para siempre, quienes perdieron a alguien para siempre, aún siguen ahí.
Las leyes se hacen con la mejor intención, pero no siempre se aplican de la manera oportuna, y muchas veces se quedan cortas. No sólo en lo referente a terrorismo, sino también en otros casos como el de Mari Luz. Debería reformarse el sistema, aunque sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero es algo que debería hacerse, cueste lo que cueste. Hay cosas que no pueden quedar como si no hubiera pasado nada.

Ana I. dijo...

No entiendo a la justicia. Algún día a este se lo carga alguien que no soporte más verle la cara de ...y aún encima tendrá que pagar por ello, en fin...

Anónimo dijo...

A mi "esta gentuza" me produce un sentimiento que yo desconocía y no sabría como describir.
Cuando los veo así " tan impunes" me entran ganas de ser o convertirme en "EL JUSTICIERO" Y viendo que no les hacen nada pienso que si me los cruzara aún a pesar de que me mataran,," el primer golpe lo iba a dar yo " ya se que no está bien..pero ante la impotencia me dan estos arrebatos asesinos os lo prometo.
Marta.

Anónimo dijo...

Con noticias como ésta siempre pienso en todo lo que han pasado las victimas del terrorismo en estos años, sin poder olvidar.
Del atentado de Omagh nunca olvidaré el rostro alegre del niño que murió.

Y me pregunto qué clase de personas son estos pistoleros: cómo viven, qué clase de pensamientos tienen, qué disparates pasarán por su cabeza. No son de este mundo, son monstruos.