viernes, 2 de enero de 2009

LA RAFAGA JUSTICIERA (Relato)


La prensa habla hoy de mí. De hecho lo hace desde unos veinte días atrás. Pero no saben que hablan de mí. Ellos me bautizaron como "La Ráfaga Justiciera", y ese nombre se ajusta a la realidad como un guante, aunque se equivoquen en el género. Describen a su "Justiciero" como un hombre terriblemente ágil, sibilino, resbaladizo como una serpiente. Nadie ha visto su rostro. Sólo una sombra vestida de negro. Nadie ha sabido dar una descripción aproximada. Cuando La Ráfaga ataca, no hay supervivientes que puedan describirle. La Ráfaga es rápida, certera y... justiciera.
Pero no mato por matar. No soy un asesino a sueldo, ni un mercenario o un psicópata. Todo aquel que muere en mis manos lleva una soga con su nombre al cuello, una sentencia marcada por sus actos de crueldad. Tal vez por eso la policía, tan poco diligente a la hora de acabar con el crímen en esta ciudad, me deja en paz. Hago un trabajo que a ellos, tras la placa distintiva de su rango, les complace, aunque públicamente aseguren que nadie puede "tomarse la justicia por su mano". A fin de cuentas, hago una labor que les ahorra muchos dolores de cabeza. Digan lo que digan después.
Y la verdad es que no me ha ido mal. En esta ciudad que ni siquiera merece nombre de tal, el crímen campaba a sus anchas hasta que un día tuve suficiente. Quiero que mis descendientes vivan en paz, sin temor a ser acribillados a balazos en plena calle o a que les quemen sus casas porque un vecino al que el Ayuntamiento dio protección y una casa en la que vivir a expensas del Estado se mude a su barrio. No me ha movido la venganza. Nadie de mi entorno ha sido tocado por las garras de ese círculo cerrado.

Lo hago porque puedo.

Y nadie lo diría. De día soy Clara, ama de casa. Amante esposa. Miembro del Comité de Jardineras Verdes de la pequeña urbanización en la que vivimos. Abnegada repostera, lo confieso. Mi marido no sospecha nada. En las noches en que tienen lugar mis actividades le añado una fuerte dosis de somníferos en la cena. Duerme como un bendito. Y no tengo remordimientos. Al fin y al cabo lo hago por su bien y por el de los hijos que tendremos en el futuro. Y él duerme a pierna suelta.
No sé cómo se aposentó la idea de convertirme en la llamada "Rafaga Justiciera". Tal vez fue el día en que vi a unos desalmados robarle el bolso sin piedad a una pobre ancianita en medio de la calle sin que nadie hiciera el mínimo esfuerzo siquiera por levantar su frágil cuerpo del suelo. Mi primer pensamiento fue algo así como "Si los pillara, ay si los pillara... Esta gente merece ser colgada por los huevos". Que fue exactamente lo que hice unas semanas después. Porque tras rumiar la idea, decidí poner a buen uso los conocimientos que había adquirido aquellos años en los que trabajé en el circo con mi tío Agustín. Clara Muñoz. En cartel. Sólo hoy. Trapecista y contorsionista. Y también mis años desde la niñez de clases de Karate, que mamá se empeñó en pagarme y cuyo provecho jamás había practicado.
Y quiso la casualidad que un día reconociese por la calle a uno de aquellos dos maleantes que robaron a la anciana. Otro ciudadano quizá habría llamado a la policía. Yo no. Yo les seguí inconspicuamente. Nadie se fija en mí. Soy una mujer ordinaria. Rubia, sí, con un buen par de tetas que disimulo bajo gruesos jerseys de lana. Cuando me arreglo, la verdad, soy otra cosita. Pero cuando una va a comprar el pan, tampoco hay que lanzar cohetes. Así que seguí a aquel maki hasta su casa. Apuntada la dirección, sólo tuve que esperar a la noche adecuada... cuando él y su compinche se reunieron en ese cuchitril infecto a beber sidra barata.
En el Primark vendían unos leggins bastante monos, y junto con un jersey de tupido punto y un verdugo como los que me ponían de niña en los días de invierno, llegué con la intención de darles una buena tunda. Pero ese pensamiento inicial había echado raices y después de inmovilizarles con un par de certeros golpes, los desnudé y utilicé la rama más gruesa de un árbol de su despoblado jardín otoñal para colgarlos. De los mismísimos huevos. Sus gritos eran sofocados por la mordaza. Una era inexperta y no quería ser pillada en el primer día de trabajo. Los encontraron muertos de hipotermia dos días despues, tras las intensas heladas de las dos últimas noches, en pelota picada, meciéndose al capricho de la brisa.
A partir de ahí, me fui soltando cada vez un poco más. Subiendo escalones hasta las más altas esferas del crímen organizado. Traficantes de droga, criminales de tres al cuarto, asesinos sin piedad. Esos son los tipejos de los que libro a esta sociedad cada vez más tranquila. Y nadie sospecha de mí. Me irrita un poco que atribuyan todas mis facultades a un misterioso hombre, pero qué le vamos a hacer. ¡Vivimos en una sociedad tan machista!
Cada vez quedan menos a los que ajusticiar, aunque me consta que algunos toman serias medidas de seguridad. Otros sueñan con el día en que me cacen. Corre por ahí un rumor totalmente cierto de que hay un precio por mi cabeza. Pero no me preocupa, también yo tomo mis precauciones, claro está. Me adula que me tasen en casi un millón de euros, pero si me atrapan o me matan, no iba a ser mi Paco el que se llevara la recompensa, y no voy a dar la oportunidad a otro gangster de poca monta a enriquecerse a mi costa.

Al fin y al cabo, yo trabajo por amor al arte, ¿que no?

16 comentarios:

Javier dijo...

Hola, buscand información sobre las cuevas de maríamoco di con tu blog. Me gusta, es muy interesante y escribes genial. Por cierto, conseguistes dar con alguna entrada a la cueva??. Yo también estoy interesado en encontrarla.... ponte en contacto conmigo soy de Cádiz, este es mi mail: jeiel77@yahoo.es

Un saludo

Candela dijo...

Hola Javier, bienvenido! Tengo entendido que pronto las abriran al publico, al menos un tramo.

Teresa Guzmán dijo...

feliz año nuevoooooo, pásate por mi blog que los RR.MM han dejado un regalito para tí, guapa-justiciera, un beso fuerte.

BLAS dijo...

¡¡¿Dónde hablas de las cuevas de Mariamoco, que no lo encuentro??!!!
Tengo entendido que allí se perdió un tio mio de pequeño con sus amigos y por poco la liñan. Los tuvieron que rescatar los bomberos.

Candela dijo...

Si buscas en la seccion del Rincon de Lar, lo hallaras por ahi, es de hace meses. Si pones Las cuevas de maria moco en google creo que te sale la segunda o tercera opcion la de este blog.

Geno dijo...

Estupendo relato que podría ser un estupendo cómic ¿no? Creo que a tod@s nos gustaría convertirnos en esa "Rafaga justiciera" en ocasiones

Juan Duque Oliva dijo...

En la entrevista no nos desvelaste esta pasión oculta.

Bendita afición la tuya, que emocionante vida.

Besos, me encantó el relato, lo han dicho y te lo repito para un comics y hasta una película

Candela dijo...

Si, Juan, jajajjaja... na mas me faltaba... otro hobbie... coleccionar cabezas de makis, jajajja

Valentín VN dijo...

¡Esa foto es de Black Canary! Y es una justiciera muy social, nada que ver con Batman y mucho con Green Arrow, el superhéroe de los barrios bajos.
Por cierto, eso de que se vista de Primark tiene delito, porque a la más mínima se le hace trizas el traje. Mi mujer me compró unos calcetines de Homer y se me hicieron un ocho el primer día. ¡Un desastre!

lisebe dijo...

Ay Candela cariño:

Cuando publicas el comic que lo compro ya!

Mira que tienes imaginación, vaya con la justiciera ama de casa. Se las trae la superwoman.

Ahora en serio muy buen relato y digno de ser escrito en un libro, con más historietas claro!

Un besazo muy fuerte cielo.

Candela dijo...

Pues yo lo que son pantalones para trabajar, calcetines y ropa interior, todo del primark.. y aun uso bragas de hace 10 años!! y ni descoloridas ni nada!! Ea, pa que veas. Ah, mis pijamas tmaibne son dl rpimark. Lo que no se me ocurriria seria comprarme ropa para salir. Con esa creo que te puedes quedar completamente en pelotas si te descuidas...

Bertha dijo...

Como dice todos, tu relato me a encantado, vamoa una pasada, ya pensaba que eras ela y todo.

Divagando dijo...

Me alegra verte tan positiva. Viendo tus últimas entradas... jejeje. bueno eso.. que seas muy feliz.

chema dijo...

lo de colgarles de (...) me da un poco de grima, jajaja. pero aparte de eso, la heroína de este relato despierta simpatía por su espíritu de defender a las personas inocentes frente a los criminales.
me ha gustado mucho.

Shirat dijo...

Genial, pero no disimules, reina.
Habrá que preguntarle al guiri si algunas noches no nota la cabeza más pesada que de costumbre y se mete a la cama temprano...

Desde luego, Limerick necesita a alguien así.

Candela dijo...

Jajajaj, pero me temo que yo no soy rubia... :)