ADIOS, MISS PIGGY, ADIOS...

Se acercan tiempos de cambios.

Podría ser el slogan de una campaña electoral, pero es mi propio slogan. El que va a regir mi vida en las próximas semanas hasta que me aposente en los brazos del Estado y me acostumbre a vivir del paro, que gracias a Dios, aquí no es dependiente del tiempo que has trabajado.

El viernes me dieron la noticia en le trabajo de que han de "desprenderse" de mí porque tienen que recortar gastos, y habiendo sido la última dentro, es lógico que salga la primera. No me asusta el tema, been there, done it before. No era un trabajo maravilloso, ni echaré de menos a mis mal llamadas "compañeras", ni añoraré los treinta y pico euros menos que voy a cobrar estando en casa rascándome el abdómen. Por más negro que se augure el panorama, sé que pronto estaré quejándome de nuevo de los madrugones, de lo hijos de puta que son los jefes (en el mejor de los casos) y en lo mal que se cobra.

Hoy por hoy, lo único que me preocupa es cuándo acabaré de mudarme. A pesar de las "malas" noticias (dejar a Miss Piggy detrás, no tener que volver a oir polaco en un país cuya lengua es el inglés), el viernes salimos a celebrar mi cumpleaños. Cena en Chocolat primero y unos vinos australianos más tarde en Bentleys. Allí fue donde comentamos si no sería beneficioso que nos mudáramos al apartamento superior que ha quedado vacante. No nos costó mucho decidirnos: tiene dos dormitorios, en comparación del único que tenemos ahora, lo que supone que al fin pueda tener mi estudio. Y voy a tener tiempo para escribir y planificar mientras no encuentro trabajo.

Naturalmente ninguna mudanza es fácil. Ayer a mediodía llamé al casero para preguntar si ya había sido cogido y cuánto sería el alquiler. La diferencia no es mucha con lo que pagamos ahora, de modo que llamé al guiri, subí a verlo (la llave etaba oculta sobre el dintel del hall) y me gustó lo que vi. Cuando el guiri volvió del trabajo, subimos a verlo y decidimos que seríamos tontos si no lo cogiésemos. Así que vuelta al teléfono a confirmar con el casero y hoy hemos subido a limpiar basicamente el baño, que no se ha hundido dos pisos más abajo de milagro, de la mierda que tenía (el lavabo y el váter no estaban mal, pero la ducha parecía que hiciera años que no vio estropajo). El guiri, mientras, quitaba el kilo de grasa que cubría los muebles de la cocina. He subido ya algunas cosas (chorraditas de plástico en forma de muñecas, ya están casi todas, y algunos libros. Nos quedan días de correr escalera arriba y abajo, de dejar todo apilado en el cuarto extra, y una vez hecho esto, subir los muebles que tenemos (estanterías, la mesa del ordenador, el congelador... y más chorradas varias), y luego ya me dedicaré con calma a colocar todo en su lugar adecuado. Va a ser una tarea árdua pero dispondré de tiempo.

A veces los cambios son excitantes, y ahora sólo pienso que al fin tendré sitio para colgar la litografía de Purita Campos. Que mi salón no parecerá la feria del libro cum dvds cum figuras (aunque los tendré allí también, estarán más repartidos). Que mi dormitorio al fin será un dormitorio (con las figuritas de Star wars y la play del guiri) y que en mi estudio, yo soy la reina, rodeada de mi corte de Nancys, Barbies y ojitos varios. Con varios encargos editoriales que cumplir, es difícil a veces concentrarme y oir mis propios pensamientos con el trasfondo de bombardeos y disparos del último juego de la PS3 que haya salido al mercado.

Me encanta que los planes salgan bien...