Arriba de Mulgrave Street, pasando la cárcel, el hospital, y el cementerio, se cierne sobre la carretera una casa con carácter, el que le da sus viejos ladrillos rojos que han visto pasar el tiempo desde 1880.
Durante años, en el autobús que me traía y llevaba al trabajo, he visto el impresionante inmueble, de mañana bajo la bruma otoñal. Bajo la lluvia. Bajo la calidez de los días de sol. En las oscuras noches de invierno. Siempre sola, vacía, muriéndose por dentro y por fuera.
Al principio me preguntaba quién podría vivir allí, me preguntaba si era una casa o dos, si estaba en alquiler o era propiedad de alguien con dinero. La zona en la que está no es una de las más boyantes, aunque un día lo fue, lo suficientemente alejada de la ciudad. Ahora le han cogido el paso las casitas familiares, las tiendas de comestibles y casi forma parte del centro, como tragada por una enorme marea.
Pero tiene aires de ser de rancio abolengo. La princesa entre el populacho.
Una tarde, al regresar del trabajo, encontré que sus ventanas habían sido tapiadas con gruesos tablones de madera y mi curiosidad se acrecentó. Quería saber más sobre la casa pero no sabía por dónde empezar a buscar. ¿Casa roja en Mulgrave Street? ¿Casona de ladrillos coloraos? No, me salía el Gran Teatro Falla.
Finalmente la prensa me trajo la noticia de manera casual, y el misterio, que nunca lo hubo, se desveló. La casa tiene nombre: Ború House. Como el Gran último Rey Irlandés, Brian Ború. Y había pertenecido a una famosa escritora y dramaturga fallecida desde 1974: Kate O'Brien.
Kate nació en aquella casa. Su madre murió cuando tenía cinco años y pasó a residir en el Convento de Lauren Hill en Limerick. Luego se graduó en el recién inaugurado University College de Dublín y se marchó a trabajar en el Manchester Guardian y como gobernanta en España. Regresó a Inglaterra y se casó con un periodista holandés, pero la cosa no funcionó.
Su obra de teatro Villas Distinguidas fue todo un éxito en 1926, pero Kate prefería la solitud de escribir novelas. Y así, su primer trabajo Sin mi Capa, en 1931, significó que le concedieran el premio Howthornden y el James Tait Black. Era una comedia sobre la clase media irlandesa, una saga Forsyte a lo irlandés. Este tema sería constante a lo largo de su obra, principalmente la lucha de las mujeres irlandesas por la libertad individual y contra las constrictivas demandas familiares, contra la sociedad burguesa y contra la iglesia católica.
Dos de sus obras, Mary Lavelle (1936) y La Tierra de las Especias (1941) fueron prohibidas en Irlanda, por contener referencias homosexuales y los pecados cometidos por Mary. Sin embargo ninguna de estas novelas pueden considerarse obscenas o indecentes en grado alguno.
Muchos creen que Kate era abiertamente gay, pero esto ha sido denegado por los que la conocieron y por Lorna Reynolds, autora de su biografía.
Su novela más famosa fue Esa Dama (1946), situada en la España del siglo XVI. Su heroína es Ana de Mendoza, Princesa de Eboli, un espíritu independiente martirizado por el despótico Rey Felipe II. O'Brian la adaptó a Broadway, donde disfrutó de un moderado éxito en 1949, y fue llevada al cine con escaso interés en 1955.
La casa es motivo de disputa en las reuniones del Ayuntamiento. El Alcalde quiere que el mismo la compre para convertirla en Biblioteca. Lleva años a la venta por 1.4 millones de euros y se ha visto sometida a la acción de vándalos y a las inclemencias del tiempo.
No es una casa que haya visto cruentos crímenes. En las noches de luna llena, no se ve la solitaria figura de Kate pasearse frente a sus ventanas, ni recorriendo el vetusto jardín que rodea su parte posterior. Probablemente sus únicos habitantes espeluznantes sean las ratas.
Y sin embargo, parece tener vida propia...
11 comentarios:
Pues a mi me daría cosa vivir ahí, tiene todos los ingredientes para ver sombras y que las cosas se muevan solas.
Gracias por darme a conocer a la escritora no la conocía y tiene una vidad muy interesante.
Besos
Esa casa, bien restaurada por dentro tiene un potencial increíble. Pa, mi, me la quedo.
Con un buen repaso de chapa y pintura tampoco me importaría tenerla ¡menuda mansión! y desprovechada, la pobre
Así que si pongo casona de ladrillos coloraos en Google sale el Falla ¿eh? Jajajajajaja... Anda que... Cuando vivía en Madrid, me pasaba a veces lo mismo que tú con algunos edificios, pero finalmente nunca conseguí averiguar de quién fué la propiedad o a qué se dedicó la edificación en cuestión, pero bién que me comí el tarro con aquellos edificios, de modo que no me extraña para nada tu curiosidad. Yo tampoco conocía a esta autora, y desde luego, su vida sí parece bastante interesante.
Es un sitio tétrico. Cuando vuelva entre los muertos iré por allí.
Besos con azúcar glasé.
Curiosa Historia, no te dió por entrar? jeje
Tengo Esa Dama en la colección de El País, la princesa de Éboli es uno de los personajes históricos que más me llaman la atención, con su parche, como la mala de Cuna de Lobos, jajajajaja.
Yo, como Inma, la redecoro y me la quedo, menudo potencial.
Bsss
Cloti
Cuando vi el título de esta entrada tuya en mi blog, me vine de cabeza. Y fue una idea excelente(tu entrada, no tirarme de cabeza)
Un beso
sí que tiene historias que contar esa casa... esa escritora me ha caído bien porque parecía muy valiente y arriesgada en la obras que escribía, y eso es una buena cosa.
en cuanto a la casa, 35 años que lleva ya deshabitada... da un poco de pena que la conviertan en biblioteca, pero peor es que la dejen ahí abandonada y se deteriore, y que como tú dices, sufra acciones vandálicas.
Pues a mí la opción de convertirla en biblioteca me parece muy buena, porque el edificio lo merece y su antigua propietaria también. Además, ¿quién rayos iba a querer comprar esa casa? Cuesta una millonada y hay que rehacerla enterita. Y aparte de eso, hay que tener humor para vivir ahí, yo ni loca.
Qué curioso! Tengo la novela de "Esa dama", leyendo tu entrada sobre la casa y posteriormente el nombre de su propietaria, me dije: ese nombre me suena, yo tengo algún libro de ella..... Ah, sí! Esa dama, también a mí me atrae el personaje de Ana de Mendoza y de la Cerda. Y también me encantan las casas antiguas, me intrigan, me invitan a imaginar quiénes serían sus ocupantes, qué vida harían.... Siempre he pensado que debería de haber una especie de cámara de fotos que enfocases hacia la casa, pusieras una fecha y pudieras ver un trozo de la vida pasada.... pero claro, tendría sus peligros, no??
Besos
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