No es mi cumpleaños, ni siquiera se acerca. Sin embargo, cada vez que voy a viajar a casa me acuerdo de uno de mis últimos cumpleaños celebrados allí (si no el último), con mis amigos. Voy a casa en Diciembre, para hacer en cuatro días lo que debería hacer durante el resto del año: visita al dentista, revisión médica, compra de medicamentos masiva (aquí son pa niños, joder, no tienen fuerza alguna), y visitar callejuelas y tiendecitas que aún conservan su sabor de antaño. Esta vez me he prometido volver a pisar las aulas donde aprendí a ser persona. Y quiero saber si la cabeza del Cristo que tanto miedo me daba aún sigue allí: en el pasillo que iba al gimnasio.
Y siempre me acuerdo, cuando voy, de los amigos que ya no están. Que ya no están en Cádiz, que seguir siguen en este mundo... desperdigados por ahí, yo la primera, claro. Y recuerdo cuando aún estábamos juntos y nos divertíamos en aquel garaje de la Zona Franca, mientras J. martilleaba, o petroleaba, o cambiaba una rueda y los demás mirábamos y bebíamos cerveza. Y recuerdo mi 31 cumpleaños o el 32, el mejor de todos. Ningún cumpleaños de la infancia, ninguna ilusión de niña, ningún regalo costoso podrá jamás ponerse a la altura de ese cumpleaños.
El año anterior, mi amigo G. había montado una fiesta sorpresa para C. allí mismo, en el garaje de J.. J. fue a recoger a C. a su casa, como cada tarde y al abrir la puerta, se encendieron las luces y empezó a sonar la música. C., que siempre es impredecible, pegó un grito que se oyó en Murcia y se largó corriendo, aterrorizada, calle abajo, ante las miradas atónitas de... los congregados para la fiesta sorpresa. J. tuvo que correr tras ella y calmarla y explicarle... que no pasaba nada.
A mí me hicieron algo parecido, sólo que yo no corrí calle abajo sino dos metros más atrás a la maleta de mi entonces moto a coger mi cámara de vídeo, porque aquello prometía. Aunque a aquellas alturas de la noche, no esperaba ni fiesta, ni felicitaciones, ni nada de nada.
El día no había comenzado bien. Para empezar, era Domingo de Carnaval, Cabalgata Magna. Por más que llamé y llamé hasta que se me acabó el saldo de dejar mensajes, ninguno de mis amigos respondía al teléfono. Llamé a sus casas y me decían que no estaban, que habían salido, que les darían mi mensaje si aparecían... Y así, más sola que la una y con el corazón en la mano dispuesto a darle una patada (el día de mi cumpleaños y tenía que irme a ver la Cabalgata sola), me fui a hacer fotos y grabar carrozas, chirigotas y disfraces multicolores con el comienzo de un dolor de muelas ¡Lo que faltaba!. Al finalizar la cabalgata, volví a hacer mi ronda de números. Esta vez ¡al fin! pillé a J., que me dijo que quedáramos esa noche en casa de mi hermana, que entonces vivía junto a la playa, y que de ahí nos iríamos a ver los Fuegos Artificiales desde el paseo y luego a tomar algo.
A las once aparecen J. y C. y JJ., el novio de G., pero ni rastro de G., que, me dicen, se reunirá con nosotros más tarde porque viene desde El Puerto. Tras los fuegos, nos vamos a un bar donde los invito, por ser la fecha que es, a una bandeja de ibéricos y unas cervezas. Estábamos finalizando las últimas lonchas de jamón (a eso se le llama calcular bien el tiempo) cuando le suena el teléfono a J., que con cara de circunstancias nos dice que vamos a tener que cortar la fiesta (qué fiesta??) e irnos para el garaje porque el tontolaba de G. había tenido una avería y venía desde el puente Carranza empujando el coche. Y esperaba llegar al garaje en cualquier momento y que J. por favor le solventara la avería, así que allí nos montamos en las motos y nos fuimos a la Zona Franca.
Silencio absoluto.
J. abre la portezuela metálica, meto la moto y procede a abrir la puerta del garaje... luces y... música de streaptease... salgo a por la cámara y vuelvo a tiempo para ver... una sábana... una luz detrás... la sombra reflejada del cuerpo orondito de G. ... que al ritmo de no-recuerdo-qué canción disco se deshacía como un profesional de la camisa... tirándola fuera de la sabana... se arrancaba de cuajo los pantalones... el tanga... y aparecía ahí de pronto una sombra descomunal cual badajo de campana... Creo que si no me acuerdo de la música es porque las carcajadas ahogan el sonido del cassette...
Se acaba la música, se apaga la luz... y sale G. ... con unas mallas a lo Beyoncé en el vídeo All the Single Ladies, y un calcetín muy bien relleno cosido en el mismo... centro.
Sí, sí, hubo pastel (con dos cerdos dándole que te pego como decoración), hubo fanta, patatas fritas, ganchitos al queso y mucho piscolabis, pero yo... yo me quedo con mi streaper gay... ¿A que tengo unos amigos sencillamente adorables?
16 comentarios:
adorables, divertidos, impredecibles
entrañables
tienes suerte, cuídalos
vaya, pues al final el día de tu cumple no te aburriste nada, jejeje. me alegro de que la historia tuviera final feliz. ;)
Oye, esta historia ya la habías contado en algún rinconcito. Preciosa.
Bssssssssss
Cloti
JAJAJJAJA
Genial lo de quedarse con el streaper gay. Son geniales en las despedidas de soltera.
Probadlo.
Por cierto...VIVA CADIZ
Cloti, me reservo el derecho a repetirme. Creo, de todos modos, que no, no lo habia contado.
Pues dicen que amigos son aquellos que acunden sin llamarlos y si los tuyos te montan un fiestorro a tuti-tren sin encontrarlos, no me imagino que podrian hacer si les llegas a encontrar cuando los llamastes... jejeje
BSTS
Amigos así son los que prestan :)
A mí tambien me sonaba un poco la historia, creo que no integra , pero que si que has echo una referencia a este cumpleaños.
No, integra nunca la he contado. De todos modos es que estoy en proceso de pasar el video de ese streaptease to dvd y de ahi subirlo a algun sitio para poderlo poner. Por eso he hablado de ello.
Pues que sigas disfrutando de esos recuerdos; que son inolvidables.
Como para olvidar ese cumpleaños, jajjajajaja ¡que genial!
jeje, buen cumple que tuviste con stripe y tó. Y lo mejor es que fue de sorpresa. Espero el video porque promete, jejeje.Bezozzzz.
¡Qué amigos más divertidos! ¿Y no mantienes contacto con ellos? ¿Has probado en San Facebook?
Si, estan todos el Facebook pero no lo usan mucho. No tenemos el contacto del todo perdido, a veces hablamos por el messenger, pero al estar cada uno en una punta del mapa pues no nos vemos como antes...
Toc, toc, toc… por vez primera atravieso tu puerta y… ¡Que genial! ¡Estabas de fiesta!
Gracias, muchas gracias por permitirme participar de tu gran acontecimiento (con streaper incluido)
Te soy sincero… esta entrada la voy leyendo dos veces y la última vez me pareció el doble de graciosa que cuando recién la descubrí.
Por cierto, te escribo desde Lima, Perú y perdóname que te corte, pero voy a volver a tu fiesta una vez más.
¡Saludos y Buena Suerte!
Pues bienvenido, Juan Carlos, y tomate un trocito de tarta, no te cortes! Besitos...
Lo del streaper gay nada más que puede ser de Cadi, XDDDDD
Te noto nostálgica Candela, ese Puente Carranza, esa Zona Franca, ese puerto, que no es el muelle, que es El Puerto... Hummmmm...
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