UN TOUR FANTASMAL POR DUBLIN (y II)

Es una lástima que no todas las historias fantasmales de Dublín hayan trascendido a la literatura. Estas historias, sin embargo, han pasado de generación en generación para convertirse en parte de la leyenda urbana más gótica de una ciudad repleta de buenas historias.

Como por ejemplo, la que aparentemente tuvo lugar en Abril de 1861 en el Puente de Portobello de la capital irlandesa. El puente, que cruza el Grand Canal a la altura del barrio de Rathmines, se dice que está embrujado con el espírituu de un encargado de las esclusas que fue despedido por estar borracho en el puesto de trabajo.

En esa noche de Abril, algunos testigos aseguran haber visto una luz en forma humana ascender desde el canal, asustando a los caballos que tiraban de un carruaje que pasaba en ese momento. El carruaje volcó y se cayó a las aguas del Canal, ahogándose todos los pasajeros. Se dice que esa luz que provoca confusión y pérdida de equilibrio del que la ve, ha acabado desde entonces con unas siete vidas.

El Shelbourne Hotel es uno de los hoteles más lujosos y reputados de Dublín. Se encuentra frente al parque de Saint Stephen's Green y su aspecto solariego esconde también una historia de espíritus en la noche. Esta no se remonta al siglo XVIII sino a mediados del siglo XX, con lo cual es mucho más reciente.

Parece ser que en 1965 Sybil Leek, una bruja blanca y también medium mantuvo contacto en la habitación 526 con el fantasma de una joven víctima de cólera, Mary Masters, que murió en una casa a la vuelta de la esquina, en 1791. Mary buscaba a una amiga llamada Sophia.

Y la parte más interesante del tour, por supuesto, la visita a St. Kevin's Park (antes el Cementerio de St Kevin). Pero antes de llegar a Candem Row, donde se encuentra el antiguo cementerio, parada obligada en la Catedral de Saint Patrick, donde Jonathan Swift, autor de Los Viajes de Gulliver fue deán en el siglo XVIII. Se dice que su espíritu puede verse vagando por el interior de la misma, y su cuerpo se halla enterrado aquí.

Llegada al cementerio, hoy un parque público (lleno de tumbas, eso sí). Aquí no solo se cuentan historias de robos de cuerpos para satisfacer las necesidades del cercano Royal College of Surgeons (Colegio Real de Cirujanos) sino que hay una demostración práctica de la cual omitiré detalles más... fuertes.

En este parque/cementerio, estudiantes de anatomía practicaban el robo de cadáveres, muy de uso en esa época que nos recuerda vivamente a Jack el Destripador. De hecho el cementerio tiene cierto tufillo a Jack, aunque le coja tan fuera de casa, y quizá sea por la planta del guía del tour, con su estilo tan... peculiar.

El caso es que una de las historias más conocidas de este cementerio data de mediados de los cincuenta, cuando el cementerio dejó de ser tal y se empezaron a exhumar las tumbas y a re-enterrarlos en cercano suelo consagrado. Y entonces encontraron que una de las criptas tenía unos cuantos ocupantes extras, que podría ser unos rateros de cuerpos que se quedaron atrapados por error al sellar la entrada al mausoleo mientras se ocultaban de las autoridades.

Aquí están enterrados los restos de la familia del poeta Thomas Moore, y otros ilustres ciudadanos de antaño, y la iglesia cubierta de hiedra se dice que acoge el fantasma del Obispo Dermot O'Hurley, ejecutado en Tiempos Penales. También aquí es el lugar donde fue bautizado el Duque de Wellington. Además parece ser que nos hallamos en un buen momento para ver fantasmas porque nos cuentan que finales de Julio es la "estación alta", lo cual no impide que nuestro guía demuestre con algunas precarias herramientas y muchos gestos y sonidos guturales, cómo se llevaba a cabo el robo de un cuerpo -con la ayuda de un voluntario que no iba a ser yo precisamente-, explicando que a veces no se llevaban muertos enteros sino aquellas partes del cuerpo que estuvieran en necesidad en la comunidad médica. A veces, solo se llevaban dientes y pelos de los cuerpos de víctimas de cólera. Y se nos cuenta cómo el cuerpo se empalaba bajo la barbilla y se sacaba de la tumba... y me callo el resto, no sea que se me desmayen las damas...

Se cuenta también la historia de George  Hendrick, apodado "Cuervo Loco", que practicaba aquí sus habilidades según un libro del Dr. Fleetwood (The Irish Body Snatchers), y al que se cree responsable de ese episodio en el cual algunos "compañeors" de profesión quedaron encerrados en la cripta.

La Ley de Anatomía (Anatomy Act) acabó con el negocio en 1832, prohibiendo esta práctica.

Este tour relata múltiples historias mientras te pasea por los rancios pavimentos de adoquines, como la del Dolocher, que aún recorre las oscuras calles, pero esa... esa es otra historia para contar otro día, tal vez oyendo la lluvia, sentados junto a la chimenea sorbiendo una taza caliente de cacao...