He vivido en muchas casas a lo largo de mi vida. En la de mis padres, que es la mía en cierto modo, pero a la vez, no lo es. De ahí, viví en dos casas de alquiler en un pueblo de la Costa Brava. Las convertí en "mi hogar" el tiempo que las habité. De allí me fui tres meses a Lanzarote, pero aquello nunca fue mi casa. vivía una vida de prestado. En Cádiz, tras un tiempo de nuevo en casa de mis padres, compartí un piso con dos chicos. Se convirtió en mi hogar durante unos meses. Y de ahí... a Limerick donde incluso la casa en la que fui Au Pair la sentía como "mía".
Mi primera casa compartida en Limerick fue una casita de cuatro dormitorios al otro lado del río, viviendo con tres chicas más. Algunas se fueron, otras vinieron.
Cuando la casera decidió venderla más o menos un año y pico después de mi llegada, me mudé a otra vivienda compartida con tres personas más donde pasé unos 7-8 años y que desde luego, se convirtió en "mi casa". Allí conocí al guiri y allí hice y disfruté de la compañía de grandes amigos. Fueron buenos tiempos. Pero de nuevo, la casa se puso a la venta y el guiri y yo decidimos buscar un lugar para los dos solos y dejar de compartir con otra gente.
Y llegamos al apartamento de Mallow Street. Durante los primeros 2-3 años vivimos en el bajo, un apartamento de cocina/salón y un dormitorio. No tardamos ni dos días en convertirla en "nuestra", en sentirnos "como en casa". Como si hubieramos vivido allí toda la vida. Después, el nidito se nos quedó pequeño y aprovechando que el piso superior había quedado vacante, decidimos mudarnos ahí, con un dormitorio más que sería mi estudio. La mudanza fue de lo más facil, durante una semana, con suma tranquilidad, traspasamos todas nuestras cosas de piso a piso, sin pausa pero sin prisa, sin cajas, sin empacar y desempacar, sin tener todo revuelto.
Y llegamos al apartamento de Mallow Street. Durante los primeros 2-3 años vivimos en el bajo, un apartamento de cocina/salón y un dormitorio. No tardamos ni dos días en convertirla en "nuestra", en sentirnos "como en casa". Como si hubieramos vivido allí toda la vida. Después, el nidito se nos quedó pequeño y aprovechando que el piso superior había quedado vacante, decidimos mudarnos ahí, con un dormitorio más que sería mi estudio. La mudanza fue de lo más facil, durante una semana, con suma tranquilidad, traspasamos todas nuestras cosas de piso a piso, sin pausa pero sin prisa, sin cajas, sin empacar y desempacar, sin tener todo revuelto.
Y de ahí... nos hemos venido a Cork y a pesar de que mañana haremos una semana aquí, aún no la siento como "mi casa". Todos me dicen que "con el tiempo", que todavía es pronto, que no me ha dado tiempo a ajustarme, que no solo es acostumbrarme a una casa diferente, sino a un barrio, a una ciudad nueva. Aunque la ciudad no sea nueva para mí y probablemente la conozca mejor que Limerick.
El "ajuste" no está siendo fácil y ya he roto en llanto varias veces. La escalera es estrecha. Todo está sucio. me falta por comprar muchas cosas (algunas son tonterías que no necesito de inmediato y han de esperar), y he tenido que acostumbrarme a un espacio menor, porque la habitación dedicada a mi "estudio" es pequeña y tiene una estúpida cama que lo ocupa todo. he tenido que renunciar a mi mesa de ordenador de metro y medio y comprar una de unos meros 55 centímetros donde solo me cabe el portátil y los altavoces, con la impresora en una estantería más abajo. Sin cajonera. Sin apenas lugar para respirar. Estoy cansada de arrastrar muebles y comprobar que se caen de puro viejo y rezar porque tanto moverlos no los haga deshacerse.
Los suelos están inclinados. Las paredes están combadas. Las ventanas se condensan. El lavabo gotea y la junta del WC está floja. Nos trajeron los tres contenedores de basura que debemos guardar en el patio (rojo para cristal, marrón para reciclables y verde para orgánicos) pero el contenedor rojo que nos han traido es más grande que el que pedimos y no cabe por la puerta de la cocina, así que hemos de esperar a que nos traigan otro y mientras rezar para que no nos roben el actual, que hemos tenido que dejar en la acera.
La casa aún no huele a nosotros. No huele mal, un poco a cerrado, a vacío, a viejo. Lo solucionamos con unas velas en bote de cristal del Primark que cuando se consuman reciclaré para guardar legumbres.
El salón, tan diminuto, ha ganado muchísimo espacio tras mover simplemente el sofá del lugar donde lo habían puesto. Tenemos una chimenea que está cerrada, de modo que da igual que pongamos el sofá enfrente. ¿Para qué queremos una chimenea que no se puede usar y está solo como adorno...?
El día de nuestra mudanza, entró hasta la cocina una chica rubia en chandal preguntando por una carta a cierto nombre. Por lo general, aquí se desconfía de la gente mal vestida. El chandal, si no es dentro de un gimnasio, es considerado de clase chunga. Le dimos la carta y dijo que se pasaba cada semana a recogerla, que era correo importante. Si no nos importaba que se pasara de vez en cuando. Le dijimos que no. en medio de una mudanza, lo que menos piensas es pedir explicaciones a alguien de por qué no cambia la dirección a su actual domicilio.
El domingo, limpiando la cocina, encontré unca jeringuilla (gracias a Dios con la aguja cubierta) sobre el mueble. La cogí con mucho cuidado y papel de cocina y la tiré a la basura. Uno quiere pensar que alguien diabético vivía ahí antes que nosotros, pero a la vez la lógica te dice que un diabético no oculta jeringuillas sobre los muebles...
El martes por la noche llamaron a la puerta a la... 1 de la madrugada. una mujer mayor, bebida (pero no impertinente) que venía de nuevo a recoger la carta. Nos explicó que había tenido problemas con el casero porque no podían contactarlo. Que ella, su madre y la rubia del chandalito habían vivido en esa casa, que la habían pintado y arreglado con sus propias manos y creímos entender que habían tenido que mudarse porque les habían dicho que vendían la casa. Y desde su marcha, se habían dado cuenta de que no era así, que la casa simplemente había estado vacía y ahora... ahora vivíamos nosotros. Nos dio número de teléfono y tres nombres para que se lo hiciéramos llegar al casero, a pesar de que le dijimos que nosotros a ese señor no lo conocíamos, que todo lo habíamos hecho por agencia.
Al día siguiente envié un email a la chica que nos había llevado todo desde dicha agencia. Primero, para decirle que aunque en la casa había alarma antiincendios, desde el 1 de Febrero es obligatorio por parte del casero proveer con una manta antifuego y un extintor, como hemos tenido hasta ahora en nuestros dos últimos apartamentos. Y pedirle que nos cambiara la cerradura si no era mucho problema, porque sospechábamos que las antiguas inquilinas tenían llave, ya que si la casa había estado vacía desde que marcharon... ¿Cómo recogían su correo cada semana...?
En unas horas teníamos cerraduras y llaves nuevas y la tranquilidad de abandonar la casa sin pensar que alguien podía entrar en nuestra ausencia.
Y todavía... todavía la casa no es mía...
La ciudad, sí.
La ciudad, sí.
18 comentarios:
Que mal rollito lo de las antiguas inquilinas, menos mal que te han cambiado la cerradura.
Bezozzzzzz y espero que cada día se vaya haciendo un poquito más tuya. Bezozzzzzz.
La verdad es que por lo que cuentas, el barrio y sus alrededores es ideal, con muchas tiendas y donde comprar todas aquellas cosas que necesitas.
En cuanto a la casa... no sé, igual es porque has tenido que coger lo que había, es decir, necesitábais un techo. Y tuvisteis que coger el menos malo.
Probablemente la sensación ya venga del desánimo de ir a ver todos aquellos "sitios" y la sensación de que las buenas casas/pisos volaban ante vuestros ojos por no vivir ahí. Y si a eso le unes que tienes que prescindir de muchas cosas que antes sí tenías (el despacho acorde a tus necesidades, las vitrinas para las muñecas, etc) es normal que lo percibas todavía como hostil. Vamos a darle tiempo, que todos sabemos que haces maravillas.
Por otro lado, flipo con lo de las exinquilinas. Por lo que dices, comprendo que el dueño se las quisiera quitar de encima pero... ¿no reclamarles las llaves? Me parece increíble.
Aunque igual todas las cosas que te ponían en el contrato son por haberlas tenido de inquilinas.
Disfruta el finde y coje fuerzas para el lunes! Ya te petardearé convenientemente :P
bueno, la ciudad la sientes como tuya y eso ya es importante. con la casa, quizá puedas tener un ojo puesto en ponerla a tu gusto y otro en buscar otra mejor. tiempo al tiempo.
lo de la jeringuilla sí que da un poco de mal rollo...
Que poco me gustan las antiguas inquilinas Ruth....y esa carta cada semana...? Ten cuidado. Más vale ponerse una vez colorado que cien amarillo. Si tienes que terminar con eso, no te cortes....a mi no me parece muy normal.
Hola Candela, acabo de descubrir tu blog y leer las últimas díez entradas. He llegado hasta aquí a través del blog de Anita y debo decirte que me ha gustado, no se si porque Limerick me recordó al libro "Las cenizas de Ángela" (deben decírtelo mucho), porque son las 04:30 de la madrugada y no tengo sueño, o porque yo también hace poco que me he mudado a Barcelona, y desde noviembre, ha sido en Navidad cuando he comenzado a sentir esta como mi casa. Saludos y buena suerte.
Uff aue mal rollito esas tipas no? No me molan nada nadita.
Ánimo y poco a poco será tu casa, yo entiendo ese sentimiento y terminé mudándome.
Besos
hola conchy, gracias por tu visita. Sí, supongo que es solo cuestión de tiempo. Ahora que ya tengo más o menos mi estudio montado, voy a tomarme este fin de semana un poco de relax, ya que el lunes comienzo mi nuevo trabajo. Luego ya tendré tiempo de seguir abriendo y colocando cajas.
Y sí, Limerick vive un poco del libro que lo puso sobre el mapa. Aún se hace a diario el Tour de las Cenizas de Angela y se abrió hace poco menos de dos años el museo Frank McCourt en la que fuera su escuela. Creo que hice post al respecto, si quieres ver la escuela por dentro. Besos!
Pues yo no sabría qué decirte. Tampoco tengo dedos entre las manos y los pies para saber la totalidad de casas en las que he vivido hasta ahora y solo te diré que el único lugar que considero y llamo "mi casa" es en aquel donde se encuentre mi madre. Y ha habido varias casas. Y desde luego, desde que me fui de Cádiz en el 93, aun no he sentido como mía propia, ninguna. La que menos, la que tengo en propiedad a la mitad, según el Registro de la Propiedad.
¿Mi consejo? No cejes en ir encontrando otro lugar porque a éste le estás pillando manía...
A lo mejor es cuestión de tiempo, has estado en tantas casas que, a pesar de que pueda parecer que debería costarte menos adaptarte es al contrario, te cuesta más. O a lo mejor es cuestión de que un día vayas paseando por la calle (o corriendo al/del curro) y te tropieces con la que SI será tu casa, vuestra casa...
Creo que no tardarás mucho en que te sientas en tu casa. Lo más importante es que vives con la persona que quieres y, allí donde esteis, será vuestra casa. Y si la vida os sonrrie, y cobrais bien todos los trabajos, llegareis a tener una casa más grande y hermosa, pero lo impotante es "con quien la compartes"
Un abrazo.
Candela, me han pasado un premio. Y te tocó entre las repartidas. Si lo quieres recoger, en mi blog lo tienes.
Besos!
Ánimo mujer, imagino que los cambios cuestan, y aunque te lo repiten todos, " es cuestión de tiempo ". Al menos la ciudad sí la sientes como tuya, algo que ya es bastante :)
Seguro que dentro de un mes te parecerá que llevas toda la vida ahí... ánimo!
Animo, guapa. Es normal que te sientas así, con esas inquilinas tan raras y la jeringuilla, que esto es de muy mal rollo, pero poco a poco, cuando vaya pasando el tiempo, verás que te haces con la casa. Como dice Edmond, donde tú estés con la persona que quieres, al final ese es tu hogar. Has hecho bien en cambiar la cerradura, y otra vez que llamen a la puerta a esas horas ni te molestes en abrir. Besitos.
Yo creo que es prontiiiiisimo, ya verás como enseguida te adaptas...En cualquier caso muchos ánimos y besitos para los dos...
Yo creo que es prontiiiiisimo, ya verás como enseguida te adaptas...En cualquier caso muchos ánimos y besitos para los dos...
Me gusta tu blog y cómo escribes, me he leído unos cuantos post. Si no he entendido mal he deducido que eres una gaditana que vive en Irlanda. Conocí la isla el verano pasado y me sedujo a pesar de que el clima no tiene nada que ver con el de esta tierra gaditana. Eso sí, contra lo que pensaba me gustó mucho la gastronomía y ese salmón cocinado en múltiples formas. Apunto este blog para seguir leyéndote. Mi blog: http://elbucaro.blogia.com
Gracias Lucas por tus amables palabras. Sí, efectivamente soy gaditana afincada en Irlanda. Al clima se hace un en un plisplas
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