Una interesante visita durante el tour a pie (entre otros muchos puntos) fue al Monasterio de Stavropoleos, de 1724. Sí, el nombre suena a griego, muy presente en la cultura de la ciudad. Stavropoleus es la versión rumana de un nombre griego (Stauropolis). Ese mismo día, tras comer en el famoso restaurante Caru cu Bere, lo habíamos visitado, sin conocer nada sobre su historia porque era parte del tour.
Bucarest está plagada de pequeñas iglesias ortodoxas, y su interior es rico y fascinante.
Nos aventuramos en el patio del monasterio, que contiene en exhibición un gran número de lápidas, una campana y varios frisos y trozos en piedra. Pensábamos que eran restos arqueológicos encontrados en la zona, ya que no hay ningún tipo de cartel explicando su procedencia...
La verdadera historia la descubriríamos precisamente gracias a la visita guiada. Nuestra excelente guía, Lavia, nos explicó de manera fascinante cómo a este lugar la gente había traido lo que podía para salvaguardarlo de la destrucción de su dictador. ¿Por qué?
En sus delirios de grandeza y para poder construir ese boulevard que llevaba a su palacio de ensueño, había que destruir barrios enteros. Incluso un hospital que estaba en medio y "estorbaba". Y muchas iglesias históricas. Iglesias que, como esta, tenían siglos de antigüedad. Pero el valor histórico poco significaba para los Ceausescu y sus ansias de reconvertir Bucarest en una segunda Corea del Norte. Y aquí se concentra lo poco que se pudo salvar...
Pero el relato más curioso fue el que nos contaron respecto a ciertos edificios en los planes de demolición del líder comunista. Sus propios arquitectos se echaban las manos a la cabeza por la destrucción asalvajada que debían llevar a cabo, y es por ello que decidieron "mover" algunos edificios. ¿Como? Con un sistema de vías. Se excavaba bajo los cimientos, se instalaban unas guías y los movían -con todo su contenido- a otra localización.
La iglesia de Schitul Maicilor en Rumanía, una de las 13 iglesias que se movieron sobre vías. Fotografía: Cortesía de Eugeniu Iordăchescu para The Guardian |
Desafortunadamente solo unos veintipocos edificios (entre ellos una docena de iglesias) pudieron tener el privilegio de "ser movidas". El proceso era lento, y se tardaban unas dos semanas en poder deslizar el compendio solo un par de metros.
El precursor de este método para preservar estas joyas arquitectónicas fue Eugeniu Iordachescu, ingeniero civil encargado de las obras de reconstrucción.
Fotografía: Cortesía de Eugeniu Iordăchescu para The Guardian |
Bajo los planes de Ceausescu, 30,000 residentes se vieron forzados a abandonar sus hogares y todo un distrito histórico de Bucarest (unas 9000 casas, iglesias, sinagogas y otros edificios) debía echarse abajo para construir ese monumento a la vanidad y sus alrededores, donde se construirían, a ambos lados de la rambla central, edificios de apartamentos para los políticos del régimen.
Para poder mover una iglesia, por ejemplo, se requería un equipo de cinco ingenieros para el lado logístico y 20 trabajadores para el trabajo físico, utilizando las únicas herramienas, tecnología y equipo local del que disponían dado que Rumanía estaba aislado del resto del mundo. Los raíles se reutilizaban en cada nuevo proyecto.
La iglesia que aparece en las fotografías en blanco y negro pesava 745 toneladas y la movieron 245 metros desde su localización original en 1982, tardando 5 meses.
Una curiosidad más: llegaron a mover todo un bloque de apartamentos, con su muebles e incluso ¡con sus residentes dentro! que se negaron a abandonar sus hogares...
Una curiosidad más: llegaron a mover todo un bloque de apartamentos, con su muebles e incluso ¡con sus residentes dentro! que se negaron a abandonar sus hogares...
Y hasta el propio dictador loco se maravilló del logro!
1 comentario:
qué gran idea trasladar los edificios. habría sido un crimen derribarlos, con el valor histórico que tienen.
vaya modelo a imitar, corea del norte. he visto algún documental, y da miedo.
los rumanos se supone que son latinos (como los españoles, franceses, italianos...), pero al estar rodeados de países eslavos, eso les ha influido cultural y lingüísticamente.
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