Cristobalito es el niño de la foto de arriba. O mejor dicho, de la postal, que es lo que es. No sé de qué año data porque la parte trasera no está escrita y la letra impresa aparece un tanto borrosa. Apenas se distingue la palabra Mataró en una esquina superior y la delimitación de la zona de escritura y la de la dirección.
El niño de la postal tampoco se llama Cristobalito... supongo.
No recuerdo a ciencia cierta cuando llegó esta postal a mis manos. Poseo una pequeña gran coleccion de postales de la época de mis abuelos y otras tantas que mi madre me ha ido dando. En estas postales aparecen imágenes de distinta índole: familiares, de pareja, niños, ositos, dibujos...
Lo bauticé Cristobalito porque me llamó la atención con su vestidito blanco, su medallita al cuello y el aro en la mano, como si estuviera impacientemente esperando un domingo cualquiera a poder salir a la calle a jugar. Elegí Cristobalito porque me pareció un nombre muy adecuado para un niño de la época en la que la foto fue tomada. Y naturalmente, como siempre tuve una imaginación muy desarrollada, no pude evitar inventar toda una historia sobre su vida. Para empezar, el día de la foto tenía que ser forzosamente Domingo, porque de lo contrario no se puede explicar que le tuvieran más emperifollado que a Shirley Temple en esteroides. Y tenía que haber salido de misa sin duda, porque en aquellos tiempos las familias acudían religiosamente a misa los Domingos y Fiestas de Guardar. Y a Cristobalito le cambiarían de ropa inmediatamente para que pudiera ir a jugar con su dichoso aro, que le habían permitido lucir en el papel que le inmortalizaría tras desplegar uno de sus berrinches de niño mimado. Porque con ropa tan inmaculada, y sin la invención aún de la lavadora, no se le habría ocurrido a su pobre madre, que por otro lado era guapííísima, el dejarle salir a jugar de semejante guisa. Habría arruinado sus zapatitos, y el encaje de bolillos de la pechera.
Cristobalito era un niño de buena familia, porque sólo los niños de buena familia tenían zapatos tan blancos y relucientes. Los niños de familias trabajadoras sólo tienen zapatos funcionales, de color negro, azul o marrón. Y como era de buena familia y le daban cuanto deseaba, Cristobalito era un niño caprichoso y mimado que no apreciaba lo que poseía. Por eso lo del berrinche y el aro de la foto.
Por otra parte, Cristobalito tenía una cara de niño bueno que daban ganas de comérselo a pellizcos, y tan bonito que a veces me preguntaba si no sería una niña a la que habían cortado el pelo por una invasión de piojos (de eso no se libran ni los ricos), porque a decir verdad, parece que lleve faldita. Y el peinado a lo garçon estaba de moda, ¿no?
Bendita imaginación infantil. Unos años después, ya crecidita, miré de nuevo la postal y me preguntaba si el chico había sido un modelo o el hijo del fotógrafo, si habría recibido dinero por su labor de modelo o si lo habrian engañado como a un chino. Y lo más importante de todo, me preguntaba si aún guardaba una copia de la postal, si le daba verguenza mirarla y si maldecía a sus padres por ponerle tan ridicula vestimenta para la posteridad.
Nunca sabré el verdadero nombre de Cristobalito. Hubo un tiempo en que incluso creí que era un familiar lejano, un pariente de mi abuela, pero eso fué antes de bautizarle con su nuevo nombre e inventarme una vida que probablemente no tuvo.
3 comentarios:
No parece un travesti. Parece un chicazo incomodo dentro de esa faldita tan cursi.
A lo mejor de adulto, se quedó tan traumatizado por la ropita con que le vestian su madre y su tía q vivía con ellos,q decidió embarcarse y viajar a lugares remotos donde solo usaba taparrabos.
Le costó años de terapía olvidar tanto tiempo de humillación,pero ahora ya es feliz.
Gracias por prestarme a Cristobalito estoa minutos.
Ahajajajaja, Inma!! Tu si que tiens imagnacion. Ea, ya le hemos añadido una tia puritana y conpamela blanca, verdad?
Te lo presto cuando quieras, wapa!
La tía de Cristobalito tenía un novio desde los 14 años.
Un día,mientras daba su clase diaria de piano, le llegó el telegrama donde le anunciaban su muerte.Cerró la tapa del piano y nunca la volvió a abrir.Se puso su pamela blanca y se despidió de la vida.
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