martes, 13 de enero de 2009

LAS RUTINAS DE MANUELA


Manuela mira desde la ventana de su salita a los funcionarios del Ayuntamiento y sonríe. Están retirando el alumbrado navideño y Manuela no sabe si estar triste o alegre. Hace ya tiempo que dejó de importarle. En el fondo se alegra de la vuelta a la rutina, de no tener que fingir y sonreir a los vecinos en la escalera, de intercambiar usados "Buenas Fiestas" "Feliz Navidad" o "Feliz Año" sólo porque es lo que se espera.
Manuela adoraba la Navidad, el bullicio en las calles, el brillo de las luces, hasta el frío gélido de los malos días de invierno. Llegando Diciembre, su primer pensamiento era ir al súper del barrio y proveerse de turrones variados, polvorones, peladillas, fruta escarchada, licores, pestiños. Luego estaban los regulares paseos por la ciudad en busca de los regalos perfectos, la elección de papel de colores, cintas, tarjetas... Sacar el árbol del trastero, colocarlo en el mejor rincón del salón, decorarlo con mimo. Montar el belén, al que cada año se le añadía alguna cosilla nueva. La casa se llenaba de aromas dulces y del sonido de los villancicos populares que emanaba su viejo radiocassette, y en Nochebuena, de los gritos y las risas de familiares, de hijos primero y nietos después...
Pero la vida es efímera y se llevó primero a su marido, su cómplice durante más de 30 años, su espina dorsal. Los hijos se fueron mudando lejos, cada vez más. A Estados Unidos, nada menos. Los nietos dejaron de venir por Navidad y ahora hablan la lengua yanki y no se acuerdan de que tienen una abuelita más que para llamar a preguntar si ya les envió los regalos.
Y aun así, Manuela revive la noche de Reyes cada año, sola, caminando con cuidado hasta la avenida principal a contemplar las elaboradas carrozas, el cortejo real, las serpentinas, las lluvias de caramelos, y lo disfruta como una niña... A pesar de que los Reyes no visitarán su casa, no dejarán nada bajo el árbol que aún pone, fruto de la rutina. Manuela lo sabe, pero sonríe feliz y siente celos de la felicidad de los demás, de los rostros de ojos con chiribitas, de la ilusión de los más pequeños, del calor humano y de la paz que se respira, esa paz que a veces la agobia en su piso de tres dormitorios, el mismo que hace años se le quedó pequeño y que ahora es un mundo sin fronteras.
Manuela mira a los funcionarios de uniformes azul marino mientras recogen los últimos vestigios de que hasta hace pocos días era Navidad. Y cierra los ojos y se sume, paciente, en la espera anual hasta el próximo diciembre, rezando, casi suplicando, que las luces no se vuelvan a encender para ella ni un día más.

26 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Muy emotivo Candela, que dura la soledad cuando llegas a una edad donde lo has dado todo y todo te aleja.

Un beso.

Juan Duque Oliva dijo...

Muy emotivo Candela, que dura la soledad cuando llegas a una edad donde lo has dado todo y todo te aleja.

Un beso.

Unknown dijo...

Me da un poco de pena pensar que haya mucha gente que se siente como ella. Me da más miedo pensar que algún día,seguramente, estaré yo en esa situación.
Un saludo.

marian dijo...

uf visito tu blog por primera vez y me encuentro con esta lectura tan emotiva, y no se ni que decirte, ya volveré en otro momento y seguro que si no hay nieve y el día no está gris y tan silencioso, encuentro alguna palabra guardada por ahí para dejarte, es que hoy la nieve me ha tapado el baúl del patio donde las tengo guardadas
besotes

Ana I. dijo...

Me ha encantado. Todo, el relato, pero tambien la ilustración. Me encantan este tipo de entradas de tu blog, son las que más disfruto.

Geno dijo...

¡Qeu bonito y triste a la vez! Sobre todo es triste pensar que hay gente que se siente así de sola...

anele dijo...

Emotivo, como todos tus relatos.
Tú tienes un don,niña.

Lo malo es que no es una ficción.

Anónimo dijo...

Que triste!!!!!!!! Y como decís los demás, más triste es que es real....

chema dijo...

las personas como la protagonista de este relato sí que tienen motivos para sentirse tristes en navidad... precioso relato, ruth. en lo de los celos al ver los rostros alegres de los niños y no poder estar ahí, has dado en el clavo.

Anónimo dijo...

Simply wonderful...

BLAS dijo...

Se me han puesto los pelos de punta leyendo tu relato. Creo que lo que describes es una de las cosas que más puedo temer en la vida. Después de tantas esperanzas, terminar sola, esperar sola y morir sola. Duele solo de pensarlo y tu lo has descrito tan maravillosamente como siempre. La imagen que la acompaña es otra maravilla, no has podido encontrar mejor ilustración para tu post.

Bertha dijo...

Que pena, pero es cierto, hay familias que lo han dado todo y su hijos y familiares, o se han ido marchando o se han hecho mayores o tal vez a habidos malos mometos entre ellos, por unas u otras cosas, se a quedado sola y en las fiestas de navidades, solemos recordar los tiempos felices y a veces los tristes, por eso hay personas tristes que esos dias ponen si mejor sontrisa para que los demas no ve han su tristeza interior.

Luis Antonio dijo...

Poco o mucho, hoy o mañana, todos somos o seremos Manuela. No hay que ignorarlo para que no nos coja de sorpresa.

Emotivo y bello relato, Candela

Valentín VN dijo...

Triste destino llegar a crear tantas aves que levantan el vuelo. Pero más triste es no poder levantarlo uno mismo.
La navidad también puede ser como esos funcionarios. Una realidad rutinaria.
Me gusta que intercales relatos con tus comentarios sobre todos los aspectos. Hace más atractiva la visita al no saber si te vas a encontrar un cuento, una entrada sobre un cómic o un libro o una opinión sobre cuestiones sociales. Excelente.

América dijo...

Hola querida Candela,un retrato de la soledad,los días que comprenden la Navidad suelen ser mas duros que el resto del año,se añora,se extraña,y lo que debe ser para todos una época donde se reafirman los afectos se siente el abandono mas que nunca,excelente irreflexión...

Susana Peiró dijo...

Un retrato de la dulzura y la acritud de la vida.

Mentalmente, me despido todos los días de mi único hijo. Me preparo para ese momento en el que parta, sin mirar hacia atrás. Es duro, difícil...¿Inexorable? Quizás.

Te contaré cuando suceda. Seguramente necesitaré mucho de los amigos para ese entonces.

Besote!

Yohana dijo...

uf que bonito tristemente bonito...
felicidades una vez mas escribes de muelte nena.

Shirat dijo...

Es precioso y seguramente real, como muchos decís, pero para mí es impensable dejar a una abuela sola por navidad o en cualquier otra fecha, vivas donde vivas.

Quizá en mi familia somos la excepción, pero mientras mis abuelos vivieron, a pesar de que vivían solitos, nos reuníamos en todos los cumpleaños, navidad, vacaciones de verano... dejarles solos no era una opción, nadie se planteaba algo semejante, ni se nos pasaba por la cabeza, y cuando mi abuelo enviudó, mucho menos todavía. Siempre hubo alguien cerca, todos los días de la semana, y jamás supuso un esfuerzo, al contrario. Todos estábamos deseando ir a su casa o que viniera a la nuestra.

Sé que en muchas familias a los abuelos se los arrincona, pero para mí es algo terrible. No puedo imaginar nada peor, y aunque sé que es algo real que ocurre mucho, me cuesta horrores asumirlo.

Cuando leo estas cosas me viene a la mente la cultura japonesa, donde los ancianos son respetados por su experiencia y ocupan un lugar de honor en las familias. Quizá deberíamos aprender de ellos.

lisebe dijo...

Que pena la soledad de las personas, sobretodo cuando llegan a mayores, es un retrato que has plasmado con un claridad suprema.

Triste pero real..!!

Besitos mi niña.

lisebe dijo...

Que pena la soledad de las personas, sobretodo cuando llegan a mayores, es un retrato que has plasmado con un claridad suprema.

Triste pero real..!!

Besitos mi niña.

Charo Barrios dijo...

Pues lo cierto es que hay muchas Manuelas por ahí. Y algunas de ellas, ni siquiera piensan en salir a la calle por navidad. Ser Manuela es muy triste, pero no queda otra opción que salir adelante con el ánimo levantado, a pesar de la soledad que les rodea.
Creo que el tiempo traerá menos Manuelas.

lisebe dijo...

Cariño :

Tienes un regalito en mi casa, encima de mi gatito cibernetico Lui.

Susana Peiró dijo...

Gracias Candela, por acompañarme en el post de hoy.

Mi beso.

Anónimo dijo...

Como dice Luis...todos o casi todos seremos la Manuela de turno cuando nos toque...el mundo gira a ritmo desenfrenado y nos dejamos jirones de vida por el camino....sin apenas darnos cuenta..
Pues Señores tampoco debemos prescindir de nuestras raices...mirad que les pasa a las plantas......
Hoy he abandonado el "Ricón de Lar"...perdona,querida sección...el proximo dia estaré de nuevo contigo..ja ja
Besitos ADA

Anónimo dijo...

Algo ha pasado que ...no me salió el comentario...no será que mi sección preferida "el rincón de Lar",ha boicoteado mis palabras?..ja ja
Decia antes,que coincidiendo con Luis,son demasiadas las Manuelas y en un soplo ,nosotros seremos Manuela...
El mundo gira tan rapido que vamos dejando en el camino ,jirones de vida,de recuerdos ..y lo mas tragico..estamos perdiendo nuestras raices...
No me gustaria ser una Manuela de mirada perdida,que se sorprende a si misma hablando sola entre la gente....
ADA

Candela dijo...

Ada, no es qu3e no salgan tus comentarios, es que tengo habilitada la opcion de moderacin y hasta que no los abruebo, no salen en la pantalla, para evitar "cosas raras", tu me entiendes.