domingo, 19 de noviembre de 2017

Niágara

Decidimos contratar desde aquí una excursión de un día a Niagara Falls. Ya habíamos contratado otras a través de Viator en otros viajes y nos pareció una manera fácil y organizada de ver lo que quieres y conocer historia de los lugares que visitas con guías entusiastas de su trabajo. Además, te recogen y llevan al hotel con lo cual no tienes que preocuparte de llegar tarde o de perderte buscando el punto de encuentro.

Tras recoger a los diversos componentes de la excursión por todo Toronto, enfilamos camino a nuestra primera parada, unos viñedos para una degustación de vino de la región. Probamos un vino helado dulce (muy parecido al moscatel) que a 66 dólares la botella era una pena dejar allí. He de decir que la botella cayó en nuestra primera noche de regreso a Cork y me la tomé enterita, al guiri no le gusta el vino. Pero, regresando a la narrativa, nuestro sommelier Steve nos explicó que este vino nació casi de casualidad, debido a una cosecha que se heló y decidieron aprovechar y experimentar con la uva. Menudo descubrimiento!

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Steve y la degustación


A continuación nos encaminamos al pueblecito de Niagara on the Lake, de unos 17,500 habitantes y que a mí no me dijo mucho, pero al parecer es considerado uno de los pueblitos más bonitos de la zona, con su estilo colonial y su calle principal. Tiene varios festivales de teatro a lo largo del año y bien... lo dicho, no es mi estilo de lugar. Pinturesco, eso sí, pero si nos quedamos más de dos horas habría vuelvo al bus con temblores, a mí este tipo de enclave me recuerda mucho a esas películas de turistas perdidos en lugares remotos...

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Y finalmente continuamos ruta para llegar a las Cataratas, en el lado Canadiense que es mil veces mejor que el Americano, y que es donde se graban la mayoría de películas en las que salen estas famosas y gigantescas cascadas. Parada para comer en el restaurante con vistas Sheraton (habíamos cogido el tour con la comida incluida para no perder tiempo buscando sitio). Después, paseíto en barco hacia las Horseshoe Falls. Por mucho que te den un ponchito, te empapas. Pero te lo pasas pipa!

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Después te llevan a Table Rock House. Aquí puedes visitar the Journey Behind the Falls que basicamente es un recorrido por túneles bajo el paseo y sales a un balconcito al lado de la cascada. Y te pones pipando de nuevo. Desde arriba, las vistas son maravillosas.

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Después de un par de horas aquí, nos llevaron a los Whirlpool Rapids Gorge, una sección del Río Niágara al norte del Whirlpool International Bridge y famosa por sus rápidos que debían estar muy lentos el día que fuimos. Además el cable car que te lleva de un lado al otro y desde donde puedes ver los rápidos ya estaba cerrado para cuando llegamos. Bonitas vistas, eso sí, y los rápidos comienzan hacia la derecha de la foto, río abajo. 
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Y desde aquí, regreso a Toronto, reventados después de 8-9h de excursión y directos a cenar y a la cama.

1 comentario:

chema dijo...

bueno, quizá el pueblo en sí no sea muy especial, pero resulta inquietante pensar que está tan cerca de las cataratas del niágara. son una maravilla natural. todas las fotos son preciosas, especialmente la del arcoiris.