Victor Mora y su entonces pareja en el crimen, Ambrós, entraron en mi vida de manera subliminal, casi. Claro que yo en aquellos tiempos, mientras dividía mis horas entre los Payasos de la Tele, Heidi, Marco o los cómics infantiles de Bruguera, no tenía ni pajolera idea de quiénes eran los hombres tras el tebeo con el hombre más aguerrido y sexy que una nena pueda encontrar. Estos cómics, como tantos otros, se apilaban en el sofá de cuero barato verde de la casa de mi abuela, cortesía de mi tío que no era más que un criajo aún, no en vano nos llevamos poco menos de once años. A él se los daba su novia, componente de una familia de numerosos hermanos y hermanas, por lo que la variedad era excelente: Pulgarcitos, Zipi y Zapes, Mortadelos, DinDans, TBOs, Lilys, Ginas, Hazañas Bélicas (estos los odiaba con saña), alguno de Marvel y muchos, muchos, del Capitán Trueno y Jabato.
Me atraía más que los demás porque una niña, por pequeña que sea, no se enamora del Botones Sacarino, de Mortadelo o de los Zipi y Zape. Una, puestos a elegir, se enamora de un cuerpo con gallardía y un rostro que acompañe. Dicen que los tebeos de la época estaban "sexados", con personajes para niños y personajes para niñas, pero yo leía de todo. Y creo que, en el fondo, todas las niñas de la época lo hacían así. Por eso me atrajo inmediataente el Capitán. En aquellos tiempos yo estaba convencida de que era hermano, o al menos pariente muy cercano del Jabato, por su parecido físico, más que nada. Porque no podrían asentarse en épocas más distantes.

En todo caso, yo, que empecé a leer de corrido a los cuatro años y a los seis ya leía el Diario de Cádiz para toda la familia (las noticias que me eran de interés) y el Teleprograma, encontraba fascinantes aquellas tramas de caballeros valientes y nobles, y gigantes de apetito insaciable. Por no hablar de Crispín, a medias entre lo entrañable y lo apuesto. Y fue mucho, mucho después, cuando empecé a interesarme por los nombres tras los dibujos y el cuidado guión.
Mucho más se tendría que hablar de Víctor Mora, el hombre que no sólo creó el personaje de Trueno, sino muchos otros, utilizando alias o su propio nombre: Inspector Dan, El Cosaco Verde, El Corsario de Hierro, y muchos, muchos otros. También se atrevió con el dibujo, creando al Capitan Kerr para la revista Historietas.
Pero su época dorada comienza con Bruguera y con Ambrós al cargo del dibujo, una colaboración perfecta al cien por cien, y eso se nota cuando el propio Víctor habla de él.
Prolífico donde los haya, se confiesa dibujante "frustrado" dedicado al arte de la literatura, una literatura que no se limita al mundo del cómic. Víctor ha plasmado en libros su maravillosa imaginación, con obras como "Diario de a Bordo", "Los Plátanos de Barcelona", "El Tranvía Azul", "Tormenta Sobre España" y un largo etcétera..
En su haber tiene premios de tanto prestigio como la Cruz de Sant Jordi; es Caballero de la Orden de las Artes y las Letras (premio otorgado por el gobierno francés) y más recientemente el Memorial Jaume Fuster.
Y para mí es un gran honor haber podido entrevistar, aunque desde la distancia, a este gran maestro del guión, que aunque retirado del mundanal ruido, ha sido tan amable de contestar a mis preguntas con una rapidez de vértigo a pesar de encontrarse un poco pachucho estos días. Le deseo una pronta recuperación, SR. MORA. Con mayúsculas, sí. Como se merecen los genios.
Señor Mora, hasta los once años crece usted en Francia y luego se traslada a Barcelona. ¿Qué leía Victor Mora en su infancia? ¿Descubrio el cómic francés y luego el español? ¿Sus influencias, de tenerlas, provienen del cine o de la literatura?
-Bueno, mis primeros años fueron en Catalunya... Pero a los cinco-seis años seguí a mis padres que se exiliaron a Francia, al vencer los fascistas. Primeras lecturas en España: tebeos como "El Aventurero", cuentos infantiles como "Las Aventuras del Duende Meterete" (?) y en Francia, (aprendí la lengua francesa con la facilidad pasmosa de todos los niños) hasta los once años "Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino" de Jules Verne, y otras numerosas obras de este prodigioso gran autor, y de Mayne Reid, etc. también "La case de l' oncle Tom", obra preciosa de Harriet Beecher-Stowe.Y a partir de aquí a leer y leer sin parar, hasta los veinte años... para seguir y seguir hasta hoy.
Mis influencias provienen de la literatura y el cine que, para mí, ha sido siempre algo maravilloso, desde que ví, estremecido, "Los Crimenes del Museo de Cera". (Papá, mamá, vámonos... ¡Es una birria!)
En 1951 dibuja y escribe el guión de la serie Capitan Kerr. ¿Por qué no siguió dibujando?
-El secreto de todo ello es que siempre quise ser dibujante... pero la vida, por así decirlo, me transformó en escritor. Dibujé muchísimo y llegué a ser un dibujante publicable (véanse las ilustraciones de las novelitas de Bruguera). Pero quien podia comprarlos no quería mis dibujos, solo mis textos que me arrancaban de las manos... Yo tenía que vivir, además escribir me fue cada día más fácil... Empecé a considerarme un dibujante frustrado que iba para escritor de verdad, dígase con toda modestia. El Capitán Kerr y similares pasaron a mejor vida.
Usted es el creador indiscutible del personaje del Capitan Trueno, que según se cifra, llegó a vender más de 350.000 ejemplares semanales. Ambrós estaba al cargo del dibujo. ¿Eran ustedes el matrimonio perfecto? ¿Cómo comienza la colaboración Mora-Ambrós?
-Ambrós era un formidable dibujante que no todo el mundo supo ver... Gente que creía entender de dibujo, pobre gente... ¡Hombre modestísimo, cosa que suele acompañar al verdadero talento, llevó a la perfección lo que yo escribí! A mi modo de ver, ilustró mis trabajos de una manera magistral.... Yo esperaba con ilusión que trajera sus dibujos a la redacción. Si el Capitán Trueno es leído todavía dentro de cien años será aún en gran parte gracias a Ambrós. Yo ya había visto dibujos de Ambrós e insistí en la editorial para que hiciera una prueba del Capitán Trueno. Quedé encantado como sólo puede quedar quien ve a alguien ilustrar sus ideas a la perfección.
¿Cómo llegaron a Bruguera? ¿Existe alguna anécdota con otros dibujantes/guionistas?
-No recuerdo ninguna. Bruguera era entonces el lugar donde quería trabajar todo el mundo. Tuve la suerte de que mis tempranos conocimientos sobre el dibujo y sobre la manera de narrar no una, sino mil historias de ficción, sedujeran rápidamente a muchos
He leído por ahí de su "encuentro" con la policía franquista y su posterior encarcelamiento durante dos años, pero a lo largo de su carrera como guionista durante el franquismo, ¿tuvo algún roce con la censura?
-Tenía yo una antipatía total por la derecha fascistoide de entonces. Ingresar en un partido político antifascista clandestino (no había libertad de ningún tipo, sólo el pseudo-fascismo de la Falange y cosas por el estilo) me empujó hacia el prohibidísimo PSUC (comunista) supersecreto, y muy perseguido y golpeado, siguiendo a mi prometida Armonía Rodriguez. Naturalmente, en un estado seudo-fascista como el de entoncers, no tardaron en detenernos. Estuve seis meses en la cárcel, Armonía un poco más. Marcados ya para siempre como "rojos", volvimos al trabajo para ganarnos la vida... El regimen era tan odioso, que hubo gente que, pese al terror, nos ayudó. En editorial Bruguera, no solo no me despidieron, sino que me aumentaron el sueldo y me nombraron Jefe de Redacción... Hay que haber vivido aquella época de terror policíaco pseudo-fascista para darse cuenta del enorme mérito cívico de Bruguera, uno de cuyos hermanos, el más importante laboralmente, también, años atrás había conocido la cárcel como "rojo".
Tras la etapa Ambrós, fueron muchos los dibujantes que retomaron el trabajo. Algunos incluso debían recortar cabezas y se les obligaba a seguir el estilo marcado por el primero, pero a usted, personalmente... le fue duro adaptarse a los nuevos dibujantes? ¿Quién los escogía, los imponía Bruguera? ¿Hay alguno que no le haya gustado nada, nada, nada?
-En todo lo que se refiere a las, digamos, "cabezas recortadas", se ocupó la editorial. Yo solo tuve que ver, por mi exceso de trabajo, con los dibujantes de primera fila, sin que ello quiera decir que no tuviera igual aprecio para todos. Nunca me costó adaptarme a un buen dibujante, y sentí siempre respeto por todos, fueran buenos o malos, el respeto que hay que sentir siempre por quienes trabajan para ganarse la vida. Claro que uno siempre tiene sus preferencias... La escuela norteamericana de grandes historietistas como Hal Foster, Milton Caniff, etc. etc. me marcó para siempre.
Dos años despues de comenzar Capitán Trueno, comienza otra saga, esta vez ambientada en el Imperio Romano: El Jabato, dibujado por Francisco Darnís. ¿Era muy diferente a trabajar con Ambrós? ¿Qué libertad le deja el dibujante?
-Darnís, al igual que Ambrós, fue un gran dibujante. Yo esperaba con impaciencia en la editorial sus dibujos. Nunca tuve que hacer más que felicitarles. Por el momento, este tipo de dibujantes de historietas de gran calidad, -que no se me olvide el inmenso Emilio Freixas- ha casi desaparecido de las editoriales españolas. ¡Ojalá vuelva!
A partir de ahí, simultanea su actividad en el cómic con la narrativa. ¿Qué prefiere, un guión para cómic o escribir una novela? Supongo que para ambos ha de documentarse usted durante horas, días, semanas... ¿Cuándo duerme?
-Teniendo, por suerte, la ocasión de escribir un texto literario o un guión, con gran facilidad... (Ya dije que empecé a leer, a diestro y siniestro, a partir de mis poquísimos años...) No me costaba nada ponerme a trabajar: es decir, pronto lo echaba de menos... ¡Y a trabajar otra vez!
¿Cuál era su método de trabajo, cómo estructuraba el guión: por viñetas, por páginas, de forma literaria, cinematográfica...? ¿Cuánto planea antes de sentarse a escribir?
-Me parece que esto ya lo he dicho... El caso es que, desde muy joven, tuve una enorme facilidad para inventar y narrar: nada más, solo esto... Es lo único que he tenido, algún dia se dirá cuando se hable de mi diciendo todo lo bueno, y también lo malo en general de mi personalidad, que es la personalidad de la mayoría de la gente: una persona más.
Como "hijos" suyos, tiene alguna preferencia entre Trueno y Jabato? Ambos tienen alguna similitud, léase el personaje fuerte, guapo, la chica, el fuertote, el muchachito...
-Prefiero al Capitán Trueno... Bueno, también siento cariño por el Jabato... Pero hoy puedo decir que yo nunca de los jamases le hubiera puesto a uno de mis "héroes" el nombre Jabato... Este nombre fue una elección de la editorial, que lo tenía registrado, a la que yo, no pude oponerme por ser aún poco fuerte, y siendo toda relación humana, profesional u otra, un eterno tira y afloja... Va pues por el Jabato.
¿Tiene una idea, en números, de cuántas páginas ha escrito en su vida?
-Sobre esto sí que no puedo decir nada. Lo ignoro totalmente. Le diré que montones y montones de páginas mecanografiadas de textos de guiones... Algo casi indescriptible.
Si se unieran estas páginas descritas a las de mis libros de textos literarios propiamente dichos, libros como "Caricias de un Desconocido", "El Hombre de París", "La Lluvia Muerta", "Los Plátanos de Barcelona", "La Mujer de los Ojos de Lluvia", "París Flash-back", "Entre Silencios", y otros volúmenes traducidos por mí de la lengua catalana que están en prensa en trance de aparición (como se sabe empecé escribiendo en castellano, pasando a escribir en catalán -al sufrir mi noble lengua catalana natal un irracional insulto fascista de aquellos tempranos días del franquismo, que quise denunciar- volviendo hasta años más tarde, a una lengua castellana que siempre he querido y respetado igualmente), algo que sólo sabrá entender dos lenguas, -para mí, el francés es la tercera, además- para su disfrute y grandísimo placer.
¿Qué opina de la funesta frase "el cómic es cine para pobres"?
-Opino como usted, imagino, que es una tontería. El cómic es un arte. Y no digamos el maravilloso cine.
¿Está contento con el resultado de las reediciones del Capitán Trueno?
-Fue para mí una maravillosa cosa ver que llegaban estas reediciones -año trás año, desde hace algo así como cincuenta años...- al corazón de tantos compatriotas, y de tantas personas extranjeras -algún extranjero llamaba al Capitán Trueno con la palabra "AMIGO"- por lo visto ya un poco españoles, gracias al Capitán... ¡Y viva Europa, que es la gran patria de todos!
Por ultimo, Señor Mora, cree que el mercado del cómic ahora es un tanto mediocre y que hay demasiada invasión manga? ¿Por qué no sube la calidad del cómic español si se dice que nuestro mercado es competitivo y difícil? Y qué consejo práctico daría a alguien que quiere empezar en el medio, aparte de "trabajar mucho y no rendirse"?
-Tremendas preguntas, amiga... Mire, entre el manga hay cosas tan buenas como en el buen cómic... Lo que pasa es que lo bueno siempre es poco en todas partes ¡qué le vamos a hacer! En cuanto al cómic español, téngase en cuenta que el cómic es un arte, algo siempre difícil y hoy día hay una infinidad de cosas -algunas pura tontería...- que distraen al joven... Pero algunos jóvenes, como hicimos los viejos otrora, resistirán... Y seguirá habiendo cómics, o algo parecido... Hace muchos años, en la Edad Media, en la localidad de Bayeux, en Francia, se creó una preciosa "Toile" (tela) de varios metros, con dibujos parecidos en cierta medida a los cómics de hoy... Las personas dibujan, escriben, desde hace siglos... Por mucho que se diga, siempre lo harán, pese a todo... Es algo más fuerte que ellas, que nosotros, quiero decir .
¡Y hasta la vista, amiga!
Hasta pronto, Víctor.
Me gustaría también, agradecer desde aquí la ayuda aportada por Ligia (Silvia), de Proa Premiá, por su ayuda al ponerme en contacto con el inigualable Maestro Mora. Gracias, Ligia.