Sí, señores. Emigrar es más que llenar una maleta de ropa y largarse del país en un avión. Pero muchos, aún, no se han dado cuenta.
Emigrar, es un estado de mente también, no solo una ubicación. No puede plantarse uno en una país nuevo con sus leyes, sus costumbres y su cultura y pretender que el entorno se adecúe a uno. Y esto a mí me hace hervir la sangre, porque pertenezco a varios grupos de españoles en Irlanda o en Cork y lo que se ve no es triste como muchos puedan pensar: es que a veces borda lo patético. Pero antes de dejarme llevar por el hervir de esta sangre española que para bien o para mal corroe mi interior, debería ir por partes para no redactar un post incongruente, desordenado y que no lleve a nada.
Y es que ya estoy cansada de ver, oir y escuchar verdaderas gilipolleces de la supuestamente "generación más preparada". ¿Preparada para qué? ¿Para darse el tortazo? ¿Para preguntar cosas que en cero coma se encuentran en Google? ¿Para qué tanto master y tanto Phd si luego la mitad no sabe utilizar una herramienta tan básica como un buscador? ¡Por dios, que alguien llegó a preguntar si en Irlanda teníamos el Euro!¡A estas alturas! Y si se tiene ese tipo de duda, ¿No es más sencillo mirar en google? ¿Son acaso la generación más preparada para preguntar? ¿Para querer todo hecho? ¿Para no saber adaptarse? ¿Para no saber estar, en muchos casos? Porque déjenme decírles que muchas licenciaturas a sus espaldas pero de cultura general muy poco, y de ansias de culturizarse, cero patatero.
Antes de que se me tire el personal a la yugular, analicemos seriamente:
1. Llegué aquí en una época en la que internet aún daba unos muy lentos pasos. Ni emails, ni wassap, ni google, ni google maps, sin Facebook para suplicar por un amigo que me tendiera la mano a mi llegada. Sin Ryanair o buscadores de vuelos. Llegué comprando mi vuelo por Agencia de Viajes, fíjense ustedes que atraso. Y como vine de Au Pair, contacté con la familia desde una cabina telefónica, nada de la comodidad de mi casa con Skype. Para verles las caras, intercambiamos una carta con fotos. Llegué con los mismos miedos que llegan las criaturas ahora. Pero sin haber visto nada de la ciudad por Google Satelite ni leido el Wikipedia. El resto lo aprendí con el día a día y con vivencias de primera mano. Y me costó perderme por calles oscuras, también y aprender lecciones de la manera más dura. Las amigas se hacían a la vieja usanza: te pasan un teléfono, conoces a gente en clase, se van uniendo nuevas personas al grupo.
Hoy, todas las preguntas, que quedan guardadas en el grupo y se pueden hallar en el buscador, se repiten como en un círculo imparable cada dos días: no nos molestamos en leer, en investigar, en buscar. No, preguntamos: ¿qué páginas hay para ver pisos/apartamentos? ¿Qué compañía de móvil es mejor y más barata? ¿Qué academia me recomendáis? ¿Qué tal es la zona x? ¿Cuánto cuesta el autobús?
2. La Comida. Cuando yo me vine a Irlanda la globalización era una palabra inexistente en el vocabulario del día a día. Pero tampoco me preocupaba si había chorizo, jamón serrano o pipas. Claro que las echaba de menos, pero podía vivir sin ellos, y cuando viajaba a España volvía como Paco Martinez Soria: con media charcutería en la maleta. O mi madre me mandaba pipas por toneladas, que de todos es sabida mi "cuelgue" por las pipas. Pero según avanzaban los años y más y más gente de diversos países llegaba al país, más fácil se hacía encontrar de todo. Y desde que estoy en Cork, mucho más. Con la proliferación de tiendas asiáticas que nutren principalmente a pakistaníes, indios y ciudadanos de países árabes, no solo es posible encontrar especias y comidas de otras culturas, sino que estas tiendas traen legumbres tales como lentejas (normales y pardinas), arroces de diferentes clases, entre ellos el de la paella, habichuelas blancas, pintas y de las grandes, garbanzos... Y también se encuentran cocidos en lata o en bote. Y muchísimos otros productos como pimiento morrón o pimientos rellenos de arroz, aceitunas varias o castañas a partir de Octubre (dato que este año se me olvidó por completo, aunque las encontré en el English Market y en la tienda portuguesa.
En la tienda portuguesa, además, traen gran variedad de productos patrios: caramelo líquido, galletas de surtido cuétara y otras galletas de cuétara. Flan del mandarín. Latas de fabada, albóndigas, cocido, cola cao, bechamel en tetrabrik, tomate frito solís... su sección de congelados tiene hasta pulpo.
En el English Market se puede encontrar prácticamente de todo: quesos de todo tipo (excepto el queso fresco, vaya); chorizo de varias clases; hay una tienda solo de aceitunas y productos (y menaje) español, a precios populares, porque no me digan a mí que una bandejita de jamón serrano del medio bueno que vale 10 euros no vale prácticamente lo mismo en España...). Hay morcillas, membrillo, boquerones en vinagre, paella ya preparada, en fin...
Lo dicho, cuando llegué aquí no me planteé si habría o no habría determinado producto. Yo me comería lo que me pusieran en el plato (dentro de cierto criterio, hay cosas que no me gustan). Pero si me hubiese plantado en un país donde el Seso de mono o los testículos de jirafa constituyesen una delicatessen y un insulto el no comerlos, me los habría comido igual. Pero esta "generación tan preparada" solo se quejan de la comida (que si eres au Pair, aún puedes quejarte de que lo que te ponen no te gusta, pero si vives y trabajas aquí y te cocinas tú, no sé qué más decir excepto "no sabes comprar ni cocinar"). Y si les dices donde encontrar esto o aquello se ponen a la defensiva con un "pero no sabe igual". mira tú que bien. La Guinness no sabe igual fuera de Dublín y en España la sirven como el culo y la gente aún la bebe. ¡Hay que adaptarse! Que a veces da la impresión de que estos energúmenos se alimentan 7 días a la semana a base de jamón y chorizo...
3. Negarse a adaptarse. Cada país tiene sus leyes y sus costumbres, ¿verdad? Uno no iría a un país árabe de los más estrictos y se pasearía por la calle con una botella de alcohol y medio despelotada. Bueno, en realidad esto yo no lo haría en ningún país del mundo, por pura educación. Pero me valía de ejemplo. no que lo hagan aquí los españoles al llegar (al menos no de día, jiji). Pero no se puede pretender que te abran los bares solo para tí en ciertos días o imponer tus costumbres. Lo más normal es que si es tu primer año en un país nuevo, explores las posibilidades y te adaptes y conozcas una cultura nueva. Esto va por las numerosas preguntas de "¿Y aquí, donde se toman las uvas?" y luego extrañarse cuando se les dice que lo de las uvas es una costumbre que sólo se hace en España y unos cuantos países, que si quieren comer uvas se las van a tener que llevar en el bolso o comerlas en casa. ¿Esto no es de cultura general? ¿La gente no lee? "¿Que no abren nada el 25? ¿Y qué hago? ¿Y a dónde voy? ¿Y no abren el supermercado?". Bueno hermosos, yo no sé dónde vivís en España, pero dudo mucho que algún super abra el 25 por sus cojones (o los tuyos). Que digo yo que el personal sigue siendo humano y no robotizado y como tal tiene que disfrutar también de las fiestas y de su familia. Vamos, digo yo. Y en cuanto a abrir los bares, o las tiendas, pues tampoco. Por ley. Arcaica, pero ley. Porque el 25 aquí es día de pasar en casa con la familia y hasta el trabajador del bar tiene derecho a ello, con las horas tan antisociales que le toca trabajar normalmente.
4. La tan cacareada picaresca. Que no es más que demostrar que eres un vulgar sinvergüenza. En Irlanda nunca hemos pagado por el agua. Siempre se ha pagado, como es normal, electricidad y gas, pero no agua. A partir de este año -el gobierno todavía a estas alturas no sabe muy bien cómo lo va a hacer porque los contadores no se han instalado-, se empezará a cobrar. Y ya he oído a más de un listillo (español, ningún irlandés) comentando que "ya verán cómo trucar los contadores". Ahí, con dos cojones. Y que luego al resto nos caiga una inspección porque cuatro ladrones como tú (todos españoles) han tenido la misma magnífica idea.
5. No me interesa nada. No leen la prensa local o nacional irlandesa, solo ven la televisión y canales de España por internet y tampoco ven demasiado de las noticias. Solo se enteran de lo que pasa (a veces, como es normal, muy mal) a través de Facebook, creyéndose también los bulos y las leyendas urbanas. No están enterados de lo que sucede a su alrededor, y como mucho, sabrán los conciertos más grandes que tienen lugar en la vecinidad o en los bares de moda. Eso sí, se saben los precios de la bebida de todos los pubs/discotecas de moda. No conocen -ni tienen interés- por la historia de la ciudad en la que viven. Su idea, en muchos casos es venir, buscar un curro, ahorrar un poco y largarse con viento fresco. Interés por otra cosa que no sea salir 0. Lo que me lleva al punto 6:
6. Los españoles son unos tacaños. En España los catalanes tienen fama de agarrados. Aquí, en general, son los españoles. ¿Por qué? Porque no es inusual ver a un grupito de chicas entrar en una cafetería a las 3 de la tarde, pedir un café cada una (en el mejor de los casos) y quedarse con el mismo café y la taza vacía ocupando la mesa hasta las 8 de la tarde. Que hay personas que no entienden que una cafetería ni es el salón de tu casa ni es una ong, es un negocio y como tal te da tu derecho a estar ocupando espacio mientras consumas. La santa paciencia que tienen aquí para no decirte que levantes campo me maravilla. O las que salen por la noche, se jactan de ir de fiesta a x sitios pero se pasa toda la noche con una puñetera cerveza.
O -y esto me hace mucha gracia- las chicas (sobre todo) que se quejan de los pocos kilos de equipaje que te dejan llevar las aerolíneas en las maletas (algunas, a juzgar por lo que dicen, viajaríany gratamente coon el baúl de la Piquer aunque dudo mucho que conozcan quién fue la gran Piquer). Y te preguntan qué aconsejamos que metan en la maleta, a la vez que te dicen que indispensable -para ellas- es la espuma, la laca, el champú del mercadona que le han dicho que aquí no lo hay (menos mal!!!!) o la crema hidratante. Y cuando se les aconseja dejar eso atrás, que aquí lo pueden comprar y evitarse peso innecesario en la maleta, te saltan a la yugular con "pero ahí me han dicho que es carísimo" y añaden "si alguien tiene dinero y se lo puede permitir, pues muy bien, pero yo no". No estamos hablando de que un bote de laca cueste en España 2 euros y aquí 20. Estamos hablando de diferencias de 20 o 50 céntimos. ¿De verdad merece la pena sulfurarse y apretar la maleta por unos céntimos miserables?? Que yo compro Wella o Loreal y no veo diferencia en el precio apenas... ¡Por dios, que he conocido a chicas que se traen los tampax de España porque les han dicho que aquí cuestan medio ovario!
7. Yo no sé inglés, pero mientras aprendo, trabajaría de cualquier cosa. Esta me pone de muy mal humor especialmente. Y quien dice inglés dice francés, alemán o suomi. Me maravilla que la gente diga que están dispuestos a trabajar de "dependienta o camarero" como si fueran trabajos de segunda categoría pero no se dan cuenta de que -precisamente- por estar de cara al público van a ser los empleos donde mejor inglés les pidan. Pero si se lo dices así, eres una matasueños que "es que parece que no queiras más españoles en el país". Como si me la pica un pollo, oigan. A mi plim. Yo ya tengo mi vida hecha y solo quiero evitar que alguien se pegue el tortazo padre, pero si solo quieres oir lo que te apetezca... tú mismo.
8. La vida es cuestión de prioridades. Llegan, se quejan de que se han tenido que venir porque allá no tienen oportunidades, ni dinero, ni futuro. Se quejan de lo caro que es todo aquí, de que tienen el dinero justo y que si en tres meses, o dos, o unas semanas no encuentran trabajo, se tendrán que volver. Pero lo primero que preguntan es dónde hay un buen gimnasio y dónde hacerse la cera y las uñas.
Puedo seguir, y seguir, y seguir... y se me quedan muchas cosas en el tintero, pero sería alargar el post en demasía. Y se me va a volver a calentar la sangre, pero de verdad no lo comprendo. Tal vez sea porque llevo mucho tiempo aquí, pero estoy siendo testigo ultimamente de cosas que no he visto en los últimos años ni de coñish, oigan.
Y sí, yo soy residente y veo las cosas de otra manera, pero me molesta la falta de educación en muchos casos menospreciando al país que te ha acogido, ese país que te ofrece sin ambajes las oportunidades que dices que el tuyo no te da.
Genración preparada para quejarse. Y el que se pique... que se rasque.