miércoles, 31 de diciembre de 2008

FELIZ AÑO A TODOS!!!

Especialmente para vosotras... (y los hombres que no miren)... Pasadlo bien esta noche, mañana y pasado... entrad en el nuevo año con buen pie... Sed muuuuy malasss...




lunes, 29 de diciembre de 2008

¡ENCONTRADA!


La interfecta de la fotografía de arriba es mi amiga Cloti. O espero que lo siga siendo después de ver este post, aunque me consta que su sentdo del humor es tan grande como su corazón, su hermosura, su cuenta bancaria y su casa... (toma peloteo barato).
Desde que retomé mi afición a los cómics, mi empeño fue recuperar y ampliar mi colección de revistas Lily. En ellas, había una sección dedicada a la correspondencia, donde chicos y chicas enviaban sus fotos con sus requerimientos de pen-pals. Suelo leerlas con ahínco, porque al pertenecer al foro de Esther, habría sido bastante singular encontrar en esas páginas un rostro o un nombre conocido. Y mi entusiasmo ha dado su frutos.
De haber hecho el descubrimiento un día antes, cualquiera podría haberse pensado que era una broma propia del día de los inocentes, pero fue anoche, en la cama ya, leyendo un poco antes de irme a dormir, cuando leí su nombre.
Corría el año 1979 y el número 891 de la Revista Lily salía a la calle con fecha de 1 de Enero y Angela Carrasco en la portada. En su interior, en las páginas centrales, un bonito poster de una Ana (del duo Enrique y Ana) muy jovencita.


Cloti me mira desde detrás de unas monturas de pasta muy similares a las que llevaba yo, con un peinado casi idéntico al mío... Casi me he visto reconocida en esa seriedad que ahora no va con Cloti. Pero no soy yo. Es ella. Más morena, sin tintes, ni maquillaje, ni lentillas, ni collares de cocos. Cloti, la que nos abre día a día las puertas de su casa y de su alma.
La primera vez que nos conocimos, almorzamos en un tranquilo restaurante de la Casa de Campo, en un descansito en el Expocómic, hace ya más de un año. Yo tomé callos. Ella, un chute de insulina y una ensalada.
El mundo se me ha quedado pequeño.
¡¡¡TE QUEREMOS, CLOTI!!!!
Ayer las bromas en los blogs amigos no tuvieron desperdicio: Inma y la Rana con su mutuo cambio de sexo, Salegna y el cierre de Blogger, Fermín y sus legionarios. Y de la prensa, me quedo con esta noticia:

domingo, 28 de diciembre de 2008

BRING BACK FAME (Traer de Vuelta a Fama)


O reunir a los protagonistas principales de la serie que más nos hizo bailar en los ochenta, descubriéndonos un mundo nuevo por explorar. Los calentadores, las muñequeras y las bandanas nunca serían ya lo mismo. De ser meros complementos deportivos pasaron a convertirse en piezas importantes de nuestro guardarropa.
Reunir a los protagonistas de Fama es lo que se propuso Justin Lee Collins, presentador y cómico de la cadena Channel 4 en su programa la pasada noche. No es la primera vez que lo hace o lo intenta. Con mayor o menor éxito consiguió reunir al Equipo A, Star Wars, Dallas y Grange Hill. ¿Logrará en esta ocasión cumplir su sueño de conocerlos, hablar con ellos, convencerlos para una reunión?
Justin no es convencional con sus medios. No entabla conversaciones o contactos telefónicos con productores, agentes o managers. Simplemente se cuela descaradamente en restaurantes, escuelas, aeropuertos o incluso en el cine, con tal de llegar a su objetivo.
Fama era uno de mis programas favoritos. Mamá tejía imparable diferentes calentadores que llevaba orgullosa sobre mis pantalones de pana o mis leggins... Los rostros de sus protagonistas me saludaban desde las paredes de mi dormitorio. Queria ser como ellos, queria pasarme la vida bailando... (cantar nunca fue lo mío). Y verlos de nuevo, ahora, hablando de esas cosas que no se veían en la televisión, de sus batallas personales, de sus demonios, de las rivalidades, los celos, y, también, de los lazos de amistad establecidos durante años de trabajar juntos.
Gene Anthony Ray no está. Todos sabemos de su trágico final a la edad de 41 años. Pero todos lloran al hablar de él, de sus momentos juntos, de su vida, de su muerte...
El programa sólo está disponible en inglés... ¿Conseguirá Justin reunirlos? ¿Miss Sherwood, Danny Amatullo, Doris, Bruno, Coco, Lidia...? Solo hay un modo de averiguarlo:





sábado, 27 de diciembre de 2008

DIA DE RADIO

Tal vez influye la magia de estas fechas tan especiales, o el recuerdo de años trabajando tras un micrófono, que hoy me ha hecho levantarme con la misma ilusión de una niña en la mañana de Reyes o Navidad.
Juan Duque, con su blog Luz de Gas y su innovador y pionero programa de radio retransmitido en directo -y horas despues disponible en diferido- desde su blog, ha sido el encargado de traer ilusión a muchos hogares, como un Papá Noel sevillano con arte y tronío.
Lo que Dice Candela ha tenido unos minutos de atención en su programa, al igual que aquellos de muchos otros bloggers que estoy conociendo gracias al programa y al blog de Juan, donde nos presenta, nos muestra, nos saborea, blogs que de otro modo sólo el azar podría reunir en este mundo infinito del ciberespacio. Desde aquí quiero darte las gracias, Juan. Volveré a estar con vosotros para esa siguiente cita el 10 de Enero.

Para los que no estuvísteis en directo, aquí os dejo el audio:

http://www.clickcaster.com/items/programa-feliz-2-009


Y los links a sus protagonistas, que junto con Luz de Gas, no podéis dejar de visitar. Creo que están por orden de aparición:

-Daniel Romero (desde Toledo),
-Reyes, dama de sevillano nombre (desde Sevilla),
-Fauve, la petite sauvag (desde A Coruña),
-Arkantis (desde Zamora),
-El Aguador de Sevilla (desde Sevilla),
-Lo que dice Candela (desde Limerick - Irlanda),
-La cueva de Susana y
-Mary (desde Buenos Aires- Argentina),
-Mi espacio flamenco (desde Caracas - Venezuela),
-El Humilladero ,
-Olvidos y recuerdos y Callejón de los negros (desde Sevilla)

CANDELA Y LOS REYES (El rincón de Lar)


En la Plaza de las Flores hoy hay una fuente muy bonita y unos cuantos puestos de... flores. Es una plazoleta peatonal que precede la entrada del edificio de ladrillo rojo de Correos y sus famosos leones y al mercado que, a día de hoy, está en obras.

Pero antes de todos estos cambios, la Plaza de las Flores se llenaba de puestos de "hippies" donde durante años amasé una buena colección de pendientes, chapitas y colgajos varios. Y llegada la Navidad, solían poner una especie de tienda en la que por 1000 pesetas te podías hacer una foto con el Rey Mago de turno. Yo había crecido viendo las fotos infantiles de mi tío y mi madre, saludando tímidamente en blanco y negro, sentados sobre las rodillas de un Melchor, un Gaspar o un Baltasar. Había varias. Pero yo nunca tuve una propia.

Mi timidez me lo impidió cuando aún era lo suficientemente pequeña para vivir la ilusión. No habría sabido qué decir, qué hacer. Dice mi madre que de muy pequeña fue imposible incluso acercarme al stand. Me ponía roja de pura ira y acababa gritando y llorando como una posesa. Ya hacía años que había desistido en llevarme a ver las procesiones de Semana Santa. En esas fechas la pequeñita Candela parecía sobrecogida por el Síndrome de Tourette y no había monja o penitente que se librara de mi linda boquita, para oprobio y vergüenza materna. No así en la Cabalgata de los Reyes Magos, porque una sabe cuándo ser buena y mantener el pico cerrado, que hay mucho que perder. No es lo mismo ver a cien miembros del KKK bajando por la calle a la luz de los cirios que ver una portentosa carroza desde la que los caramelos con el logo de la Caja de Ahorros o el Ayuntamiento salen disparados como chorros de mana.

La foto sigue siendo mi espinita. Una cuenta pendiente que algún día habré de subsanar. Ya crecidita, en una fría tarde de Diciembre, con mis mejores botitas y mi faldita casi invisible, hice cola con un par de amigas para tomarnos la foto, pero los responsables del stand se pensaron que éramos muy creciditas (tendríamos unos 14-15 años) y no nos dejaron sentarnos en las rodillas de su majestad.

Mucho después, en la veintena, decidí cumplir mi sueño, pero para entonces, ya no acudían los Reyes a la Plaza de las Flores, ni conocía fotógrafo alguno que las hiciera de estudio -probablemente sólo si al Rey lo traes tú-, y he debido aparcar mi sueño.

Aquí se organizan Grottos con Santa Claus, pero no es lo mismo. Mi cuenta pendiente es con la realeza y no con un empresario fabricante de juguetes que en sus ratos libres bebe Coca Cola sentado junto a la chimenea. Tal vez algún día me decida a hacerme una foto con él... Pero ya tengo una y me es suficiente.

Yo, es que soy monárquica.

viernes, 26 de diciembre de 2008

miércoles, 24 de diciembre de 2008

FELICIDADES...





Hola a tod@s:

Soy Paco, de vuelta por demanda popular... Ya sabéis que cuando Candela se esfuma durante unos días, me deja a mí la labor de cuidar su blog y sus... lectores, cosa que hago con todo gusto, aunque me pilléis siempre en el baño... pero la higiene es algo fundamental, especialmente en estas fechas, con todo tan brillantito...

En fin, que si necesitáis algo, ya sabéis dónde estoy... Aquí inmávil, esperándoos a todos... Y de paso os deseo una muy Feliz Navidad... libre de empechos, gastroenteritis, dolores de cabeza, stress, broncas con los cuñaos y las suegras y sin resaca...

¡Ah! Y recuerdos de mi primo...

martes, 23 de diciembre de 2008

BELENES VIVIENTES EN LA SIERRA GADITANA

En los pueblecitos más blancos de la serranía gaditana, existe una tradición que desafortunadamente aún no he podido conocer en persona. Cada año, por estas fechas, los habitantes de varios pueblos como Espera, Arcos, Medina Sidonia, El Gastor, Ubrique, o Villamartín, entre otros, preparan un nacimiento viviente en el que se involucran casi todos sus habitantes. Año tras año, la expectación y la afluencia de público crece.
Este año el de la localidad de Espera, organizado por el Ayuntamiento, tuvo lugar el sábado 13 de diciembre, en su marco tradicional de las calle Santo Cristo y cueva y laderas del monte Fatetar, a los pies del castillo. El pueblo sí lo conozco, como casi todos los de la provincia de Cádiz (fruto de un verano repartiendo guías telefónicas en cada pueblo), y el emplazamiento no podía ser más adecuado.

La participación ciudadana es evidentemente fundamental, ya que son los mismos vecinos los que encarnan a los habitantes de Judea, repesentando no solamente escenas bíblicas como el Nacimiento, la Adoración o la llegada a Belén y la búsqueda de la posada, sino que hacen una completa representación de los oficios propios de la época y sus labores. Hay hilanderas, lavanderas, panaderos, carpinteros, agricultores, etc.



En Arcos, el que recibe más visitantes (unos 20,000), y que este año cumple 25 años, participan 400 vecinos, en el de Villamartín unos 200 y en el de Ubrique unos 140, en todo un ejemplo de integración y convivencia entre jóvenes y mayores. Además, se puede disfrutar de los productos autóctonos y típicos de la zona por estas fechas, como buñuelos, castañas asadas, masa frita o polvorones y turrones. Y ricos vinitos y anices para ayudar a bajarlos, naturalmente.


Fotos: Diario La Voz

8 DAYS OF CHRISTMAS

RRRRRRRitmoooooooooooooooooooo....


domingo, 21 de diciembre de 2008

LA HISTORIA DE LUCENA EN COMIC

Tenía pendiente desde le Expocómic hablaros -o presentaros, para aquellos que no habíais oido hablar de él previamente-, de este maravilloso trabajo de historia hecha cómic, pero antes debía leerlo y de ahí el retraso. Y ha sido una lectura muy interesante. Me gusta la historia y me gusta el cómic, y encontrar dos pasiones unidas en un solo libro, es simplemnte gratificante, sobre todo si las cosas se explican con relajación, fantasía y sencillez al mismo tiempo.

La Historia de Lucena en Cómic es apta para niños y mayores. Con la ayuda de Ara y Jorge, los dos jóvenes protagonistas, conoceremos con detalle los hechos históricos y los personajes que contribuyeron en el pasado de esta maravillosa ciudad cordobesa.
El guión y los dibujos se deben al trabajo concienzudo de los hermanos Macías (Ciro, Gerardo y Marco), cuyo curriculum habla por sí mismo. No sólo llevan años dedicados al mundo del cómic, sino que son también responsables de numerosos carteles corporativos y de información, cortos cinematográficos, spots publicitarios y humor gráfico, entre otros muchos trabajos y proyectos que pueden encontrarse en su web. El Prólogo es labor del cronista oficial de Lucena, Luisfernando Palma Robles, y el epílogo del poeta Luís Alberto de Cuenca.
La creación de este libro se puede decir que nace cuando Luis Alberto, amigo de Gerardo Macías, y el escritor y Concejal de Cultura y Juventud lucentino Manuel Lara Cantizani acuden a unas lecturas de poemas en un instituto onubense, donde les espera Gerardo y comienzan a fraguar los cimientos de una idea que había surgido años antes en Aracena y que no tardarían en solidificarse en tan magnífico resultado. A partir de ahí, las visitas a la ciudad cordobesa se suceden para documentarse, fotografiar y realizar bocetos de localizaciones y empaparse, a fin de cuentas, del ambiente y la historia de esta bella localidad, contando además con la ayuda del archivo fotográfico de Julia Hueso Egea.
El libro fue presentado el pasado 11 de Noviembre en Lucena con una primera edición total de 6000 ejemplares que se agotaron en su primera semana de venta al público, y cuyos beneficios están destinados a sufragar el "Programa de Intervención para Alumnado con Conductas Disruptivas" de las delegaciones de Servicios Sociales y Educación. El libro también ha sido bibliografía para una ginkana sobre la ciudad organizada por la biblioteca local, y debido a su gran éxito ya se piensa en expandir las fronteras de venta a principios del 2009 y un acto de presentación del mismo en Huelva.

Y para concluir, agradecer a Gerardo las molestias de llevarme el libro hasta Madrid en el pasado Expocómic, espero poder verte de nuevo en el Salón del Cómic de Huelva (del que es organizador). Y gracias, por esta dedicatoria sublime:




He aprendido mucho con esta lección de historia bien presentada, bien documentada y con un lenguaje sencillo, lo que lo convierte en una lectura amena para los niños, que es el público al que en primera instancia va dirigido. Captar la imaginación y la atención, sobre todo de los más jóvenes, no es tarea fácil, pero diría que el obstáculo está salvado sin problemas por los hermanos Macías. De hecho, su lectura me ha recordado a la que hacíamos de otros cómics inspirados en nuestro rancio pasado o en la literatura, llevados luego a series de televisión y viceversa, como es el caso de Ruy el Pequeño Cid, o de El Quijote, aunque este por supuesto tenga toda la veracidad histórica que la trama requiere. Hay intrigas, misterios, asesinatos, luchas y humor. Con ese toque inteligente que captura de inmediato también al lector adulto. Tiene árboles genealógicos de la realeza explicados sin trabas y de manera simple. Y todo con la ayuda inestimable de otro personaje. El Velón Mágico.
Y hasta aquí puedo leer...

viernes, 19 de diciembre de 2008

LA OTRA NAVIDAD (Relato)


Triste y cansada. Abandonada. Olvidada. Así se siente Eugenia esa mañana en una ciudad que aún es nueva aunque ya lleva viviendo allí poco menos de tres meses. Sus calles son extrañas. La gente, desconocida. Su vida se derrumba mentalmente en su interior y Eugenia se siente perdida.
Llegó allí con las esperanzas henchidas como las velas de un barco. Iba a comenzar una nueva vida tras el suplicio de los últimos meses. Tramitar un divorcio nunca es fácil, y las amenazas, insultos y vejaciones que padeció por el camino han dejado una huella que sólo habría sabido borrar con alcohol. Pero es sabia. Sabe que el alcohol emborronará esas huellas pero no las erradicará y quizá, impondrá otras nuevas, más difíciles de borrar. Ha conocido el lado oscuro del alcoholismo, no en carne propia, pero sí en la de personas muy cercanas.
En cambio, disfraza sus pesares hasta que cicatricen, cubriéndolos de colores y sonrisas falsas. No quiere que el mundo sepa lo que sufre. Está sola, pero no es tonta y ha de despertar del estupor que la consume. Ha de aprender a vivir por sí misma, sobrevivir en un mundo en el que siempre dependió de alguien. Acaba de recibir su primera lección: aún se puede estar más solo de lo que uno se siente. Se ha sentado en un banco en un parque solitario, bajo la sombra de un árbol sin nombre en una calle perdida. Tiene hambre, pero acalla las protestas de su estómago recriminándose su estupidez y pensando cómo sobrevivirá mañana.
Eugenia tiene 25 años y cuando la difícil meta de la separación fue cruzada, muchos le dijeron que con su juventud, sus estudios y su inteligencia, no tardaría en salir adelante. Ella valía mucho más que aquel malnacido con el que había decidido casarse años atras y que la había hecho menguar como persona sin que se diera cuenta. Decidió mudarse a una ciudad nueva, comenzar una nueva vida, porque no tenía a nadie más en el mundo. Muchos de los que creía amigos le volvieron la espalda. En ese tiempo aún era una lacra estar divorciada. Para muchos. Tal vez aún lo sea, ya no se lo plantea. Ha llovido mucho desde entonces.
Pero ese día en el parque de albero dorado, mientras lágrimas de desesperación surcaban su rostro se dijo que la única razón por la que no acababa con su vida allí mismo era porque siempre fue de naturaleza curiosa. Y tenía curiosidad por lo que le deparaba el futuro. Había llegado allí con sus pocas cosas. Encontrar alojamiento no había sido difícil, y a las dos semanas tenía empleo, justo cuando los ahorros comenzaban a escasear. El malnacido había dejado de pagarle lo acordado por el juez ese mismo mes. Decía que habían llegado recibos inesperados de los que ella era acreedora y se lo cobraría de su mísera manutención. Aun así, con su nuevo y flamante empleo, no cobraría hasta dentro de una par de semanas, y con sólo unas pesetas en el bolsillo hasta fin de mes, no veía cómo podía proporcionarse al menos un almuerzo y una cena diaria. A estas alturas del mes, ya había dejado de cenar, y su peso había descendido considerablemente. Si seguía así enfermaría, y no podía permitirse faltar al trabajo...
Asuntos sociales no había podido ayudarla. Qué ambigua es la ley. Qué injusta. La edad te condiciona para bien o para mal, y mientras uno es joven y cree tener el mundo a sus pies, es ese mismo mundo el que le tira de vuelta las ventajas de su juventud. Así las cosas, hambrienta, incapaz de cumplir con su pago de alquiler para el próximo mes, no le había quedado más remedio que recurrir a las monjitas que una buena mujer le recomendara. Tenían un servicio de atención para personas en necesidad. Y ella estaba necesitada.
Acudió vestida discretamente, al acabar su jornada laboral. Llamó a la débil campanilla con vergüenza. Jamás pensó verse en una situación semejante. La llevaron a un despacho frío con figuras de la Virgen y Santos variados. Les contó su situación tratando de ahogar las lágrimas punzantes que la ahogarían cualquier día. Tantas lágrimas derramadas y la reserva parecía no agotarse... le explicó su situación... sin ingresos hasta final de mes... sin manutención... la última semana haciendo sólo una comida diaria... no conocía a nadie en toda la ciudad...
Y no la ayudaron. Salió temblando y confusa. Su juventud, divino tesoro, era su mayor enemigo. Las monjas no podían hacer nada de ella precisamente por lo que era: joven, sin hijos, educada, bien vestida, con un trabajo... Le sugirieron que pidiera un adelanto a su jefe. Cuando explicó que esa vía ya estaba explorada, se la animó a insistir e intentarlo de nuevo. Sólo ayudaban a prostitutas, yonkis, alcohólicos y gente en una extrema miseria.
Sola. Hambrienta. Joven, sin hijos. Nadie. Sentada en el parque, piensa que tal vez en los próximos meses será una inquilina oficial de ese banco y entonces podrá volver a las monjitas y mendigarles un cacho de pan.
Su última Navidad allá, a dos días de partir de aquel agujero en el infierno, las pasa en una
pensión barata, lo único que puede permitirse tras recuperar la fianza del piso después de llorarle al casero y pedirle disculpas por no quedarse. El buen hombre le regaló una tableta de turrón de almendras y una botella de vino tinto, únicos compañeros de su aburrida infelicidad en una habitación miserable en una pensión nutrida de cucarachas. Desde su ventana puede oir la música de los cotillones, la algarabía de la gente, ebria de alcohol y felicidad, el cláxon alegre de los coches.
Descorcha el vino y por una vez, nubla sus sentidos para enmascarar lo que la vida le escupe cuando le da la gana. Se duerme sola e infeliz, sedada por su propia estupidez.
Pero un día, no demasiado después, pero tampoco antes de lo que merecía, despierta de su oscura pesadilla. El sol seguía oculto tras las nubes... pero estaba allí... en algún lugar al final del arco iris...
Y sonríe. Por primera vez en varios años.

SO THIS IS CHRISTMAS...





jueves, 18 de diciembre de 2008

¿ESTAMOS LOCOS O QUE?


En estas fechas ya inminentes, no es raro ver a gente con prisas, cargados de bolsas, malhumoradas, incluso. Debería, sin embargo, ser tiempo de alegría, de saludos de Merry Christmas y sonrisas y buenos deseos. Pero no lo es. Y estos días, frecuentando centros comerciales y tiendas atestadas de gente con prisa y sin ella, con buen humor y mal humor, me he sentido confusa, como si abriera los ojos por primera vez y contemplara un mundo nuevo ante mí.
Pero hay cosas que se suceden durante toda la jornada y que nada tienen que ver con lo que sucede en esta festividad, y es de eso en lo que he estado pensando en la última semana. Por ejemplo, cosas que pasan en mi calle, que por lo general es una calle más, tranquila. En la esquina hay un pub (The Bank), una guardería pequeña, una tintorería, una iglesia metodista, la tienda de objetos de broma y magia -una favorita en Halloween-, y una pensión. Al otro lado, la clínica de planificación familiar, un café, una tienda de productos de manualidades (principalmente cartulinas y pinturas), y un zapatero. Solía haber una diminuta tienda de antigüedades que acaba de cerrar. Hay varios despachos y oficinas de una clase u otra. Una calle. Con demasido tráfico a veces, eso sí.
Y locos. Más de los que me gusta ver en mi vida cotidiana. Anteanoche, a punto ya de irme a la cama oí unos gritos espeluznantes que provenían del exterior. Cuando llevas aquí un tiempo, aprendes a diferenciar entre el grito de una persona normal y aquellos de los makis (scumbags) que sólo pretenden hacer ruido. Pero éste, por su ferocidad, me llamó la atención lo suficiente como para ir a mirar por la ventana, apagando las luces y oculta tras el visillo. ¿Y qué vi? Un hombre de unos treinta y tantos, alto y delgado, con pantalón y chaqueta vaquera y un gorro de lana, gritando, en medio de la carretera, en el cruce justo (uno de los puntos donde he visto más accidentes de coche desde que estoy aquí que en toda mi vida junta). Simplemente estaba allí de pie, con los brazos abiertos, gritando en medio de la noche a cada coche que pasaba, que en muchos casos tuvieron que esquivarle y bajar la velocidad. Estuvo así unos diez minutos y luego continuó calle arriba hasta que le perdí de vista, siempre caminando por el medio del asfalto.
Ayer tras salir del trabajo fui a hacer algunas compras a mi supermercado habitual, Dunnes Stores. Y caminando por el pasillo de las sopas me pasó una señora que venía con la escopeta bien cargada, gritando improperios dirigidos a nadie y a todos los extranjeros en particular. Dos chicas desaparecieron de las cajas a las que se acercó a pagar la caja de chocolates que llevaba en la mano, todo esto sin cerrar la boca un momento, despotricando sobre Dios sabe qué y provocando las risitas solapadas de los adolescentes más desvergonzados. Todo lo que pude entender de la retahíla de despropósitos era que a su hija "se la habían llevado a España y ni siquiera había podido verla antes de partir, los extranjeros vienen y se adueñan de todo.". La mujer era enjuta, con un gorro de lana azul marino sobre el cabello (no sé si corto o largo) blanco, y un abrigo del mismo color. Se posicionó en una de las cajas y la chica "voló" tras atender a la clienta que le precedía, por lo que después del maremágnum, cogió la caja de bombones y se fue sin pagarlos. Yo estaba en otra cola, dos cajas lejos, y delante mía, tres chicos indios o paquistanies. No sé qué provocó su diatriba, su xenofobia o su locura, pero no fue agradable.
Llegadas estas fechas la ciudad se llena de scumbags en su estado más primitivo, ataviados con su chandalito blanco o azul marino o cualquiera de estas combinaciones junto con el negro, a veces con su gorrita chav o con su capucha, la generacion del hoodie, les llaman, insultando a diestro y siniestro a cualqueira que se cruce en su camino, recorriendo las calles en coches con las ventanillas bajadas y la música bum-chumps-bump-bumop a todo volumen, los reyes de Limerick sin corona. Pululan por los centros comerciales robando tonterías por el simple hecho de sentirse machitos ante sus compañeros, pero si los pillas a solas se mean en el pijama cual etarra detenido. Algunos no verán las próximas Navidades, otros las verán entre rejas, si no este año, las siguientes...
Dulce Navidad... ¿Tiempo de Paz...?

lunes, 15 de diciembre de 2008

FELICES FIESTAS

Copiando descaradamente la iniciativa de Chema de colocar su postal del Foro de Emma en su blog, procedo a enseñaros la mía. Estos días se celebra en el foro dedicado a Trini Tinturé y su obra un concurso Navideño de Christmas, más popularmente conocidas, claro está, como tarjetas de Navidad. Y ésta es mi aportación, realizada a lápiz y témpera.
Y con ella aprovecho para felicitaros en estas fechas, en diez días será Navidad, ha pasado volando un nuevo año que está tan a punto de terminar que casi da miedo. Haremos repaso de lo pasado y balance de estos doce meses del 2008, esperando que el futuro pinte algo mejor para todos, pero en especial, para aquellos que de verdad lo necesitan.

¡Feliz Navidad, lectores de Lo que Dice Candela!

UNA DE BOMBEROS


El viernes por la tarde al llegar al centro tras el trabajo, me sorprendió ver una plataforma construida delante de la fachada de Debenhams, junto al Pennys. Por un momento creí que algo había pasado que necesitara rescate, pero entonces me percaté en los stands de música (donde han tenido a niños cantando The Munster-algo todo el fin de semana) y el camión tranquilamente aparcado y los numerosos miembros del cuerpo de bomberos recolectando dinero para una buena causa. Y hasta que no llegué a casa y busqué cierta información al respecto, no supe qué era lo que estaban haciendo. Unos bomberos subían por las escaleras instaladas junto al armazón metálico en sucesión, para después bajar por la barra destinada a esos menesteres.

La Brigada de Bomberos de Limerick está tratando de romper un record Guinness que actualmente sostienen sus compañeros de Nueva Zelanda, al mismo tiempo que realizan una recolecta para la escuela de niños autistas Red Hill School. El objetivo: escalar al menos un mínimo de 46 veces en una hora durante 24 horas ininterrumpidas, para lo que han sido escogidos 10 de los bomberos más fuertotes del cuerpo. Me consta que han recogido bastantes miles de euros, pero desgraciadamente aquí la rapidez informativa o de actualización de los medios brilla por su ausencia, por lo que aún desconozco si batieron el record o qué cantidad exacta han recaudado.

Pero si sacan un calendario de bomberos con poquita ropa, pongo a Dios por testigo de que no me quedare sin él... Y la foto de arriba se la he "robado" a News Wire que son los únicos que tienen algo de información, aunque atrasada, en su web. A mí se me olvidó llevarme la cámara mientras hacia mis compras navideñas el Sábado.

domingo, 14 de diciembre de 2008

CLEPTOMANA (SOLO EN BARES)

Lo confieso. Si algo me gusta en un bar y cabe en el bolso, me lo llevo. Desde mi más tierna adolescencia coleccionaba posavasos, probablemente el detonante de esta cleptomanía impulsiva e incurable que padezco. Pero cuando los posavasos dejaron de ser personalizados con el nombre del bar, y se limitaron a la consabida publicidad de alguna marca u otra, dejé de alimentar mi vicio.
De vacaciones en la provincia de Donegal, en un pueblecillo pequeño e insulso llamado Ballyshannon donde residía mi amiga Teresa, una noche fuimos a tomar unas copas a su bar habitual, un pequeño local con banda irlandesa incluída, tocando acordeones, flautas y violines al más puro estilo local. Se dio la circunstancia de que en el lavabo de dicho bar tenían enmarcada en la pared una bonita postal que inmediatamente me cautivó, y que sólo estaba cubierta por un plástico o láamina de acetato transparente en lugar de cristal. Ni qué decir tiene que al final de la noche salió subrepticiamente oculta en mi bolso, y que hoy vigila la entrada de mi toilet desde la puerta.
Luego le tocó el turno a los ceniceros, pero no todos, y esto fue más bien debido a la adopción de otro nuevo vicio: el fumar, y a la situación: vivir en casa de alquiler con otros fumadores. No ganábamos para ceniceros. Tampoco servía uno cualquiera: debían ser llamativos, al menos, y no el típico de cristal de la abuela o el de color botella de cerveza, macizo, sí, pero horroroso. Tenían prioridad, por supuesto, aquellos que promocionaran cualquier marca, fuese de bebida o de tabaco, prueba palpable de que el cenicero no provenía de tienda alguna. Esta manía también finalizó cuando el cupo de los mismos en el domicilio se vio cubierto.
Y de ahí, naturalmente, el siguente paso es adueñarse de los vasos, porque de todos es sabido que las casas de alquiler no vienen provistas de vasos suficientes, y que nunca hay vasos de más. En mi caso lo tenía facil, pues por aquella época trabajaba de directora de un pub, por lo que los vasos llegaban a casa sin clandestinidad alguna, muchos aún en sus cajas promocionales. Tengo vasos de todo tipo, de Guinnesss (indispensable), Heineken, Carlsberg, Bulmers, Coors Light, Kilkenny, Budweiser... Todos de pinta (medio litro).
También tengo gran variedad de vasos para whiskey y Baileys, chupitos y de diferentes tamaños y medidas. A día de hoy no suelo "tangarlos", y los pido directamente, no suele haber ningún problema. Ahora, si los pido y me los deniegan, es condición indispensable no robarlos ese día (sería muy descarado), sino volver a la semana siguiente, a ser posible cuando haya otro camarero/a tras la barra y proceder al hurto en un momento de distracción (una vez acabada la copa, naturalmente).
En Cádiz descubrimos hace un par de años un bar totalmente ambientado como el interior de un barco pirata, cuya cerveza es servida en unas bonitas jarras de cerámica negra con el nombre del establecimiento. Pregunté si me podía llevar una y me informaron de que solían venderlas, por lo que adquirimos una preciosa jarrita que adorna la estantería de nuestra cocina/salita.
Pero la joya de la corona, es este precioso vaso de colección de Carlsberg:
Lo encontré en una caja, con otros tres más, en el ático del pub que dirigía, mientras movía cajas e inspeccionaba adornos de Navidad olvidados durante años en sus envoltorios sin abrir, en muchos casos. Una pieza de coleccionista, porque si no me equivoco, fue una edición limitada que Carlsberg distribuyó hace entre diez y quince a­ños. Regalé el resto a algunos amigos y me quedé con el mío, souvenir de mis años tras la barra.
Tal vez precisamente por trabajar "dentro", mi cleptomanía desapareció... o mejor decir que permanecía adormecida en mi interior, a la espera de un nuevo vicio. En viernes alternativos, cuando el guiri trabaja de mañana, suelo tomarme un par de vasos de vino con él (sin marca en las copas, una vergüenza), en el pub a dos metros de casa, llamado The Bank porque antes había sido un banco de verdad, AIB si no recuerdo mal. De hecho la barra asemeja el mostrador de un antiguo banco y en la pared hay un símil de cajas de seguridad con los nombres de famosos personajes irlandeses. Los servicios y la bodega están abajo, donde antes se ubicaban las cámaras acorazadas de seguridad, y por ello, en lugar de marcar las puertas con el aburrido "Señoras/Ladies" y "Caballeros/Señores", aquí llevan una placa dorada con "Depósitos de mujeres" y "Depositos de hombres".
En fin, que este bar siempre tiene vasitos con shakers, o lo que es lo mismo, esos palitroques de colores para remover el cubata, de los que me estoy haciendo una buena colección, porque cada cierto tiempo traen otros diferentes, según la promoción de esta o aquella bebida. Y este viernes, además, me llevé ésto:
Estaba delante mía, gritando "cógeme", en la pinza sosteniendo un triste posavasos reciclado. Ahora lo pondré en mi mesa, sosteniendo alguna nota recordatoria de algo de lo que me olvidaré por mor de ver el papelito cada día, o pondré alguna foto divertida.
¡A ver qué encuentro en mi próxima visita! Si los bares son lugares públicos, su contenido, digo yo, es de todos.

sábado, 13 de diciembre de 2008

MI FANTASMA DE LA OPERA


Es mío. Sólo mío. Por fin. Lo que nunca creí podría escuchar de la voz de mi adorado Camilo. Y es gracias a Inma, que pronta a mi grito desesperado en el post que su hermano Sergio escribió sobre las aventuras y desventuras de este álbum imposible de encontrar en el mercado, acudió al rescate como Superwoman.
Me he llevado la sorpresa al abrir el buzon esta mañana. Primero, porque esos vagos con chaqueta de An Post están haciendo horas extras y trabajando un Sábado, que por lo general la oficina está abierta para enviar paquetes, pagar recibos, etc., pero no hacen reparto. Segundo, porque aunque Inma me había dicho que me había enviado un paquetito de algo que no me pudo dar durante el Expocómic hace un par de fin de semanas (estaba enfermita), ni por asomo tenía idea de lo que podría ser.
¡Me encantan las sorpresas así! ¡Quiero recibir regalos sorpresa cada día! Es que mola mazo...

viernes, 12 de diciembre de 2008

¿QUE PUÑETAS SE LE PASO POR LA CABEZA...?


En un artículo del Irish Independent de hoy, hablan de un profesora "suplente" que ha sido despedida por decirle a sus alumnos que Santa Claus no existe. ¿Qué se le pasó por la cabeza a esta "experta en educación" y evidentemente experta en romper ilusiones para decir semejante cosa a un grupo de niños de primaria?
Los hechos han tenido lugar en la Blackshaw Lane Primary School en Oldham, Inglaterra, cuando la profesora suplente le dijo a su asombrada clase que bajo su punto de vista, Santa Claus no era el que dejaba sus regalos bajo el árbol en Navidad.
La profesora -que sólo había sido contratada para un día, en sustitución de otro profesor-, dejó a los alumnos de siete años confundidos y disgustados,pero la escuela fue rápida en rectificar el error. Los profesores se vieron inundados con quejas después de que los niños llegaran a casa llorando diciéndole a sus padres lo que habían oído en clase ese día.
Un padre dijo: "Parece ser que esta profesora simplemente lo soltó en medio de la clase. No podía creerlo cuando me lo contó mi hija. ¿Por qué alguien diría una cosa así? La niña estaba realmente alterada. Debería ser tarea de los padres, y no de los profesores, el ocuparse de esta clase de asuntos."
Otra madre dijo que había estado horas convinciendo a su hija de lo equivocada que estaba la profesora. "Le he dicho que la profe debía estar confundida. Gran cantidad de madres están muy afectadas. Los niños de esa edad están excitados e ilusionados en estas fechas, así que cuando alguien dice algo como eso, lo estropea todo. Ahora hay dudas en el fondo de sus mentes."
En una carta a los padres, la directora del centro, Angela McCormack pidió su perdón y dijo que los niños habían estado aprendiendo sobre las Navidades y habían escrito cartas a Santa desde el incidente. "Los niños están indemnes y de vuelta a la normalidad gracias a la "magia" de nuestro personal y la bonita nieve que todos hemos apreciado esta semana."

Candela dice: ¿PERO A QUIEN SE LE OCURRE...?

jueves, 11 de diciembre de 2008

NOCHE DE REYES


Llegó la noche de Reyes. Por fin. El momento más ansiado de estos últimos meses, desde que los mayores con resignación suspiraban frente al televisor y decían "Ya llegó la Navidad, ya están aquí los anuncios de juguetes". Lolo, mi hermano, también está nervioso. Cómo no estarlo si acabamos de ver pasar por nuestra calle a todo el cortejo Real, con sus pajes, sus caballos (los camellos están descansando para esta noche, porque los Reyes van en camello, ¿eh?), con sus ayudantes y muchos, muchos caramelos. Hemos llevado bolsas y hemos cogido... ¡no sé! toneladas de caramelos. ¡Montañas!. ¡Millones! Y en cuanto cenemos algo, a la cama directos, porque esta noche Melchor, Gaspar y Baltasar nos visitarán, como cada año, aunque no recuerdo mucho del año pasado. Claro que entonces tenía 7 años y ahora soy mayor. Lolo sólo tiene 5 y no se entera de ná.
Hemos dejado una bandejita cerca del árbol, con 3 vasitos de moscatel para los Reyes y unos polvorones, por si tienen gusa. Y para los camellos un cubo de agua fresca. Yo le he dicho a mamá que quite la alfombra, porque si a nosotros nos regaña cuando llegamos con las botas embarradas, no quiero ni imaginarme del humor que se pondrá si las pezuñas de los camellos la manchan. Pero dice mamá que no es necesario, que a los camellos de Sus Majestades se les perdona todo.

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Uy, qué pereza me ha dado levantarme... qué silencioso está todo... Por la rendija de las cortinas de la ventana puedo ver una tenue luz... ¡Ya es de día! Lolo duerme en la cama contigua, pero yo no puedo más... Tengo que ir al salón a ver mis regalos, tengo que aprovechar este corto día -el más corto del año, ¡qué rápido se pasa!- para jugar con todo, todo, todo. Así que me levanto, voy con los ojos medio cerrados al baño. Estoy impaciente, sí, pero tengo que hacer un pis, eso es inevitable. Y levanto la tapa y luego la vuelvo a bajar, que no me grite mamá como le grita a papá. Que es día de Reyes y no quiero que me regañen.
Ahora sí. Ahora corro pasillo abajo, con los pies descalzos. El suelo está frío pero no me importa. Abro la puerta del salón, me ha parecido oir un ruido. ¿Habré pillado a los Reyes en plena faena? ¿Se enfadarán? No, no creo. No diré nada...
Allí está el arbol, con las luces apagadas, porque sólo lo encendemos por la noche... Pero... Pero... ¡No hay nada!¡Nada! Los moscateles están sin tocar, no hay huellas de pezuñas en la alfombra... ¡El cubo sigue lleno! ¡Dios mío! ¡¡No han venido!! Pero si hemos sido buenos...

Se me llenan los ojos de lágrimas, no lo puedo evitar. Los Reyes se han olvidado de nosotros. Voy a ser el único, ¡el único! niño del colegio, del barrio, sin juguetes...

Corro al dormitorio de mamá. Aún duerme bajo las mantas, sola, porque papá trabaja de noche y aún no ha vuelto. Está profundamente dormida. Creo que anoche se tomó un moscatel a la salud de los Reyes, y el moscatel dice que le da sueño. Salto a la cama. No se mueve. ¡Qué guapa es mi mami! De día parece una princesa, con su pelo rubio y sus ojos claros... pero así dormida parece un hada. ¡Pero tengo que despertarla!¡Que se han olvidado de nosotros!
-¡Mamá!¡Mamá! ¡Despierta! ¡NO HAN VENIDO LOS REYES! ¡NO HAN VENIDO! ¡EL AÑO QUE VIENE PREFIERO A PAPA NOEL, QUE ADEMAS VIENE ANTES!

Mama se sienta de golpe en la cama. Me mira entre horrorizada y sorprendida y mira hacia el lado de la cama donde normalmente duerme papá.
-Errrr... Seguro que hay una buena razón... -mira el despertador. Suspira teatralmente-. Paco, hijo, aún pueden llegar. Es temprano.
-¡Pero no puede ser!¡No! Ya ha amanecido, deberían venir en medio de la noche, ¿no?
-Mira... espera un momento -alarga la mano y coge el móvil-. Voy a llamar a Melchor, ese siempre fue mi Rey favorito de la infancia y en cierta ocasión le conocí. Luego te enseño la foto que me hicieron de pequeña con él. Creo que aún tengo su teléfono por aquí... ¡ajá! Aquí está. Un momentito -se aclara la garganta y espera hasta que le contestan-. Hola. Soy Marina, ¿te acuerdas de mí, Melchor? Si, eso es. Pues que nos preguntábamos si es que ha sucedido algo... porque Paquito se ha levantado y no hay nada aún... y normalmente pues venís bastante temprano, y claro, estábamos preocupados... -silencio- Ah, ya veo. Sí, no hay prisa. Ya sabéis dónde vivimos -corta la conexión y me dedica una de esas sonrisas de madre. Qué tonta se pone a veces, de verdad-. No es nada grave. Uno de los camellos se ha dislocado una pata al salir de una ventana un poco estrecha y van un poco retrasados. Anda, vuelve a la cama y duerme otro rato. En cuanto llegue papá te despierto.
-¡Gracias, mamá! -le doy un abrazo fuerte, fuerte. Mi madre es mi heroína. Mejor que Batwoman. Ya lo decía yo, una princesa. ¡Y tiene el número del móvil de Melchor!


IT'S THE MOST WONDERFUL TIME OF THE YEAR...



Ya se acerca...

miércoles, 10 de diciembre de 2008

¿QUE PASA CON...?

¿Qué pasa con los protagonistas de esos eternos anuncios Navideños?

Llevo más de diez años tragándome el mismo anuncio de Kellogs, y la pequeña y preciosa niñita ahora debe tener hijos propios. Los "hermanos" mayores deben estar jubilados. ¿Por qué ciertas firmas no actualizan sus anuncios? Ahora hay crisis, pero hace un par de años todo iba sobre ruedas.





Este otro lleva también unos diez años en la parrilla estival. Es uno de los que marcan el comienzo de estas fiestas. Esos hermosos podencos probablemente ya ni pueden andar...




El de Guinness... como sigan así la mitad de los edificios ya ni existirán...




Vuelve... a casa vuelve...

Lo que sí echo de menos es el anuncio siempre original -y nuevo- de Freixenet...

martes, 9 de diciembre de 2008

SNOWMAN

No puedo dejar pasar la Navidad sin ver The Snowman del mismo modo en que no puedo dejar pasar la tradición de ver It's a Wonderful Life. No sería Navidad.

lunes, 8 de diciembre de 2008

VEINTE AÑOS DESPUES...



Hoy es el día que veré a mi madre tras veinte años de forzosa separación, pero no estoy alegre. Es difícil de explicar para terceros, porque toda mi infancia y adolescencia las pasé sin su presencia, y mientras las otras niñas presumían de lo guapas que eran sus mamás, yo no podía decir lo mismo.
Mi madre era fea. Por dentro y por fuera. Y aunque la abuela ha intentado protegerme en su burbuja particular, el mundo de internet me ha dado todas las respuestas necesarias para completar el puzzle incompleto de mi vida.
Hace unas semanas cumplí 29 años, que se dice pronto, pero mi vida desde los 9 ha sido un tormento, que comenzó aquella fatídica tarde al regresar del colegio, cuando por el camino me recogió el tío Michael y me llevó a su casa, de la que no saldría en muchos, muchos días. Es una larga historia que a veces me gusta contar, si sólo para desahogarme. Desde entonces soy carne de cañón para psiquiatras, y Dios sabe que los necesito. En la negrura de la noche se ocultan múltiples fantasmas que jamás me abandonarán mientras viva.

Debería ir a recoger a mamá a la salida del presidio, pero no me apetece. Ni siquiera he abierto ninguna de esas pocas cartas que me ha enviado a lo largo de los años. Ahora sé que nunca me quiso. Ni a mí ni a ninguno de mis otros cinco hermanos, que ahora tienen sus propias familias, sus propias vidas. Despues de todo, ellos no pasaron por el infierno que me tocó vivir. Hemos crecido sin una figura paterna, cada cual de un padre diferente, y cuando mamá al fin pareció establecerse con alguien, cuando al fin pensé que tendríamos un "padre" y no una larga lista de "amigos", el cielo se abrió con toda su furia para castigar los sueños de una niña ingenua.
Porque lo cierto es que para mamá no éramos más que una "superflua molestia", y por eso intentó hacer dinero fácil, simulando nada más y nada menos que mi secuestro con la complicidad del tío Michael. Planeaban cobrar una recompensa por mi liberación, sin tener en cuenta las connotaciones que ello pudiera tener en mi existencia. El tío Michael apareció con su furgoneta en una calle cercana a la de mi colegio, donde no había testigos que pudieran reparar en nosotros. Me llevó a su casa con el pretexto de que mamá le había encargado cuidar de mí unas horas, lo cual no era extraño. He pasado muchas horas con vecinos y familiares mientras ella montaba fiestas o se veía en secreto con cualquiera de sus amantes, a pesar de que no era una persona mínimamente atractiva. El no desear parecerme a ella físicamente me ha hecho padecer anorexia casi desde entonces. He teñido mi pelo, tonificado mi cuerpo. No quiero ser su viva imagen, ni por dentro ni por fuera... He sido incapaz de enamorarme, de entregarme a una relación, de tener hijos. Por miedo a ser como ella...
El tío Michael me mantenía ocupada durante interminables horas, instruccionándome de no acercarme a las ventanas y permanecer en silencio y escondida cuando llegaban visitantes. Si se ausentaba, me dejaba atada en la habitación, con un orinal cerca para las emergencias y algunos dulces para saciar mi hambre. Cuando él estaba en casa, me daba lápices de colores, juguetes y muñecas y veíamos dvds divertidos. Era como estar de vacaciones, sin tener que ir al cole... pero unas vacaciones extrañas al fin y al cabo, sin poder salir, ni correr ni hacer ruido... y jugando juegos a los que no veía gracia alguna.

Me encontraron oculta bajo la cama y a partir de ahí el caos reinó en mi vida durante los meses venideros. Médicos, psicólogos, policías, amables asistentes sociales se empeñaban en hablar conmigo. Yo quería a mi mami, pero nunca fue a verme. Nunca más la vi. Tras casi un año en institucines varias, mi abuela se hizo cargo de mí. Cuando pregunté por mami, se me dio una vaga respuesta. Estaba de viaje... Y lo creí. Tanto, que con el paso de los años hasta me olvidé de si algún día regresaría. Jamás pregunté la naturaleza de su "viaje", aún cuando mamá nunca había salido del pueblo siquiera.
Me convertí en una adolescente traumatizada, tímida y solitaria. En el colegio me miraban con curiosidad y cuchicheaban a mis espaldas. Un día, en el cubículo del lavabo oí a otras adolescentes hablar de mí.
-"Mi padre me ha dicho que su madre la hizo secuestrar. ¡Su tío nada menos, con el que mantenía una aventura! Dice mi madre que no era una mujer respetable, ni tan siquiera guapa... Ahora está en la carcel..."
Aquellas palabras fueron el detonante de mi investigación particular. Imprimí todo lo referente a mi madre, y descubrí la sórdida historia que habían querido ocultarme. Su juicio fue rápido. Mi padrastro también acabó cumpliendo una corta condena por posesión de pornografía infantil en su ordenador. Dicen que él no tuvo nada que ver en mi secuestro. Tampoco le volví a ver después de aquello. El no era mi padre y no le ataba a mí ninguna sentimentalidad.
Vi fotografías de mi madre durante su aparición en el juzgado, sus ojeras de preocupación (por su futuro, no el mío), sus lágrimas al serle leída la sentencia, sus ropas baratas y su cabello sucio, y sentí vergüenza de llevar esos genes, esa sangre, en mis venas. Por más que ansiaba el cariño de una madre, el calor de unos brazos y el palpitar de un corazon latiendo, no deseaba el cariño de esos brazos ni los besos de esos labios.
Aprendí a detestar al ser que me dio la vida. Nunca más la llamé madre, porque no lo fue. Una madre no arriesga el bienestar de su prole, no vende a su hija por unos miles de euros, con el sólo fin de aparecer en la prensa como una devota esposa y madre amantísima y luego cobrar la recompensa de mi hallazgo. Una madre no te mira con ojos vacíos. Dicen que cuando le notificaron que me habían encontrado sana y salva ni siquiera mostró emoción. Mientras la acercaban a la comisaría, estaba más interesada en la música del móvil del oficial que conducía que de saber cómo estaba su hija. Palabra grande para su podrida boca.

Veinte años han pasado. Veinte. Sé que llama a mi abuela, pero nunca ha querido hablar conmigo. Ni yo con ella, para qué mentir. Debería ir a recogerla, pero no lo haré. Quizá soy una mala hija, pero ella nunca fue una buena madre. Hoy la veré, sí, después de estos años, pero la veré por la tele, mientras los reporteros recogen su imagen, demudada y probablemente contenta de ser libre de nuevo. He oído que escribirá un libro sobre las razones que la llevaron a hacer lo que hizo.
Y yo no lo leeré.


(¿Puede ser así, tal vez, el futuro de Shannon Mathews?

domingo, 7 de diciembre de 2008

CHRISTMAS CRACKERS


Los descubrí en mi primera Navidad aquí, hace ya casi 12 años. Son tradicionales por estas fechas y típicos de UK, Ilanda, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y países de la Commonwealth.
Los crackers no son caramelos ni dulces, aunque por su envoltorio lo parezca, pero gusta a niños y mayores por igual. Se trata de un envoltorio de papel sobre cartulina, con una tira de cartón con un pelín de polvora, la suficiente para hacer un sonido como el de un petardo pequeñín, y contienen pequeños premios en su interior. Algunos pueden llevar bombones o caramelos, todos traen sombreros de papel, y en su mayoría son productos de plástico o metal pequeños: llaveros, coleteros, juegos de cartas, clips, figuritas, etc. Tradicionalmente se abren el día de Navidad tras la comida, viniendo a ser lo que para nosotros es el hueso del pavo, se tira entre dos personas de cada extremo, quedándose el regalo aquel que sostenga la parte mayor del cracker.
Sus orígenes se remontan a 1847 cuando Tom Smith, un confitero inglés que también producía productos de papelería, estaba de vacaciones con su familia en París y vio que los caramelos allí estaban envueltos en papel, cuando en aquella época los dulces y caramelos se vendían directamente desde las bandejas en los que se hacían. De regreso a Londres, decidió aplicar la técnica, con un papel normal para envolver sus productos. Poco a poco fue adornándolos un poco más con coloridos envoltorios y de ahí nació la idea del cracker: un poco más grande, hueco, con las tiras de cartón con polvo explosivo, cuyo ruido recogió del sonido que hacían los troncos de madera en el fuego. Con los años, fue introduciendo diversas ideas tomadas de otras culturas: algunos llevaban unos chistes o proverbios, inspirándose de los cookies chinos. Y por supuesto, la adición del pequeño premio en su interior inspirada en la tradición italiana de alojar objetos dentro de los huevos de Pascua.

Al principio los llamaron bon-bons (el nombre francés para los caramelos), y cuando el caramelo desapareció de su interior y fue sustituido por artículos de papeleria, juguetes o figuritas, pasó a denominarlo "cosacos". Con el producto ya establecido en el mercado inglés y siendo el único fabricante, Tom Smith se preparó para la aventura de la exportación. Desafortunadamente un fabricante del Este tomó la idea, la copió y la comercializó a tiempo para las Navidades (¡bienaventurados los tiempos de las patentes y los copyrights!).

Y aunque se pueden comprar ya hechos, desde cajas de seis a doce crackers, también es divertido hacerlos, por lo que me he tomado la molestia (porque sé que tengo lectoras muy manitas por aquí) de buscar todo el proceso de fabricación, que es bien sencillo. Comencemos por los materiales:

1- Papel de envolver (cortado en 19 cms x 30.5 cms) --los crackers hechos con papel más ligero se romperán más facilmente al tirar de ellos.
2- Finales reforzados (más duros) (cortados en 5.5 cms x 17 cms)
3- Papelitos con proverbios, chistes o trabalenguas
4- Tiras con los finales con pólvora.
5- Sombreros o coronas de papel.
6- Pequeños regalitos que pesen poco (al menos uno por cracker)
7- Un par de rodillos de cracker.
8- Tubos de cartón (5cms x x 10 cms).
9- Pistola de pegamento de baja temperatura.
10- Tijeras
11- Lazos

1.Insertar los rollos en los extremos de los tubos de cartón (si no encajan exactamente, añadir un poco de cinta adhesiva al final [rojo] de los rollos para que queden bien encajados.

2.Poner el tubo ya montado en el papel de envolver, asegurándose de que queda bien centrado y con la misma medida de tubo sobresaliendo a ambos extremos. Añadir un poco de pegamento en el extremo inferior del papel (solo en el centro) y envolver el tubo.
3. Colocar la tira con el final explosivo a lo largo del tubo, asegurándose de que queda bien centrado.




4. Enrollar el papel alrededor del cartón hasta unos 3 centímetros, asegurándonos de que el papel está bien extendido y que no haga burbujas o pliegues.

5. Con la pistola de pegamento, pegar a lo largo del papel (como a un centímetro, con cuidado de que el pegamento no rebose por fuera. Dejarlo secar.


6. Sujetando el cilindro por el centro, quitar los rollos de los extremos con cuidado.





7. Coger los finales reforzados y enrollarlos a un diámetro similar que el del cilindro de cartón.
8. Insertar en ambos extremos del tubo sin que sobresalgan por fuera.
9. Comprobar que queda bien encajado y añadir pegamento para que se adhiera al papel con firmeza.
10. Con los dedos, separar el final del tubo con el del reforzado y atarlo con un lazo. Primero un extremo, dejando el otro aún abierto.
11. Introducir el regalito, los papeles con chistes y el sombrerito de papel por el exremo sin atar.
12. Comprobar el acabado para ver si la tira está cerca del extremo exterior del tubo y no demasiado para abajo, se puede reposicionar con los dedos si es necesario.
¡Y ya está el cracker acabado! ¿Alguien se atreve?