La última semana antes de salir de vacaciones suelo estar hasta la bandera de cosas que hacer. Y sobre todo, las cosas se complican cuando es, precisamente la semana previa a mi partida cuando suelo tener más trabajo. Puedo llevarme meses yendo a trabajar uno o dos días a la semana, pero llega la fecha de marchar y es cuando tengo que ir a trabajar todos los días.
Hace un par de semanas, mi amiga Geno se iba a Londres, y aprovechando la proximidad, pensé que podría acercarme a verla -y conocernos por primera vez en persona- durante el fin de semana, pero uno de mis compañeros de trabajo se escapó precisamente esa semana a Amsterdam y tuve que quedarme a cubrirlo, porque si entraba una marea de traducciones, no podemos estar los dos libres a la vez (excepto emergencia).
Esta semana, mi compañero está en Francia, donde sus padres tienen una casita, así que, desde mediados de la semana pasada, he tenido que venir a dar el callo (o intentarlo cada día). Vale, sí, acabo a las 3 de la tarde, pero teniendo en cuenta que la mayoría de comercios aquí cierra a las cinco de la tarde, no tengo mucho margen de maniobra, y necesitaba comprarme algo de ropa un poco más veraniega (aunque tengo mucha ropa de manga corta, el tejido es grueso, adecuado al país en el que estoy, y demasiado caluroso para soportar más de 25 grados, imaginad 30! Me aso en mi propia ropa!).
Así que entre el sábado pasado, y a horas sueltas esta semana y hoy que me lo he tomado libre, he logrado hacer mis compras, que básicamente se reducen a un par de vestidos, ropa interior (siempre compro un kilo de bragas nuevas cuando viajo, es como una supersticion. No que si se estrella mi avión me van a mi rar si las bragas son Princesa o Pobreta, pero una es así. Que yo tengo en la mente eso que solía decir mi abuela de "niña, tú siempre con bragas bonitas, por si tienes un accidente que no digan luego que llevabas bragas viejas..."
Lo más importante, también, era comprar regalitos para las amigas, que una las ve de vez en cuando y por lo menos un detallito. No doy detalles, pero hay de todo: cosas de bebé, cositas para niños, recuerdos dulces y knick-knacks. Y para las estherianas, unos colgantes de Esther estilo retro:
(El gótico es pata mí y hay otro igual que pronto irá camino de Elche). Como no les iba a dar los colgantes así sin más, encontré estas cajitas (la de corazón era para mi hermana):
Y tras pasar por chapa y pintura, han quedado así:
Pesan poco, ocupan poco... ideales para llevar en una maleta que ya sobrepasa los 15 kilos. Esperemos que los de Ryanair se porten y no me pongan pegas. En casa la maleta pesa 15.5 (tanto en la báscula del baño como en un peso de esos para las maletas que se enganchan y que suelo llevar cuando no viajo a casa para saber que no me paso antes de llegar al aeropuerto y entrar en pánico). Siempre puede pasar que, como de costumbre, cada aerolínea calibre sus pesos como les dé la real gana y mi maleta "engorde" sospechosamente en el camino de Limerick a Dublin. Quién sabe. Lo mismo la noche la confunde...