sábado, 4 de julio de 2015

¡Diga confituuuuura!

A la rica cámara. De ayer, de anteayer, de hoy...

Siempre me ha gustado la fotografía, y en mi familia siempre hubo fotos hasta de mis bisabuelos y tatarabuelos. Con sus lentes hemos retratado momentos especiales, semi especiales, cumpleaños, navidades, vacaciones... solo nos ha faltado haer retratos de muertos...

Con la llegada de las cámaras digitales y la dificultad durante un tiempo de encontrar carretes (aunque acabo de descubrir 10 intactos en mi bolsa grande de cámara), dejamos atrás la análoga por la digital. 
Yo me resistí el tiempo que pude, ansiando volver al laboratorio y aspirar el aroma del fijador, el revelador... pero la practicalidad se impone y sí, es un placer ver tus fotos al instante, repetir si han salido mal o no te agrada el encuadre, hacer otra para los recalcitrantes ojitos cerrados, todo sin pensar que estás "desperdiciando" carrete. Sin tener que esperar a veces semanas, meses, a terminar un carrete, llevarlo a revelar, ir a recoger los positivos.

En fin, todo este rollo para presentaros mi colección de cámaras (no me propuse coleccionarlas, aunque tengo en mente comprar una antiquísima que he visto en un anticuario). No, no me propuse coleccionarlas, pero todas funcionan perfectamente y no las tiraría. Cada cámara tiene una historia. Por ejmeplo, ésta:


Es la cámara que mi madre tuvo durante su adolescencia. Hace fotos del mismo tamaño que la cámara, cuadraditas y en blanco y negro o color. A día de hoy funciona perfectamente, pero el tipo de carrete que lleva no se fabrica desde finales de los años setenta. Si alguna vez Kodak o algún laboratorio compatible decide sacar por tiempo limitado algunos carretes, seré la primera en la cola.
Ahora veamos las siguientes dos cámaras:


La de la derecha con funda marrón, retrató mi infancia, mi pasado infantil y parte de mi adolescencia, a regañadientes. También funciona a la perfección y creo que admite carretes normales. La de la izquierda de funda negra fue la cámara "moderna" que compró mi padre con posterioridad (posiblemente en los noventa)a la marrón, que ya estaba "antigua". Ahora ambas lo son, jaja. De sus fotos apenas formo parte, ya no estaba en casa.


Compré la Minolta en el vuelo a Nueva York seis meses después de la caída de las Torres Gemelas. Llevaba conmigo mi Canon pero quería dos cámaras, porque llevaba carretes de diversas clases y sensibilidades y en B/N y color. En la era no digital, las fotos en sepia o B/N eran un grado. Solo la usé en esas dos semanas que pasé en la Gran Manzana, por lo que funciona sin problemas.

La Kodak compacta se la regalé al guiri cuando llevábamos un par de años juntos, por su cumpleaños, creo recordar. Ahora apenas las usa porque yo hago más fotos que un japonés y al final me las coge de mi facebook. Esta sí es digital, evidentemente. 

La Olympus no tiene historia. La compraron mis padres, no sé cuándo. Quería deshacerse de ella y yo me ofrecí a adoptarla. Otra que funciona como el primer día y está impecable.




La pequeña Kodak es más potente de lo que parece. Me la regaló Jay unas Navidades, y su inconveniente es que las pilas no duran un carayu. Hace unos años, en nuestras vacaciones a Praga tuve suerte de llevarla conmigo, porque llevé la Nikon y me quedé sin batería al segundo día, tonta de mí, que veníamos de vacaciones de Escocia y no me acordé de cargarla. Eso sí, me pasé toda la semana comprando paquetes de pilas gigantes que, debido a mi afición a fotografiar todo lo que me llama la atención y, si es posible, desde diversos ángulos, no me duraban más de dos o tres horas.

La Canon fue... mi regalo venganza de divorcio junto con un trípode. Mi ex había dejado la cuenta vacía, por lo que me marché al Corte Inglés y con la tarjeta del CI que pagas a los tres meses me pillé la Canon y le dejé la factura pendiente. Es de carrete, no es digital. Venía con su lente. La lente mayor, la de atrás, es un 70-300 que compré a un amigo fotógrafo por muy poco.

La Nikon llegó al año de regalarme el guiri la Kodak y ya tenía ganas. La lente (70-300) llegó unas semanas después. Nunca he estado más contenta con una cámara y sus lentes. La calidad es excelente.

Y ahora... pasemos a los flashes...



El primero perteneció a la Canon. Es compatible con la Nikon, pero hace un par de años en Cádiz iba con pase de prensa a un macroconcierto de celebridades que solo conocen en España y sin un buen Flash me iba a comer una M como una casa así que me rasqué el bolsillo y me compré un buen flash, que ya que estamos, que sobre y que no que falte. 

El flash negro estrechito es de la cámara Haulina Paulette de funda negra. El flash chiquitín de color crema con su fundita marrón pertenece a la cámara de funda marrón. ¿Y no es una cucada???