Ya os conté las desventuras del barrio con los nuevos vecinos. Tras mi último post sobre ellos, la presencia policial en la calle ha sido constante. Dos días después de mi última entrada sobre los susodichos, un sábado por la tarde, se presentaron en el inmueble contiguo tres coches de la policía (squads), uno sin marcar y una moto policial. Desde mi ventana no podía ver qué sucedía aunque sí oí gritos de abuso, ya que la entrada a dicho edificio se encuentra a la vuelta de la esquina. Aún así, a través del reflejo en las ventanillas de una furgoneta convenientemente aparcada, podía ver el ir y venir de uniformes y chándales azul marino y blanco (el emblema de los macacos locales). Y los policías no se fueron con las manos vacías. Creo que detuvieron al menos a un par de ellos, aunque no sé muy bien de qué iba el tema.
Unas tres horas más tarde, oigo de nuevo ruido de cristales rotos. Me asomo a la ventana de mi dormitorio y veo a un chico en chandalito subido a los raíles que mi casero ha pintado de pintura anti-cacos (no sé exactamente para qué demonios sirve, pero es una pintura que no se seca ni se quita de la ropa), rompiendo la ventana del apartamento del bajo (no del sótano). Le espeto qué carajo cree que está haciendo, así, en el único lenguaje que conoce este tipo de gentuza. Va acompañado, además, de las dos chonis cuyas fotos tomé en mi otro post, las que rompieron los cristales del sótano por razones desconocidas.
El maki me responde con toda educación (es de agradecer) que él vive ahí, que se le han olvidado las llaves dentro y está rompiendo la ventana para acceder a su piso. Le digo que tenga cuidado no se corte y me retiro. Es de suponer que ha sido detenido con tanta prisa que olvidó -o no le dieron oportunidad- de coger las llaves.
El lunes recibo un mensaje del casero informando a todos los inquilinos de nuestro grupo de apartamentos que por favor nos aseguremos de que la puerta principal (que no cierra bien) esté convenientemente cerrada. Al parecer en algún momento entre el sábado y el domingo, han entrado, se han colado en el patio trasero, roto la ventana posterior del apartamento del sótano y entrado a robar. Allí vive una chica italiana que es camarera en un restaurante, por lo que sus horarios son bastante predecibles. No se nos informa de qué le han robado o si ha habido algún destrozo de consideración.
El Jueves 17de Junio me voy de vacaciones a Cádiz, intranquila, pensando que lo mismo vuelvo y me encuentro mi puerta rota, mis pocos bienes ausentes, y aunque el guiri queda detrás, trabaja todo el día y el fin de semana se marcha a casa de los padres, dejando el piso solo. Como medida de precaución, dejará la radio y la luz del hall encendidas.
El Martes 22 de Junio regreso de Cádiz. Tras bajar del avión, recoger las maletas y coger el autobús al centro de Dublín, enciendo mi móvil y encuentro el siguiente mensaje del casero:
Afortunadamente puedo anunciaros que el inquilino problemático del vecino inmueble esta en proceso de ser expulsado por su casero y la policía. No tengo un día exacto pero debería suceder dentro de esta misma semana. El casero dice que tiene planes de "limpiar" todo el edificio pero eso ya lo veremos. De cualquier modo os agradezco la paciencia en esta difícil situación.
El Domingo a la vuelta del cumpleaños de Miguel, el nene de mi amiga Vicky que cumplía ya un añito, nos dimos cuenta de que todas las ventanas del bajo estaban abiertas (son de las que se abren para arriba, solo la parte superior, y estaban sujetas con las patas de una mesa), y al ir a acceder a la entrada, había una vista considerable de la pared del dormitorio, que estaba toda pintada con rotulador (sí, como la puerta de un toilet de bar). Había nombres de personas (Michael Cleary, Rip), fechas, palabras sueltas y Cds pegados a la blanca superficie. Si esto sucede en el dormitorio, no quiero pensar cómo estará el resto del piso...
El desalojo se produjo ayer. Debió ser temprano porque a las 7am me despertaron gritos (creo que de una chica, pero no podría estar segura) prometiendo volver (Don'cha think I'm not comin' back!!!). Por la tarde, todas las ventanas del sótano y del primer piso, que ya estaban destrozadas a pedradas, fueron tapiadas con tablones de madera. Desde fuera parece un edificio desierto, aunque hay gente viviendo, al menos, en el segundo piso.
La paz ha vuelto a Mallow Street.