miércoles, 31 de agosto de 2011

¿Ataque terrorista en mi calle...?


Gran foco de luz, sirenas estridentes a la una de la mañana, dos ambulancias, tres unidades de bomberos, dos coches de policía...


Nah, no os asustéis. Solo otro choque en el cruce de siempre. el coche gris era un taxi y en él viajaba otra persona junto al conductor. Se los llevaron en la ambulancia. Los ocupantes del BMW no sufrieron daño alguno más que a la cartera por el multón que les va a caer por haberse saltado el stop y los pocos premiums -por no decir ninguno- que va a tener en el seguro cuando tenga que renovarlo...


De poco ha servido el nuevo e impecable asfaltado de toda la calle, con pintura más visible, con cuadro de intersección o como se llame ese cuadradito amarillo del cruce. El viernes anterior, también hubo otro choque, mucho menos espectacular y a plena luz del día. 

Son como niños. 


domingo, 28 de agosto de 2011

El palomar


La azotea ejercía una atracción irresistible para mí. Los domingos, en lugar de acudir al parque a alimentar a los patos, subía a la encalada azotea para alimentar palomas. Solíamos dejar, Merceditas y yo, migajas de pan del día anterior en el amplio espacio, y esperábamos pacientemente, tomando el sol como dos viejecitas, la llegada de nuestros hambrientos invitados.

Pero nunca entré en la torre.

La torre me producía pesadillas. Soñaba que quedaba encerrada entre los confines de sus cuatro paredes y que toda la furia de aquella atalaya de maldad se cernía sobre mí con tan solo mirarla. Los inquilinos eran una familia numerosa con un padre de hombros tan anchos como orondo su estómago, y un mostacho oscuro que casi se confundía con el espesor de sus cejas. En el barrio le llamaban Panchito, y en la azotea, sabíamos que era el Ogro del Palomar, como solíamos llamar a la torre cuando alimentábamos a las palomas. A veces, sentíamos ojos invisibles otearnos desde las ventanas entrecerradas, tras los perlados visillos movidos por la brisa de la mañana. Merceditas y yo nos estremecíamos. Ella se santiguaba. A mí no me estaba permitido.

Nunca entré en la torre. Tampoco lo hizo Merceditas.

Pero allí vivía la maldad.

viernes, 5 de agosto de 2011

Las abuelas huelen a talco


Esta de arriba es una de las primeras fotos que tengo con mi abuela. Hay muchas anteriores, claro, del día de mi bautizo, por ejemplo. Pero esta me gusta especialmente.

Mi abuela se ha ido para siempre esta mañana, sin poder esperar a mi llegada en breves horas. Se ha ido tal y como vivió, tranquilamente y, con toda probabilidad, con menos dolor del sufrido en vida.


Mi abuela no fue quizá una mujer espectacularmente bella, ni la más inteligente ni la más culta, y aunque creció rodeada de lujos, a veces el tiempo, las guerras y las mesas de juego cambian el destino de las personas.

Fotos de su infancia y juventud tengo muchas, aunque yo no la recuerdo así de delgada ni elegante...





Tenía, eso sí, un sentido del humor envidiable a pesar de salir siempre tan seria en las fotos...



Yo recordaré a la abuela de andar por casa aunque no fuera tan joven... (me pregunto qué edad tendría en la foto de abajo, parece tan jovencita, quizá 16...?)


¿En qué pensabas, abuela...?


Pero la abuela que yo recordaré es la abuela rolliza, como han de ser las abuelas, para achucharlas y llorar en su pecho, para comértelas a besos y decirles que las quieres...




Esta es la abuela que voy a recordar toda la vida, a pesar de no haber podido despedirme. Quise hacerle un homenaje mientras aun tenía un pulso, pero el tiempo se me adelantó y me dejó muda. Quise decirte lo mucho que te quise, que te quiero, que te voy a querer siempre y recordarte como la persona que me enseñó los valores de la vida, a la vieja usanza, sin moralinas ni bendiciones ni cuentos de vieja. Me educaste con la razón y el cariño que faltó por otros medios. Fuiste madre, cuentacuentos, cocinera, enfermera y abuela todo en uno. A tí te debo la vida más que a nadie, y cuando lo pasé mal y me contaron mentiras, y me hicieron daño, allí estabas tú para recogerme entre tus brazos y reconfortarme.

De pequeña me olías a talco, y luego, siempre, a esa colonia fuerte de Avón que usaste durante años y que probablemente aún esté en algún cajón de tu mesilla de noche. Has ido a reunirte con el abuelo y serás feliz, aunque siempre estarás conmigo, ahora más que nunca.
Te voy a comprar la urna más bonita del mundo, abuela. Y siento no haber llegado a tiempo. Perdóname por no haberte dicho te quiero lo suficiente.
No creo en los ángeles en el cielo, porque sé de sobras que tú exististe en la tierra.



Dios, cómo me duele el alma.

lunes, 1 de agosto de 2011

LUGHNASA


Anoche vi Dancing at Lughnasa, apropiado al cien por cien para la fecha en la que nos encontramos. El 1 de Agosto, aún se celebra esta festividad (Lughnasadh), el viejo término irlandés que significa Agosto (en Irlandés moderno es Lúnasa).

Son muchas las poblaciones donde todavía se celebra la festividad (hoy es festivo) con hogueras y bailes. Se bendicen los campos y en muchas familias, se reunen todos como el día de Navidad, a celebrar fiestas juntos y hacer una gran comida. 

De acuerdo con la mitología irlandesa, el festival comenzó gracias al dios Lugh como una fiesta funeraria y de juegos que conmemoraban a su madre adoptiva o de acogida, Tailtiu, que murió exhausta después de limpiar las llanuras de Irlanda para usos agrarios. En algunas partes del país, el Domingo más cercano a Lughnasa se conoce como Cally Sunday (ayer) y era el día tradicional para recoger patatas nuevas. El hombre de la casa cavaría el primer pedúnculo mientras la señora de la casa llevaría un delantal nuevo blanco y cocinaría las patatas recogidas, cubriendo el suelo de la cocina con juncos verdes en su honor. La familia entonces daría las gracias por el fin del "Mes de Hambre" de Julio y el comienzo de la cosecha.

cup of friendship

Al principio en lugar de patatas se celebraba la llegada de los primeros frutos, del grano, pero con el tiempo éstos solo pertenecían a grandes terratenientes, por lo que la gente común y los labriegos no tenían ningún tipo de grano o fruto que ofrecer, y fue debido a ello que se transfirió la costumbre a la recogida de patatas, que cualqueira con un pequeño trozo de tierra tenía.

Pero lo más importante es que conmemora el término del verano (tal y como se conoce aquí, donde la primavera comienza en la Festividad de St. Bridget en Febrero) y el comienzo de las tardes más cortas...