martes, 27 de noviembre de 2012

Cajita de madera con decoupage

Esta semana estaré en Madrid para el Expocómic, la presentación el libro y también para un merecido tiempo de relax y mahou, pero antes os dejo con una última manualidad.

Hace tiempo, discutíamos que lo que aquí se llamaba decoupage no era lo que se conocía así en España. Aquí el decoupage consiste en hacer esas imágenes en 3D en las que vas resaltando algo de la imagen en capas.
Ahroa que parece haber llegado la moda del "decoupage" como vosotros lo conocéis, descubro que aquí lo llaman DECOPATCH.

Así la cosa, el otro día me acerqué por mi tienda de artes más cercana y me pertreché de una cajita de madera y un par de láminas de decopatch para decorarla.

La caja es de madera lijada, sin barnizar ni nada:



Las láminas son un poco caras a 1.10 cada una y muy frágiles, son una mezcla de pepel de cebolla con papel de fumar, se arruga con mucha facilidad y cruje. También compré la cosa especial:



Y este ha sido el resultado final aunque me queda volver a pintar el pompón de la tapa porque no me ha gustado. Lo que sucedió fue que lo cubrí con el papel de decopatch y nmo me gustó, por lo que lo pnté encima y tampoco me gusta, así que voy a limpiarlo bien, quitarle el papel y volver a pintar. Pero quería enseñaros el resultado antes de marchar:



Pensaba forrar el interior de terciopelo o de fieltro, pero la verdad es que me gusta más así de madera tosca. Creo que no lo voy a tocar.


Me queda mucho por aprender aún pero para ser mi primera cajita, estoy bastante satisfecha.


jueves, 22 de noviembre de 2012

Autobombo III

El libro acaba de salir de imprenta y estará disponible en tiendas a partir de mañana...


Mi primera lectora, mi redactora favorita Rosa Martí:


Estoy esperando confirmación de última hora sobre el lugar de la presentación y los horarios de firmas del Expocómic, ya que hasta anoche mismo no se supo de su ubicación este año (que tendrá lugar en Matadero, en lugar del Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid). 
A 20 días del evento, la alcaldía de Madrid decidió cerrar varios recintos para revisar los sistemas  de seguridad, dejando a la organización del Expocómic con el culo al aire, y con ellos a editores, vendedores, visitantes y autores. Como digo, hasta anoche no se pudo hacer pública su nueva ubicación y por lo tanto, estoy a la espera de la confirmación definitiva de horarios y fechas.

De momento puedo confirmaros que estaré firmando ejemplares (con Purita Campos, espero), el Viernes 30 a las 8 de la tarde en el Fnac de Callao y que si andáis cerquita me gustaría que pasárais a saludarme un ratín, si queréis.



La verdad es que acojona un poquito ver mi nombre ahí entre tantos autores de renombre...



domingo, 18 de noviembre de 2012

Recuperando mi pasado

O recuperando mi infancia. O un momento de ella. Un sentimiento. Una sensación, un recuerdo. A veces me encuentro recuperando mis trocitos de niñez, y al recibir ese álbum de cromos de Marco que tuve hace más de treinta años, o ese tomo de Dumbo que di cuando pensé que ya era "mayor" para esas tontadas, me encuentro recuuperando a la vez el olor de los yogures con los que te regalaban los cromos, y si me apuras mucho, su sabor. Porque lso yogures de ahora no saben ni parecidos a los de antes. Y aquí menos, aunque sean de la misma marca.

Cuando Glénat (hoy EDT) reeditó el primer tomo de Esther y su Mundo y llegó a mis manos días antes de que saliera al mercado, lo primero que hice fue abrazarlo y olerlo. Y recordar cómo ahorraba mi paga semanal par ir a comprar los tomos de Bruguera, con sudor y lágrimas hasta conseguir las 500, 800 o 1000 pesetas que costaban entonces. ¡Tardaba tanto en ahorrarlas con mi triste paga de 200 pesetillas! Y la sensación al tener ese tomo en las manos, una reedición tan esperada por los fans de la serie, ciertamente me hizo recuperar un cúmulo de sensaciones.

Me considero afortunada en ese sentido: todo aquello que alguna vez tuve y perdí, lo he vuelto a recuperar, a veces con creces. Porque yo tuve muuuuchos Lilys, pero no la colección completa y ahora casi lo estoy consiguiendo, me faltan realmente pocos, si tenemos en cuenta que son unos 738 tebeos. Y he hecho otras colecciones que jamás tuve. He comprado trajes para Nancy que nunca estuvieron en el armario de mi muñeca, me he quitado "espinitas" como tener una Core, La Familia Feliz de Mattel con su casa, una Lesly (de hecho tengo 3) o una Laura de Toyse. Muñecas que nunca me compraron porque para algunas ya era muy mayor cunado llegaron al mercado español o mi hermana las tenía y a mí me habían comprado algo que mis padres pensaban "era mucho mejor". 
Claramente ignoraban que la hierba es más verde, pero mucho más, al otro lado.

Naturalmente, todavía tengo cosas en mi listado esperando a poder conseguir. Siempre hay que tener una ilusión guardada en algún cajón, porque de lo contrario, la vida no tendría sentido. Sería demasiado fácil. Por eso, cuando los sueños se cumplen, hay que buscar nuevas metas, nuevas ilusiones. 

El caso, es que, casi en la recámara de mi memoria, había algo que he añorado durante mucho tiempo, pero por desconocimiento no busqué. Aunque siempre he tenido el ojo atento por si aparecía en el blog de alguna coleccionista de muñeca o vete a saber.

Se trata de una muñeca que "tuve" de pequeña, pero desconocía su nombre o la marca. Era una muñeca antigua, que había pertenecido, sin duda, a la infancia de mi madre. Y yo jugaba con ella los fines de semana en casa de mi abuela.
La casa de mi abuela, de la que ya he hablado en otras ocasiones, no era una casa. Era un "partidito" típico gaditano, una habitación multiusos que de día era salita y comedor y de noche dormitorio. El sofá era la cama de matrimonio de mis abuelos, del mueble bar salía una cama donde dormía mi tío. Yo pasaba allí los fines de semana y mi cama eran los dos butacones puestos juntos y un colchón sobre ellos. Según fui creciendo (no mucho, ya, que nos conocemos), se creó una "extensión" entre los dos sillones hecha con dos botes de detergentes de esos redondos que también eran multiusos: cuando se acababa el detergente se convertían en tambor para guardar juguetes.

Al priincioio, yo pasaba todos los fines de semana en casa de mis abuelos, hasta que nació mi hermana y cuando fue lo suficientemente mayor, mis fines de semana se convirtieron en alternativos. No había sitio para las dos a la vez. Y también, como no, mi herman compartía esos juguetes que antes solo habían sido míos.

Los tambores de detergente tenían toda clase de pequeños tesoros, la mayoría pertenecientes a la infancia de mi tío: sus cowboys de plástico de diversos colores y rostros desgastados, los "taquitos", que era como yo llamaba a unas piezas de madera pintadas en colores para hacer construcciones, el predecesor del tente y el lego; piezas de plástico de animales, desde un pavo salido del atrezzo de un belén hasta un enorme toro; un casco, tobilleras y muñequeras de romano; bolas de billar (tres, dos de color crema y una roja); puñales de indio y de vaquero pijo (con empuñadora asemejando al marfil); escopetas de chupona; una pistola de plástico; un sombrero de sheriff; la placa del sheriff y el revólver, con su cartuchera; yoyós... Tembién tenía en una estantería una caja con los Juegos Reunidos y en el armario y sobre él, mi abuela tenía varios muñecos. Había uno negro. Pero negro, negro, de plástico duro y sin pelo, con ese pelo "esculpido" en el plástico. Creo que había alguno más que no recuerdo, y luego estaba esta muñeca:


Nunca tuvo nombre oficial. La llamábamos "la llorona", y extraoficialmente era mía, pero nunca me la llevé a casa porque mi hermana también jugaba con ella cuando pasaba allí los fines de semana. Luego, me hice mayor y me olvidé de la muñeca, a la que mi abuela hizo un faldón y un gorrito y metió en la vitrina junto a su mejor juego de café. Y ahí quedó para siempre...

...hasta que murió mi abuelo hace ahora ya quince años y mi tío, su mujer y su hijo decidieron mudarse con ella para que no estuviera sola. Naturalmente para entonces mi abuela ya no vivía en aquel partidito en el casco antiguo que tantos años de felicidad me proporcionó, sino en un pisito con ventanas a la Bahía y dos dormitorios. Así que mi tío instaló a mi primo en su antiguo dormitorio, ellos ocuparon el de mis abuelos y a mi abuela le construyeron un tabique en el amplio salón, creando un tercer dormitorio. Tiraron todos sus muebles, la mitad de sus figuras y recuerdos y entre esa "basura" fue a parar la muñeca. Cuando yo quise preguntar por su paradero, ya era tarde, a esas alturs ya habría perecido en la incineradora o estaría sepultada bajo toneladas de basura aguardando su turno para la forzosa cremación.

Estuvo en mi mente todos estos años, maldiciendo el atrevimiento de mis tíos de no haber preguntado a nadie antes de haber tirado nada. Probablemente porque "solo era una muñeca vieja". Pero para mí era más que eso. Era mi compañera de mimos de la infancia, con sus olores, su tacto casi de bebé real y su pelo tieso. Y es que en esos tiempos yo no me dedicaba a lavar a los muñecos con cuidado y buen champú ni ponerles mascarillas. Como mucho, un cepillado rápido de vez en cuando. Y la muñeca de la foto de Todocolección es exactamente igual que mi muñeca. Que como ya he dicho, nunca me dediqué a buscar porque desconocía su nombre.

De hecho, su hallazgo se ha producido por pura casualidad. Una muy querida amiga me envió un enlace a unos juguetes de cartón de dientecitos, y abajo aparecía en pequeño las fotos de otros productos del mismo vendedor, entre ellos muñecas. Y esta estaba allí, mirándome con sus pequeños ojitos. Y supe que tenía que conseguirla. A toda costa. Si no hubiera sido porque lleva un conjunto original, habría pensado que era MI muñeca, porque a esta le faltan algunos dígitos, algo muy común en este tipo de muñecas de la época por el tipo de goma:



A raíz de este anuncio, supe que su nombre era Dulcita y que tambié había un Dulcito y que además, las hicieron con diferentes caras a lo largo de los años: y aunque en Todocolección he encontrado otras en mejor estado y más baratas incluso, esta es la que tiene la MISMA cara que aquella que yo tuve. Hasta el mismo peinado. Y los deditos rotos.

Expresar lo que me entró por dentro es difícil. Sí, tenía que conseguirla a toda costa y como el vendedor era de Madrid, le pedí a mi amiga Coti que me la comprase y ya está hecho. Me reuniré con Dulcita, mi llorona, en menos de dos semanas.

A veces no todo es nostalgia, y no es un "simple" libro, un tebeo o un trozo de plástico. A veces, cada objeto que nos rodea tiene su propia historia.

Y esta es la mía y la de Dulcita. Una sola, inseparable. Nos separó el destino y ese destino nos ha vuelto a reunir. Porque aunque no sea la misma muñeca, para mí el sentimiento es el mismo.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Confesiones de una Zorra de la Pradera

Acaba de llegarme en el post y no puedo esperar a empezar a leerlo... 

Alison Arngrim (Nellie Oleson en La Casa de la Pradera) revela anécdotas del rodaje, de sus compañeros de set y de su vida personal. Y por lo que cuenta la solapa, promete...



martes, 13 de noviembre de 2012

Destruido por el fuego

Desde que supe de la existencia de los Asilos de las Magdalenas en Irlanda, el conocimiento sobre sus historias, los edificios y todo lo que rodea estos trágicos acontecimientos me han fascinado. Poseo varios libros sobre el tema, y hablar con antiguas "inquilinas" te sitúa en unos tiempos que no pueden llegar a imaginarse hasta que no se tiene delante a una de estas personas.
El año pasado tuve la oportunidad de visitar uno de estos edificios en Limerick, hoy transformado en la Escuela de Arte.
En Cork hay un edificio de idénticas características, el Good Shepherd Convent, que abrió sus puertas en Julio de 1872 y permaneció operativo hasta finales de los años setenta.

Se calcula que por sus estancias desfilaron unas 30,000 mujeres en esos 150 años de vida, encarceladas contra su voluntad por tales "delitos" como prostitución, ser madres solteras o simplemente porque tenían alguna tara física o psíquica y eran una carga para sus familias; algunas, incluso, eran internadas aquí tras haber sido abusadas por familiares.

El complejo se compone de tres edificios principales: el hogar, el convento y el orfanato, que desde 2003 yacen sobre la colina desde la que miran la vida apacible de Cork, totalmente abandonado y en semiruinas tras un primer incendio aquel año que destruyó por completo la parte de la lavandería.

Deseaba ir a visitarlo para hacer mis propias fotografías, pero hasta el momento no me ha sido posible, queda algo alejado del centro y pensaba hacerlo una vez instalada en la ciudad. Sin embargo, ahora no sé si me será posible hacerlo, todo depende de lo que las autoridades hagan con los restos, ya que esta noche ha sido fatalmente herido por otro fuego devorador. He aquí las fotos del antes (pero posterior a 2003) y de una foto de esta mañana de la prensa local:

(c)AbandonedIreland.com


(c)Breakingnews.ie

La fotografía de arriba parece estar tomada desde la parte posterior del edificio, pero el daño parece masivo. Ignoro si a partir de aquí vallarán todo el perímetro o si lo demolerán o asegurarán. La propiedad en principio iba a ser restaurada y reconvertida sobre el 2005 pero la caída de la burbuja inmobiliaria precipitó su abandono total.

(c) Breakingnews.ie

A pesar de todo, intentaré visitar el lugar. Hay un cementerio al lado, propiedad del convento, con tumbas arcaicas y algunas de interés, como la de la Pequeña Nelly, una niña que vivió en el convento y a la que se considera una pequeña santita, por su devoción y porque en un principio fue enterrada en el Cementerio de St. Joseph y cuando tras 18 meses fueron a trasladarla al del Convento, hallaron su cuerpo incorrupto, sus ropas impolutas y la carne sin rigor mortis. Algún día le dedicaré un post porque la suya es una historia triste, misteriosa y a la vez bonita.

viernes, 9 de noviembre de 2012

El Vecino se ha Mudado

Parecería el título de una película pero es un acontecimiento real. Si recordáis bien, se fue a trabajar durante nueve meses a Francia, y durante este tiempo "subalquiló" o "prestó" (no nos queda claro) el piso a un amigo suyo separado que los fines de semana nos torturaba con sus asilvestrados niños (la nena muy guapa, el niño un Chucky de rizados cabellos rojos zanahoria, que yo no sé pero la genética les ha jugado una mala pasada o el butanero hizo estragos en el hogar, porque ambos padres tienen el pelo negro y la nena también).

Sin embargo Norman, el vecino currante en Francia volvió hace un mes. Me lo encontré en las escaleras, le di la bienvenida (mitad aliviada de la marcha del padre de los asilvestrados, ese mismo que ha montado el gimnasio en el zaguán de la escalera, y mitad temerosa de su vuelta porque el tipo es un ruidoso de cojones. Especialmente a horas intempestivas, de día no se le oye). Me dijo, sin embargo, que solo venía durante un mes, de vacaciones.

A los pocos días me lo volví a encontrar cerca de casa y me comentó que se muda del edificio: se va definitivamente a vivir a Francia. Rauda y veloz, me faltó tiempo para enviarle un mensaje al guiri, primero, y al casero después preguntándole si el amigo del gimnasio y sus escandalosos niños iban a ocupar el piso, a lo que me dijo que NO. Respiré tranquila.

Eso sí, durante este mes, me he comido los ruidos de la mudanza sobre mi cabeza, porque se ve que el buen Norman simplemente tiraba las cajas en el cuarto sobre mi estudio. También se dedicaba a realizar maratones nocturnos alrededor de la cama -cosa que no me explico, a las tres de la mañana. Norman no ha sido un mal vecino. Durante el día, como digo, apenas se le oía, pero cuando estaba en casa... VAYA SI SE LE OIA. Su gusto musical, al menos es exquisito: Leonard Cohen, Mundy, acústicos en general... Pero Norman, también, ha sido un vecino bastante cotilla. La última sucedió hace un par de semanas, cunado un martes me llegó una carta importantísima de la Social Welfare pidiéndome unos papeles para rellenar en mi empresa que debía entregar en un plazo máximo de 7 días. Pero Norman me dio la carta cuatro días después, el viernes. Según él la había encontrado mientras "ordenaba" el correo almacenado en el hall. Mentira, porque yo lo había hecho un par de antes y la carta no estaba ahí. En otras ocasiones, me ha llegado a abrir cheques a mi nombre y documentación personal.
La semana pasada me dio un sobre grande, con su dirección en Francia y un sello, para que le recoja su correo y se lo envíe cada seis meses, si llega algo. A los pocos días, me dijo que mejor me dejaba su email, que yo le abriera el correo y que si no era importante, lo tirase a la basura; si era algo interesante, que se lo comentara en el email y él me diría si se lo mandaba o iba al "archivador" de mi papelera.
Ayer, me llamó a la puerta con una tarjeta navideña donde incluía su email y el de su novia (Norman tiene 66 años auqnue aparenta 55, la verdad), y me comentó que se iría sobre las cinco de la mañana, y que me dejaría una bolsa junto a la puerta con comida, y que dejaría la puerta abierta por si quería coger algo de su piso, ya que dejaba muchas cosas. Le comenté que era posible que me cogiera despierta, porque venía una amiga en el bus del aeropuerto de Dublín que llegaba a las 4am. Mi amiga llegó, nos quedamos charlando hasta las 5.15, hora a la que nos fuimos a la cama.
El guiri está trabajando de noche esta semana -en un curro nuevo- y yo no me podía dormir, máxime cuando Norman se levantó sobre las 6 y comenzó su particular maratón por las habitaciones, que parece que camine a saltos (es una casa de mas de 200 años, con suelos de madera y moqueta, y resuena todo). Se fue más o menos sobre las 6.15 y a eso de las 6.30-6.40, totalmente desvelada, me levanté y encontré una nota bajo mi puerta, comunicándome que había dejado la suya abierta, que tomara lo que quisiera y que muchas gracias por ser una buena vecina. Subí unos escalones para ver cómo había dejado la puerta: de par en par, lo que me daba algo de apuro porque el vecino del tercero es un estudiante y su piso se covierte en una casa de putas, y ya hemos tenido problemas con algunos de sus "invitados". Así que entré a mirar y volví a mi piso con tres bosas: productos de limpieza, botellas de agua sin abrir, un par de libros (tenía muchos pero la mayoría eran de ciencia ficción y temas bastante raritos, así que los dejé, solo cogí dos de John Grisham), un par de fuentes de cristal para el horno, un cooler que me viene genial para el notebook del guiri, y bueno... muchas cosas qe dejé sin tocar por falta de sitio. Cosas que irán sin duda a la basura porque dudo que el casero vaya a dejar allí cestas de mimbre (de las cuadradas con tapa para guardar cosas), y cuadros de dudoso gusto. También me traje un espejo de cuerpo entero, que no tenía (llevo como 6 años diciendo que me voy a comprar uno, pero por no cargar con él por medio Límerick, siempre lo dejo correr. 
Así que esta noche... ha sido como ir al super en pijamas, jajajaja.

Esperemos que lso nuevos vecinos sean ligeros como fantasmas y no hagan que las lámparas se me muevan como columpios...

lunes, 5 de noviembre de 2012

Trapos Sucios

Tengo un dilema y una constante lucha en mi cocina. Desde hace años, que conste que no es nada nuevo: el guiri no me usa los trapos de cocina/bayetas y derivados de la manera correcta.

La culpa es mía.

Años ha, cunado compartíamos piso con otros cafres de igual incultura pañolística, no me quedaba más remedio que callarme la boca y aguantar, y es que el sufrido paño de cocina de toda la vida (lo que aquí se llama tea towell) servía lo mismo para un cosido que para un hervido. Es decir, que se usaba igual para secarse ls manos o los platos o limpiar churretones varios sobre la cocina o recoger  tras pasar el estropajo con jabón por las superficies... (no el mismo trapo, se entiende, pero era lo único que se usaba). Y daba igual que yo comprara J-cloths de colores varios o trapos de microfibra... vivir con tres hombres, es lo que tiene: ni distinguen la diferencia entre azul y turquesa o rojo y carmesí ni los diferentes usos de los "útiles" de limpieza de cocina.


Y aunque el guiri y yo llevemos ya más de ocho años -si no recuedo mal- viviendo solitos tras ponerse la casa compartida a la venta, el muy %&*sgju5$$$?@{{ aún no ha aprendido. Porque mira que se lo digo...
  • Paño de cocina/tea towel: usar como usarías una toalla, para secar. Las manos, platos, vasos, cubiertos, lo que quieras... pero para secar.
  • J-cloth: azules, para la cocina. Carta blanca, cari. Usalos para limpiar lo que te dé la gana, para recoger agua que se derrama, tomate, aceite, lo que quieras... pero para limpiar.
  • J-cloth: verdes, exclusivos para el baño. Para después de limpiar, secar. Solo para el baño. 
  • Trapos azules de microfibra: para recoger la cocina, idealmente. Para recoger y secar tras pasarle el estropajo a los fuegos. Tambien para recoger alguna manchilla cuando ha salpicado la salsa de tomate. Enjuagar, dejar secar y echar a lavar. ¡Tengo cientos!

  • No te saco la bayeta amarilla que sé que entonces te lías, y por eso, la amarilla, la de ballerina, solo la uso YO!
                      

Pero no, no me uses el paño de cocina como un trapo multiusos porque no lo es. Razón por la cual, docena y media de trapos de cocina que mi madre se empeña en enviarme cada año de sus vacaciones en Galicia y Portugal, siguen sin usarse, porque son blancos, y si los dejo cerca del guiri... acabarán de cualquier color...


Y yo pregunto... ¿cómo lo educo correctamente en el uso de los paños de cocina??? ¿Les pongo post-its? ¿Les bordo para qué son a punto de cruz? ¿Me rindo...?


viernes, 2 de noviembre de 2012

Autobombo II

El otro día me comentaba una amiga que le daba la sensación de que estaba muy poco "ilusionada" con la próxima y ya inminente publicación de mi libro sobre Esther, o que al menos, no se me había subido a la cabeza o que no me pasaba el día hablando de ello.

Sí que me hace ilusión. Muchísima, pero no creo que deba llevar una camiseta las 24 horas del día con "se publica mi libro" o ir en plan hiper super cansina. Ni siquiera aspiro a mis 15 minutos de fama.

En el fondo, y aunque no lo parezca, soy una persona muy celosa de mi intimidad. Cuento lo que quiero, y callo lo que no me da la gana contar. He contado aquí aspectos de mi vida bastante íntimos, cierto. A veces uno necesita desahogarse, y por otra parte, hay cosas que jamás contaré, y de lo que se puede contar... si lo saben muchas personas tal vez pueda evitar el chantaje emocional.

También es cierto que hasta hace poco podía escudarme bajo el anonimato de un nick, bajo el nombre de "Candela" y negarlo todo. Ahora ya se puede conectar un nombre con otro.

Y todo esto viene porque una se hace consciente de no ser anónima cuando ve su nombre en la portada de un libro. Cuando ve que el sueño de toda una vida -desde mi más tierna infancia- no ha sido nada difícil de conseguir, que la constancia y el aprendizaje diario dan su fruto al final. Pero también sucede que ahora mi nombre está ahí fuera, no solo en la portada de un libro, sino en la inmensidad de Internet, en la propia web de la editorial:

http://www.editoresdetebeos.com/catalogo/libros/vinetas/LosSecretosDeEsther/1

http://www.editoresdetebeos.com/autor.aspx?pdI=646

Y ya no solo el nombre, sino mi careto (en foto, debo decir, poco antes de coger una bartola por todo lo alto en una cena de trabajo, donde el tinto y el champán corrieron a la misma velocidad que viaja la luz...)

Y uno se da cuenta de que quien te quiera encontrar, ahora lo tiene mucho más fácil, para lo bueno y para lo malo, y que no es que tenga miles de fantasmas o esqueletos guardados al fondo del armario, simplemente no me apetece. 

Yo quiero seguir siendo Candela. Y disfrutar del libro con los amigos y con completos desconocidos y esperar y cruzar los dedos para que les guste y para que descubran cosas nuevas con mis palabras y con Esther. Pero sí, me da un poco de vergüenza verme ahí reflejada en la web...