domingo, 20 de enero de 2008

EL CASTILLO DE KNAPPOGUE



El poderoso clan MacNamara mando construir en 1467 este magnifico castillo, y hasta finales de 1815 siguio en las manos de dicha familia, y durante la guerra de la Independencia fue usado por las fuerzas revolucionarias.Knappogue fue reconstruido con escrupulosa minuciosidad y es posible que sea de los mejor amueblados en todo el pais. En el interior, forrado de paneles de madera cubiertos con lienzos, existen hermosas chimeneas isabelinas.El castillo se utiliza tambien para la celebracion de banquetes medievales con musica medieval y se alquilan estancias para conferencias, bodas y eventos varios, e incluso algunas de las estancias (las que no estan abiertas al publico, naturalmente), se han destinado a hotel.La historia del castillo, como todas las historias irlandesas, es rica en batallas, sangre y lucha. Durante la rebelion de 1641, el castillo fue ocupado por las tropas Cronwellianas, que lo confiscaron. Sin embargo, tras el regreso de la monarquia en 1660 se les devolvio a los MacNamara, que finalmente vendieron el castillo a los Scotts en 1800, y no fue hasta los siglos XVIII y XIX que se hicieron adicionales anexiones a la estructura original. sin embargo en 1920 fue totalmente abandonado hasta que Mark Edwin Andrews y su esposa Lavonne, de Texas, lo restaurarton en 1966, y en 1996 fue adquirido por Shannon Development para incorporarlo como bien cultural.
He de decir que cuando visite Kanppogue con unos amigos, tuvimos mayores sorpresas de las que esperabamos encontrar. A parte de disfrutar del maginifico mobiliario, los tapices y todo el ambiente medieval que entre sus rigidos muros de piedra se respira, como somos muy curiosos, nos dedicamos a abrir puertecillas de muebles, cajones y viejos arcones. En su interior hallamos una agnifica muestra de trajes medievales (disfraces, por supuesto), que sin duda son utilizados por camareros y musicos durante los banquetes medievales.
No pudimos encontrar ni una sola camara en toda la estancia en el cual nos encontrabamos, y nngun miembro de seguridad se hallaba presente en ninguna parte del castillo, por lo que nos dedicamos alegremente durante casi una media hora, aprovechando la absoluta ausencia de otros visitantes, a ponernos los vestidos apresuradamente para hacernos la foto de rigor. Los devolvimos a su lugar y abandonamos el castillo sin ser amonestados o descubiertos.

1 comentario:

M. J. Verdú dijo...

Tu blog está lleno de sabiduría, talento y belleza. ¿Eres tú la de la foto?
El reportaje es espectacular.