Cuando la luna luce rojiza, comienza a tramarse el aquelarre personal de la bruja privada que habita en nuestro ser. Nadie lo sabe, nadie lo ve. Pero está ahí, presente en nuestra esencia.
Como almas en pena, el grupo de escogidos, salpicados por el lamento de las olas y a la llama de una luna condenada a ahogarse en la oscuridad del mar, conjuran en silencio, expulsando demonios invisibles y llenando sus pobres interiores de una paz que solo durará hasta la nueva luna llena.
Luna anaranjada. Como los bidones de basura a la sombra de las duchas desiertas.
4 comentarios:
Entre mis conos de tráfico naranjas, tus cubos de basura naranjas y la luna naranja. Para mi que algo hay en el ambiente, hummmmmmmm....
Un estado de animo muy evocador y poético , estoy deseando leer tu libro.
No hay nada más hermoso que la playa de noche. Para mí es símbolo de un montón de sensaciones que me han estado acompañando a lo largo de mi vida. Y sí, bañarse de noche en el mar oscuro es un poco brujo, casi que puedes sentir la magia flotando contigo.
PD. Si es en alguna de las maravillosas playas gaditanas mejor que mejor, jejeje...
Muy naranja todo XDD
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