domingo, 4 de mayo de 2014

La depresión de Pirracas

Por hacer bien, a veces, acabamos acarreando un mal a terceros.

Hemos adoptado. Un lindo gatito llamado Pepper George MacKenzie, aunque él parece ignorar esto. El guiri lo llama de todo menos Pepper George MacKenzie y mi madre acabó llamándolo Pepe. Para el guiri es Taz (por el Diablo de Tasmania), Buddy o simplemente Cat. 

                

el problema está en que, como sabéis, Pirracas ha estado campando a sus anchas en esta nuestra su casa. Cuando quería y a la hora que quería, venía, se sentaba en el poyete exterior de la ventana de la cocina y -si no nos veía durante un rato por allí-, maullaba para hacernos saber que estaba esperando fuera. Lo dejábamos entrar y él hacía su siesta calentito y sin prisas. Cuando quería irse, se plantaba ante la puerta del patio y maullaba en su peculiar estilo (ya conocíamos el maullido "quiero pollo" el maullido "no me gusta la comida del lidl, vaya mierda", el maullido "déjame entrar" y el "déjame salir". Y así, lo mismo se echaba la siesta en mi oficina mientras yo trabajaba, o en algún escalón de la escalera o sobre su silla favorita en la cocina. Para nosotros era super cómodo: un gato que venía, se dejaba hacer carantoñas y que luego se marchaba a "hacer sus cositas" por ahí. 

                         

Pero al adoptar, su vida ha cambiado radicamente: a Pepper George McKenzie aún le faltan dos vacunas, por lo que no puede mezclarse con otros gatos de momento, y mucho menos con uno callejero que no sabemos qué enfermedad pueda tener (parece sano, pero puede llevar infecciones). Así que, por instrucciones específicas de la protectora que nos lo ha entregado, Pirracas no podía tener contacto alguno con Pepper. 
Además, también nos han dicho que Pepper no se lleva bien con ningún gato. Y desde luego, Pirracas no se relaciona con ninguno de la gatera que pulula por nuestros jardines y patios.
Verlo en el poyete mirándonos a nosotros y a la puerta, sin comprender por qué no le abríamos nos ha partido el corazón. Mucho más cuando con el paso de los días su mirada ha cambiado. Ha perdido el brillo y tiene la mirada triste. Y se le cae el pelo a puñados como pudimos comprobar ayer: dejamos a Pepper encerrado en la cocina y abrimos la puerta del patio para darle a Pirracas su latita de atún y que vea que no nos hemos olvidado de él, que las circunstancias nos obligan pero seguimos queriéndolo como al que más. Y al pasarle la mano Jay por el lomo, se le quedaron mechones de pelo a tutiplén pegados a la piel.
Pepper y Pirracas se han conocido a través del cristal de la ventana. Se han sostenido la mirada y no ha habido dientes ni sonidos gatunos de rechazo. Naturalmente, imagino que Pirracas le ve como el maldito impostor que ha ocupado su sitio en SU casa y en nuestros corazones, pero nada más lejos. De hecho, hemos llegado a plantearnos devolver a Pepper (lo tenemos en prueba durante dos semanas) para no destrozar el corazón de Pirracas, pero esto tampoco sería justo para Pepper, que ya ha pasado por dos casas de acogida y aquí parece totalmente feliz.
Ayer cogi a Pepper y lo sostuve en mis brazos mientras Pirracas comía fuera, manteniendo las distancias. Ni Pepper se puso nervioso ni Pirracas le hizo el menor caso, por lo que creemos que, una vez vacunado totalmente, podrán tolerarse y Pirracas podrá volver a entrar y salir con total normalidad.

               

Pepper tambiémn ha conocido al maléfico gato negro a través de la ventana de la escalera. Estaba él allí, tan contento contemplando a los otros gatos descansar sobre el tejado del baño, moviendo la colita como perrito feliz cuando el negro lo vio y saltó al poyete y le dedicó una mirada diabólica. Pepper respondió enseñándole los piños, encorvando el lomo y siseando amenazador. Y esto nunca se lo ha hecho a Pirracas.
En cuanto a Blindy, no se entera de nada y la historia no va con él. Cuando Blindy aparece en el muro, del que no baja porque al ser ciego no puede calcular distancias de salto, recibe su comida, le acariciamos como siempre y él sigue contento.

Hoy hemos metido a Pepper George en s transportín, lo he viciado con pequeñas galletitas gatunas que le encantan y me lo he llevado a mi oficina y hemos dejado entrar a Pirracas. Se ha puesto contento y ha hecho la croqueta y le hemos rascado el estómago como le gusta y le hemos dado cariñitos... pero no se quería ir y tenemos que tener cuidado también con el tiempo que está en casa. Hoy lo hemos dejado solo unos minutos, para que vea que no lo olvidamos, pero no puede quedarse durante horas durmiendo sus apoteósicas siestas, porque no puedo tener a Pepper encerrado durante horas y me niego a subirle su arena y la comida a mi cuarto y que me deje un regalito cuando menos me lo espere.

Eso sí, cuando duerme, Taz Pepper es un primor...

                                         

Y cuando se despierta, un diablillo con más energías de las que a veces tenemos el guiri y yo juntos.

                Photo: Hoy no se duerme. Welcome home, gato ninja

Así que, por la salud de Pirracas, esperamos que le pongan las dos puñeteras vacunas que le faltan cuanto antes y poder presentarlos en la cocina comiendo una rica latita de atún...

8 comentarios:

chema dijo...

pobre pirracas. espero que podáis ponerle pronto esas vacunas a pepper y que puedan convivir pacíficamente, que todo apunta a que así será.

Unknown dijo...

Oh, q historia! A ver si e pastan Pepe y el Pirri y salís ganando los 4

Dolors dijo...

Espero que al final se hagan amigos.

Geno dijo...

Seguro que acaban siendo grandes amigos

Ángeles dijo...

Pobre gatito! Y el gato volador que fuerte!
Por cierto Ruth, te contesto por aquí que creo que será más rápido, si estas en el salón del comic nos gustaría ir a saludarte el sábado por la tarde sii tu quieres .
El único problema es que mi padre se ha caído en casa (84 años) y aunque no le ha pasado nada grave tendre que estar pendiente del tema .
Ya nos dirás algo, si te apetece quedar nos lo dices, sin compromisos, no te preocupes.

Enrique dijo...

Ruth ya hemos copiado el número de teléfono y hemos borrado el comentario por sí las moscas. El sábado nos pasáremos por el salón entre las 5 y las 6 si te va bien.
Nos vemos

Ángeles dijo...

Hola Ruth, estuvimos llamándote pero no había cobertura o decía que el móvil no estaba operativo, dimos vueltas por sí te veíamos o reconocías a. Enrique pero nada, había muchísima gente.
En fin, a ver si la próxima vez tenemos más suerte, que me tienes que firmar tu libro :-)
Un beso.

anele dijo...

Pobre Pirracas!! espero que se lleven bien cuando puedan relacionarse y vean que hay espacio para ambos