martes, 15 de marzo de 2016

Revisitando Amsterdam

Por mi cumpleaños el guiri me regaló un viaje a donde quisiera. Yo deseaba ir a varios sitios pero finalmente decidimos ir a Amsterdam, que aunque yo ya había estado en Octubre, había viajado sola (o acompañada conmigo, que no necesito a nadie para viajar). Y estas vacaciones allí las he sentido más como unas vacaciones para él que un regalo para mí -que agradezco igualmente, no nos confundamos-, pero he estado haciendo de cicerone en una ciudad que es fácil de conocer a fondo en varios días y más a fuerza de gastar chancla, que los trams te dejan en cualquier sitio es un lugar bien comunicado, pero... me gusta romper suelas, vaya. Aunque al llegar la tarde tenga los pies como dos ascuas...

El primer día llegamos bien temprano (10am) tras dormir solo unas 3-4 horas. Dejamos las cosas en el hotel, en Amstel frente al Opera House y nos fuimos a comer algo a la Plaza de Rembrandt.


El guiri quedó bien impresionado y afortunadamente un viernes y antes de las 12 am no había mucha gente revoloteando alrededor de las esculturas para hacerse fotos, por lo que tras esperar a una pesada que se hizo fotos (por triplicado) en cada una de las esculturas (le faltó subirse a la de Rembrandt), pudimos por fin -yo tenía fotos de mi anterior visita llenas de gente extraña-, sacar una foto del conjunto sin un alma alrededor.

Tras comer nos marchamos al Begijnhof. En 1150 un grupo de mujeres se juntaron para vivir en una comunidad religiosa para cuidar a los enfermos y educar a los pobres. No eran ni monjas ni vivían en reclusión o tras las paredes de un convento ni hicieron votos de por vida, pero tenían como norma ser mujeres solteras, con voto de castidad y prometieron obediencia al cura de la parroquia. Como no tenían que hacer voto de pobreza, podían hacer lo que querían con sus cosas. Y como estos votos no eran de por vida, podían abandonar la comunidad en cualquier momento, para casarse, por ejemplo. A esta comunidad se la conocía como Begijntjes, un nombre amasado en 1346. 
A cambio de estos votos y de cuidar y educar a enfermos y pobres, recibían alquiler de manera gratuita, y aunque nada sobrevive hoy en día de las casas originales, el lugar aún es un oasis de recogimiento y paz en medio de la urbe. El número 34, sin embargo, es la casa más antigua en Amsterdam. Y al fondo, en un muro, hay una colección de placas con temas bíblicos.Dentro de esta comunidad de casas dispuestas alrededor de un jardín, hay también una iglesia, la Engelse Kerk, construida alrededor de 1419.






Dando un paseo y parando a tomar una cerveza junto a uno de los canales, nos adentramos en el Museum Quarter. Teníamos tickets para el Museo de van Gogh a las 3 pm. Desencanto total.

Yo ya lo había visitado en Octubre, mientras se celebraba también una exposición de Munch. Ver los Girasoles, el Dormitorio, un par de versiones de Starry Night casi me produjo un orgasmo artístico. Poco sabía yo que algunas de estas incomparables obras pertenecían a una muestra itinerante.

Los Girasoles se encuentra ahora mismo en restauración. Y las demás no estaban, solo algunas obras bien reconocidas y algunas menos populares, una selección de sus autoretratos, obras de algunos de sus sus contemporáneos inspiradas en él, y una exposición temporal llamada Easy Virtue, que simple y llanamente es una mirada a la prostitución y las prostitutas retratadas por autores de la talla de Bernard, Toulouse Lautrec, el mismo van Gogh, Picasso y otros autores. Y una colección de fotos de finales del XIX y principios del XX de pura pornografía (hay cosas que no cambian). A mí me gustó esta exhibición pero el guiri no traga las pinturas de Lautrec y no le gustó nada. Como tampoco le hizo tilín (por haber yo despertado tanta expectación con la muestra de Octubre) el resto del museo, la experiencia no fue muy memorable. Yo me compré -para variar- el libro de la exposición temporal y un abanico (en mi anterior visita ya había comprado otro, que puede verse en mi post anterior)




Para resumir, en lso siguientes días visitamos diferentes partes de la ciudad, de día y de noche, nos tomamos unas buenas cervezas, hemos comido bien, barato y caro ya que l primera noche nos dimos un homenaje de unos buenos filetes en un restaurante Argentino que ya había visitado en mi anterior visita. 
Volví al Rijksmuseum, este sí impresionó al guiri gratamente y a pesar de volver a saltarme la sala de Asia -esta vez por estar en obras- y algunas salas que están cerradas por mantenimiento, sí que visité un par de estancias que había dejado por ver en mi anterior visita. 

Visitamos el Koninklijk Paleis en Dam Square, aún utilizado en ocasiones por la familia real, cuya construcción comenzó en 1648 tras la Guerra de los 80 Años contra España. Además de un montón de estancias y habitaciones típicas de cualqueir palacio (el guiri dice que vista una, vistas todas), con sus cortinones, sus camas con dosel y sus lámparas impresionantes, lo mejorcito es la sala principal (Burgerzaal) de suelos de mármol y presididas por un imponente Atlas.



Ni qué decir tiene que compré una pequeña guía sobre el palacio.



Al guiri no le interesaba ver la casa de Rembrandt -me interesan sus pinturas, no cómo tenía dispuestas las habitaciones, me dijo-, nos tomamos una cerveza enfrente y yo fui a la tienda a comprar la guía de la casa y un libro de Rembrandt ya que la otra vez -no sé por qué- no lo hice.


Y como conocéis mi pasión por Anne Frank, ya os podéis imaginar que no iba a pasar la oportunidad de volver a visitar su casa/museo. Esta vez me atreví a fotografiar sibilinamente algo más que las escaleras de acceso al anexo e hice una foto de la estantería que conducía al ático secreto.


En mi visita anterior había comprado un libro sobre la casa y algunas postales. Esta vez me compré dos tebeos sobre historias de judíos huyendo y ocultándose de los nazis, una réplica del diario de Anne (para escribir) y una maqueta del edificio.




Paseos en barca, compra en una pet shop buenísima llamada 4 Cats (esto merece otro post), y mucho pateo arriba y abajo en unos días que han dado bastante de sí, pero yo ya estaba deseando casi volver a casa y a la rutina. Aún me quedan días de vacaciones, San Patricio incluido, para disfrutar de unos días de asueto antes de regresar al currele el lunes que viene. 

Espero no haberos aburrido demasiado.



2 comentarios:

chema dijo...

amsterdam es una ciudad llena de cosas interesantes. ahora podrás disfrutar de los libros que te has comprado sobre rembrandt y anna frank durante los días de vacaciones que te quedan. ya vi la foto de la falsa estantería, hiciste bien, así la tienes de recuerdo de tu segunda visita a la casa.

Geno dijo...

Fantástico paseíto por Amsterdam me acabo de dar, espero hacerlo en persona algún día jejeje